La artista argentina, afincada en Francia, Marjolaine Degremont, expone, hoy, maquetas arquitectónicas que se descubren, casi por casualidad -son casi invisibles-, en el extenso parque de esculturas de La Friche de l´ Escalette, cabe la ciudad de Marsella (Francia).
Son pequeñas construcciones de madera, cabañas, como las denomina la artista, atrapadas en las ramas de los árboles, o suspendidas de éstas. Forman parte de los árboles, como si fueran frutos.
Mas, las cabañas son frágiles. Cuelgan, mas que se apoyan, como farolillos. Están cerca del cielo, y son inaccesibles. Son moradas soñadas, inhabitables, salvo por seres desencarnados. Las ramas están secas. En cualquier momento pueden quebrarse, acarreando la caída de estos pequeños refugios.
Pintadas de blanco, parecen desmaterializadas, como figuras puras, incontaminadas, ideales -aunque el color blanco es ambivalente: denota el rechazo del mundo material.
Juguetes también son. De hecho, construirse o soñar en construirse una cabaña en un árbol para refugiarse en ella, es un deseo infantil que la artista plasma y ofrece, lejos de la tierra, del duro suelo. Son construcciones elevadas, que permiten pensar en abandonar el mundo, como un eremita.
Véanse, por ejemplo, estos enlaces:
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