La comedia, la sátira, más bien, cuenta las aventuras y desventuras de dos jóvenes burguesas que aspiran a ser consideradas aristócratas y no “vulgares” plebeyas, confundidas con el vulgo. El primer signo de nobleza, argumentan, se halla en el lenguaje, en la manera de hablar. Y, así, no soportan el hablar franco y llano, que no denota, sostienen, altura de miras, propia de quienes frecuentan la exclusiva corte versallesca.
Cuando Marotte, la sirvienta, anuncia la llegada de dos supuestos admiradores aristócratas de sus dueñas :
“Ahí está un lacayo que pregunta si estáis en casa; dice que su amo desea venir a veros”,
éstas, escandalizadas por la simpleza de Marotte, le recriminan que no se hubiera expresado así:
“Aprended, necia, a expresaros con menos vulgaridad; decir: “ahí está un imprescindible que pregunta si os encontráis en adecuación decir estar visibles””…..
Pronto tendrá lugar un congreso mundial de arquitectura en Barcelona, centrado, al parecer, en los problemas que afronta la construcción hoy en día, y en las posibles soluciones que el proyecto y su puesta en obra pueden aportan para suavizar el daño que los fenómenos naturales y la acción humana causan al entorno y a las comunidades.
Dicho así, suena una simpleza.
Es mejor anunciarlo de este modo:
a tono con las características de un nuevo parque en Barcelona a punto de inaugurarse:
La arquitectura es fascinante porque nos evita que nos tomen por unos malhablados incultos, que nos rebajemos . A ver, sino….