“ Parece que estés inquieto, hijo mío y que te domina la agitación como si temieras algo: recobra la alegría, la agradable fiesta ya terminó. Nuestros actores, como antes te dije, eran espíritus y se han transformado en aire dentro del aire sutil. Como se desvaneció esta fantástica visión, falta de base real, así las soberbias torres, los suntuosos palacios, los solemnes templos y la misma intensidad del globo con cuanto existe, se disolverá sin dejar el más leve residuo. Nosotros somos la estofa de que se fabrican los sueños, y nuestra corta vida se redondea con un sueño.”
“You do look, my son, in a moved sort,
As if you were dismayed. Be cheerful, sir.
Our revels now are ended. These our actors,
As I foretold you, were all spirits and
Are melted into air, into thin air;
And like the baseless fabric of this vision,
The cloud-capped towers, the gorgeous palaces,
The solemn temples, the great globe itself,
Yea, all which it inherit, shall dissolve,
And, like this insubstantial pageant faded,
Leave not a rack behind. We are such stuff
As dreams are made on, and our little life
Is rounded with a sleep.”
(William Shakespeare: The tempest -La tempestad-, IV, 1).
La tempestad fue compuesta probablemente en 1610.
Esta fragmento recuerda otros célebres fragmentos de obras como La vida es sueño (III, 19), de Calderón de la Barca:
“ Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar (…)
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.”,
o Macbeth (V, 5), de propio Shakespeare:
“La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a ser oído: es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que nada significa.”
“Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stageAnd then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.”
lúcidas consideraciones que, en último término, remiten al poeta griego Píndaro: Pítica, VIII -s. VI aC:
“Mas, ¡ay!, si en un instante
nuestro carro triunfal eleva al cielo,
en otro la inconstante
suerte lo rompe y lo derriba al suelo.
El hombre es flor de un día:
¿Qué soy? ¿O qué no soy? ¿Quién me diría?
Sombras somos: ¿qué digo?
De sombra fugitiva sueño vano”
y al Antiguo Testamento (Eclesiastés, 1, 2-11, cuya autoría la leyenda atribuye al rey Salomón en el s. IX -un personaje imaginario, sin embargo-, pero que fue probablemente escrito en el s. III aC):
“Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después”.
Shakespeare y Calderón conocían al dedillo a los clásicos, fueran griegos o hebreos, y por eso pudieron pensar y escribir como lo hicieron, -aunque no podías conocer aún el babilónico Poema de Gilgamesh (III, 4) (III milenio aC), aún no desenterrado, la fuente del pensamiento oriental y occidental :
“Los humanos tienen contados sus días,
Todo cuanto hacen se lo lleva el viento”
Las soberbias torres somos nosotros.
(Torres más altas se han visto caer)






























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