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miércoles, 19 de marzo de 2025

Incertidumbre

 Incertidumbre: una palabra o un concepto que se conjuga hoy en múltiples ocasiones y contextos. Esta palabra ha llegado incluso a la arquitectura, un arte, en principio, que requiere fundamentos y cimientos, y se erigir como un emblema de solidez y permanencia.

Mas, ¿qué implica este palabra, qué imágenes desvela?

Cierto -certus, en latín- es un adjetivo con tres significados relacionados. Certus significa resuelto, decidido. Se refiere a la actitud de quien sabe lo que tiene que hacer y toma su destino en mano. Nada le apartará de lo que está convencido es su misión. Esta confianza en uno mismo podría bordear la obcecación, una actitud lejos de la amplitud de miras necesaria para abordar un trabajo que requiere concentración y discernimiento. Pero certus también implica estar seguro de lo que uno dice y hace. Y, además, todo lo que se emprende debe ser preciso: precisión de los gestos y los términos, libres de añadidos innecesarios que emborronan lo que se persigue. La franqueza, y la claridad, la clarividencia igualmente son requisitos imprescindibles para lograr los propósitos que uno quiere alcanzar, estando seguro, confiado en lograrlo.

Certus se relaciona con el verbo latino cernere (de ahí, discernir). Este verbo significa separar, cribar y tamizar. Designa la acción que permite separar el grano de la paja (en sentido directo y metafórico: abandonar lo que emborrona para dejar solo lo que brilla, lo puro y limpio). Cernere designa pues la acción de conocer y reconocer tanto sensiblemente, de un golpe de vista certero, como inteligentemente, tras mesurada, meditada reflexión. En cualquier caso, se trata de una acción que persigue la claridad; busca echar luz sobre un problema necesariamente oscuro, que impide englobar con la vista las soluciones a un misterio.

Esta capacidad de hallar un camino en medio de la maleza proviene de un término griego anterior: el verbo krinein, que ha dado las palabras crisis y crítica. La incertidumbre se asocia a la crisis: periodos durante los cuales se tambalean los postulados fundados y se nublan las vistas. Pero crisis, en griego, designa no una situación sino una actitud: la de quien se enfrenta a un problema y lo estudia, delimitando su alcance: criticar es separar; realizar un corte para extraer un problema a fin de analizarlo sin el ruido circundante. Es así como, pudiendo centrarse el crítico en lo que persigue, logra entender, descifrar y resolver el problema. 

La incertidumbre es lo opuesto de la certeza. Ésta se asocia a la claridad y a la delimitación, a la caracterización, que permite proceder de manera segura. La incertidumbre pone en crisis la seguridad que acarrea la certeza.

 Pero la propia incertidumbre conlleva la propia resolución del problema, porque invita a un esfuerzo de concentración, de contención y de reflexión para poder lograr ver en medio de la oscuridad. La certeza, por el contrario, conlleva cierto abandono. Uno se confía. Y acaba errando.

La incertidumbre es el motor de la investigación. Porque no se ve se busca como ver. Como los límites se desdibujan, se tantean aproximaciones hasta dar con un bus que lleva a una solución, a una resolución. Con certezas no se avanza. El apoltronamiento y el desinterés son fruto de un exceso de confianza. La certeza impide pensar

Bienvenido el replanteo al que obligan los tiempos inciertos. La vida es andar a tientas. La luz a menudo ciega.

lunes, 27 de junio de 2022

NAO ALBET (1990) & MARCEL BORRÁS (1989): FALSESTUFF (2018, 2023)









 


Falsestuff, escrita, dirigida en interpretada, con un numeroso electo internacional de actores, performers y bailarines, por Nao Albet y Marcel Borrás, de tres horas y media de duración, es un musical estrenado en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC), de Barcelona, en julio de 2018, en el marco del Festival Grec (festival de teatro y música de verano que se celebra cada año).
Pese a las dificultades el coste del traslado, tras los éxitos de crítica y público de dos obras anteriores de estos autores en Madrid, el CDN ha decidido incorporar Falsestuff en la programación del curso 2022-2023, y se estrenará en el próximo mes de mayo.
La obra presentará alguna variación con respecto a la primera versión, quizá algo más breve y con algún cambio en los intérpretes.

Sinopsis

André Fêikiêvich es un falsificador de arte empeñado en captar a la perfección la esencia de las obras que falsifica. Esta sublime capacidad se convertirá progresivamente en una obsesión que le llevará a explorar hasta límites insospechables su práctica. Los actos fraudulentos de André, despertarán la furia de Boris Kaczynski, un reconocido y peligroso connoisseur de arte, que en el intento de atraparlo se dará cuenta que las pistas que sigue han sido falsificadas hasta el punto que le resultará imposible distinguir realidad y falsedad.   

Nota de los autores y directores

La semilla de este espectáculo surgió durante una temporada en la que no parábamos de ver en los escenarios teatrales las mismas ideas repetidas, como si las creadoras y los creadores se hubieran puesto de acuerdo vía grupo de whatsapp. Castillos hinchables tipo feria, recreaciones de La lección de anatomía de Rembrandt o cabezudos al estilo fiestas de pueblo. ¿Por qué ocurría todo aquello? La posibilidad de que detrás de dichas repeticiones hubiera un complot pergeñado entre los artistas para reírse de nosotros (incultos espectadores) nos satisfacía mucho más que la triste realidad.

¿Y si la aparición repetitiva de esos cabezudos lo único que hacía era vaticinar el fin del arte tal y como lo conocíamos?

Giordano Bruno primero y, posteriormente, Immanuel Kant instauraron el concepto del genio tal y como lo conocemos hoy: una facultad humana sacralizada que permite distinguir entre artistas con un esforzado talento y creadores innatos, geniales; un creador que gracias a un don natural es capaz de generar belleza sorprendente de forma propia y original. Ambos filósofos subrayaban la idea que era solamente el genio quien podía producir la experiencia profunda del arte y anteponían la figura de éste a la del artesano, un trabajador incansable que gracias a la técnica podía reproducir, solo reproducir, las hazañas del genio.

Pero parece que la hiperconectividad global y la sobreproducción artística de nuestro presente se han encargado de decapitar definitivamente a las musas, aquellas divinidades clásicas, hijas de la diosa de la Memoria, portadoras de la inspiración.

Llegados a este punto, es muy probable que el único camino que podamos andar sea el de la copia sin complejos de todo aquello que nos gusta y emociona, de forma descarada, renunciando al sueño de una originalidad ya extinguida.

Como cuando tenías catorce años, no te sabías el maldito temario y tenías que alargar el cuello para copiar el examen del chaval de tu derecha, nuestra propuesta consiste en reproducir el exitoso montaje  de la temporada 20/21: El Bar que se tragó a todos los españoles.

No, es broma. ¿Cómo coño vamos a falsificar una obra de teatro? Esto solo podría hacerlo el mismísimo André Fêikiêvich.

Nao Albet y Marcel Borràs


Agradecimientos a Lucas Dutra