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domingo, 19 de octubre de 2025

La ruina -o el pabellón alemán en Barcelona

Sebastiano Ittar: planta de las ruinas del templo de Zeus en Nemea, 1803, encargada por Lord Elgin, publicada en Elgin Drawings, vol.2. Londres, Museo Británico 




Ludwig Mies van der Rohe: planta del pabellón alemán, Exposición Internacional de Barcelona, 1929


Los tramos de muros inconexos, como guiones sin palabras, ¿una romántica evocación de una ruina? 

La ruina ¿modelo de arquitectura? Inútil, sin poder ser habitada, tan solo contemplada o soñada. Dejada en los huesos, liberada de lo superfluo -que ponen la obra en contacto con el ser humano, que la humanizan. Una obra de arte, que se puede recorrer, pero en la que no se puede asentar. 

Que la construcción de esta romántica ruina en Barcelona, tan visitada y admirada, fuera financiada por el industrial alemán Georg von Schnitzler, inventor, promotor y vendedor del gas Zyklon B. con el que se gaseara a los prisioneros en los campos de exterminio nazi diez años más tarde -menos es más, que aquí adquiera su verdadera desoladora,  espeluznante dimensión: apenas un poco de gas sobre una multitud-, echa un gélida luz sobre semejante escenografía. Una evocación de una ruina, una construcción fragmentada, por un criminal -que no se limitó a recortar paredes .
 


Agradecimientos a la arquitecta y escritora Inés Vidal por echar luz dónde la oscuridad impenetrable 

sábado, 11 de octubre de 2025

LÁSZLÓ MOHOLY-NAGY (1895-1946): THE NEW ARCHITECTURE OF THE LONDON ZOO (LA NUEVA ARQUITECTURA DEL ZOO DE LONDRES, 1936)


 
Se muestra un fragmento del cortometraje documental, que se puede ver entero, gratuita y legalmente desde el Reino Unido o si no se tiene un VPN en:

Watch New Architecture at the London Zoo online - BFI Player https://player.bfi.org.uk/free/film/watch-new-architecture-at-the-london-zoo-1937-online


À la arquitectura moderna le sientan bien las jirafas 

miércoles, 1 de octubre de 2025

Barcelonazi

 





Desde 2019, el monasterio de Montserrat alberga una colección de una veintena medallas personales por el arquitecto Xavier Busquets Sindeu (1917-1990). Entre éstas se encuentra una conmemoración de la legión Cóndor.

Dicha legión, compuesta por tanques y aviones caza, fue una creación del gobierno alemán de Adolf Hitler para ayudar a los sublevados del General Franco en contra del gobierno legal de la Segunda República. Dicha temible  legión contaba con soldados alemanes y españoles.

El condecorado con dicha medalla era el arquitecto que poco tiempo después del fin de la Segunda Mundial proyectó y construyó uno de los ejemplos emblemáticos de la arquitectura moderna en Barcelona: el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña.

El edificio fue restaurado recientemente. Con motivo de la limpieza del friso de Pablo Picasso grabado en placas de hormigón que recorren el remate del cuerpo más bajo del edificio, se estudió la documentación del proyecto y del autor del edificio. Su adscripción al ideario de la Alemania hitleriana era un secreto a voces, pero no se voceó. Si a Dalí se le rechazó durante años por sus afirmadas simpatías por la dictadura española, ¿qué habría ocurrido a la sede del colegio de arquitectos si el pasado de su autor se divulgara? 

Dicho arquitecto llevó a cabo un gran edificio moderno, enlutado por un oscuro muro cortina, en la avenida Diagonal. Se trataba de un edificio de nueva planta que reemplazó a una villa neoclásica, la Villa Perelada Palla, construida por el arquitecto Sagnier durante la primera guerra mundial.

A finales de la guerra civil española el edificio fue adquirido por el gobierno hitleriano para convertirlo en la sede del instituto alemán, dedicado a promover una cierta visión de la historia. 

El arquitecto que llevó a cabo la obra que reemplazó a la villa no podía haber sido escogido de manera más oportuna.


jueves, 28 de agosto de 2025

JULIO MARÍA FOSSAS (1868-1945): CIUDAD DE LOS PERIODISTAS (BARCELONA, 1917-1921)













Fotos: Tocho, agosto de 2025


La Ciudad de los Periodistas fue -y es- el anverso, la cara lavada del barrio de chabolas de Can Baró, comentado en la “entrada” anterior.
Ambas, cara y cruz, reflejan bien cómo se urbanizó la parte alta de la ciudad de Barcelona, ubicada en las siete colinas que pautan las estribaciones de la Sierra de Collserola y, en este caso, el monte Carmelo.

Mientras las mansiones de la Ciudad de los Periodistas, rodeadas de jardines, en amplias parcelas bien defendidas por altos muros, se ubicaron en la parte baja de las laderas del monte Carmelo, fácilmente accesibles, constituyendo una ciudad-jardín, dispuesta en demi-círculo rodeando la base del monte, el barrio de chabolas del padre Alegre se emplazaró en la parte superior del monte, inaccesible, con fuertes pendientes y ninguna planificación: la ciudad-descampado.

La construcción de la ciudad de los periodistas, a cargo del arquitecto del gremio, sucedió a numerosas irregularidades. El proyecto logró acogerse a la reciente ley de las casas baratas que promovía construcciones económicas, con ayudas del estado, para las clases más desfavorecidas. Gracias a la complicidad del político millonario de derechas Cambó y del populista Lerroux, se levantaron mansiones de varias plantas a precios económicos, algunas ocupadas por directores de periódicos, y otras por personas ajenas a la profesión, en solares adquiridos al alcalde de la ciudad, de la familia del banquero Manuel Girona. 

Se ha mantenido una parte de estas villas, cerca de la plaza Sanllehy, donde la carretera del Carmelo inicia el laborioso ascenso que conduce al parque Güell, ubicado en una de las laderas del monte Carmelo, que la familia Güell adquirió a la familia Turull, una de las más ricas de España en el siglo XIX. 
Constituyen uno de los mejores ejemplos de ciudad-jardín en España, surcada por calles que culebrean por la ladera del monte, bien mantenidas, con sus luces y sombras originarias.

Agradecimientos a Xavier Justes, que nos comunicó la existencia y la historia de este conjunto, y a Joan Roig, por las numerosas indicaciones y reflexiones. Los errores son solo imputables al blog.




miércoles, 27 de agosto de 2025

Cristo en el monte Carmelo: FRANCESC FONOLLÁ JOVER (1948-2017): CASAS VERDES (Barcelona, 1976)



Barrio del padre Alegre o de Can Baró




















Fotos: Tocho, agosto de 2025: el barrio de Can Baró, hoy


Las devastadoras inundaciones de 1962 anegaron el barrio de chabolas del Somorrostro, en la playa de la Barceloneta (Barcelona).

Los supervivientes huyeron a la colina del monte Carmelo y se instalaron en el barrio de barracas del padre Alegre (un sacerdote que fundó el cercano hospicio religioso del Cottolengo para huérfanos). Se le conocía también como el barrio de las chabolas de Can Baró (un nombre nobiliario, de una familia aristocrática, que se remonta a la alta Edad Media, quizá hasta finales del imperio romano, en el siglo V, muy alejado de lo que se convirtió la propiedad). 

El barrio se extendía por las laderas más empinadas y rocosas del monte por el que zigzagueaba el camino -hoy carretera- del Carmelo, bajo una curva en horquilla, seguramente la más cerrada de todas las calles de pronunciada pendiente, vetadas al tráfico, de la ciudad. Este barrio, sin ningún servicio, ni calles accesibles, atravesadas por alcantarillas a cielo abierto, se extendía, en zonas por laderas imposibles, hasta el vertiginoso precipicio de una cantera -hoy un aparcamiento, cerca del cual se extiende  una pasarela colgante -el puente de madera, peatonal, de Muhlberg, no apto para personas con vértigo-, que sortea una abrupta falla en la ladera, un corte vertical intransitable. Las barracas, colgadas del vacío, con cubiertas de Uralita, se apoyaban unas sobre otras, como en unas terrazas inexistentes. 

El barrio fue sustituido en la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado por un conjunto de altos bloques, construidos en lo alto de una pendiente tal que calle alguna ha podido trazarse, y que solo se recorre por escaleras de vértigo y rampas en zigzag. Los bloques de protección oficial, con pisos duplex, se dispusieron alrededor de dos plazas de irregular perfil, unidas por rampas y escaleras. 

La plaza más recoleta, a un lado, está presidida, a petición de los habitantes, por una talla de un Pantocrator, de pie, con una mano apuntando al cielo en un gesto de bendición. La talla, hoy en una urna, se dispuso sobre una peana apoyada en un promontorio rocoso que sobresale del enlosado: un eco de lo que fue el barrio, y un recuerdo del bíblico monte Carmelo, donde acontecerá el final de los tiempos. 

Las casas, que los vecinos quisieron que se pintaran de verde, y las plazas, maltrechas y descuidadas, se están rehabilitando al fin. Las obras no han concluido. 

Son un singular ejemplo de encuentro entre un pueblo -alrededor de una plazoleta presidida por una figura sagrada- del que el tráfico está excluido -la orografía, por otra parte, imposibilita su paso- y una urbe, ejemplificada por torres de pisos.


Agradecimientos a Xavier Justes, vecino cercano, por la información sobre este conjunto y su historia. Los errores o imprecisiones son solo importables al blog.


 

sábado, 16 de agosto de 2025

GERALD SCARFE (1936): WELCOME TO THE MACHINE (1977) & EMPTY SPACES (1982)



 

Gerald Scarfe es un satirista británico que realizó el dibujo animado cuya proyección en una gran pantalla en un escenario acompañaba la interpretación de la canción Welcome to the Machine durante la gira mundial que el grupo Pink Floyd emprendió para presentar el disco Wish You Were Here, uno de los más vendidos de la historia, editado hace exactamente medio siglo (1975) .
Repitió la iconografía y la lectura de la arquitectura moderna en otro cortometraje de animación, titulado Empty Spaces (Tierras baldías), incluido en la película The Wall, de 1982, basada en el disco doble del mismo título que Pink Floyd editó en 1979. 

Ls siniestra evocación de los polígonos de torres de pisos no ha perdido actualidad cincuenta años más tarde.


A R.A quien estudia las tierras baldías propias a las ciudades modernas 

 

martes, 29 de julio de 2025

Subir los colores (al Centro Pompidou, París)






François Morelet







                                      Jean Dewasne 






                                Fernand Léger 





           Rogers & Piano: Centro George Pompidou


El Museo Nacional de Arte Moderno. Centro Pompidou, varado en pleno centro de París, cumple cincuenta años. Tras dos previas intervenciones para reorganizar el interior y restaurar las escalera mecánica cubierta que asciende por la fachada pautada por tubos y conductos metálicos, el edificio ha cerrado por vez primera. La rehabilitación del edificio durará cinco años. Éste debe ser prácticamente reconstruido. La corrosión ha hecho de las suyas, así como el desgaste debido a un número de visitantes muy superior al previsto. De algún modo, el museo ha muerto de éxito.

El estudio del proyecto original, de los arquitectos, entonces socios, Richard Rogers y Enzo Piano, revela algunos detalles curiosos.

El museo destaca por la exposición de las instalaciones que acaban configurando el volumen del edificio: una endiablada composición de tuberías de distintos diámetros, verticales y horizontales, que constituyen la estructura, el cableado, y los conductos de agua, electricidad, ventilación, etc. 

Un precedente y un equivalente a lo que aconteció  en el campo de la alta costura, diez años más tarde, a cargo de Jean Paul Gaultier, cuando la ropa interior -corsés, sostenes, fajas, ligas- pasó al exterior. 

El despliegue de ferretería llamó la atención no solo por su presencia tan visible, y por su extensión, sino por los colores de los tubos, rojos, azules, amarillos…,

Se pensó que los arquitectos guiñaban el ojo a las obras de Le Corbusier .

Sin embargo, el proyecto inicial consistía en un laberinto o trenzado de tubos y conductos blancos.

El proyecto resultaba de una decisión presidencial. El presidente francés George Pompidou, amante del arte moderno, consideraba que París empalidecía ante Nueva York. Su museo de arte moderno, pese a sus riquezas -un museo que todavía existe-, le parecía pobre y discreto. París necesitaba de un golpe de efecto.

El edificio cumplía solo en parte con el deseo presidencial. George Pompidou sugirió que el metal se pintara con los colores de un cuadro de George Braque, que representa una estructura metálica, signo de modernidad. Mas, los colores del cuatro eran apagados, oscuros. Aplicados a la estructura, entristecían la obra.

Fueron los artistas  franceses, François Morelet, conocido por sus pinturas abstractas de fuertes colores vibrantes aplicados en medianeras y fachadas, junto con, al parecer, Jean Dewasne, célebre por sus murales abstractos y coloreados con tonos vivos, en los que se distinguen formas tubulares  -que evocan el dibujo animado Yellow Submarine, el cual también inspiró a Rogers y Piano-, aplicados en espacios públicos, y monumentos como la Grande Arche parisina, construida, a petición del presidente francés Mitterrand, en los años ochenta, quienes, seguramente convocados por el presidente francés, coleccionista también de arte moderno abstracto y cinético, lograron caracterizar y personalizar el Centro Pompidou, convertido en un imprevisto trenzado de colores. 

La importante intervención de ambos pintores, casi la co-autoría, no ha sido, hasta hoy, plenamente reconocida. Una prueba más de la necesidad de las bellas artes en una carrera como la arquitectura que en España solo guiña el ojo a la ingeniería.