“De l’extractivisme al compost.
Agradecimiento a C.G. por su consejo
Agradecimiento a C.G. por su consejo
“una visión transformadora de la colección con lecturas historiográficas, alternativas y polifónicas”
“Desarrollo de proyectos que refuerzan el contexto en el que se implementan, promoviendo valores como la preservación de epistemologías a través del patrimonio material e inmaterial, la construcción de conocimiento crítico, un sólido trasfondo teórico y un interés por establecer relaciones sostenibles y dinámicas transescalares”
Si, dinámicas transescalares….
Valoración de un jurado de un concurso para escoger la nueva dirección de un museo de arte moderno español.
Los críticos gastronómicos, los catadores de vino, los teóricos de la arquitectura contemporánea y los filósofos deconstructivistas van a tener que pisar el acelerador para superar el redactado de un texto tan meridianamente claro….
No querrán que se echan a perder las epistemologías ….
Cuando Marcel Duchamp creó su obra Boîte-à-valise, consistente en una caja de madera con pequeñas reproducciones a escala de sus obras, diluyó, por un lado, la diferencia “ontológica” o esencial entre la obra de arte “mayor” y la obra decorativa o útil, y por otro, la que existe entre el arte sacro y el arte profano.
Las obras de arte son estáticas. Organizan y dominan el espacio. Las estatuas, de pie, hieráticas, petrificadas, se nos imponen desde las alturas, al igual que las figuras en lo alto de los frescos y desde los cuadros que cuelgan en las estancias.
Las obras útiles y decorativas, por el contrario, incluso los muebles, son, como la palabra mueble indica, son mudables, móviles. Nos acompañan en nuestros desplazamientos. Los transportamos, los guardamos, los apartamos o los ponemos en evidencia. Están cerca de nosotros. Al contrario que las obras de arte, distantes, y que nos mantienen a distancia, las obras menores están al alcance de la mano, se dejen coger, existen para prolongar y mejorar nuestros gestos. No están ligadas a ninguna lugar. Son de todos los lugares. Objetos libres.
Por el contrario, el arte sacro, guardado en sagrarios, se compone de objetos al servicio del ritual. Permanecen ocultos la mayor parte del tiempo, cercanos y sin embargo inalcanzables, nos acompañan pero solo se descubren en determinadas ocasiones. El resto del tiempo, profano, no están a la vista. Son amuletos que deben ser manejados con cuidado, no porque sean frágiles, sino porque lo somos y no podemos estar en contacto impunemente, sin los debidos cuidados, con ellos. La maleta sacraliza las imágenes que contiene al mismo tiempo que les extrae la pesada seriedad que los lastra. Humor y admiración: dos sentimientos o sensaciones que suscitan los objetos rituales, fuertes y frágiles, conjuntamente.
El cortometraje de animación del pintor y cineasta alemán Hans Richter, emigrado a los Estados Unidos, cuando el poder hitleriano, es un canto a la libertad de los objetos. Se mueven libremente o esto nos lo parece. Los fantasmas, los espectros, invisibles, podrían estar utilizándolos -el cine es el arte fantasmagórico por excelencia: permite que los fantasmas cobren vida y se hagan visibles: incorpóreos, intangibles, sin luces y sombras inaprensibles y, sin embargo, se perciben a simple vista, siempre desde cierta distancia. En este cortometraje, sin embargo, Richter mantiene su misterio. Están ante nosotros, es “evidente” que se desplazan, pero no se ven, aunque a su paso, los objetos se alcen y se muevan-.
Los objetos, escapan a nuestro control. No se dejen atrapar. Se burlan de nosotros o juegan con nosotros. Son como un premio inalcanzable, juguetón, burlón, que pone en evidencia nuestras limitaciones y nuestras necesidades. Sin ellos no somos nada. Complican, enriquecen, ponen en jaque, y dotan de vida nuestra vida. Tienen vida propia y aceptan entrar en contacto con nosotros sin perder su independencia. Su vida es misteriosa. Entes vivientes, con una vida distinta de nosotros, nos guíen y nos llevan por donde quieren, mientras tratamos vanamente de alcanzarlos. Hermosos, vitales, humanos objetos que nos sacan de nuestras costumbres, limitaciones y, sí, de quicio, sin que podamos dar nada por sentado. Nos mantienen despiertos, en alerta, y dotan de complejidad nuestras vidas. Nos superan pero también se apiadan de nosotros, sin dejen de míranos, de juzgarnos con ironía.
Una obra maestra de la animación.
Varios arquitectos e historiadores de la arquitectura se han preguntado por la fealdad de la arquitectura moderna española, por las aberrantes construcciones por centenares y por las planificaciones de urbanizaciones en lugares imposibles, aun hoy, pero sobre todo en los fastos años noventa, los años grunge.
La respuesta es relativamente sencilla, y quizá la solución sea aún de recibo.
Usted es un vendedor de parcelas. Ha comprado un terreno de cierta importancia y lo divide. Las parcelas tienen que tener una medidas mínimas para que se pueda construir en ellas. Imaginemos que pueda obtener diez solares. Así lo comunica a la administración. Mas, en el momento de delimitar sobre el terreno, empieza por la primera y la última parcelas, y las concede algo menos de anchura -respetando la anchura minina legal. Luego se ocupa de la segunda y penúltima parcelas, y las delimita del mismo modo, reduciendo algo la anchura anunciada. De este modo, obtendrá no diez sino once parcelas. La onceava, más estrecha, tan estrecha que quizá no sea edificable. Pero esta parcela no existe legalmente ni en plano alguno. No informa del procedimiento al propietario del conjunto o, si usted ha adquirido el terreno, no informa a la administración. Por tanto, puede vender dicho solar y cobrarlo enteramente -sin pagar impuesto alguno. Usted solo paga impuestos y contribuciones por la venta de diez, no de once parcelas. Lo que obtenga de la venta de esta última es neto.
La persona que haya adquirido la onceava parcela fantasma se encontrará quizá que no es edificable porque es demasiado estrecha. Pero no podrá quejarse ante la administración ni la justicia porque ha adquirido una parcela que legalmente no existe. No ha comprado nada.
Sigamos. Los solares horizontales, planos, valen más que los que están en pendiente. La construcción en un terreno inclinado obliga a movimiento de tierras, a construir terrazas.
Usted es el vendedor. El solar o los solares que pone en venta no son planos. Los planos topográficos así lo corroboran. Están recorridos por curvas de nivel. El comprador del solar tiene ante los ojos de la evidencia de la pendiente del solar; un solar que compra sobre plano, sin verlo.
¿Y si entonces borra alguna curva del nivel? El procedimiento recibe incluso un nombre: alisamiento de curvas de nivel. A menos curvas, menos pendiente. El terreno adquiere valor.
El propietario, feliz por haber adquirido un solar tan favorable a la edificación, se encontrará en la realidad con una pendiente que le ocasionará un gasto considerable antes de poder construir el chalet de sus sueños. Mas, ¿a quién recurrir? El arquitecto municipal no ha controlado el procedimiento y posiblemente no conozca el solar.
¿Y si el solar es una hondonada dónde es imposible construir? Todo tiene remedio. Nivele con tierra y cascotes. No es necesario compactarla. Puede así ahorrar varias cubas de tierra. Venda, al precio correspondiente, el terreno como si fuera plano. Si el comprador no puede construir porque la tierra no aguanta y debería hincar pilotes hasta alcanzar la roca, el problema es del propietario. El solar, en fotos, era horizontal: un terreno de primer nivel.
Y así, con esos sencillos consejos, podrá cubrirse las espaldas y los bolsillos hasta el final de sus días. Si no hace dinero es que no quiere.
Agradecimientos a G. A. por sus sabios consejos