miércoles, 8 de diciembre de 2010

Damasco desvelada













1-3: Terrazas de cafés (entre éstos, el Down Town), en el barrio del Parque Zenobia
4: Embajada del Japón en el barrio del Parque Zenobia
5-6: Casas de los años cincuenta en el barrio del Parque Zenobia
7: Paseo arbolado a lo largo del riachuelo Tora en el barrio de Abu Romane
8-9: Avenida de Aj Jala, y casa, cerca de la plaza de Abil Ala, no lejos del barrio de Abu Romane
10: Facultad de Bellas Artes, de noche, en el barrio de la Universidad de Damasco


Corrado d´Errico: Stramilano (1929)



Corrado d´Errico

martes, 7 de diciembre de 2010

Lady Gagarchitecture



Lady Gaga lo tenía claro: bienvenidas las hombreras (la estructura ostentosa del traje o del disfraz).
Ésta era su exigencia para filmar el videoclip para el tema Poker Face, de Ray Kay, en 2008.

Es un tópico: el final de la primera década del tercer milenio revisa el arte de los años ochenta del pasado. Ya Madonna lo intuyó en 2006 con Confessions on a Dance Floor.

La ciudad y las casas (que se mostraban al público, y que servían de cebo, o de modelo), en los ochenta, eran el escenario de vidas que eran una fiesta permanente. El dinero corría de parejo a toda clase de sustancias. Los trajes, que eran disfraces, brillaban, los pelos se freían y se barnizaban de laca.

Sin embargo, una atmosfera de amenaza rondaba. La risa siempre bordeaba la mueca (de miedo). Fríos asesinos urbanos impecablemente vestidos con sus mejores galas de marca urdían refinadas torturas. Un accidente que truncara la fiesta esperaba al torcer la calle. La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe, ha retratado este mundo. La ciudad, siguiendo la estela que Malas Calles, de Scorcese, ya marcara en los años setenta, daba cabida a toda clase de perversiones, sin la redención final que todavía se aguardaba en la década precedente. Solo se reía, mientras se asesinaba. Los nuevos novelistas no se cansaron de retratar estos escenarios urbanos y sus jóvenes protagonistas, amorales más que inmorales (como aconteció en los sesenta y setenta), que acaban pagando por sus crímenes -la caída siempre llegaba-, aunque no se arrepentían ni se redimían.

De vuelta a los ochenta, hoy. ¿De vuelta?

Poker Face: Ante un cielo de tormenta,  Lady Gaga, celada tras una máscara veneciana de ojos gatunos, compuesta por diminutos espejos, sale, como Venus, de las aguas... de una piscina. Los mares, hoy, son  balsas. Dos dálmatas, sentados de perfil como esfinges, al borde del agua, la aguardan y la enmarcan, componiendo la imagen de Cibeles, la diosa de las bestias y de la selva. Ladu Gaga se agacha como un felino. Al lado, una lujosa villa aterrazada sobre un promontorio, abierta al mar; su fachada se refleja en estanques, cuyos surtidores de agua vaporizada, de noche, desdibujan los rectos contornos pintados de blanco. La villa existe. Está situada en Poker Island, es decir: Ibiza. Un anuncio describe la casa como "la mansión del póquer más lujosa y espectacular del Mediterráneo". Puro años ochenta.

La mansión acoge una partida de strip-poker, en la que no se desnuda el almaDel espacio interior, solo se descubre una terraza, semi-cubierta por una pérgola, de la que cuelga una cortina formada una cascada de perlas de cristal que enmarca una mesa de juego, en la que está escrita la palabra: Gana (Win -en verdad bWin, el nombre de una casa de juegos multinacional)). Quizá sea el único espacio que compone la villa (no tiene un interior, o no se muestra y, por tanto, no existe), que  parece estar concebida solo para el juego de dinero. Al mismo tiempo, solo jugando dinero es posible obtener semejante morada.

No hace falta el vídeo-clip de Lady Gaga para saber de las relaciones entre el dinero que juega y la arquitectura. De Berlusconi en Cerdeña, y Lady Oréal, hasta Millet y sus arquitectos, arquitectura y dinero ganado jugando -en un tapete o con las leyes- han ligado su suerte. No es nuevo. Ya Fouquet, el ministro de finanzas de luis XIV, arruinó el reino con la construcción de su palacio en Vaux-le Viconte.

Pero lo curioso del vídeo-clip de Lady Gaga es que muestra que no existe ni remordimiento ni pena (y lo muestra sin sermonear). Corrobora una obviedad (que hoy vivimos), pero introduce un matiz. Juguemos conm dinero, sucio o negro. No ocurre nada. Lo único que ocurre es que la mansión se construye (para que siga la partida). No es una casa sino un escenario; de fiestas donde se juega a fin de construir más. Lady Gaga, enfundada en un traje metálico que parodia los vestidos de hace cuarenta años de Paco Rabanne, y que astilla la luz, con un anillo coronado por un enorme diamante falso, actúa ante una pupila gigantesca bien abierta y retro-iluminada.  Las terrazas están dispuestas como unas tarimas, abiertas al público, y la villa parece concebida solo para actuar de telón de fondo. Chorros y cascadas de agua, vapores y humo, luces deslumbrantes, cristales y espejos, impiden ver nada. La villa está poblada, excesivamente poblada: enmarca una fiesta, y los espejos multiplican a los figurantes. Las personas son muñecos, o robots: unos desalmados. Los ojos de la misma cantante son dos pequeñas pantallas de ordenador en las que se inscribe en verde la expresión Pop Art: el culto a la imagen.  Hacen ver que se relacionan, pero no miran a los demás sino a la cámara, que simboliza al público. Lady Gaga se frota reiteradamente la cara con una mano como si no creyera lo que está viendo y que ha generado. La casa del deseo (del dinero) parece el camarote de los hermanos Marx.

En este escenario, lo privado y lo público se confunden. Finanzas y sentimientos (o sexo) alternan los papeles. Al final de juego, LadyGaga tiene que escoger entre su amante y el público. No duda.

Así como La República platónica era una metáfora del alma que informa tanto sobre el alma como sobre la ciudad, Pokerisland es una perfecta metáfora sobre la arquitectura moderna y los negocios que la rondan y la generan, sobre las figuras que la pueblan, que solo se desean a sí mismas. Negocios bajo los focos, a la vista de todos. Se bailan, incluso.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Miles Davis: Sanctuary (1969)






Del álbum Bitches Brew (abril de 1970)

Un nuevo concepto de ciudad (Cristo, arquitecto y arquitectura)

Todo empezó cuando Quirino, gobernador de Siria, siguiendo las órdenes César Augusto de Roma, mandó establecer un nuevo censo. todos los habitantes de Israel debían ser censados. Es decir, contados, controlados, asignados en un lugar determinado. Cada ciudadano debía acudir a su ciudad para ser identificado. La ciudad era la que identificaba a los habitantes, convirtiéndolos en ciudadanos romanos. Era la ciudad la que determinaba el estatuto de cada persona, cuyo control se efectuaba en y gracias a la ciudad. Se trataba del primer control sobre la población que el poder romano efectuaba, cuenta Lucas.

Cristo nació en tierra de nadie. Entre las ciudades de Nazaret y Belén. Escapaba así al control de Roma. No pertenecía a ninguna ciudad. No tenía, pues, el título o la condición de ciudadano. No era contado. No contaba para nada. Se trataba de un ser errante, capaz, entonces, de fundar un nuevo orden (urbano).

Su nacimiento se produjo en una cueva, o en un establo. El simbolismo del lugar es claro. Se trataba, no solo de espacios marginales, sino de lugares primigenios. La cueva era el espacio de los inicios, un vientre o una hondonada, una falla, una apertura en la tierra; en el establo, asimismo, cohabitaban hombres y animales; como en el Edén. Espacios edénicos o de los inicios, postergados por la nueva cultura urbana. Dejados de la mano de dios. Que Jesús hubiera optado por  uno de estos espacios anunciaba la re-fundación del espacio y de la vida que proponía (y que su nacimiento anunciaba).

La reconquista del espacio urbano debió ser emprendida. Jesús no se oponía a la ciudad -como podría pensarse de un conocedor de la Biblia (aunque el que Yavhé se hubiera presentado al menos una vez como un constructor de ciudades y que hubiera circundado las aguas -quizá con un compás- ya matizaba la oposición urbana que el Antiguo Testamento manifestaba). Lo que planteaba era un cambio de concepto. La ciudad ya no iba a ser un lugar y un medio de control, que reprimía o encerraba la vida; sino, por el contrario, la condición misma y plena de la vida.

Jesús -o Cristo, más bien- se presentó como un constructor ("tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia"); como un material de constructor (fue comparado tanto con una piedra de ángulo como con una clave; o, mejor dicho, fue considerado como una piedra. Piedra posada sobre una piedra); y, finalmente, como un edificio (la iglesia, el espacio de encuentro -que no de control-, de intercambio, por excelente. Arquitecto, material y obra. Su figura aunaba al creador, a la materia y a lo creado en una misma figura o imagen poética. También al habitante. Cada fiel fue equiparado a Cristo; y cada fiel era tanto miembro de la iglesia, cuanto parte de este mismo edificio. Cristo habitaba en el edificio que era y había construido. Al igual que cada uno de sus seguidores, a los que invitaba a que se dispersasen siguiendo los cuatro puntos cardinales. Algunos llegarían hasta Roma, y la India.

La ciudad, entonces, se dispersaba. Cada edificio se ubicaba en un sitio distinto. Los caminos que seguían los fieles eran las vías (de acceso a la luz y la verdad) que estructuraban este nueva ciudad universal. No tenía lugar. Estaba dónde estaban todos los fieles. O, mejor dicho, ocupaba todos los lugares. La tierra, entonces, se convertía en un único espacio urbano, es decir, habitable.  Ciudad que carecía de centro y de periferia; de monumentos; de espacios de poder; ciudad disgregada, una y múltiple, mudable, móvil, que se asentaba donde se instalaban los fieles, sus habitantes que eran, al mismo tiempo, sus creadores y sus edificios.  Ciudad anti-monumental, sin jerarquía, que ya no ejercía presión alguna, que no obligaba a  fijarse en sitio alguno, encerrando entre vías y paredes; ciudad que se ampliaba y se contraía en función de los desplazamientos y los agrupamientos de los fieles, los ciudadanos que la constituían. Sólida, formada, bien edificada, como todo ser humano formado.

La separación entre edificio y habitante, entre hábitat y habitante, continente y contenido, se disolvía. Cada uno era un morador y una morada. La ciudad ya no tenía lugar, puesto que acontecía en cualquier parte. Se configuraba como una verdadera comunidad capaz de albergar o de incorporar a quienquiera deseara entrar a formar parte de ella, de construirla y ampliarla. Ciudad invisible, y, sin embargo, presente allí donde habitaba el ser humano. Ciudad que era el ser "humano" -si es que "existe" el ser no humano.

Ciudad utópica, sin duda, o, mejor dicho, ubicada en cualquier topos (lugar), que es el espacio de los habitantes. Ciudad de fábula o de ensueño. Fabulosa; ciudad siempre ubicada en el futuro; un espejismo. Ideal, por tanto.


Nota: el que el censo nunca se encargara ni tuviera lugar (no existe ningún documento romano que trate este tema, que ni siquiera Marcos ni Mateo citan) -y que fuera solo un motivo literario, como los acontecimientos narrados que construyen la vida de Cristo- no altera la "realidad" de la revolución arquitectónica que Cristo introdujo. Se trata de una revolución teórica, contada, aplicada posteriormente, quizá a partir de Pablo o ya en el s. I dC.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Library Tapes (David Wenngrenn & Peter Broderick): Above the flood (2008)



Library Tapes, dúo sueco.
Álbum: A Summer Beneath the Trees (se puede escuchar entero legalmente)




Las Mil Puertas



Tocoyó y las mil puertas. Fundamental para cualquier arquitecto
Arquitectura esencial

Arquitecturap: Tuomas Toivonen (arquitecto y músico): U=Utopia (2006) + More=Less (2009)


NOW from Antti Seppänen on Vimeo.

Lou Reed: My House (1982)



The image of the poet's in the breeze
Canadian geese are flying above the trees
A mist is hanging gently on the lake
My house is very beautiful at night
My friend and teacher occupies a spare room
He's dead - at peace at last the Wandering Jew
Other friends has put stones on his grave
He was the first great man that I had ever met
Sylvia and I got out our Ouija Board
To dial a spirit - across the room it soared
We were happy and amazes at what we saw
Blazing stood the proud and regal name Delmore
Delmore, I missed all your funny ways
I missed your jokes and the brilliant things you said
My Dedalus to your Bloom
Was such a perfect wit
And to find you in my house
Makes things perfect
I really got a lucky life
My writhing, my motorcycle and my wife
And to top it all off a spirit of pure poetry
Is living in this stone and wood house with me
The image of the poet's in the breeze
Canadian geese are flying above the trees
A mist is hanging gently on the lake
Our house is very beautiful at night

Lyrics: My House, Lou Reed 

sábado, 4 de diciembre de 2010

La ciudad al habla (Las mesopotámicas Instrucciones de Shuruppak)

Uno de los textos "sapienciales" más antiguos de la historia -quizá el que más- es el compedio de proverbios y admoniciones, casi de mandamientos (como se ha dicho), sumerios, titulado Instrucciones de Shuruppak, y aún parcialmente inédito (quizá para siempre, ya que la tablilla con el texto completo se habría perdido cuando el asalto al Museo de Bagdad).

Un padre, llamado Shuruppak, aconseja a su hijo Ziuzudra, y le advierte, por ejemplo que no construya una casa cerca de un espacio público por el ruido con el que se puede encontrar (un consejo que bien podría aplicarse a Barcelona, hoy), o que tenga en cuenta que el cielo está muy lejos mientras que la tierra está al alcance de la mano (un carpe diem muy común en Mesopotamia, donde el cielo y los dioses son vistos como entidades inalcanzables y casi indignas de ser alcanzadas).

Shuruppak fue un rey legendario, antediluviano. Su hijo Ziuzudra, el Noé sumerio: el único superviviente del diluvio, escogido por  el dios Enki para construir un arca en el que salvaguardar una pareja de cada especie animal, debido a su piedad, quizá gracias a las prudentes enseñanzas de su padre sobre cómo comportarse en la tierra y con sus semejantes.

Lo curioso es que Shuruppak se llamaba como la ciudad sumeria de Shuruppak -conocida por ser el granero de Mesopotamia-.
Algunos estudiosos han pensado que el rey Shuruppak era la "personificación" de la ciudad del mismo nombre. Shuruppak era la ciudad de Shuruppak. Ciudad sabia, fuente de sabiduría, que educa a sus hijos predilectos.
La sabiduría, entonces, era propia de la cultura urbana. Solo una ciudad podía atesorar sabiduría. En Platón, mileno más años, el saber estaba en manos de los filósofos (los "amantes de la sofía o sabiduría), de unos filósofos muy especiales: de los gobernadores de la ciudad, pues solo los sabios podían encabezar el gobierno de una ciudad.

Cultura y ciudad son términos semejantes. Proceden de una raíz común. Los sumerios nos advierten que la ciudad está emparentada con el saber. Saber que no solo se deposita en la ciudad sino que se trasmite en el espacio urbano. La ciudad es el lugar donde el ser humano se forma, abandonando su condición animal.

Saber que se opone al ruido. El diluvio, en la mitología sumeria, fue causado por las molestias que la algarabía de la multitud de los humanos, que habían poblado toda la tierra, causaban a los doses celestiales, cómodamente instalados en el empíreo. El diluvio fue una manera de acabar con la algazara. Guirigay que nada tenía que ver con los sabios consejos, vertidos en voz baja, por un padre, o una ciudad, a su hijo pequeño, o a sus desvalidos habitantes. Palabras, sonidos articulados y dotados de sentido, que convirtieron a los humanos en ciudadanos. Los dioses y Shuruppak distinguieron entre el medio y el mensaje. Y dieron primacía a la palabra.

¿Es aún válida esta creencia?

El gol del membrillo (arte moderno)



Recomendado por: Albert Imperial

(Homenaje a Nueva York -y a Las Vegas) VengaMonjas:La Aventura de Petri sin Gafas (2009)



Venga Monjas: La Aventura de Petri sin Gafas (2/4) from Venga Monjas on Vimeo.


Venga Monjas: La Aventura de Petri sin Gafas (3/4) from Venga Monjas on Vimeo.


Venga Monjas: La Aventura de Petri sin Gafas (4/4) from Venga Monjas on Vimeo.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Estudio

Los estudiantes de la Universidad de Barcelona, según se narra en una noticia, protestan porque la capilla neogótica de dicha Universidad ha sido reabierta al culto (en vez de ser transformada en una aula), lo que resta lugares para el estudio.

Lo curioso es que, a las diez de la mañana, un día de cada día, unos tres personas estudian en la biblioteca central de la universidad. Una en cada ala. Debe de haber cuatro bibliotecarios para atender a nadie. Da casi miedo entrar.

Quizá las bibliotecas ya no sean lugares de estudio.

El arquitecto, médico y mago (el dios sumerio Asarluhhi)

Enki, el dios constructor mesopotámico, era concebido como aquél que trazaba una nítida frontera entre el mundo exterior, entregado a toda clase de peligros, y el civilizado espacio doméstico, en el que los seres humanos se sentían resguardados. Como se contaba o se cantaba en un mito, Enki mantenía a raya a los demonios exteriores e interiores.

Este carácter proliláctico de Enki, protector del espacio humano (espacio que, como buen arquitecto, había delimitado y construido) no era una imagen: Enki era, en verdad, una divinidad ligada a la magia y a la medicina.

Poco se sabe de ella -como me comentaba hace un momento Piotr Michalowski  "vía Skype"-, pues no pertenecía al panteón oficial. No se le rendía culto, sino que se le invocaba popularmente cuando existía un problema físico o psicológico, desde un hueso roto hasta impotencia.

Su hijo, el dios Asarluhhi (o Asaluhhi), era una figura temible -aunque deseada. Era el primogénito de Enki. Había nacido en el Apsu, el palacio acuático del dios-constructor: una morada ubicada dentro de las aguas primigenias, llamadas también el Apsu -o aguas de la sabiduría-, invadidas por una luz cambiante y glauca.

Las aguas no tenían secretos para Asarluhhi. Todos los líquidos, benéficos y maléficos, estaban bajo su dominio.  Las lluvias -benditas cuando regadas los campos, pero que podían desencadenar destructores diluvios- le obedecían.

Su furia ocasional, que desencadenaba tempestades, también recurría a líquidos venenosos, por lo que las serpientes y los escorpiones, tan temidos en Mesopotamía, estaban bajo su embrujo.


Su entronización en el panteón aconteció, tarde, ya en Babilonia, cuando fue confundido con el dios principal babilónico, Marduk, hijo también de Enki. 
Cuando los dioses se convierten en objetos de deseos políticos, mengua su popularidad. Asarluhhi tuvo suerte. Durante todo el cuarto y el tercer milenios aC, fue una divinidad práctica, que solventaba problemas y malestares cotidianos, no cuestiones metafísicas.


Poseía la inteligencia de su padre. Al igual que ésta, su vista aguda discernía cualquier problema, cualquier alteración del orden humano que afectaba el cuerpo y la mente (no existía distintos entre esos dos estratos). En el único himno que se conservado dedicado a él, se le relacionaba con los Siete Sabios, siete criaturas míticas que fueron, en los inicios de los tiempos, los dioses primordiales, ligados a las aguas sapienciales, dioses que trasmitieron saberes y técnicas -edilicias, agrícolas, artesanas, médicas, etc.- a los humanos.

Sus remedios eran las aguas. Aguas sacadas de un pozo profundo (es decir, aguas subterráneas provenientes del Abzu, las aguas primordiales), con las que purificaba cualquier objeto personal infectado por un enfermo. La enfermedad era debida a una posesión demoníaca. Las aguas lograban que los demonios confesaran sus males y se retiraran. Por eso, los juicios implicaban el recurso a las aguas de Asarluhhi: el juicio por las aguas (aguas en las que la persona juzgada debía hundirse hasta que la verdad resplandeciera, el mal, la maledicencia fuera expulsada, y se evitara que muriera ahogado) tan común en otras culturas.

Pero Asarluhhi no curaba solo. Siempre consultaba con su padre Enki. En verdad, era Enki quien sanaba. Su hijo solo era el brazo ejecutor de sus decisiones. Enki emitía un pronóstico, y pensaba en un remedio. Su hijo, que mandaba sobre las aguas purgadoras, purificadoras, re-establecía el equilibrio perdido.

Pese a que los contextos culturales eran muy distintos, y las épocas abismalmente separadas, la relación entre Enki y Asarluhhi podía, eventualmente, recordar la muy posterior de Apolo y Asklepios (o Esculapio): el dios de la arquitectura y el dios de la medicina y la magia (es decir de los remedios que sanaban) griegos.

Esta relación no sorprende. En ambos casos, la divinidad restablece el orden alterado. Orden que se aplica sobre el desorden de los inicios (los inicios fueron caóticos y no paradisíacos en el imaginario sumerio), y sobre la alteración, la disfunción mental y/o corporal. En ambos casos, el uso de las aguas fecundas y de la verdad, permitía que la vida se restableciera en cuerpos y espacios desecados o desertizados.

Si solo los médicos hoy, fueran arquitectos...

Lipps Inc: Funky Town (1980)



¿Alguien ha logrado olvidar esa canción -incluso quienes no habían nacido, ni han nacido aún?

Hasta posee una larga entrada en Wikipedia. 

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Sylvain Chauveau (1971): obras para piano






Consúltese la web del  músico: MP3

Venga Monjas. Mañana de Emmenthal (2007) - Doña Jorjulia tiene problemas (2008), o vidas urbanas





Aire fresco en el sesudo arte catalán

Robert Filliou (1926-1987) (guión de): (Vida urbana; Nueva York) Est-Est (circa 1960, 2005)


Est-est
Cargado por Vincent_Baumont. - Descubre más videos creativos.

Vincent Baumont: filmación en 2005 de un guión de Robert Filliou, de principios de los años sesenta, perteneciente a la serie titulada one-minute scenarios




"Niño, el poema es tener padres
Adulto, el poema es seguir siendo un niño"

(Robert Fillou)

Base Anticipation Urbaine (2008): la gangrena metropolitana


Base d'Anticipation Urbaine
Cargado por Vincent_Baumont. - Descubre más videos creativos.

De: Vincent Beaumont

Gilles Deleuze: ¿Qué es el acto creativo? (1987)





Conférences
17/05/1987
Qu’est-ce que l’acte de création ? Conférence donnée dans le cadre des mardis de la fondation Femis

Je voudrais, moi aussi, poser des questions. Et en poser à vous, et en poser à moi-même. Ce serait, heu…, ce serait du genre : qu’est-ce que vous faîtes au juste, vous qui faîtes du cinéma ? Et moi, qu’est-ce que je fais au juste quand je fais ou quand j’espère faire de la philosophie ?
Eh ! Est-ce que l’on a quelque chose à se dire, en fonction de cela ?
Alors bien sûr, cela va mal chez vous, mais ça va très mal aussi chez moi [rires], et c’est pas seulement ça qu’on aurait à se dire- ou bien je pourrais poser la question autrement :“Qu’est-ce que c’est avoir une idée au cinéma ?“ Si l’on fait du cinéma, ou si l’on veut faire du cinéma :“Qu’est-ce que c’est avoir une idée ? Alors ce qu’on dit : tiens, j’ai une idée. Alors parce que d’une part tout le monde sait bien qu’avoir une idée, c’est un événement rare, ça arrive rarement, avoir une idée, c’est une espèce de fête. Mais ce n’est pas courant. Et, d’autre part, avoir une idée, c’est pas quelque chose de général, on n’a pas une idée en général. Une idée, elle est déjà vouée, tout comme celui qui a l’idée, est déjà à tel auteur, domaine. Je veux dire que une idée, c’est tantôt une idée en peinture, tantôt une idée en roman, tantôt une idée en philosophie, tantôt une idée en science. Et c’est évidemment pas le même qui peut avoir tout ça.
Si vous voulez, les idées, il faut les traiter comme des espèces de potentiels, les idées se sont des potentiels, mais des potentiels déjà engagés dans tel ou tel mode d’expression. Et inséparable du mode d’expression, si bien que je ne peux pas dire : j’ai une idée en général. En fonction des techniques que je connais, je peux avoir une idée dans tel domaine, une idée en cinéma, ou bien un autre, une idée en philosophie.

Qu’est-ce qu’avoir une idée en quelque chose ?
Donc, je reparle de, du fait que je fais de la philosophie, vous faites du cinéma. Alors, ce serait trop facile de dire ben oui, la philosophie tout le monde sait qu’elle est prête à réfléchir sur n’importe quoi. Donc, pourquoi elle réfléchirait pas sur le cinéma ? Or, c’est une idée indigne ; la philosophie n’est pas faite pour réfléchir sur n’importe quoi. Elle n’est pas faite pour réfléchir sur autre chose. Je veux dire, en traitant la philosophie comme une puissance de réfléchir sur, on a l’air de lui donner beaucoup et en fait, on lui retire tout.
Car personne n’a besoin de la philosophie pour réfléchir. Je veux dire, les seuls gens capables, effectivement, de réfléchir sur le cinéma, ce sont les cinéastes, ou les critiques de cinéma, ou ceux qui aiment le cinéma. Ils n’ont absolument pas besoin de la philosophie pour réfléchir sur le cinéma. L’idée que les mathématiciens auraient besoin de la philosophie pour réfléchir sur les mathématiques est une idée comique. Si la philosophie devrait réfléchir sur quelque chose, mais elle n’aurait aucune raison d’exister. Si la philosophie existe, c’est qu’elle a son propre contenu. Si nous nous demandons : qu’est-ce que le contenu de la philosophie ? Il est tout simple. C’est que la philosophie est une discipline aussi créatrice, aussi inventive que toute autre discipline. La philosophie est une discipline qui consiste à créer ou à inventer des concepts. Et les concepts, ça n’existe pas tout fait, et les concepts, ca n’existe pas dans une espèce de ciel où ils attendraient qu’un philosophe les saisissent. Les concepts, il faut les fabriquer. Alors, bien sur, ça ne se fabrique pas comme ça, on ne se dit pas un jour “Tiens, je vais faire tel concept, je vais inventer tel concept“. Pas plus qu’un peintre ne se dit un jour “ tiens, je vais faire un tableau comme ça“. Il faut qu’il y ait une nécessité. Mais autant en philosophie qu’ailleurs, tout comme un cinéaste ne se dit pas “tiens, je vais faire tel film“, il faut qu’il y ait une nécessité, sinon il n’y a rien du tout.
Reste que cette nécessité qui est une chose très complexe, si elle existe, elle fait que, un philosophe, je sais au moins de quoi il s’occupe, il ne s’occupe de réfléchir même sur le cinéma. Il se propose d’inventer, de créer, des concepts. Je dis que je fais de la philosophie, c’est à dire, j’essaie d’inventer des concepts. J’essaie pas de réfléchir sur autre chose. Si je dis, vous qui faites du cinéma, qu’est-ce que vous faites ? Je prends une définition aussi puérile, donc accordez la moi, il y en a sûrement d’autres et de meilleures. Je dirai juste ce que vous inventez, ce n’est pas des concepts, ce n’est pas votre affaire, ce que vous inventez c’est ce que l’on pourrait appeler des blocs de mouvements-durée. Si on fabrique un bloc de mouvements-durée, peut-être que c’est …, que… on fait du cinéma. Remarquez, il n’y a pas question d’invoquer une histoire ou de la récuser. Tout a une histoire. La philosophie aussi raconte des histoires. Elle raconte des histoires, des histoires avec des concepts. Le cinéma, je pense, mettons, supposons, qu’il raconte des histoires avec des blocs de mouvements-durée. Je peux dire que la peinture invente, elle, c’est un tout autre type de blocs, c’est ni des blocs de concepts, ni des blocs de mouvements-durée, mais supposons que ce soit des blocs de lignes-couleurs. La musique invente un autre type de bloc très très particulier, bon. Mais je dis dans tout ça, la science elle est non moins, vous savez, la science, elle, est non moins créatrice, je ne vois pas tellement d’opposition entre les sciences, les arts, tout ça. Si je demande à un savant : qu’est-ce qu’il fait ? Là aussi, il invente, il ne découvre pas, un savant ou du moins la découverte ça existe, mais ça en fait partie, mais ce n’est pas par là que l’on définit une actualité scientifique en tant que telle. Un savant, il a inventé, il crée autant qu’un artiste. Alors bon … Alors pour aller aussi, pour en rester dans des définitions aussi sommaires que celles dont je suis parti, tout de même, un savant, vous savez, c’est quelqu’un, c’est pas compliqué, c’est quelqu’un qui invente ou qui crée des fonctions, et il n’y a que lui. Il ne crée pas des concepts, un savant en tant que savant n’a rien à faire avec des concepts, c’est même pour ça, heureusement qu’il y a de la philosophie. En revanche, il y a quelque chose qu’un savant est seul, un savant sait faire : inventer et créer des fonctions. Alors, qu’est-ce que c’est qu’une fonction ? Ça, on pourrait le définir aussi simplement que j’ai essayé, puisqu’on en reste vraiment au plus rudimentaire, quoi. Pas du tout parce ce que vous ne comprendriez pas plus, mais parce que c’est moi qui serait déjà dépassé, c’est…
Et puis, il n’y a pas lieu pour ce que je veux vous dire aujourd’hui, il n’y a pas lieu d’aller plus loin. Euh…, j’irai au plus simple : une fonction, qu’est-ce que c’est ? Y a fonction dès qu’il y a mise en correspondance réglée de deux ensembles au moins. La notion de base de la science, et pas depuis hier, mais depuis très très longtemps, la notion de base de la science est celle d’ensembles, et un ensemble, c’est complètement différent d’un concept, cela n’a rien à voir avec un concept. Et dés que vous mettez en corrélation réglée des ensembles, vous obtenez des fonctions, et vous pouvez dire : je fais de la science. Heu… Et si n’importe qui peut parler à n’importe qui, si un cinéaste peut parler à un homme de science, si un homme de science peut avoir quelque chose à dire à un philosophe et inversement, c’est dans la mesure où, et en fonction de leur activité créatrice à chacun, non pas qu’il y ait lieu de parler de la création, la création, c’est plutôt quelque chose de très solitaire, et de . , non pas qu’il y ait lieu de parler de la création, mais c’est au nom de ma création que j’ai quelque chose à dire à quelqu’un. et si j’alignais alors toutes ces disciplines qui se définissent par leur activité créatrice, si je les alignais, je dirai bien qu’il y a une limite qui leur est commune, et la limite qui est commune à toutes ces séries, à toutes ces séries d’inventions - inventions de fonctions, inventions de blocs durée-mouvement, inventions de concepts etc.… - la série qui est commune à tout ça ou la limite de tout ça, c’est quoi ? C’est l’espace-temps. Si bien que si toutes les disciplines communiquent ensemble, c’est au niveau de ce qui ne se dégage jamais pour soi-même, mais qui est comme engagé dans toute discipline créatrice, à savoir la constitution des espaces-temps.
Bresson, bon, c’est très connu, il y a rarement des espaces entiers chez Bresson. C’est des espaces qu’on appelle déconnectés. C’est à dire, il y a un coin, par exemple, le coin d’une cellule, et puis on verra un autre coin ou bien un endroit de la paroi etc.…, tout ce passe comme si l’espace bressonnien, à certains égards, se présentait comme une série de petits morceaux dont la connexion n’est pas prédéterminée. Série de petits morceaux, dont, dès lors, la connexion n’est pas prédéterminée. Il y a de très grands cinéastes qui emploient au contraire, ah… , des espaces d’ensembles ; je ne dis pas que cela soit plus facile de manier un espace d’ensembles, hein ! Les espaces, il y en a tellement au cinéma, mais je suppose que ça c’est, c’est un type d’espace sans doute, il a été repris ensuite, il a été même, il a servi d’une manière très créatrice à d’autres, qu’ils l’ont renouvelé par rapport à Bresson, mais je suppose que Bresson a été un des premiers à faire de l’espace avec des petits morceaux déconnectés, c’est à dire des petits morceaux dont la connexion n’est pas prédéterminée.
Quand je disais de tout manière, à la limite de toutes les tentatives de création, il y a des espaces -temps, il y a que ça, ben oui ! ! C’est là que les blocs de durée/mouvements de Bresson vont tendre vers ce type d’espace, entre autre. La réponse, elle est donnée. Ces petits morceaux d’espace visuels, dont la connexion n’est pas donnée d’avance, par quoi voulez vous qu’ils soient connectés? Dans[ hun] par la main (à ce moment Deleuze montre sa main). et c’est pas de la théorie, c’est pas de la philosophie, c’est pas, ça se déduit pas comme ça, mais je dis : le type d’espaces de Bresson et la valorisation cinématographique de la main dans l’image sont évidemment liés. Je veux dire le raccordement des petits bouts d’espaces bressonnien, du fait même que ce sont des bouts, des morceaux déconnectés d’espaces, ne peut être qu’un raccordement manuel. D’où l’exhaussions de la main dans tout le cinéma de Bresson, bon, c’est bien, on pourrait continuer longtemps, parce que par là , le bloc d’étendue-mouvement de Bresson recevrait donc, comme caractère propre à ce créateur, le caractère de cet espace qu’est très particulier, le rôle de la main qui en sort tout droit, il n’y a plus que la main qui puisse effectivement opérer des connexions d’une partie à l’autre de l’espace. Et Bresson est sans doute le plus grand cinéaste à avoir réintroduit dans le cinéma les valeurs tactiles, pas simplement parce qu’il sait prendre en image, admirablement, les mains. Mais, s’il sait prendre admirablement les mains en image, c’est qu’il a besoin des mains.
Un créateur, c’est pas un être qui travaille pour le plaisir. Un créateur ne fait que ce dont il a absolument besoin.

Histoire de l’idiot et des sept samouraïs.
Avoir une idée en cinéma, encore une fois, c’est pas la même chose qu’avoir une idée ailleurs. Et pourtant, il y a des idées en cinéma qui pourraient valoir aussi dans d’autres disciplines. Il y a des idées en cinéma qui pourraient être d’excellentes idées en roman. Mais elles n’auraient pas la même allure du tout. Et puis, il y a des idées en cinéma qui ne peuvent être que cinématographiques. Ca empêche pas, même quand il s’agit d’idées en cinéma qui pourraient avoir une valeur en roman, elles sont déjà engagées dans un processus cinématographique qui fait qu’elles sont vouées d’avance. Et ce que je dis compte beaucoup parce que c’est une manière de poser une question qui m’intéresse : Qu’est-ce qui fait qu’un cinéaste a vraiment envie d’adapter, par exemple, un roman ? S’il a envie d’adapter un roman, il me semble évident que c’est parce qu’il a des idées en cinéma qui résonne avec ce que le roman présente comme des idées en roman. Et que là, se font parfois, se font souvent des grandes rencontres.
C’est très différent, je ne pose pas le problème du cinéaste qui adapte un roman notoirement médiocre. Il peut avoir besoin du roman médiocre, il en a besoin, ça n’exclue pas que le film soit génial. Je pose donc une question un peu différente, se serait une question intéressante de traiter cela, mais moi je pose une question un peu différente, c’est lorsque le roman est un grand roman, lorsque …et que se révèle cette espèce d’affinité où quelqu’un a en cinéma une idée qui correspond à ce qui était l’idée en roman. Un des plus beaux cas, c’est le cas de Kurosawa. Pourquoi est-ce que Kurosawa se trouve dans une espèce de familiarité avec Shakespeare et avec Dostoïevski. Pourquoi faut-il un japonais, peut-être aussi en familiarité avec un Shakespeare et Dostoïevski. Il faut vous dire, parce que, il me semble, moi je …, c’est une réponse parmi mille autres possibles, et elle touche aussi un peu la philosophie, je crois. D’où les personnages de Dostoïevski, ça peut-être un petit détail. Dans les personnages de Dostoïevski, il se passe une chose assez curieuse très souvent. Généralement, ils sont très agités, hein ! Un personnage s’en va, descend dans la rue, tout ça comme ça, et dit “Une telle, la femme que j’aime, Tania, m’appelle au secours, j’y vais, je cours, je cours, oui, Tania va mourir si je n’y vais pas“. Et il descend son escalier et il rencontre un ami, ou bien il voit un chien écrasé et il oublie complètement. Il oublie, il oublie complètement que Tania l’attend, en train de mourir. Il se met à parler comme ça, il se met…, et il croise un autre camarade, il va prendre le thé chez le camarade et puis tout d’un coup, il dit “Tania m’attend, il faut que j’y aille“ [rires dans la salle]. Mais qu’est-ce que ça veut dire ces … hein voilà. Chez Dostoïevski, les personnages sont perpétuellement pris dans des urgences, et en même temps qu’ils sont pris dans des urgences, qui sont des questions de vie ou de mort, ils savent qu’il y a une question encore plus urgente, ils ne savent pas laquelle, et c’est ça qui les arrête. Tout se passe comme si dans la pire urgence, il y a le feu, il y a le feu, il faut que je m’en aille, je me disais, non non il y a quelque chose de plus urgent, quelque chose de plus urgent, et je ne bougerai pas tant que je le saurai pas. C’est l’idiot ça ; c’est l’idiot, c’est la formule de l’idiot. Ah !, mais vous savez, non non, il y a un problème plus profond, quel problème ? Je ne vois pas bien, mais laissez-moi, laissez-moi, tout peut brûler, sinon quand on arrive, il faut trouver ce problème plus urgent. Cela c’est par Dostoïevski que Kurosawa l’apprend, tous les personnages de Kurosawa sont comme ça. Je dirai : voila une rencontre, une belle rencontre. Si Kurosawa peut adapter Dostoïevski, c’est au moins parce qu’il peut dire : j’ai une affaire commune avec lui. J’ai un problème commun, ce problème là. Les personnages de Kurosawa, ils sont exactement dans la même situation, ils sont pris dans des situations impossibles. Ah oui, mais attention, il y a un problème plus urgent, il faut que je sache quel est ce problème ?
Peut-être que Vivre est l’un des films de Kurosawa qui va le plus loin dans ce sens, mais tous les films de Kurosawa vont dans ce sens. Les Sept samouraïs, cela me frappe beaucoup moi, parce que tout l’espace de Kurosawa en dépend. C’est forcé que se soit une espèce d’espace ovale et qui est battu par la pluie, enfin peu importe, cela nous prendrait trop de temps, que là aussi, l’on tomberait sur …, la limite de tout  qui est aussi un espace temps. Mais dans Les Sept samouraïs, vous comprenez, ils sont pris dans la situation d’urgence, ils ont accepté de défendre le village, et d’un bout à l’autre, ils sont travaillés par une question plus profonde. Il y a une question plus profonde à travers tout ça. Et elle sera dite à la fin par le chef des samouraïs, quand ils s’en vont “ qu’est-ce qu’un samouraï ?“ Qu’est-ce qu’un samouraï, non pas en général, mais qu’est-ce qu’un samouraï à cette époque là. A savoir quelqu’un qui n’est plus bon à rien. Les seigneurs n’en n’ont plus besoin, et les paysans vont bientôt savoir se défendre tout seul. Et pendant tout le film, malgré l’urgence de la situation, les samouraïs sont hantés par cette question qui est digne de L’idiot, qui est une question d’idiot : nous autres samouraïs, qu’est-ce que nous sommes ? Voilà, je dirai une idée en cinéma, c’est de ce type. Vous me direz non, puisque c’était aussi une idée en roman. Une idée en cinéma, c’est de ce type, une fois qu’elle est déjà engagée dans un processus cinématographique. Et vous pourrez dire là, j’ai eu l’idée, même si vous l’empruntez à Dostoïevski. Sinon de même, je cite très vite, je crois qu’une idée, c’est très simple ; Encore une fois, ce n’est pas un concept, ce n’est pas de la philosophie. Un concept, c’est autre chose, heu, de toute idée, on peut peut-être tirer un concept, mais je pense à Minnelli. Minnelli, il a, il me semble, une idée extraordinaire sur le rêve. Elle est très simple, on peut dire et elle est engagée dans tout un processus cinématographique qui est l’œuvre de Minnelli, et la grande idée de Minnelli sur le rêve, il me semble, c’est que le rêve concerne avant tout, ceux qui ne rêvent pas ; le rêve de ceux qui rêvent concerne ceux qui ne rêvent pas, et pourquoi cela ça les concerne ? Parce que dès qu’il y a rêve de l’autre, il y a danger. A savoir que le rêve des gens est toujours un rêve dévorant qui risque de nous engloutir. Et que les autres rêvent, c’est très dangereux, et que le rêve est une terrible volonté de puissance, et que chacun de nous est plus ou moins victime du rêve des autres, même quand c’est la plus gracieuse jeune fille, même quand c’est la plus gracieuse jeune fille, c’est une terrible dévorante, pas par son âme, mais par ses rêves. Méfiez-vous du rêve de l’autre, parce que si vous êtes pris dans le rêve de l’autre, vous êtes foutu.

Cadavre
Ou bien je parlerai de, autre exemple, idée proprement cinématographique, de la fameuse dissociation Voir/Parler dans un cinéma relativement récent. Que se soit, alors là aussi, je prends les cas les plus connus, que se soit Syberberg, que se soit les Straub, que se soit Marguerite Duras, qu’est-ce qu’il y a de commun ? Voyez, en quoi c’est proprement cinématographique, ça c’est une idée cinématographique. Faire une disjonction du visuel et du sonore, c’est heu… pourquoi ca ne peut pas se faire au théâtre, pourquoi ? Ca peut se faire, mais appliqué alors là si cela se fait au théâtre, sauf exception, à moins que le théâtre ait les moyens de le faire, on pourra dire que le théâtre l’a appliqué du cinéma. Ce qui n’est pas mal, forcément. Mais c’est une idée tellement cinématographique d’assurer la disjonction du voir et du (sonore) et du parler. Du visuel et du sonore. Ca c’est … ça répondrait à l’idée : qu’est-ce que, par exemple, avoir une idée cinématographique ? Et tout le monde sait en quoi ça consiste, je le dis à ma manière pour, une voix parle de quelque chose, en même temps, donc, on parle de quelque chose, en même temps on nous fait voir autre chose, et enfin, ce dont on nous parle est sous ce qu’on nous fait voir. C’est très important ça, ce troisième point. Vous sentez bien que c’est là que le théâtre ne pourrait pas suivre. Le théâtre pourrait assumer les deux premières propositions. On nous parle de quelque chose et on nous fait voir autre chose. Mais que ce dont on nous parle en même temps se mette sous ce qu’on nous fait voir - et c’est nécessaire, sinon les deux premières opérations, elles n’auraient aucun sens , elles n’auraient guère d’intérêt - si vous préférez, on peut dire, alors en termes plus…, la parole s’élève dans l’air, la parole s’élève dans l’air en même temps que la terre qu’on voit, elle s’enfonce de plus en plus, ou plutôt en même temps que ce dont cette parole qui s’élève dans l’air nous parlait, cela dont elle nous parlait s’enfonce sous la terre.
Qu’est-ce que c’est que ça ? S'il n’y a que le cinéma qui puisse faire ça. Je ne dis pas qu’il doive le faire, hein, qu’il l’ait fait deux ou trois fois, je peux dire simplement, c’étaient de grands cinéastes qui ont eu cette idée. Il ne s’agit pas de dire c’est cela qu’il faut faire ou pas faire, hein.
Il faut avoir des idées, quelles qu’ elles soient...Ah !, Ca c’est une idée cinématographique, je dis que c’est prodigieux, parce que ça assure au niveau du cinéma une véritable transformation des éléments. Un cycle des grands éléments qui fait que, du coup, le cinéma fait un grand écho avec, je ne sais pas, avec une physique qualitative des éléments. Ca fait une espèce de transformation, l’air, la terre et l’eau le feu, parce qu’il faudrait ajouter, j’ai, on n’a pas le temps, évidemment, on découvrirait le rôle des deux autres éléments, une grande circulation des éléments dans le cinéma. Une grande circulation des éléments dans le cinéma. Dans tout ce que je dis, en plus, ça ne supprime pas une histoire, hein, l’histoire est toujours là, mais ce qui nous intéresse, c’est pourquoi l’histoire est-elle tellement intéressante ? Sinon pourquoi il y a tout ça derrière et avec. C’est tout à fait ce cycle, tel que je viens de le définir si rapidement, la voix s’élève en même temps que ce dont parle la voix s’enfonce sous la terre, vous avez reconnu la plupart des films de Straub, et c’est le grand cycle des éléments chez les Straub. Ce qu’on voit, c’est uniquement la terre déserte, mais cette terre déserte, elle est comme lourde de ce qu’il y a en dessous, et vous me direz “ mais ce qu’il y a en dessous, qu’est-ce qu’on en sait ?“ Ben, c’est justement ce dont la voix nous parle. Et c’est comme si la terre, là, se gondolait de ce que la voix nous dit, et qui vient prendre place sous la terre, à son heure et en son lieu. Et si la terre et si la voix nous parle de cadavres, c’est toute la lignée des cadavres qui vient prendre place sous la terre, si bien qu’à ce moment là, le moindre frémissement de vent sur la terre déserte, sur l’espace vide que vous avez sous les yeux, le moindre creux dans cette terre, tout cela prend sens.

Qu’est-ce que l’acte de création ?

Eh bien, je me dis, vous voyez bien, avoir une idée, ce n’est pas de l’ordre de la communication, en tout cas. Et c’est à ça que je voudrais en venir, parce que cela fait partie des questions qui m’ont été très gentiment posées. Je veux dire à quel point tout ce dont on parle est irréductible à toute communication. Ce n’est pas grave. Ca veut dire quoi ? Cela veut dire, il me semble que, en un premier sens, on pourrait dire que la communication, c’est la transmission et la propagation d’une information. Or une information, c’est quoi ? C’est pas très compliqué, tout le monde le sait : une information, c’est un ensemble de mots d’ordre. Quand on vous informe, on vous dit ce que vous êtes sensés devoir croire. En d’autres termes : informer c’est faire circuler un mot d’ordre. Les déclarations de police sont dites, à juste titre, des communiqués ; on nous communique de l’information, c’est à dire, on nous dit ce que nous sommes censés être en état ou devoir croire, ce que nous sommes tenus de croire. Ou même pas de croire, mais de faire comme si l’on croyait, on ne nous demande pas de croire, on nous demande de nous comporter comme si nous le croyions. C’est ça l’information, la communication, et, indépendamment de ces mots d’ordre, et de la transmission de ces mots d’ordre, il n’y a pas de communication, il n’y a pas d’information. Ce qui revient à dire : que l’information, c’est exactement le système du contrôle.
Et c’est vrai, je dis des platitudes, c’est évident. C’est évident, sauf que ça nous concerne particulièrement aujourd’hui. Ca nous concerne aujourd’hui parce que , et c’est vrai que nous entrons dans une société que l’on peut appeler une société de contrôle. Vous savez, un penseur comme Michel Foucault avait analysé deux types de sociétés assez rapprochées de nous. Hein, les unes qu’il appelait des sociétés de souverainetés, et puis les autres qu’il appelait des sociétés disciplinaires. Et ce qu’il appelait, lui des sociétés disciplinaires, qu’il faisait partir maintenant - parce qu’il y a toutes les transitions que vous voulez - avec Napoléon, c’était le passage typique d’une société de souveraineté à une société disciplinaire, heu…, la société disciplinaire, elle se définissait - c’est célèbre, les analyses de Foucault sont restées à juste titre célèbres - elle se définissait par la constitution de milieux d’enfermement : prisons, écoles, ateliers, hôpital. Et les sociétés disciplinaires avaient besoin de ça. Mais ça a un peu engendré des ambiguïtés chez certains lecteurs de Foucault, parce que l’on a cru que c’était la dernière pensée de Foucault. Evidemment non.
Foucault n’a jamais cru, et même, il l’a dit très clairement, que ces sociétés disciplinaires n’étaient pas éternelles. Et bien plus, il pensait évidemment que nous entrions, nous dans un type de société nouveau. Bien sûr, il y a toutes sortes de restes de sociétés disciplinaires, et pour des années et des années. Mais nous savons déjà que nous sommes dans des sociétés d’un autre type , qui sont, qu’il faudrait appeler, c’est Burroughs qui prononçait le mot, et Foucault avait une très vive admiration pour Burroughs...Burroughs proposait le nom très simple de contrôle. Nous entrons dans des sociétés de contrôle qui se définissent très différemment des disciplines, nous n’avons plus besoin, ou plutôt ceux qui veillent à notre bien n’ont plus besoin ou n’auront plus besoin de milieu d’enfermement. Vous me direz, ce n’est pas évident actuellement avec tout ce qui se passe actuellement, mais ce n’est pas du tout la question. Il s’agit de peut-être pour dans cinquante ans, mais actuellement, déjà tout ça, les prisons, les écoles, les hôpitaux sont des lieux de discussions permanents. Est-ce qu’il vaut pas mieux répandre les soins à domiciles ? Oui, c’est sans doute l’avenir, les ateliers, les usines, ben, ça craque par tous les bouts. Est-ce qu’il vaut pas mieux les régimes de sous-traitance et même le travail à domicile ? Bon, les prisons, c’est une question. Qu’est-ce qu’il faut faire ? Qu’est-ce qu’on peut trouver ? Est-ce qu’il n’y a pas d’autres moyens de punir les gens que la prison ? C’est des vieux problèmes qui renaissent. Parce que, vous savez, les sociétés de contrôle ne passeront évidemment plus par des milieux d’enfermement. Même l’école, même l’école il faut bien surveiller actuellement les thèmes qui naissent, ça se développera que dans quarante ou cinquante ans, pour vous expliquer que l’épatant se serait faire en même temps l’école et la profession. Ah…, ça sera très intéressant parce que l’identité de l’école et de la profession dans la formation permanente, qui est notre avenir, ça n’impliquera plus forcément le regroupement d’écoliers dans un milieu d’enfermement. Ca pourra se faire tout à fait autrement, cela se fera par Minitel, enfin tout ça... tout ce que vous voudrez, l’épatant, ce serait les formes de contrôle.
Voyez en quoi un contrôle, ce n’est pas une discipline. Je dirai, par exemple, d’une autoroute, que là, vous n’enfermez pas les gens, mais en faisant des autoroutes, vous multipliez des moyens de contrôle. Je ne dis pas que cela soit ça le but unique de l’autoroute {rires}, mais des gens peuvent tourner à l’infini et sans être du tout enfermés, tout en étant parfaitement contrôlés. C’est ça notre avenir. Les sociétés de contrôle étant des sociétés de disciplines.
Alors, pourquoi je raconte tout ça ? Bon, ben… parce que l’information, mettons que cela soit ça, l’information, bon, c’est le système contrôlé des mots d’ordre, des mots d’ordre qui ont court dans une société donnée.
Qu’est-ce que l’art peut avoir à faire avec ça ? Qu’est-ce que l’œuvre d’art … vous me direz : “allez, tout ça, ça ne veut rien dire“. Alors ne parlons pas d’œuvre d’art, parlons, disons au moins que, qu’il y a de la contre-information. Par exemple, il y a des pays, où dans des condition particulièrement dures et cruelles, les pays de très dures dictatures, où il y a de la contre-information. Du temps d’Hitler, les juifs qui arrivaient d’Allemagne et qui étaient les premiers à nous apprendre qu’il y avait des camps d’extermination en Allemagne, ils faisaient de la contre-information. Ce qu’il faut constater, c’est que, il me semble, jamais la contre-information n’a suffit à faire quoi que ce soit. Aucune contre information n’a jamais gêné Hitler. Sauf dans un cas. Mais quel est le cas ? C’est là que c’est important. Ma seule réponse ce serait : la contre-information devient effectivement efficace que quand elle est, et elle l’est de par nature, donc c’est pas grave, que quand elle est ou devient acte de résistance. Et l’acte de résistance est lui ni information ni contre-information. La contre-information n’est effective que quand elle devient un acte de résistance.

Malraux
Quel est le rapport de l’œuvre d’art avec la communication ? Aucun.

Aucun, l’œuvre d’art n’est pas un instrument de communication. L’œuvre d’art n’a rien à faire avec la communication. L’œuvre d’art ne contient strictement pas la moindre information. En revanche, en revanche il y a une affinité fondamentale entre l’œuvre d’art et l’acte de résistance. Alors là, oui. Elle a quelque chose à faire avec l’information et la communication, oui, à titre d’acte de résistance, quel est ce rapport mystérieux entre une œuvre d’art et un acte de résistance ? Alors que les hommes qui résistent n’ont ni le temps ni parfois la culture nécessaire pour avoir le moindre rapport avec l’art, je ne sais pas. Malraux développe un bon concept philosophique. Malraux dit une chose très simple sur l’art, il dit “c’est la seule chose qui résiste à la mort“.
Je dis revenons à mon truc de tout à l’heure, au début, sur qu’est-ce que c’est, qu’est-ce qu’on fait quand on fait de la philosophie ? On invente des concepts. Et je trouve que là, c’est la base d’un assez beau concept philosophique. Réfléchissez…Alors oui, qu’est-ce qui résiste à la mort. Ben oui, sans doute, il suffit de voir une statuette de trois mille ans avant notre ère pour trouver que la réponse de Malraux est une plutôt bonne réponse. Alors on pourrait dire, alors moins bien, du point de vue qui nous occupe, ben oui, l’art, c’est ce qui résiste, c’est ce qui résiste et c’est être non pas la seule chose qui résiste, mais c’est ce qui résiste. D’où le rapport si étroit entre l’acte de résistance et l’art, et l’œuvre d’art. Tout acte de résistance n’est pas une œuvre d’art bien que, d’une certaine manière elle en soit. Toute œuvre d’art n’est pas un acte de résistance et pourtant, d’une certaine manière, elle l’est.
Quelle manière mystérieuse là il nous faudrait là peut-être, je ne sais pas, là il nous faudrait une autre réflexion, une longue réflexion pour … ce que je veux dire c’est, si vous me permettez de revenir à :“Qu’est-ce qu’avoir une idée en cinéma ? ou qu’est-ce qu’avoir une idée cinématographique ?“. lorsque je vous disais, prenez le cas, par exemple, en autre,  des Straub lorsqu’ils opèrent cette disjonction voix/sonore dans des conditions telles que … remarquez l’idée ah ah elle est … d’autres, de grands auteurs l’ont prise d’une autre manière, je crois chez les Straub, ils la prennent de la manière suivante : cette disjonction, encore une fois, la voix s’élève, elle s’élève, elle s’élève, elle s’élève et encore une fois, ce dont elle nous parle passe sous la terre nue, sous la terre déserte, que l’image visuelle était en train de nous montrer, image visuelle qui n’avait aucun rapport avec l’image sonore, ou qui n’avait aucun rapport direct avec l’image sonore. Or quel est cet acte de parole qui s’élève dans l’air pendant que son objet passe sous la terre ? Résistance. Acte de résistance. Et dans toute l’œuvre des Straub, l’acte de parole est un acte de résistance. De Moïse au dernier Kafka, en passant par, je cite pas dans l’ordre, je ne sais pas l’ordre, un Non réconciliés jusqu’à Bach. Rappelez vous, l’acte de parole de Bach, c’est quoi ? C’est sa musique, c’est sa musique qui est acte de résistance ; acte de résistance contre quoi ? C’est pas acte de résistance abstrait, c’est acte de résistance contre et de lutte active contre la répartition du profane et du sacré. Et cet acte de résistance dans la musique culmine dans un cri. Tout comme il y a un cri dans Woyzek, il y a un cri de Bach : “dehors, dehors, allez vous en, je ne veux pas vous voir“. Ca, c’est l’acte de résistance. Alors quand les Straub le mettent en valeur ce cri, ce cri de Bach, ou quand ils mettent en valeur le cri de la vieille schizophrène dans xxxx, je crois, Non réconciliés, etc.…, tout ça, tout doit en rendre compte d’un double aspect. L’acte de résistance, il me semble, a deux faces : il est humain et c’est aussi l’acte de l’art. Seul l’acte de résistance résiste à la mort, soit sous la forme d’une œuvre d’art, soit sous la forme d’une lutte des hommes.

Et quel rapport y a-t-il entre la lutte des hommes  et l’œuvre d’art ?
Le rapport le plus étroit et pour moi le plus mystérieux. Exactement ce que Paul Klee voulait dire quand il disait “ Vous savez, le peuple manque“. Le peuple manque et en même temps, il ne manque pas. Le peuple manque, cela veut dire que — il n’est pas clair, il ne sera jamais clair — cette affinité fondamentale entre l’œuvre d’art et un peuple qui n’existe pas encore n’est pas ne sera jamais claire. Il n’y a pas d’œuvre d’art qui ne fasse pas appel à un peuple qui n’existe pas encore. Alors, enfin, bon ben, il est très … et bien voila, je suis profondément heureux de, de votre très grande gentillesse de m’avoir écouté, et je vous remercie beaucoup.


De: http://www.webdeleuze.com/php/texte.php?cle=134&groupe=Conf%E9rences&langue=1.

Jean Tingely: Homage to New York (1960)



Jean Tinguely - Homage to New York (1960) from Stephen Cornford on Vimeo.

Jean Tinguely was asked in 1960 to produce a work to be performed in the Sculpture Garden of the Museum of Modern Art in New York. In collaboration with other artists/engineers, among them Billy Klüver and Robert Rauschenberg, he produced a self-destroying mechanism that performed for 27 minutes during a public performance for invited guests. In the end, the public browsed the remnants of the machine for souvenirs to take home. This hommage to the energy of a city that keeps rebuilding itself time after time is a wonderful example of the different and sometimes conflicting conceptions of artists and engineers on how machines should work–and as such an early collaborative effort that foreshadowed the events staged by E.A.T.—as well as a document on the 60s with the rise of happening and performance.

De: http://www.medienkunstnetz.de/works/homage-to-new-york/

martes, 30 de noviembre de 2010

Abe Rábade: Zigurat (2010)

"Clicar": se puede escuchar un largo fragmento de esta última obra del pianista gallego de jazz Abe Rábade.

Ensemble Ziggurat: Theo Loevendie, Babylon (opereta, 2007)

La imagen de Dios





("Para todos", Tv2, 24 de noviembre de 2010)

Pantalla completa en: 1,

Henri Salvador / Yves Montand: Syracuse (1960) (... et les jardins de Babylone)





J'aimerais tant voir Syracuse
L'île de Pâques et Kairouan
Et les grands oiseaux qui s'amusent
A glisser l'aile sous le vent.

Voir les jardins de Babylone
Et le palais du grand Lama
Rêver des amants de Vérone
Au sommet du Fuji-Yama.

Voir le pays du matin calme
Aller pêcher au cormoran
Et m'enivrer de vin de palme
En écoutant chanter le vent.

Avant que ma jeunesse s'use
Et que mes printemps soient partis
J'aimerais tant voir Syracuse
Pour m'en souvenir à Paris.

(Henri Salvador)

lunes, 29 de noviembre de 2010

La mirada sumeria (2)


















Fotos (Tocho, con la autorización de los museos, 2009-2010, salvo la foto 15, enviada por el museo. Piezas de las colecciones permanentes y de las reservas):
Museo Nacional de Damasco (1-5), Museos Reales de Arte e Historia, Bruselas (6), Museo del Instituto Oriental de Chicago (7-8), Museo del Próximo Oriente del Museo Pérgamo -Vorderasiatisches Museum- de Berlín (9-10), Museo del Louvre, París (11-14), Rijkmuseum van Oudheden, Leyden (15)

La  estatuaria antropomórfica sumeria, de mediados del tercer milenio aC,  reproduce casi siempre un mismo tipo: un hombre -raras son las efigies femeninas, al menos las que se han encontrado-, de pie, con las manos juntas (como si implorara o plegara, al menos según la lectura moderna), y los ojos bien abiertos, excesivamente grandes, con las pupilas desmesuradas, que las cejas, bien marcadas (con incrustaciones de lapis lázuli) y unidas, abiertas como las alas de un ave en vuelo, acentúan. Los ojos son casi una metonimia del rostro: en sumerio, igi significa tanto ojo cuanto cara; ojos poderosos, causantes de la buena y la mala suerte; así, igi-nigin2, que literalmente se traduce por ojo-malestar, significa, en verdad, traición; daño que el mal de ojo causa.
Visten de manera imposible: una falda larga de gruesa lana, poco adecuada al clima que reina la mayoría del año, pero que ha sido interpretada como un ropaje ceremonial.
La cabeza está afeitada. En el caso de efigies femeninas, portan un tocado alto.

Algunas imágenes han conservado pigmentos, por lo que se puede pensar que, al igual que las muy posteriores estatuas griegas, las efigies sumerias no eran blancas -el color del alabastro o de la piedra calcárea- sino que estaban enteramente coloreadas. Desde luego, los ojos estaban hechos con piedras coloradas incrustadas, siluetadas por un grueso cerco de bronce.

La imagen raramente tiene más de medio metro de alto (salvo en época neo-sumeria, a finales del tercer milenio aC, cuando algunas de las estatuas de piedra negra, que representan al rey Gudea, del reino de Lagash -al sur de Mesopotamia-,  pudieron estar a escala humana).

Se supone que representaban a seres humanos: orantes o donantes, cuyas efigies, colocadas en los templos -entre cuyas ruinas han sido desenterrados- habrían servido para dar las gracias a la divinidad, o para acoger la gracia de ésta y transferirla mágicamente al donante.

Podrían también representar a sacerdotes o al personal del santuario. El gesto más habitual siempre ha sido interpretado como un signo de adoración o plegaria.

En algún caso, cuando la estatua es de gran tamaño (el Oriental Institute, de Chicago, guarda una efigie de mitad del tercer milenio aC, hallada en el valle de la Diyala, de más de un metro de alto), se ha pensado que pudieran ser estatuas de culto. No se sabe, empero, si existieron efigies divinas. Los textos míticos y los himnos describen estatuas que eran sacadas procesionalmente, llevadas incluso en barca, por el río, para que visitaran todas sus posesiones, o se encontraran con otras divinidades en sus respectivos templos, para protagonizar bodas sobrenaturales que garantizaran el buen orden cósmico. Estos viajes son relatados minuciosamente: era la propia divinidad la que decidía partir de viaje anualmente. Estas efigies de culto estaban vestidas y uncidas. "En sí", debían de ser o tener un simple armazón de madera, recubierto de ropajes, en el que se engarzaban la cabeza y quizá las manos, como acontecería con las estatuas de culto griegas u,  hoy, con las estatuas procesionales barrocas cristianas. En todas estas efigies, lo que destaca poderosamente, son los ojos incrustados (de vidrio de colores, hoy, de piedras preciosas y de metal, en Mesopotamia).
Sin embargo, no es seguro que lo que se exhibiera fuera una imagen naturalista y no un símbolo o un atributo: una espada, un manto, una corona (lo que aconteció hasta en la corte francesa del siglo XVII, cuyo rey era divino), que sustituiría o representaría a la divinidad. El aniconismo (la representación no naturalista de la divinidad), presente en Asiria (norte de Mesopotamia), quizá se diera también dos mil años antes, en el sur. Lo cierto es que no se ha encontrada nada en las excavaciones que evoque la desmesura de las estatuas divinas que los textos describen -si es que se logra traducirlos correctamente. Ninguna estatua o fragmento de estatua que de a pensar que se rendía culto a o ante efigies naturalistas de gran tamaño, y no ante objetos tratados conm reverencia porque estaban imbuidos de sacralidad.

Otros estudiosos (como Dina Katz), empero, piensan que las imágenes de los orantes no eran ofrendas a los dioses, sino que pertenecían al mundo funerario. Eran dobles de los cuerpos de los difuntos, que permitían que el espíritu (lil2, espíritu, viento o fantasma hecho de aire) del difunto se reencontrara con un soporte casi eterno y dejara de vagar como un alma en pena. Los ojos bien abierto eran como un "interruptor", o una señal, que despertaba la efigie a las vida o indicaba que el "alma" había pentrado -y animado- el cuerpo hasta entonces inerte de la estatua.

¿Imágenes humanas o divinas?, ¿de seres vivos o de difuntos? Nada permite interpretar esas imágenes a fe cierta, pero su mirada no necesita intérprete alguna. Desde la noche de los tiempos, siguen mirándonos, con los ojos bien abiertos, quizá como un aviso, revelando su fragilidad, su humanidad, y su temor.