El vocabulario que designa las acciones constructivas de Apolo, tanto en el Himno Homérico a Apolo con el el Himno a Apolo de Calímaco, revela qué imagen se hacían los griegos del obrar y de las obras de arquitectura, del espacio habilitado.
Los verbos no son los mismos en ambos himnos. Calímaco utiliza más verbos -y verbos distintos- que Homero, muy técnicos. Detalla más las labores edilicias. Nombra incluso más obras emprendidas por Apolo. Los verbos a los que Calímaco recurre se refieren a las distintas fases de las acciones de Apolo. Los comentaremos próximamente.
Homero es más parco. Los verbos son más generales y se aplican a diversos trabajos artesanos. Pero también denotan qué concepción tenía de la acción de construir, o qué modelo defendía.
Tres son los verbos utilizados por Apolo: teuchoo (vv. 76, 245, 287), tithemi ( vv. 52, 136, 255, 294) y demoo (271).
Comentemos hoy el primero: teuchoo. El verbo parece emparentado con technaoo, que significa fabricar; también practicar. Y finalmente maquinar. Se trata de un verbo que designa toda clase de acciones, que no dudan en obrar arteramente, con mano izquierda, si hace falta, para logar sus fines. ¿Cúales son esos?
El verbo technaoo se centra en las consecuencias del acto hacedor, en la conclusión de la práctica artística o artesana: la producción de un ente. El radical tech significa crear o engendrar. Por lo cual, la acción del técnico se asemeja a la de una parturienta, o a la de los dioses sumo creadores. La creación de objetos y la Creación de vida o vidas no se distinguen, como puso de manifiesto Heidegger. Se valora más el resultado, no la práctica seguida (como en toda empresa o todo taller). La práctica se ve abocada a la creación de un ente.
Sin embargo, el verbo que Homero utiliza no es technaoo sino teuchoo. Éste deriva de un radical distinto: tuch, en vez de tech. Tuch significa perseguir una meta. Y teuchoo se traduce literalmente, no por construir (u obrar, en general), sino por preparar. Designa una acción orientada hacia una meta necesariamente lejana. El verbo se centra más en la acción que en el objetivo, en el proceso intelectual que en el resultado artesano. Éste no es el fruto, inevitable y directo de la acción, sino que debe ser perseguido sin que se sepa si se alcanzará. El camino, el viático, entonces, se destaca: la senda que deberá seguirse si se pretende llegar a la meta, lograr el objetivo propuesto. El proceso, sin duda laborioso, más que el objeto, es lo que se valora. Puede ocurrir incluso que no se llegue a nada. Esto no es óbice, empero, para que se menosprecie la acción.
Apolo, por tanto no persigue tanto construir cuanto preparar el terreno. Teuchos significa instrumento, pero sobre arma. Y el verbo teucheoo se traduce por armar. Apolo arma, urde una trama. Avanza armas en mano. Explora, por tanto, el mundo. Persigue unos objetivos quizá inalcanzables. Pero valora la aventura, la propia acción creadora, ya que gracias a ésta sienta las bases del espacio habitable.
Apolo no es un hacedor. No actúa como un artesano. El fin que le mueve no es la producción material de objetos (casa, templos, altares), sino la preparación de espacio en el que posteriormente se podrá, ya con toda seguridad, construir. Es significativo que Homero distinguiera cuidadosamente las labores apolíneas en Delfos, donde Apolo sienta las bases del santuario, de la de los humanos que le ayudaron posteriormente, los cuáles, como buenos artesanos, apilan piedras, levantan muros y cubren el templo. Dicho trabajo es necesario, sin duda. Pero no hubiera podido llevarse a cabo sin la primera, y decisiva, actuación de Apolo, que despeja el camino.
Hoy, quizá nos sorprenda que los grandes arquitectos no proyecten, sino que se apoyen en ayudantes para llevar a cabo sus planes, para realizar los planos. Pero la labor del arquitecto no es la de un constructor, sino la de un creador de las condiciones para que la creación sea posible. No hace. Deja que los demás hagan, cuyo hacer no sería posible sin la liberalidad, la preparación del terreno que el arquitecto prosigue, las acotaciones que establece. El arquitecto marca por dónde obrarán los demás. Establece "la biblia", la armazón de la obra, que completarán, rellenarán los artesanos siguiendo las directrices previamente definidas.