miércoles, 22 de julio de 2009

La Eva sumeria

Tras mostrar y hablar sobre arte contemporáneo, volvamos a temas serios.

El mito sumerio "Enki y Ninhursag" -Enki, el dios de la arquitectura, ordenador del espacio habitado, y Ninhursag, una antigua diosa-madre, diosa de las montañas- cuenta una historia extraña.

Ninhursag tuvo que dar a luz a ocho diosas para que curaran ocho males que afectaron a Enki después de que hubiera ingerido vorazmente ocho plantas que la misma Ninhursag engendró con el semen de Enki.

El significado del mito no está claro. Quizá describa las nefastas consecuencias de actos desabridos o intempestidos (la lujuria y la gula de Enki), o la creación de plantas medicinales.

El mito, sin embargo, presenta un interés insólito: la creación de la diosa Ninti.

Ninti, literalmente, significa Nin-ti: Señora Costilla. Fue creada para que curara a Enki de un punzante dolor que tenía en un costado.

Según algún estudioso, Ninti estaría en el origen de la extraña historia de la creación de Eva a partir de la costilla de Adán. El hebreo hawwâh (que ha dado lugar a Eva), que deriva de hawah, respirar, vivir, significa viviente; el sumerio ti, por su parte, se traduce tanto por costilla como por vivir, sentarse, morar.

La diosa Ninti sería pues la Señora de la Costilla o la Señora que deja vivir, es decir, que deja habitar (véase KRAMER, Samuel Noah: L´histoire commence à Sumer, Op. cit., pp. 197-198).

La equiparación entre costilla y vida, en sumerio, se basa en un juego de palabras que, al parecer, suenan igual, pero que se escriben de manera muy distinta: vivir se escribía til o til3, y costilla, uzuti (siendo uzu el determinativo que indica que la palabra que introduce designa una parte del cuerpo).

Si la creación de Ninti es una broma, la creación de Eva, tan extraña, ¿no reflejaría también un humor socarrón, que las versiones griega y latina de la Biblia no habrían podido o querido reflejar?

Montaje

Bzzz. Bip. Llega un SMS ayer por la tarde. Transcribo:

"A les 19h bopbaa inaugura muntatge al cccb de l´expo: el segle del jazz".

Anuncia la inauguración de una exposición dedicada a la influencia del jazz en el arte moderno. La prensa también informó de la apertura de esta muestra.

¿Anuncio de una exposición? No. Anuncio de un montaje de una exposición. Siendo el joven equipo de arquitecto bopbaa experto en montajes expositivos y uno de los más creativos en España, la noticia es bienvenida. La exposición, "en sí", no merece ningún anuncio. El único interés debe ser la presentación. Debe ser todo un espectáculo. Sin duda.

¿Anuncio del montaje?
Un montaje ayuda a que las obras expuestas se relacionen y se vean "bien", que la relación entre el guión expositivo, las obras seleccionadas y su disposición en el espacio sea fluida. Tan fluida que, al límite, no se perciba, permitiendo que el espectador pueda contemplar sin trabas las obras.

Ir a ver un montaje, ¿no es cómo ir a ver los maniquís de plástico y no la ropa, mirar o admirar los platos en vez de ingerir la comida, contemplar la cubierta en vez de leer el libro, fijarse en el dedo que señala y no en la luna? Proust escribió: admirar la etiqueta en vez del vestido.

Pero, es cierto que siendo el arte contemporáneo una instalación inacabable, una exposición de arte moderno no tiene sentido si la manera de exponer no prima sobre lo expuesto que, en la mayoría de las veces, no tiene sentido por si mismo (si no es como mero soporte o pretexto de una instalación).
Una exposición sin montaje, hoy, nos parece un plato sin salsa, servido en un plato en vez de un vasito. Nos sabe a poco. Aunque solo acabemos tomando salsa, cogiendo el rábano por las hojas.

NB: Sin embargo, en Mesopotamia, la unión entre el continente y el contenido, el expositor y lo expuesto, era tan intensa que no se diferenciaban: así, el sumerio barag designaba tanto a la tarima -o el palio- real como al mismo rey (cuya condición real se exponía cuando se monstraba bajo palio). Palio y rey no se concebían el uno sin el otro.

Otto Mühl: Acción "Mama und papa" - (Materialaktion), 1964


Otto Muehl - "Mama und papa"

martes, 21 de julio de 2009

Bruce Nauman: Stamping in the Studio (Pateándose el taller) (1968)

INDIGNACIÓN

Los políticos y altos cargos de la administración pública reciben gratis entradas para festivales de teatro, conciertos, exposiciones, partidos de futbol -y, ay cómo no se presenten en el palco-; realizan viajes intercontinentales en clase preferente; aceptan regalos (trajes, bolsos, joyas), también para la familia (que tanto sufre la plena dedicación del cabeza de familia); se les organizan cenas multitudinarias, grandes fiestas, en restaurantes o clubs de carretera, con o sin chicas vips, alegres o azafatas, algo para despejar la nariz, comisiones del tres por ciento van de mano en mano -que la obra pública no es fácil de lograr-; colocan a hermanos (la familia, de nuevo); saltan de puesto en puesto hasta que acaban en un consejo de dirección de una gran empresa (pública o privada), etc.

Pero, ¿y los funcionarios del Ministerio de Educación? Los profesores universitarios, ¿nada? ¿ni una oferta? ¿Ni una insinuación?

Hubo un tiempo que los estudiantes regalaban una cesta de navidad, cada vez más pequeña y menos surtida, a los profesores; cuando las academias, en el bachillerato, éstas enviaban un obsequio (figurita de Lladró, principalmente) al profesor del instituto que corregía los exámenes.

Por nuestra parte, hacemos nuestros pinitos. Nos esforzamos. Hace algún tiempo, llegó incluso la factura de la limpieza de una alfombra persa del domicilio de un profesor; se compran libros, portátiles con fondos públicos, que se guardan en casa; Algún catedrático no imparte clase porque coincide con otros trabajos más renumerados y da cuatro duros a un becario para que que imparta la docencia; la universidad paga a un alumno para que trabaje de secretario particular en casa del profesor; se trabaja simultáneamente en universidades públicas y privadas, que no remuneran mal, siendo un funcionario con plena dedicación; etc.

Minucias. Que luego llega una Rita Barberá con sus bolsos Louis Vuitton de cuatro mil y pico euros y nos deja en pañales. No podemos competir.

Como bien dijo esta gran aforista, los regalos, que siempre caen, están de acuerdo con la importancia del cargo. Así va la Educación en España: no cuenta para nada. Nada esperan de nosotros.

Eso sí, si alguien piensa en resarcirnos, que no nos compre los trajes en Milano. Que de Gucci no baje por una vez. La educación ya está bastante desprestigiada.

lunes, 20 de julio de 2009

Huella

Instalación







¿A alguién se le ocurre ir a un concierto de Madonna o de U2 por la música? Lo mismo ocurre con el arte contemporáneo.


Las instalaciones han vuelto. Tras unos años en los que parecía que fotografía y video suplantaban a la pintura, y decaían las instalaciones, la Bienal de Venecia ha visto el glorioso retorno de la escenografía.


Una instalación consiste en una serie de elementos, que de por sí no significan nada o no deben ser interpretados, dispuestos en el (o un) espacio, que, juntos expresan una idea o cuentan una historia. Apenas se diferencian de las escenografías teatrales -El éxtasis de Santa Teresa, de Bernini, sería la primera "instalación" de la historia, si no fuera porque esta noción no existía en el siglo XVII. En una instalación, no se valoran los elementos sino cómo están dispuestos: la forma de exponer prima sobre lo expuesto. Estamos en pleno teatro.

Algunas instalaciones, como Sala vacía de Klein (consistente en una estancia sin nada -más que los hipotéticos visitantes) -una obra, de los años 50, pionera en el "género" de la instalación-, podían, sin embargo, no exponer nada (o exponer "la" nada).

Tras el truinfo de las instalaciones, no debe extrañarnos que la Fundación Emilio Vedova, en Venecia, se haya reconvertido recientemente en una gran obra efímera.

La Fundación expone la obra del pintor italiano Emilio Vedova, "adscrito" al expresionismo abstracto de los años 50, si bien siguió con este tema (o estilo) hasta su muerte en 2006. Se trata de óleos de grandes dimensiones. Son como pinturas negruzcas, cubiertas de brochazos, de Clavé, pero más grandes. ¿Interés?

El espacio de la Fundación, en unos antiguos almacenes de sal en el centro de Venecia, ha sido restaurado por Renzo Piano. Consiste en una sola nave, al fondo de la cual se halla la reserva: unos grandes estructuras metálicas, algo inquietantes, de las que cuelgan, como en una prieta formación, los cuadros no expuestos.

Un mecanismo automático, compuesto por ganchos que se desplazan sobre rieles colgados del techo, extrae aleatoriamente cuadros del almacen y los pasea por la sala hasta ubicarlos por un momento en medio del espacio. Se detienen. Y regresan, zimbreándose, al almacén gracias al mismo procedimiento. En la sala, por tanto, los cuadros, suspendidos del techo, van desfilando, como en una pasarela (o en una procesión barroca), de manera silenciosa.

Los visitantes se sitúan contra los muros perimetrales -so pena de ser embestidos por los cuadros-. Nadie viene a ver la obra de Vedova. Si no fuera por la manera de presentarlos, como si fueran maniquís, nadie se interesaría por ellos. Se viene para ver como son sacados del almacén, paseados y devueltos al olvido; en cuanto el desfile cesa, el público parte. Lo que se anuncia no son las horas de apertura de la sala, sino los de los pases.

Lo que cuenta no es la obra, solo la manera de exponerla. O, mejor dicho, la obra es la manera de mostrarla. Queda, entonces, la duda de quien es el autor: Vedova, cuyos cuadros despiertan poco entusiasmo, o Piano (mucho más conocido, por otra parte), responsable del mecanismo -o de la propuesta expositiva.

Desde luego, y hasta que el mecanismo falle -o a alguien se le ocurra una manera de exponer aún más insólita o extravagante-, los visitantes atestan la Fundación.

No es extraño, entonces, que el MACBA anuncie para el curso que viene una muestra sobre cómo se expone el arte contemporáneo (y no sobre arte).

¿Hemos dicho McLuhan?