1.- Jueves
Un jardín ordenado. El césped impóluto, y algún arbusto puesto como un objeto decorativo, recortados. A un lado, una elegante construcción baja: un tejado a cuatro aguas, con mucha pendiente, cuyos aleros vuelan sobre un perímetro de puertas acristaladas plegadas entre una limpia estructura metálica pintada de negro: el restaurante El Jardí de l´Abadessa, cerca de la avenida Pearson. No hay un asiento libre. Un grupo numeroso, de pie, bebe champán en el exterior. Por los vestidos, discretamente informales y caros, y las mangas arremangadas, parece un encuentro en el Festival del Castillo de Perelada.
Una cena amigable antes de la dispersión estival. Amigos y conocidos se van a Japón, Canadá, Brasil, la India,Tailandia, Namibia, o a escalar montañas en los alrededores de Teherán.
Comida de restaurante universitario para profesores a precio de cena en vaso de chupito con cucharilla. Servicio zen (lento).
Las mesas están juntas, y atestadas; se escuchan las conversaciones en varios manteles a la redonda.
Cuentan que el restaurante está levantado sobre un solar que se logró expropiar -la Ronda de Dalt pasa justo debajo- tras autorizar una construcción provisional (sin cimientos) privada. Por el tamaño de los tubos de aire acondicionado, bien arriostrados, o el delicado mecanismo de las puertas abatibles, no parece que, en invierno, se puedan plegar velas.
Se habla de que pronto se sabrá públicamente porqué Urdangarín (Sports Events) parte a Washington.
Un golpe de aire gélido cruza la sala. La atmósfera recalentada regresa.
Coches negros abultados y mal aparcados, como los que habitualmente invaden la plaza San Jaime, hacen las veces de los leones de las Cortes en la puerta del restaurante.
2.- Viernes
Edipo, una trilogía, de Georges Lavaudant (hasta ahora era de Sófocles): tres tragedias: Edipo-rey, Edipo en Colona, Antógona) condensadas en dos horas.
Fragmentos de los textos originales. Se ha suprimido el coro.
Eusebio Poncela (Edipo) contó en una entrevista que había convertido a Edipo en Sherlock Holmes. La tragedia transformada en una novela de misterio. Para acercarse al espectador o al lector moderno.
La estructura refleja este propósito. El texto se convierte en la transcripción de un interrogatorio: los porqué se repiten como una letanía. Frases cortas. Réplicas cortantes. Edipo, un policia implacable vestido de negro. Men in Black.
Los espectadores, en tiempos de Sófocles, sabían quien era el culpable antes de entrar en el teatro. La obra se basaba en un mito conocido. No tenía misterio. El interés no era la revelación del nombre del asesino, sino el lento e implacable proceso a través del cual Edipo iba descubriendo la verdad, ante la que solo él estaba ciego (pero que solo él quería que se hiciera pública); la lucha entre el destino y la voluntad.
En la versión de Lavaudant, el proceso desaparece. Crónica policial. CSI.
Los espacios son los protagonistas de la trilogía. Determinan lo que acontece. Lo que ocurre solo puede tener lugar en determinados parajes, poblados de invisibles criaturas. La tragedia es que los personajes desconocen los influjos de los espacios en los que se encuentran, las maldiciones que encierran. Sófocles enumera, identifica y caracteriza los espacios sucesivos: la puerta del palacio de Layo, el contraste entre la ciudad defendida y el campo abierto; la estancia de Yocasta; el prado sagrado de las implacables Euménides; el paraje rocoso parecido a la boca de infiernos; el campo yermo donde yace el cuerpo de Polinice; la cámara sepulcral en la que Antígona es enterrada viva. En Edipo-Rey, la "acción" se adentra en espacios cada vez más recluidos.
Un jardín ordenado. El césped impóluto, y algún arbusto puesto como un objeto decorativo, recortados. A un lado, una elegante construcción baja: un tejado a cuatro aguas, con mucha pendiente, cuyos aleros vuelan sobre un perímetro de puertas acristaladas plegadas entre una limpia estructura metálica pintada de negro: el restaurante El Jardí de l´Abadessa, cerca de la avenida Pearson. No hay un asiento libre. Un grupo numeroso, de pie, bebe champán en el exterior. Por los vestidos, discretamente informales y caros, y las mangas arremangadas, parece un encuentro en el Festival del Castillo de Perelada.
Una cena amigable antes de la dispersión estival. Amigos y conocidos se van a Japón, Canadá, Brasil, la India,Tailandia, Namibia, o a escalar montañas en los alrededores de Teherán.
Comida de restaurante universitario para profesores a precio de cena en vaso de chupito con cucharilla. Servicio zen (lento).
Las mesas están juntas, y atestadas; se escuchan las conversaciones en varios manteles a la redonda.
Cuentan que el restaurante está levantado sobre un solar que se logró expropiar -la Ronda de Dalt pasa justo debajo- tras autorizar una construcción provisional (sin cimientos) privada. Por el tamaño de los tubos de aire acondicionado, bien arriostrados, o el delicado mecanismo de las puertas abatibles, no parece que, en invierno, se puedan plegar velas.
Se habla de que pronto se sabrá públicamente porqué Urdangarín (Sports Events) parte a Washington.
Un golpe de aire gélido cruza la sala. La atmósfera recalentada regresa.
Coches negros abultados y mal aparcados, como los que habitualmente invaden la plaza San Jaime, hacen las veces de los leones de las Cortes en la puerta del restaurante.
2.- Viernes
Edipo, una trilogía, de Georges Lavaudant (hasta ahora era de Sófocles): tres tragedias: Edipo-rey, Edipo en Colona, Antógona) condensadas en dos horas.
Fragmentos de los textos originales. Se ha suprimido el coro.
Eusebio Poncela (Edipo) contó en una entrevista que había convertido a Edipo en Sherlock Holmes. La tragedia transformada en una novela de misterio. Para acercarse al espectador o al lector moderno.
La estructura refleja este propósito. El texto se convierte en la transcripción de un interrogatorio: los porqué se repiten como una letanía. Frases cortas. Réplicas cortantes. Edipo, un policia implacable vestido de negro. Men in Black.
Los espectadores, en tiempos de Sófocles, sabían quien era el culpable antes de entrar en el teatro. La obra se basaba en un mito conocido. No tenía misterio. El interés no era la revelación del nombre del asesino, sino el lento e implacable proceso a través del cual Edipo iba descubriendo la verdad, ante la que solo él estaba ciego (pero que solo él quería que se hiciera pública); la lucha entre el destino y la voluntad.
En la versión de Lavaudant, el proceso desaparece. Crónica policial. CSI.
Los espacios son los protagonistas de la trilogía. Determinan lo que acontece. Lo que ocurre solo puede tener lugar en determinados parajes, poblados de invisibles criaturas. La tragedia es que los personajes desconocen los influjos de los espacios en los que se encuentran, las maldiciones que encierran. Sófocles enumera, identifica y caracteriza los espacios sucesivos: la puerta del palacio de Layo, el contraste entre la ciudad defendida y el campo abierto; la estancia de Yocasta; el prado sagrado de las implacables Euménides; el paraje rocoso parecido a la boca de infiernos; el campo yermo donde yace el cuerpo de Polinice; la cámara sepulcral en la que Antígona es enterrada viva. En Edipo-Rey, la "acción" se adentra en espacios cada vez más recluidos.
En la versión presentada, algunos elementos simbolizan distintos espacios: un televisor, un sofá, un casco de secador. Estamos en ocasiones en una sala de estar, en una peluquería de barrio. O en una coctelera. En otras, no se sabe. Los espacios, interiores y exteriores, se confunden. Cabalgan los Caballeros de la Mesa Redonda, aparece un bosque que ondea (Quizá como el de Macbeth), pero estamos en un palacio. Suenan teléfonos, sirenas. Las vengativas Enménides son el tráfico infernal de Atenas. Debe ser este el misterio que el detective Edipo busca resolver.Solo sabemos que estamos en Grecia: suenan notas de una especie de sirtaki. Como en Mamma mía.
Aplausos corteses.
El linaje de Cadmo está muerto. Y enterrado.
Bochorno.
Aplausos corteses.
El linaje de Cadmo está muerto. Y enterrado.
Bochorno.