1977 Interview with Eric Rohmer from zenfoolio on Vimeo.
Después de la muerte del tercer mejor cineasta de la historia (tras Eisenstein y Welles), ¿qué queda)?
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Cuenta el historiador griego Herodoto que Semiramis (una reina mítica mesopotámica, basada en la reina asiria Samuramat que gobernó en Nimrud en calidad de regente de su hijo, el gran Adad Narari III, a principios del s. IX aC) fundó la ciudad de Babilonia y construyó sus muros de defensa vidriados.
Más tarde, el poeta augusteo Ovidio narró por vez primera el mito o la fábula de dos jóvenes amantes babilonios, Píramo y Tisbe, bajo el reinado de Semiramis, en uno de los contados textos "occidentales" basados explícitamente en una leyenda oriental o situados en una ciudad mesopotámica.
Se trata de uno de los mitos más célebres y hermosos (que todos los arquitectos deberíamos saber de memoria), interpretado reiteradas veces por la literatura (y la música) occidentales, en particular por Góngora y por Shaskepeare, quien transladó la acción a Verona, y bautizó a los jóvenes como Romeo y Julieta; retomó la historia en El sueño de una noche de verano. Hasta los mismos Beatles interpretaron esta leyenda.
Cuenta Ovidio cómo los padres de los jóvenes erigieron, literalmente, muros entre ellos para separarlos. La ciudad de Babilonia los aprisionaba y les impedía comunicarse. Las altivas paredes que Semiramis edificó eran cárceles, y fueron las grietas en aquéllas -símbolo de decadencia, de retorno a la naturaleza y la barbarie- las que les permitieron, entre murmullos susurrados entre los intersticios de los muros, salvar su soledad.
La ciudad, que debería defender la vida, era una tumba que mataba a Píramo y Tisbe.
Huyeron de Babilonia. Se adentraron en la selva. Se creyeron libres. Los estructuras arquitectónicas se hallaban a sus espaldas. Pero el hombre civilizado no puede vivir a la intemperie. El león, simbolo de la naturaleza indómita, acechaba. Un túmulo -la tumba de un difunto, Ninus, el esposo de Semiramis- los reunió. En el más allá.
Un cuento triste para leer antes de acostarse.
"El 28 de abril de 1964, The Beatles, basándose en El sueño de una noche de verano, de Shakespeare, que incorpora el mito de Píramo y Tisbe por Ovideo, interpretaron una parodia de este mito en un programa de televisión llamado “Around The Beatles”. En ella, Paul McCartney interpreta a Píramo, John Lennon a Tisbe, George Harrison es el claro de luna y Ringo Starr el león".
De: http://esquifeherrumbroso.wordpress.com/2008/11/25/piramo-y-tisbe-por-the-beatles/Píramo y Tisbe
(Ovidio: Metamorfosis, IV, 55-166)
"Píramo y Tisbe, el uno el más hermoso de los jóvenes, la otra la más destacada de las doncellas que Oriente produjo, tenían dos casas adosadas donde se dice que Semíramis había ceñido de murallas de ladrillo su elevada ciudad. La vecindad provocó el conocimiento y sus primeros encuentros, con el tiempo creció el amor; también se habrían unido por las leyes conyugales, pero lo prohibieron sus padres; lo que no pudieron prohibir: los dos ardían por igual con sus pensamientos cautivos. Lejos está cualquier cómplice, se hablan por gestos y señas y, cuanto más se oculta, más se abrasa el ocultado amor. La pared común a una y otra casa estaba hendida por una pequeña rendija que se había producido en otro tiempo cuando se construía; este defecto no evidente para nadie a lo largo de los siglos (¿de qué no se da cuenta el amor?) lo visteis por primera vez vosotros, enamorados, y lo convertisteis en camino de la voz; por él solían transitar seguras vuestras lisonjeras palabras en un murmullo apenas audible. A menudo, cuando estaban por esta parte Tisbe, por aquella Píramo, y mutuamente habían notado el aliento de su boca, decían: <
Hablando así desde lugares en vano separados, al llegar la noche dijeron <
Cuando la furiosa leona sació su sed con abundante agua, mientras vuelve al bosque, destrozó casualmente con su hocico ensangrentado el ligero velo encontrado sin su dueña. Píramo, que había salido más tarde, vio en el abundante polvo las certeras huellas de una fiera y palideció en todo su rostro; pero, cuando encontró además el velo teñido de sangre, dijo: < >
He aquí que sin haber perdido el miedo, para no fallar a su amante, ella vuelve y busca con sus ojos y con su corazón al joven y desea ardientemente referirle cuántos peligros ha evitado; y al tiempo que reconoce el lugar y la forma en el árbol que ha visto, al mismo tiempo la hace vacilar el color del árbol: no está segura de si es ese. Mientras duda, ve que unos temblorosos miembros golpean el suelo ensangrentado y retrocedió y, adoptando un rostro más pálido que el boj, se estremeció como el mar que resuena al rozar su superficie una ligera brisa. Pero, después de que, al detenerse, reconoció a su amante, azota sus brazos que no lo merecen con sonoros golpes y, mesándose los cabellos y abrazando el cuerpo amado, llenó las lágrimas las heridas y mezcló su llanto con la sangre y, dando apretados besos al helado rostro, gritó: <
Al nombre de Tisbe, Píramo elevó sus ojos pesados ya por la muerte y, al verla, los cerró. Ella, tras haber reconocido su velo y ver el marfil libre de la espada, dice: <<¡Tu mano y tu amor te han perdido, desgraciado! También yo tengo una fuerte mano para esto solo, también yo tengo amor: él me dará fuerzas para herirme. Te seguiré en la muerte y seré llamada la más desgraciada causa y compañera de tu muerte; y tú, que, ¡ay!, solo con la muerte podías ser apartado de mí, no podrás ser apartado con la muerte. Sin embargo, acoged las palabras de súplica de ambos, oh muy desgraciados padres míos y de aquel, que a quienes ha unido un certero amor, a quienes la última hora, no les quitéis ser enterrados juntos en la misma tumba. En cuanto a ti, árbol que ahora cubres con tus ramas el cuerpo digno de compasión de uno solo, inmediatamente serás cobertura de dos, retén las señales de la muerte y produce siempre frutos negruzcos y adecuados al luto, recuerdo de la doble sangre>>. Dijo y, tras haber dispuesto la punta bajo su pecho, se lanzó sobre la espada, que todavía estaba tibia de muerte. Sin embargo, sus súplicas alcanzaron a los dioses, alcanzaron a los padres: pues el color es el negro en el fruto cuando madura y lo que queda de sus piras descansa en una sola urna".