(desde Napoles, sin acentos)
Orfimo, pitagorismo, epicureismo, mitraismo: la Campania, en la que se ubicaban tantas entradas a los infiernos, recorrida por viajeros en busca de redencion, como Hercules o Jason, fue una tierra fertil en interrogaciones sobre el destino humano y las relaciones entre los mortales y las potencias invisibles.
Fue cerca de Napoles donde Ciceron estudio un concepto que no tiene parangon en ninguna otra lengua indo-europea: religion. Los griegos se referian a lo sagrado, que no es exactamente lo mismo. Que es la religiom?
La etimologia de religion no es clara. Pero ambos posibles origenes son esclarecedores. Los padres de la iglesia sostenian que el termino provenia del latin religare que significa union, y se referia a los lazos establecidos entre la divinidad y el fiel.
Sin embargo, por sugerente que esta explicacion -que tanto cuadra con el neoplatonismo y el cristianismo- nos parezca, posiblemente sea erronea. Ciceron, tres siglos antes, sostenia que religion provenia de relegere (de ahi, releer) que, literalmente, significa volver sobre un mismo tema, o sobre una mismo, y evoca un ejercicio de introspeccion.
Releer consiste en reflexionar sobre lo leido, lo sabido, es volver sobre lo aprendido, en una primera lectura, para preguntarse, para cuestionar lo sabido. Implica no una apertura hacia lo desconocido, sino una vuelta sobre uno mismo, una reflexion sobre lo acontecido o lo inicialmente aprendido (acriticamente).
El objeto (sagrado) digno de estudio, es la palabra divina, la palabra divinizada, considerada como la fuente de conocimiento; la palabra que ilumina. El objeto es tambien, necesariamente, el libro -sagrado.
La palabra escrita es la palabra que nos pone en contacto con lo que nos rebasa, aquello que no conocemos pero con lo que aspiramos, mediante la meditacion, a entrar en contacto.
La lectura, o la relectura, no es un ejercicio profano, sino sagrado, pues nos enfrenta a nuestras dudas, y nos plantea cuestiones sobre nuestras creencias y lo que pensamos saber. Nos interroga. Y la respuesta esta en nosotros mismos. No son los dioses los que nos esclarecen, sino nuestra propia reflexion sobre lo que nos dicen, o lo que su palabra nos dice.
Religion no es el contacto con la divinidad fuera de nosotros, sino con nuestras propias creencias, a las que ponemos en jaque o en suspenso -y todo suspenso requiere, para ser superado, un replanteo del saber, y de las asunciones-, cuando releemos, necesariamente de manera critica, deteniendonos en cada palabra, para saber lo que, verdaderamwente nos esta diciendo, mas alla del sentido literal del termino.
La religion nos pone en contacto con el mas alla, ciertamente, el mas alla de las convenciones, de los saberes asumidos, de los gastados significados, de la literalidad, de la prosa del mundo. A la busqueda de un significado verdadero y ultimo que solo esta en nosotros.
Ciceron, fue junto con Epicuro y Platon -e Ireneo de Lion-, el mas gran pensador del mundo occidental.
sábado, 30 de enero de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
A la sombra del Vesubio
El blog se cierra hasta el 5 de febrero, mientras se recorren los yacimientos "nativos", griegos, etruscos y romanos cerca de la Ciudad Nueva (Neapolis, Napoles)
miércoles, 27 de enero de 2010
Adán Aliaga: La casa de mi abuela (2005)
http://www.lacasademiabuela.info/
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Barcelona o la Nueva Jerusalén
Durante el entierro del padre de un amigo, esta fría mañana de enero, una palabra del sacerdote cuando el responso me recordó un tema (sin duda trillado por historiadores, geógrafos y urbanistas) que me ha fascinado: la insistente toponía religiosa de Barcelona, tanto del Nuevo como del Antiguo Testamento o, más concretamente, del Antiguo Testamento que ha perdurado en el Cristianismo, actuando de fondo o de base de la nueva religión.
Dejando de lado nombres de calles procedentes del santoral y de la corte celestial originados por la presencia de algún templo (calle de la Virgen de la Merced, por ejemplo), la toponimia del territorio -o de los distintos territorios- de la ciudad, de determinados hitos naturales, parece evocar un espacio sagrado.
Santos (Sant Martí dels Provençals, Sant Andreu, Sant Gervasi, Sants), virtudes (Gracia), dones (Bonanova), objetos litúrgicos (La Sagrera, de un sagrario o espacio sagrado) dan nombre a distintas áreas de la ciudad que se extienden por el llano y ascienden lentamente, desde el epicentro de la ciudad, en el Monte Tabor (donde se situa la catedral), hasta, pasando por el Valle de Hebrón y la colina del bíblico Carmelo (donde, oportunamente, se quiere instalar un jardín, ya que Carmelo, en árabe, significa precisamente jardín paradisiáco) en un ascenso que abandona a los santos y se centra en la única figura del hijo de dios, hasta las alturas del Tibidabo (nombre que deriva de la frase, en latín -tibi dabo: te doy-, con la que el ángel caído tentó a Jesús, desde lo alto de una cumbre, dándole todo su reino material a cambio de su alma), marginando, a la izquierda, el peñasco rocoso que da la espalda a la ciudad, el arisco Montjuich (monte de los judíos), que no se libra de connotaciones morales bíblicas.
Esta toponimia sagrada, que parece querer asociar Barcelona con Jerusalén, y que dibuja una ciudad estructurada como una iglesia donde cada elemento (columna, triforio, nave, etc.) remite a una figura celestial, desde la más baja hasta la divinidad, quizá se origine en la Alta Edad Media, cuando se forjó la leyenda medieval de la Barca Nona (de ahí la -falsa- etimología del nombre de Barcelona), la novena barca de la expedición de Jasón y los Argonautas, en pos del vellocinio de oro que, perdida, naufragó al pie del Monte Júpiter (otra etimología, sin duda fantasiosa, para Montjuic), donde fue hallada por Hércules que, tras completar su cuarto trabajo regresaba a Grecia por la costa. Tras hallar a los náufragos, fundaría Barcelona.
Hércules era un héroe, convertido en dios, en un único dios, al menos en algunos círculos imperiales en el siglo III dC, y equiparado con Cristo, el nuevo Hércules.
Dios, como el alcalde se entere, organiza las próximas olimpiadas eucarísticas en Barcelona.
Bagdad
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/01/25/AR2010012502958.html?referrer=emailarticlepg
Tras los últimos atentados contra hoteles, en los que tienen lugar últimamente conferencias y congresos con participación extranjera -a fin de evitar demasiados desplazamientos por la ciudad-, el congreso sobre rehablitación urbana en ciudades iraquíes, organizado por el Ayuntamiento de Bagdad, que debería tener lugar entre los días 22 y 27 de marzo próximo, vuelve a estar en el aire.
Tras los últimos atentados contra hoteles, en los que tienen lugar últimamente conferencias y congresos con participación extranjera -a fin de evitar demasiados desplazamientos por la ciudad-, el congreso sobre rehablitación urbana en ciudades iraquíes, organizado por el Ayuntamiento de Bagdad, que debería tener lugar entre los días 22 y 27 de marzo próximo, vuelve a estar en el aire.
lunes, 25 de enero de 2010
Casa hinchada
"Es la Pedrera digital" (E. Ruiz): ¿cómo no se le había ocurrido a nadie? No hay nada como una frase publicitaria, como la que ha pronunciado el autor de la obra, para hacer gran arquitectura.
El edificio de oficinas de Media-Tic (o tics), en el distrito 22@ de Barcelona, con plantas sin muros ni pilares, y fachadas de vidrio y de hinchables transparentes, es similar, obviamente, al intrincado laberinto de muros y gruesas columnas, encerrado en espesos muros pétreos que se asemejan a acantilados en los que algas se enredan, de la Pedrera, de Gaudí.
El recubrimiento a base de hinchables de hidrógeno (o algo así) solo se ha utilizado en fachadas de estadios.
Una sugerente metáfora de las relaciones laborables en un edificio de oficinas: entre el ganado y la feroz competición.
La casa y el ojo malo
En Mesopotamia, como en todas las culturas antiguas y tradicionales, no se construía ningún edificio, incluso modesto, sin la ejecución de ritos y el uso de objetos con vistas a lograr la protección de la obra, siempre amenazada por poderes invisibles, celestiales o infernales.
El recurso a amuletos era (y aún lo es en algunas sociedades) una práctica habitual. En Sumer, se depositaban estatuillas de bronce y preciosas ágatas circulares bicolores, con un óculo central oscuro, semejante a ojos bien abiertos, en los cimientos.
Innumerables fetiches de terracotta, insertados en los muros, representados a deidades, seres híbridos protectores y animales guardianes (leones, perros, símbolos de divinidades) y ladrillos y tablillas estampilladas con invocaciones, plegarias y maldiciones, trataban de apartar a los malos espíritus: al mal de ojo, echado por un vecino o una divinidad, que podía causar la ruina de la casa y de la familia o el clan que moraba.
Entre estas tablillas destaca una, del II milenio aC, conservada en el Museo del Louvre (AO 8895).
El texto cuenta todo el daño que un inquietante ojo suelto, como un omnipotente astro sombrío y errante, como el ojo que Caín temiera, que nunca desaparece, y que quiere siempre el mal, similar a un dragón venenoso, puede causar (desatres ecológicos, enfermedades), e invoca a una divinidad protectora.
Si Enlil, el dios del aire, que trasmitía las órdenes del padre de los dioses, An (el Cielo), había creado el mundo, su hermano Enki lo había completado, ordenado y dotado de sentido. Antes de que Enki interviniera, los canales estaban secos, los pastos cubiertos de maleza, los caminos abandonados y los terrenos se perdían tras el horizonte, carentes de límites: la vida no podía sentirse segura; la tierra no ofrecía cobijos en los que refugiarse.
El trabajo de Enki consistió en colocar a cada cosa en su sitio, a emplazarlas y a otorgarles los límites que les correspondían. Enki definió el mundo.
Pero las fuerzas del mal no se rendían. Podían siempre deshacer el mundo perfecto que Enki había completado -o el mundo que había perfeccionado. La abundancia y la fertilidad de la tierra, los animales y los humanos podía acabarse, y el mundo volverse estéril. Las casas, armónicamente planificadas en medio de vergeles o de ciudades correctamente urbanizadas, según la planimetría celestial, dejarían de erigirse como un espacio protector.
Es por este motivo que las tablillas profilácticas que se insertaban entre las filas de los ladrillos guardaban invocaciones contra el mal que el ojo negro podía causar: es decir, invocaban a Enki, el dios que ordenó y armonizó el mundo, y al que se le imploraba como la deidad protectora del hogar, del espacio construido:
"Ojo es una serpiente mush-mush (mush, en sumerio, significa reptil), ojo
de hombre es un dragón mush-mush...
Se aproxima al cielo -y ya no llueve,
Se aproxima al campo -y la hierba ya no crece,
Se aproxima al buey -y el yugo se rompe,
Se aproxima al corral para el ganado -el queso se pudre,
Se aproxima al joven -su cintura se suelta (¿?),
Se aproxima a la muchacha -que deja caer su vestido,
Se aproxima a la nodriza con un niño -sus brazos ya no lo recogen,
Se aproxima al vergel - la lechuga y los berros se marchitan,
El ojo del mundo inferior, del mundo inferior, ha escapado...
Que el ojo malo, el ojo enfermo sea arrancado.
Cuando se halla en la esquina de una calle
Inmobiliza al muchacho que no tiene a un dios personal.
El ojo que es un soplo impalpable, que Enki lo golpee".
Una hermosa invocación o imprecación. La fe haría que fuera eficaz.
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