martes, 20 de julio de 2010

Alá arquitecto

Ayer, lunes por la mañana, empezó el WOCMES (World Congress for Studies for Middle Eastern Studies), gestionado este año por el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), que acontece en la Universidad Autónoma de Barcelona durante toda la semana.
Se esperaban unos cinco mil asistentes. Más de tres mil se han inscrito.

El programa es abrumador. Impreso, cubre 190 páginas de letra menuda. Centenares de ponencias, muchas de las cuales acontecen, inevitablemente, a la misma hora. Presentaciones de publicaciones, un ciclo de cine, pequeñas exposiciones, una feria del libro, etc., completan las actividades.

Las ponmencias revelan las dificultades a la hora de enfrentarse al Próximo o al Medio Oriente. ¿Qué es el Medio Oriente? ¿Una denominación geográfica? ¿cultural? ¿religiosa?

Ponencias sobre Malasia, Algeria, Sudán o Mauritania pueden sorprender: paises en el Extremo Oriente (o el Sud-este asiático) y en África, no en el Medio Oriente. Pero son musulmanes o tienen poblaciones de religión musulmana.

Frente a esta situación, casi ningún taller ni ponencias sobre Israel (aunque sí sobre Palestina), país que sí está ubicado en el Próximo Oriente.

¿Es la lengua -¿el árabe?-, la "etnia" -¿"árabe", "semita"?-, la religión -¿musulmana?- el denominador común.

El dominio de temas religiosos es tal que lo sagrado parece ser el centro de las preocupaciones, mas casi todas las ponencias se centran en el islam, mientras que el resto de las religiones (judía, cristiana, zoroástrica, etc.), presentes en el Próximo Oriente, están casi desaparecidas (y solo consideradas por los problemas que sufren los fieles).

EL WOCMES parece centrarse en la o las culturas de los antiguos imperios otomano -que sucede al árabe, e incluye al mongol- y persa -es decir el Próximo Oriente, y norte de África, aunque parece dejar de lado los territorios ocupados por los ejércitos árabes y otomanos en Europa-, y de los territorios donde impera o está presente el islam -Medio Oriente, norte y centro de África, Sud-Este Asiático, aunque no Europa-.

Desde luego, las denominaciones Occidente y Oriente son fluctuantes. Esquemáticas, aunque posiblemente útiles -si no se aceptan como construcciones y no como realidades.

Ayer por la tarde tuvo lugar el taller sobre Teoría Urbana e Historia. Inicialmente, interveníamos cinco ponentes, luego reducidos a cuatro.
Dos ponencias por profesoras universitarias turcas -sin ningún signo distintivo que permitiera identificarlas "étnica" "cultural" o "religiosamente"-. Ponencias sobre los conflictos familiares a principios del siglo XX en Istambul con la creación del barrio "europeo", y sobre la devastadora destrucción de la costa de Bodrum, entre los años 2006 y 2008, que recuerda la situación en la costa mediterránea española (Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, e Islas Baleares). Pueblos "turísticos" que asolan el territorio pero que se anuncian como respetuosos con la tradición arquitectónica local porque incorporan dejes estilísticos folclóricos. Ponencias sobre lo que acontece hoy en Turquía.

Una tercera ponencia por una profesora de Malasia, en las que sí es visible la adscripción religiosa (¿cultural?). Versa sobre un desconocido (incluso en Malasia) arquitecto malasio contemporáneo, cuyas obras son una mezquita -su única obra arquitectónica- y escritos sobre la necesaria distinción entre lo islámico y lo musulmán, y sobre la defensa de la islamización de la arquitectura (las mezquitas en el Extremo Oriente suelen tener forma de pagoda). La correcta arquitectura islámica (religiosa y profana), sostiene, debe seguir los preceptos de Alá, que ordenó, entre otras cosas, construir en las alturas. El corán es, por tanto, el tratado de arquitectura que debe ser seguido (un asistente de una universidad turca pegó un brinco). Los modelos de la Alhambra, levantada, en efecto, en un alto, y de la mezquita de Córdoba, son los que tienen que ser seguidos (en Malasia y en todos los paises islánmicos) porque son los que mejor cumplen con las prescripciones divinas.
Ni una palabra sobre los problemas urbanísticos en la megápoli de Kuala Lumpur, azorada por el frenesí constructivo que impera también en China y en los Emiratos Árabes, entre otros.
Tenemos un problema.

Barcelona



Enviado por María Tatay, a quien agradezco que amplie nuestro conocimiento del arte

domingo, 18 de julio de 2010

Frente marítimo de Barcelona



David Harvey, geógrafo, autor de:

David Harvey
  • Social Justice and the City (1973). En Español: “Urbanismo y desigualdad social” (1992) Siglo XXI de España. ISBN 84-323-0252-X.
  • Consciousness and the Urban Experience (1985).
  • The Urban Experience (1989).
  • Spaces of Hope (2000). En Español: “Espacios de esperanza” (2003) Madrid: Akal. ISBN 84-460-1638-9.
  • Paris, Capital of Modernity (2003).

Canción del verano

sábado, 17 de julio de 2010

(Espacio doméstico: la cocina) Éric Rohmer (con Jean-Luc Godard, actor): Présentation ou Charlotte et son steak (1951)



Todo Rohmer ya está en este cortometraje fundacional

Lo crudo y lo cagado (evacuación nacional)



Conocida intervención del filósofo Slavoj Zizek en 2004 sobre la antropología cultural de la cagada.

Curiosidades universitarias

Los estudiosos y profesores universitarios franceses tenían que realizar una "thèse d´état" antes de acceder a determinados puestos. Esta investigación está cayendo en desuso desde finales de los años noventa. Solía durar entre veinte y treinta años. Culminaba una carrera. Se basaba en la experiencia adquirida, la reflexión lentamente elaborada. La mayoría de los grandes especialistas en diversos campos de estudio la habían llevado a cabo (Claude Lévi-Strauss, en solo quince años, aunque Jean-Pierre Vernant nunca la redactó definitivamente).

El modelo de tesis doctoral que, por el contrario, se ha impuesto durante estos díez últimos años (incluso, aunque con dificultades, en Francia), es el norteamericano: un artículo de un centenar de páginas, presentado previamente en numerosos congresos.

De este modo, hoy un artículo publicado en una revista llamada científica con un comité de lectura "vale" más ("cuenta" más) que un libro. En los Estados Unidos, se considera que un libro no es sino una recopilación de artículos, o un futil ejercicio de divulgación. Sin interés académico. Los investigadores necesitan publicar una y otra vez breves artículos que, necesariamente, acaban explicando prácticamente el mismo. Más no importa. Lo que más se tiene en cuenta a la hora de juzgarlos son las veces que son citados por otros investigadores. Hallar un tema y explotarlo, exprimirlo con cuenta gotas: la vía recta a los laureles.
Por este motivo, la obra de profesores, escritores y filósofos como Eugenio Trías, con una ingente producción libresca, reconocida con el premio Nietzsche (el "Nobel" de la filosofía), o Félix de Azúa, no "cuenta" en la Universidad, y, desde luego, es menos reconocida que una simple noticia de un arquitecto sobre, por ejemplo, un proyecto de arquitectura o un edificio que acaba de realizar.