lunes, 18 de abril de 2011

Sidi Larbi Cherkaoui, Damien Jalet & Anthony Gormley : Babel (2011)





La historia de la torre de Babel acontece tras el diluvio. Éste fue provocado como castigo por la maldad del hombre: Yavhé se arrepintió de haber creado a todos los seres vivientes. El diluvio purificó la tierra. El que los humanos hubieran sido moldeados con barro aseguró su desaparición -con la excepción de Noé, escogido por dios para regenerar, en todos los sentidos del verbo, a la humanidad.

Este castigo no era el primero que los mortales sufrían. Tras el fratricidio cometido por Caín, éste fue condenado a errar de por vida, fuera del Paraiso -de donde sus padres, Adán y Eva, ya habían sido expulsados, aunque no hubieran sido condenar a vagar para siempre-. Finalmente, Caín fue autorizado a construir la primera ciudad, al este del Edén y a morar en ella.

El tercer castigo ocurrió cuando la torre que los sucesores de Noé (superviviente del diluvio) construían alcanzó las nubes. Hasta entonces, los mortales, pese a la existencia de ciudades, seguían siendo unos errantes; pero al llegar a Shinear (tierra que, según el Génesis, incluía a Babel -Babilonia-, Erek -quizá la ciudad-estado sumeria de Eridú, considerada por los propios sumerios como la ciudad más antigua- y Akkad -tierra del imperio acadio-), se asentaron.

No bien la torre (de Babel) hubo sido construida (El Génesis indica que la torre y la ciudad de Babel llegaron a ser concluidas, si bien, más adelante, parece que solo la torre fue enteramente edificada; el castigo por esta obra consistió, entre otros, en la interrupción de la construcción de la urbe de Babel), Yavhé volvió a condenar a la humanidad. Ésta, nuevamente, fue obligada a dispersarse (y a cada habitante de la tierra le fue otorgada una lengua, de modo que la comunicación y el acuerdo fueran inalcanzables).

El destierro y el vagabundeo  caen tres veces sobre la humanidad; la maldición bíblica consiste en la imposibilidad de asentarse. La falta de arraigo, la no posesión de la tierra son los medios con los que Yavhé condena a los "habitantes" (que no pueden habitar) de la tierra.

Éste es precisamente el tema que Sidi Larbi Cherkaoui aborda en el ballet Babel, considerado con razón como uno de las mejores obras de danza contemporánea.

¿El decorado? Unas gigantescas estructuras metálicas en forma de cubos y paralelepípedos de diversos tamaños. Los bailarines las mueves sin cesar; las montan y las desmontan; las encajan, las superponen y las separan; las fijan y las arrastran. Quienes danzan no son tanto los bailarines sino las estructuras que arrastran, empujan, acarrean,obvios símbolos de construcciones: bases, pisos, casas; cuando se montan, durante unos instantes llegan hasta el cielo.

Los humanos no logran instalarse en ningún lugar. Cargan con su casa a cuestas. Ésta no es un refugio, sino una pesada carga. El castigo divino consiste en llevar el peso del hogar para siempre; hogar que no es un hogar ya que el hombre no puede habitarlo. Lo desplaza sin lograr hallarle una plaza. Aplaza eternamente su emplazamiento. Desplazarse con la casa en la espalda ha sido siempre un martirio. La casa es un peso que oprime cuando no se sabe donde dejarla (en cualquier sitio, pues cualquier lugar puede convertirse en un espacio habitable, contrariamente a lo que piensan que defienden que existe una unidad trascendental entre un pueblo y un lugar determinado).
Si logra entrar en ella, ésta lo encierra; la casa se convierte en una cárcel; el peso de la morada inservible recae con toda su fuerza; el hombre no puede liberarse.

Mas, sin embargo, si el hombre logra crear una comunidad, establecer vínculos, el castigo no cesa. Los ligamenes lo atan de pies y manos. Cualquier movimiento mueve a toda la colectividad. Sigue cargando con la culpa: son los demás quienes le culpan: todos se culpan entre sí. Tratan de moverse y están encadenados; son seres errantes incapaces de moverse, condenados a un desplazamiento eterno que no puede desplazarse, ni articularse: nadie se entiende. El enfrentamiento verbal y físico es inevitable: los lazos son demasiados fuertes; aprietan como sogas.

Babel: la vida humana (a cuyo deambular solo la muerte pone fin, pues entonces cuando el hombre se fija en la tierra para siempre) hecha danza.
Las luces no se habían encendido aún, que el público se levantó al unísono, y aún aplaudimos.

domingo, 17 de abril de 2011

Steve Reich: City Life (1995)












Sobre la obra, véase esta página y la página web del compositor

sábado, 16 de abril de 2011

jueves, 14 de abril de 2011

Matthew K.: Tourist (2008)


Tourist from matthew k on Vimeo.

Arquitectito español....


 (Foto: véase este blog)


Miguel Orellana (26 años), premio de bachillerato, número uno de su promoción en arquitectura, obtiene una beca de la Caixa para partir a Vancouver durante varios años, y espera no volver, tras trabajar dos años en París con una beca Leonardo; Lourdes Gaspart (26 años), premio de bachillerato, sobresaliente en arquitectura, máster en arquitectura, obtiene una beca de la Caixa para partir varios años a Londres, sin fecha de vuelta; Anita Heredia (23 años), parte a Japón durante un año y encuentra trabajo en el estudio de arquitectura de Sanaa; tras el desastre, emigra a la Universidad de Harvard; Albert Imperial (30 años), máster en arquitectura, que empieza una tesis doctoral, profesor asociado de arquitectura (sueldo: una vergüenza) posiblemente parta a Suiza; Lledó Gas (25 años), cansada de trabajos irrelevantes, se prepara para irse a los Países Nórdicos; Laura  Martínez (26 años), hace ya dos años que se fue a La Paz para no volver, harta de trabajos ínfimos en arquitectura; David Capellas (29 años), uno de los pocos arquitectos jóvenes con un trabajo digno, sueña con irse a Japón; Jorge Rovira (25 años), arquitecto y músico, con uno de los mejores currículums de España, emigra definitivamente a Chicago donde obtiene trabajo y un sueldo digno en SOM; Isaac Prats (29 años) hace un año que vive y trabaja en un estudio en Londres, y no piensa regresar; a Paola Tirados (28 años), arquitecta y campeona olímpica, se pelean por ofrecerle trabajo en los Estados Unidos; tras haber ganado en un mes trabajando en un proyecto en Vietnam lo suficiente para vivir un año en Barcelona, Marc Marín (23 años), multibecado en España y Alemania, brillante activo promotor de actividades culturales en la escuela de arquitectura de Barcelona, seleccionado para la Bienal de Arquitectura de Venecia de 2010, sabe que, no bien acabados los estudios, no pasará una hora sin que compre un billete de ida a Berlín; ¿dónde trabaja Montse Domínguez (33 años), premio de arquitectura en 2003 (con un nueve y medio sobre diez de promedio), Premio Europan de Arquitectura, becada como Personal Investigador Universitario durante cuatro años, y propuesta como profesora en la Escuela Politécnica de Zurich?: en Tirana (Albania); Victoria Garriga (40 años), la mejor arquitecta española, lamenta el error de su vida: no haberse quedado para siempre en Dinamarca; hace ya años que Urtzi Grau (34 años), la primera matrícula de honor en arquitectura, emigró a los Estados Unidos: hoy, es un reputado profesor en las Universidades de Princeton y de Nueva York -Columbia University-; ¿seguimos?

MBM, cuyos responsables tienen unos ochenta y cinco años de edad, construye más que nunca encargos y obras públicas en Barcelona.

La edad media de los profesores de arquitectura en Barcelona supera los sesenta años; a cinco de la jubilación (al menos, hasta hace unos meses); los recortes presupuestarios obligan a despedir a un gran número de profesores asociados, es decir, menores de treinta años.

A este paso, la crisis en arquitectura se va a solucionar rápido en España: no quedará nadie, ni en el mercado laboral ni en la universidad.
Solo se cavarán tumbas.

Jean-François Rauzkier: Dédalos





El publicista y fotógrafo francés Jean-François Rauzier (o Rozier), es autor de una obra dedicada al género del capricho arquitectónico, muy -demasiado- efectista; pero algunas fotografías recientes, como éstas dedicadas al mítico constructor griego Dédalo (dédalo, ya como nombre común, significa también laberinto, ya que laberintos, y no solo el laberinto de Creta en el que se encerró al Minotauro, fueron todas sus construcciones), son más inquietantes que fáciles.

Más información en la web del fotógrafo.

István Orosz: Labirintusok (Laberintos) (2008)