viernes, 13 de mayo de 2011

Arquitectura en ruinas







Los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, entre los que se encontraban algunos de los mejores, se pusieron recientemente en huelga por unas horas, en plena época de exámenes parciales. Querían denunciar los drásticos recortes presupuestarios que amenazan la contratación de profesores asociados, dificulta el pago de los sueldos de los funcionarios y reduce los fondos de los departamentos, lo que redundaría en una disminución de la atención hacia los estudiantes y una pérdida de clases de taller.

Los arquitectos somos en parte responsables de la crisis. La construcción desaforada, la sistemática destrucción del territorio se ha hecho, necesariamente, con proyectos, o al menos, firmas, de arquitectos, no siempre "anónimos". Cuántos aeropuertos inútiles (salvo para pasear los domingos), cuántos museos de arte contemporáneo, imposibles de mantener, cuántos "hitos", auditorios, óperas, centros de convenciones, parques temáticos, restaurantes temáticos, centros de "ocio", casinos y salas de juego, descomunales complejos de vacaciones sin demasiados complejos, balnearios, puertos deportivos, cuántas infraestructuras megalómanas no se han levantado en España.

Los miembros de la universidad también tenemos una parte de culpa. Se han abierto universidades por todas partes. Cualquier ciudad pequeña dispone de un lujoso campus universitario. con medicina y arquitectura. Casi cincuenta escuelas de arquitectura se han creado últimamente en España. Hasta la Manga del Mar Menor dispone de una, no fuera que la calidad de la construcción que allí se practica bajara. Las escuelas privadas se han sumado a la oferta. Y a qué precio.

Mientras el dinero corría, los problemas se cubrieron. Hoy afloran, como montículos hojas pútridas cuando desciende el nivel de las aguas. La crisis no es solo financiera; es moral.
Hemos tenido catedráticos a tiempo completo, con sueldos que rondaban los cuatro mil euros netos al mes, que se han negado a dar clase durante años; profesores que trataban de cambiar días de clase en función de sus largos fines de semana en fincas particulares; docentes que impartían la mitad de las clases; o que juntaban grupos a fin de dar menos clases; o, por el contrario, docentes que afirmaban que multiplicaban el número de clases de prácticas, a fin que constara las horas dedicadas para luego volver a reunir a los alumnos en un mismo grupo; catedráticos de relumbrón a tiempo completo que no daban una sola clase al año; que no corregían exámenes provocando caos entre los estudiantes; o que enviaban ayudantes de sus despachos de arquitectura para impartir las clases en su lugar; o que malpagaban a estudiantes (sin contrato ni seguro) para que les dieran las clases; docentes tan malos a los que se pagaba para que no vinieran a clase ( a fin de evitar que los alumnos se rebelaran); profesores que venden sus libros en clase, cuyas asignaturas no se aprueban sin sus libros (que incluyen los ejercicios que se tienen que realizar); personal no docente violento o conflictivo al que se remuneraba para que se quedara en casa, o trabajara, en nada, fuera de la Universidad;  departamentos con tantos enfrentamientos internos que habn estado bajo control judicial; catedráticos jubilados por ley que han logrado mantener sueldos completos durante un tiempo; profesores que han utilizado becas públicas para pagar a secretarias privadas; enseñantes o grupos de investigación que han obtenido becas e ingentes ayudas solo por su adescripción política, con independencia de la calidad del trabajo. Nadie ha podido o querido enfrentarse a los problemas. El que escribe el primero. Eran enseñantes mediáticos, o muy violentos, o con altos contactos políticos. Los departamentos, las facultades, los rectorados nos hemos pasado la patata caliente. El dinero invertido para nada ha sido ingente. Pero más valía pagar para acallar, para evitar conflictos.

Una pena. Quizá esté llegando a su fin una época gloriosa de pequeñas alegrías. O no.
¿Acabarán cobrando lo que deberían los profesores asociados?
Habrase visto.

Julian Soto & Pretty Boy Crossover: Invisible Cities (2001)

http://mmbase.submarinechannel.com/video/index.jsp?id=249&video=26060

El único enlace encontrado para ver este inquietante video sobre la ciudad contemporánea.

(La ciudad de las letras). Peter Collingridge and James Bridle (Apt Studio): This is Where We Live (2008)


This Is Where We Live from 4th Estate on Vimeo.

jueves, 12 de mayo de 2011

Cecil M. Hepworth & Percy Stow: Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas) (1903)



Agradezco a Jorge Raedo el envío de esta joya.
Qué la disfrutemos todos

miércoles, 11 de mayo de 2011

Monty Python: Archaeology Today (1970)



Texto de los diálogos en la web siguiente

Perspectiva mesopotámica

La publicación del estudio de Erwin Panofsky, en los años veinte, La perspectiva como forma simbólica, trastocó completamente la imagen de que se tenía de la representación perspectiva renacentista. Hasta entonces, ésta era considerada como un sistema representativo objetivo: las cosas aparecían "tal como eran", sin depender  de las jerarquías que habían influido en el esquema representativo medieval (las formas más grandes no lo eran "verdadramente" sino que eran consideradas más importantes, superiores, como los miembros de la corte celestial, el rey o los nobles, en comparación con los siervos y la servidumbre. La información gráfica brindada en la Edad Media no era de fiar.) Los artistas renacentistas, por el contrario, hallaron un método que ofrecía una imagen veraz o convincente, sin distorsiones, de los entes representados.

Sin embargo, Panofsky argumentó que la visión objetiva renacentista no era tal, sino que las imágenes solo mostraban lo que el artista veía y quería mostrar. La imagen era un punto de vista subjetivo. No solo ofrecía dos caras tan solo de la realidad sino que estas eran retratadas en función de la posición escogida por el artista. Las cosas se mostraban tal como aquel decidía: estaban sometidas a un punto de vista personal. Este interpretación del sistema de representación perspectiva se basaba en la teoría del arte de Kant, según el cual, la interpretación y valoración del arte (y de todas las cosas sometidas a escrutinio) dependía del gusto, bueno o malo, del intérprete; gusto necesariamente personal, que responde solo a criterios o puntos de vista subjetivos. Las cosas no "son" sino que solo "parecen", si bien, puesto que la mayoría de los observadores u espectadores poseemos gustos parecidos, la discusión o el debate es posible, y los puntos de vista pueden armonizarse y dejar de ser enteramente personales. La representación "impersonal" existía, ciertamente: la vista caballera ofrecía una imagen que no respondía a ningún punto de vista; punto de vista humano, habría que decir, ya que dicha representación muestra lo que un ojo situado en el infinito percibe: el ojo de dios, pues. La perspectiva caballera también es personal, aunque se trata de la visión del ojo que todo lo ve: una concepción curiosamente medieval.

Queda preguntarse si la nueva manera de mirar al mundo del Renacimiento lo fue verdaderamente. El cambio con respecto al Medioevo es indudable. ¿Lo fue en comparación con culturas anteriores?

Para poder mirar y representar una cosa o una persona, tengo que colocarme delante. La representación mimética o perspectiva responde a una cara a caro entre el artista o el observador y lo que contempla o se le ofrece a la vista. El artista tiene que colocarse delante, frente a lo que quiere ver y mostrar.

En sumerio, el adverbio delante se decía igi. También significaba anteriormente. Implica una distancia espacial y temporal. Pero igi significaba también ojo. Un ojo que no existía sin un rostro (otro significado de igi). Por tanto, estar delante implicaba, necesariamente, delante de un ojo, es decir de un observador. Una representación frontal mostraba lo que un ojo avezado distinguía. No cabían representaciones objetivas, sino objetivas, no se concebía una representación independiente de un sujeto que miraba. Las ocas se mostraban no tal como eran sino tal como un ojo las ordenaba. Las cosas se sometían a la voluntad o el deseo de un ojo. De un punto de vista.

Los mesopotámicos no inventaron el sistema representativo perspectivo que quizá ni los helenísticos ni los romanos conocieron, ya que implica la creencia o aceptación de un espacio extenso y uniforme, noción o concepción que aún no existía en la antigüedad. Pero sí sabían que las cosas visibles siempre "responden" a a la mirada, necesariamente personal, de un observador. De un buen ojo. Un ojo razonable, en el que la sensación se coordina con la razón, dando lugar a una observación "juiciosa": en efecto, igigal significaba gran ojo, buen ojo, es decir, perspicacia, inteligencia o agudeza, entonces. La importancia del "sujeto" observante o enjuiciante no podfía quedar sino acrecentada.

lunes, 9 de mayo de 2011

(Espacio de encuentro) Bestué & Vives: Ralf & Jeanette (2010)


RALF & JEANETTE (2010) from BESTUÉ VIVES on Vimeo.



Ralf & Jeanette, de David Bestué y Marc Vives (a la altura de la performance y el vídeo Acciones para la casa, su obra maestra, hasta ahora) cuenta, como en una proyección acelerada, la "historia" -el desarrollo- de una relación, desde el encuentro hasta la ruptura, en una plaza urbana. Una vida desfila ante nosotros.

Como si de una historia muda se tratara, el diálogo que los personajes (interpretados por actores que no se conocían y tuvieron que reconocerse, sin saber si podían interpretar o estar juntos) mantienen, desde las palabras amables, amantes, hasta los reproches, se proyectaba en una gran pantalla luminosa en Times Square de Nueva York. Los viandantes, espectadores ocasionales e involuntarios, no sabían si leían un anuncio, una noticia, o un texto enigmático, que tenía sentido sin que se supiera qué contaba, qué reflejaba. Nada permitía relacionar la acción con las voces. Imagen y texto estaban desconectados. Como si el diálogo no fuera de nadie. Nadie parecía dialogar. Y, sin embargo, las frases saltaban a la vista. Como frases sacadas de contexto. Como un diálogo urbano contemporáneo. Quizá los viandantes intuyeran que algo acontecía cerca de ellos. Los personajes solo eran dos personas más, perdidas en la plaza, invisibles para los demás. Como todos nosotros. Solo cobraron entidad cuando la proyección. La imagen les dio cuerpo. El espacio de encuentro es la pantalla, no la plaza; o es la plaza actual, donde todos nos encontramos hoy.

Un nuevo juego sobre las virtudes y complejidades de la ficción, semejante a los inteligentes retruécanos de Albet & Borràs.
Definitivamente, la reflexión sobre el espacio habitable acontece, brillantemente, fuera del ámbito de la arquitectura y el urbanismo.