lunes, 6 de junio de 2011

David Byrne & Brian Eno: Home (Hogar) (2008)



1. HOME
The dimming of the light makes the picture clearer
It's just an old photograph
There's nothing to hide
when the world was just beginning
I memorized a face so it's not forgotten
I hear the wind whistlin'
Come back anytime
And we'll mix our lives together
Heaven knows- what keeps mankind alive
Ev'ry hand- goes searching for its partner
In crime- under chairs and behind tables
Connecting- to places we have known
(I'm looking for a)
Home- where the wheels are turning
Home- why I keep returning
Home- where my world is breaking in two
Home- with the neighbors fighting
Home- always so exciting
Home- were my parents telling the truth?
Home- such a funny feeling
Home- no-one ever speaking
Home- with our bodies touching
Home- and the cam'ras watching
Home- will infect what ever you do
We're Home- comes to life from outa the blue
Tiny little boats on a beach at sunset
I took a drink from a jar
& into my head
familiar smells and flavors
Vehicles are stuck on the plains of heaven
I see their wheels spinning round
& ev'rywhere
I can hear those people saying
That the eye- is the measure of the man
You can fly- from the stuff that still surrounds you
We're home- and the band keeps marchin' on
Connecting- to ev'ry living soul
Compassion- for things I'll never know

Lewis Klahr: Altair (1995)

domingo, 5 de junio de 2011

Riki Blanco (1978): Todo sobre la casa (2011)

Todo sobre la casa from Editorial Gustavo Gili on Vimeo.


Publicado por Gustavo Gili, Barcelona.
Texto de Anatxu Zabalbeascoa.

Riki Blanco es uno de los mejores ilustradores de textos infantiles españoles

Marine Hugonnier (1969): Art for Modern Architecture (Homage to Ellsworth Kelly) (2007)














El artista norteamericano Ellsworth Kelly (1923) produce o producía cuadros-objeto rigurosamente monocromos, pintados de manera que se diría mecánica, utilizando colores puros. Las nítidas y complejas formas geométricas de los lienzos, y la ausencia de cualquier pincelada, neutraluizan todo esfuerzo interpretativo. Las imágenes remiten a sí mismas. No representan nada. Son como ventanas de una fachada, ventanas ciegas que no abren a otro mundo: imágenes planas, mudas. De hecho, están pensadas y ejecutadas para ser integradas en los amplios muros blancos y desnudos de la arquitectura moderna y contemporánea.

El Museo de Arte Moderno de Nueva York presenta una muestra titulada I Am Still Alive: Politics and Everyday Life in Contemporary Drawing hasta el 19 de septiembre de 2011, que muestra cómo los artistas reaccionan ante determinados acontecimientos que suscitan emociones violentas o complejas.

Entre las obras expuestas destaca la serie completa de collages de la artista francesa Marine Hugonnier. Consta de portadas de periódicos en los que las fotografías, que corroboran lo que los textos anuncian, han sido reemplazadas por reproducciones de cuadros de Ellsworth Kelly, que son imágenes "puras", sin transfondo, que no se refieren a nada. Los colores vibrantes contrastan con el tono sombrío de las noticias, como dos mundos que no hubieran tenido que encontrarse hubieran colisionado. ¿Cuál debe ser tenido en cuenta? Lo que el texto dice queda neutralizado por la imagen.

Desde que el arquitecto austríaco Adolf Loos proyectara en los años veinte un rascacielos en forma de columna (dórica) para la sede  del Chicago Tribune -en el que destacaban las columnas de noticias-, absurdamente plantada en medio de la ciudad (como un tótem gratuito), periódicos y arquitectura se han puesto en contacto. Las fachadas son como las portadas, las ventanas, las ilustraciones, y los valores que el edificio vehicula equiparables al contenido ideológico de un diario. La voluntad de eternidad de la arquitectura se iguala con la temporalidad de un diario de noticias, y queda ridiculizada por ésta. Pero ambos conforman, dibujan, crean y recrean el mundo. Vivimos entre fachadas y muros, y entre noticias y anuncios. De hecho, los titulares se exhiben de inmediato en las pantallas que recubren -o que son- las fachadas de algunos rascacielos.

Un diario, con noticias que marcan la historia, ilustrado con imágenes que no quieren marcar nada. Un periodico que se convierte en una fachada, cuyas ventanas no se abren, no remiten a nada que pudiera hallarse detrás o en otro lugar; periócicos que como las fachadas contemporánea ya no dicen nada; son solo planos, planos cortantes que no pueden ser transpasados. No se puede cruzar el umbral del cristal, pese a que las fachadas son todas de vidrio, o de espejo, en el que nada se mira.

Francis Alÿs (1969): Sometimes Making Something Leads to Nothing (Algunas veces el hacer algo no conduce a nada) (Ciudad de México, 1997)



Antológica del arquitecto, ingeniero y video-artista belga, afincado en Méjico, Francis Alÿs, en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva YorK (Junio de 2011).
Ésta es quizá su obra más conocida: un hombre empuja dificultosamente con las manos, como si de un bloque pétreo se tratara, y luego con los pies, sin que se sepa porqué, sin duda sin motivo alguno, un gran bloque de hielo -que se funde lentamente- por las calles de México, dejando un rastro húmedo que desaparece al poco rato.
No queda claro si lo que la acción persigue es hacer desaparecer el bloque,  o si se trata de un juego o de un encargo. El objeto, tan blanco que destaca, casi como una pantalla ciega, sobre la grisura de la calle, manipulada cambia constantemente hasta desvanecerse. La acción no construye sino que destruye, o construye una historia a cambio de la pérdida de lo único limpio -y gélido-, que existe en la violenta ciudad de México.

Web del artista: http://www.francisalys.com/

sábado, 4 de junio de 2011

Shepard Fairey & Nicholas Harmer: Home is a Fire (por Death Cab for Cutie) (2011)



Death Cab for Cutie: "Home is a Fire", del cd Codes & Keys (2011)

viernes, 3 de junio de 2011

A la conquista del pasado


R. Campbell Thompson, que pertenecía al servicio de inteligencia del ejército británico, recibió la orden de explorar la región sureña y del sudeste de Nasiriyah, en la ribera del Eúfrates, donde se sitúan los yacimientos de Ur y de Shahrein (el nombre árabe de la ciudad sumeria de Eridu), en beneficio del Museo Británico. El por el aquel entonces director del Museo Británico, Sir F.G. Kenyon, logró que las autoridades militares transfirieran el trabajo arqueológico de la sección de Inteligencia del ejército inglés del Capitán R.C. Thompson. La orden llegó a la Oficina de la Guerra en Bagdad, y el brigadista-general W.H. Beach, instruyó a Campbell sobre la necesidad de iniciar la exploración. El colonel Howell le entregó la documentación y convenció al sometido jefe Hamud, de Dhafir, de facilitar el avance. Campbell se dirigió al sur donde le recibió el Mayor Dickson, un oficial que le ofreció la hospitalidad y allanó los problemas a fin de que los trabajos arqueológicos se iniciaran.
Toda la región, aún insegura -las tribus árabes no estaban totalmente sometidas-, estaba controlada por tropas hindús. El General R. Lock mandaba en la provincia e hizo todo lo que pudo para que los primeros planos de los yacimientos pudieran ser trazados. Fotografías aéreas suministradas por la RAF ayudaban a tener una primera visión del área a explorar. Los mapas que los arqueólogos iban a trazar eran imprescindibles para que el ejército británico pudiera ejercer un control efectivo sobre una región aún insegura, por donde pasaba la vía férrea que unía Bagdad - y, antes, con Istambul y, de allí, Venecia y Londres- con el golfo Pérsico, de dónde partían los barcos hacia la colonia de la India. La (mítica) "Ur Junction" (el cruce de Ur) era una parada en el trayecto por tren por donde circulaban las tropas, y permitía un mejor control y avituallamiento del ejército. Se hallaba en medio del desierto. Un barracón hacía las veces de estación.
El soldado Thomas Higgins, de los Rangers Connaught, Hamud y cincuenta árabes partieron hacia Shahrain (Eridu) el 9 de abril de 1919. Mandaba a setenta prisioneros hindús que se encargarían de los primeros golpes de pala para desenterrar los decaidos restos de Ur y de Eridu.
La Primera Guerra Mundial ha concluido, y el Reino Unido ha ocupado las provincias árabes del desmembrado Imperio Otomano -que, al haber estado aliado al Imperio Germánico, ha perdido la guerra y sus posesiones-. Como escribió el director del Departamento Asirio del Museo Británico, de Londres, H.R. Hall, a quien se le encomendó la prosecución de la exploración de Ur y de Eridu en 1923, "en 1918, los patronos del Museo Británico deseaban aprovechar la ventaja que significaba la ocupación militar británica de Irak para concluir su largamente interrumpido trabajo en Muqayyar (Ur)".
En efecto, Hall también fue transferido de la sección de Inteligencia del ejército inglés ("Intelligence branch of the army in England") a Mesopotamia a fin de continuar las excavaciones; al llegar a Irak, fue adscrito por Sir (entonces Teniento Colonel) A.T. Wilson al Servicio Político para deberes arqueológicos.
El origen de las colecciones mesopotámicas del Museo Británico, empero, eran debidas, como bien comentaba Hall, a la Guerra de Crimea: "es curioso -observó objetivamente Hall en 1927 en su resumen de la misión conjunta de los Museos Británico y de la Universidad de Pensilvania- que las primeras excavaciones del Museo Británico en su (sic) yacimiento (Ur) tuvieron lugar durante la Guerra de Crimea, y posteriormente durante la Gran Guerra de 1914-18. En cada caso la guerra dio una oportunidad a la arqueología".

La Guerra de Crimea se inició entre los imperios ruso y otomano, a mitad del siglo XIX, por la protección de los "Santos Lugares" de Jerusalén, confiada tanto a la iglesia católica (liderada por el reino de Francia y apoyada por la Sublime Puerta) como a la ortodoxa. La guerra estalló. Francia y el Imperio Británico se pusieron del lado del Imperio Otomano, a fin de evitar que cayera, lo que hubiera llevado a un dominio ruso del Mediterráneo Oriental, y del Próximo Oriente. El avance británico facilitó la temporal ocupación de Turquía con el fin de defenderla.
Unos años antes (1839-40), un conflicto en Oriente, la guerra entre los imperios turco y persa, menos conocido, ya había conllevado una primera mediación inglesa y una ocupación del sur de Mesopotamia, donde se ubican, precisamente, los yacimientos de Ur (de donde procedía Abraham, según la Biblia) y de Eridu. Una Comisión, mandada por Rusia y Gran Bretaña (entonces aliadas), se creó y, en 1949, empezó a viajar por la zona para fijar unas fronteras estables. Entre los comisionados se hallaba Sir William Kennett Loftus, quien redactaría Travels and Researches in Chaldea and Susiana, en los que documentó los yacimientos de Nínive, Babilonia, Nuffar (Nippur), Warka (Erech o Uruk) y Tell-Muqayyar (Ur). Expedición fructífera ya que fue autorizado por el Colonel Williams a excavar en Warka. Hall escribió en 1927: "el resultado de esto, la primera excavación en el sur de Babilonia, fue enviado al Museo Británico, y allí está, el origen de nuestras colecciones de los inicios de Babilonia".
Los términos que se refieren a los trabajos arqueológicos (misión, expedición, campaña) son los mismos que los de las operaciones militares. Pocas veces el vocabulario ha sido tan ilustrativo.
Sin llegar a los extremos de afirmar, como sostienen algunos historiadores y artistas, que la arqueología del Próximo Oriente, encabezada por potencias coloniales, ha tenido como consecuencia o como fin desligar la historia del mundo árabe del pasado mesopotámico, para colocar a éste y a sus logros en la raíz de la tradición occidental, a través de Grecia y de la Biblia, lo cierto es que los orígenes del descubrimiento y de la explotación del pasado mesopotámico no está desligado de operaciones militares inglesas y francesas (más tarde, también germánicas) en territorios árabes bajo jurisdicción otomana, a fin de ejercer el control de Mesopotamia, la vía más directa para conectar París y Londres con las colonias de la India y de Indochina.