viernes, 5 de agosto de 2011

Bruce Nauman (1941): Walking in an Exaggerated Manner around the Perimetre of a Square (1967-68)




Ninguna exposición de arte clásico incluye pinturas de los pintores italianos Vasari o de Lomazzo, mas ningún estudio del arte renacentista o manierista puede prescindir de los escritos históricos y teóricos de esos malos artistas y admirables, lúcidos teóricos.

Es posible que, de aquí a algunos años, se descubra que el arte de Buce Nauman ha estado muy sobrevalorado. Mas, posiblemente, nadie pueda prescindir de sus aportaciones o reflexiones sobre el papel del artista.

En este vídeo, una de las primeras muestras de vídeo-arte, el espacio del arte (el estudio) se convierte en el "motivo": no acoge la obra sino que es la obra; y el artista creando, en este caso "danzando" un su estudio, es también -o es parte de- la obra.

De algún modo, Nauman se anticipa a una reflexión de Jéssica Jaques, quien sostiene que el verdadero arte contemporáneo es la danza.

Quizá Nauman sea un mediocre escultor, dibujante, vídeo-artista, incluso. Pero es el mejor coreógrafo, y el más inteligente teórico sobre las condiciones y límites de la creación. Entre el creador, la obra y el entorno, entre el artista y el intérprete, el creador y el documentalista, ya no media distancia alguna. La obra es Nauman danzando en su estudio, en directo, y es también el video que recrea esta acción, vídeo que no documenta la creación o interpretación de una obra de arte, sino que es la misma obra que muestra. El lienzo es el cuadro.

Neue Museum (Berlín): un museo de "sí mismo"








(Fotos: Tocho: Julio de 2011. Utilización libre)





Imágenes de la entrada antes y después de 1943, y del espacio central dedicado al arte egipcio, antes de 1943 y tras la restauración.


El Neue Museum, en Berlín, cerrado desde que fue incendiado en 1943, ha reabierto, restaurado admirablemente por el arquitecto inglés David Chipperfield (obra que ha merecido el Premio Europeo Mies van der Rohe 2010)

Alberga arte egipcio faraónico (que hasta entonces se hallaba en el antiguo Berlín oeste) y colecciones de arqueología europea, sobre todo nórdica (celta, germánica), que formaban parte del Museo de la Prehistoria, ubicado anteriormente en el Palacio de Charlottenburg (antiguo Berlín occidental, igualmente).

La unión de las dos colecciones, egipcia y celta, da lugar a una exposición permanente un tanto extraña o confusa.

Pero, más allá de las hermosas máscaras mortuorias de la época del faraón Akhenaton, el Neues Museum merece ser visitado por si mismo.
Antes de la Segunda Guerra Mundial ya se trataba de un museo enteramente dedicado al arte egipcio. Toda la decoración (columnas papiriformes, frescos, etc.) evocaba la arquitectura egipcia y documentaba, de manera fantasiosa o cinematográfica, las riberas del Nilo.

Recuperar la ornamentación hubiera sido un error, digno de un parque temático, y una tarea imposible o inútilmente dispendiosa.

La restauración ha consistido en no restaurar. Los paramentos, los fragmentos decorativos han sido consolidados, pero no completados. El museo exhibe todas sus heridas; marcas de metralla, de hollín; muros lacerados, frescos mutilados o quemados, difícilmente legibles, en los que ya casi no se reconoce escena nítida alguna; muros desnudados en parte; techos en los que ya solo quedan fragmentos decorativos inconexos.  Las sucesivas capas de las antiguas decoraciones se exponen a la vista. El ladrillo, cubierto por los frescos, ha quedado al descubierto; las molduras, rotas, ennegrecidas, salpican lo alto de los muros. Toda la lógica ornamental se ha derrumbado. Solo queda un envoltorio dañado, que no esconde sus miserias.

Lo que se da a ver es la historia de un museo egipcio. Guarda una memoria fragmentada de las imágenes que el Egipto faraónico suscitaba en la primera mitad de siglo. La desmesura, la ampulosidad, la gratuidad y falsedad de la ornamentación han quedado puestas en evidencia. Se trata de un museo roto: todas sus marcas, todos sus errores se leen en las paredes, las bóvedas, las columnas. Abierto en canal, no se ha querido cerrar las heridas, como si nada hubiera ocurrido.
Y, por eso, se trata de un museo de historia admirable: los avatares, los daños que la historia infringe han quedado registrados. La mejor lección de historia se descubre recorriendo en silencio las salas.

Y es cuando las obras egipcias, celtas, germánicas, chipriotas, romanas, auténticas, bien conservadas, excelentemente presentadas, de pronto, parecen falsas, porque esconden su historia en la mayoría de los casos. Tan solo la pérdida de un ojo del busto de Nefertiti, algo desvalida o empequeñecida en una sala de planta circular demasiado grande y vacía, recuerda que el tiempo ciega, o descubre las miserias, la antigua falsedad de un museo que, tras el bombardeo y el incendio, cuyos estragos no se han borrado, adquiere una insólita autenticidad.

Quizá, hoy, el museo europeo más inteligente. 

Reynold Reynolds (1966): Stadtplan (Berlin Symphony) (2005)



Video instalación sobre la ciudad de Berlín, con dos pantallas y música en directo. Una reciente versión, en Atenas, en 2011.

Sobre este artista, cuya obra trata etemas espaciales y urbanos, desde la vida diaria en el espacio doméstico hasta la vida o la ausencia de vida en la metrópoli, véase su web 

jueves, 4 de agosto de 2011

¡Artesanía!




Boles de borde curvado mesopotámicos ("Bevel rimmed bowls"); moldes mesopotámicos


Cuando oigo la palabra artesanía....

Interesante entrevista a Gerard Moliné, diseñador industrial, hoy, en el periódico La Vanguardia. Afirma:"me fui desilusionando del mundo del producto enfocado a la industria. Sentía la necesidad de trabajar con las manos (...) Colaboramos con pastores y artesanos (...) Diseñamos productos para que trabajen los artesanos de la zona y les damos salida".

Sin entrar en el hecho que no sé si diseñar, promocionar  y hacer trabajar a los demás es trabajar con las manos, y en que artesanos y pastores no pertenecen necesariamente a un mismo tipo de colectivo, Moliné continua: "creo que la industrialización ha empeorado el mundo".

¿Cuándo empieza la industrialización, o dónde se produce? En sociedades de pastoreo, por lo que se deduce de la entrevista: "cuando el pastor necesitaba un bastón cortaba una rama de boj, la clavaba en el suelo, y esperaba que la rama volviera a crecer, así obtenía la curva del mango."

Pero el artesano necesita un lugar fijo donde trabajar, pese a que Moliné sostiene que "los pastores antes hacían sus mantas, colchones y ropa con la lana de la oveja...". Si bien, la misma frase muestra que el pastor trabajaba para él, para cubrir sus necesidades. No sé si cada uno debería a fabricarse sus útiles, pero el que los tejidos también fueran obra de artesanos (tal como se desprende de la entrevista) implica que los artesanos trabajaban para otras personas. Trabajaban a mano, se puede suponer, obrando pieza a pieza, siendo cada una, única, distinta. Y eso tuvo que ocurrir antes de la industrialización.

¿Es cierto?

"El pastor le pide ayuda al árbol, y esa colaboración es poética y funcional." La imagen es de postal.

¡A qué época pertenece. Si la artesanía fuera solo obra de pastores, nos remontaríamos al neolítico (antes del 4000 aC); si los artesanos también hacen obras ejemplares, estamos antes de la industrialización, el siglo XVIII, efectivamente.

La producción de útiles, empero, al menos en Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma, no se hacía a mano, sino con moldes. Se trataba de una producción en serie: desde los ladrillos hasta todos los objetos, útiles y figuras de bronce, desde el ¡pan! (con moldes circulares, en forma de pez, etc. por ejemplo en la ciudad de Mari, a principios del tercer milenio aC) hasta cualquier figura de terracota, desde joyas a armas, desde textos inscritos en tablillas de arcilla hasta marcas, todas esas "cosas" se elaboraban masivamente, con moldes. Ningún objeto se hacía manualmente. Los artesanos no tenían tiempo que perder. Se han conservado a veces moldes y varios ejemplares idénticos.
En la llamada cultura de Uruk (Mesopotamia), en el quinto milenio aC, se han hallado centenares de miles de un tipo de cuenco de arcilla, muy sencillo: no se hizo a partir de churros de barro ni con un torno; el trabajo y el tiempo que se hubiera necesitado era excesivo. Se hicieron con moldes. Nadie sabe para qué servían esos cuencos, ni porqué se produjeron en tales cantidades, pero, desde luego, los "boles de reborde curvo" no eran obras amorosa, poéticamente elaboradas.

En verdad, la artesanía, tal como la concebimos (producto manufacturado, único), en un invento de la industrialización. Lo único que aconteció a partir del siglo XVIII es una mejora en la fuerza necesaria para producir útiles en serie. Mas la noción de producción seriada existía. Y todos los objetos de uso diario eran producidos en cadena. Y gran parte de los suntuarios y de culto.

Un objeto artesano, para nosotros, tiene que presentar leves imperfecciones, que lo convierten en una pieza única. Recordemos que hace años, el fabricante de muñecas "industriales" llamadas Chochonas, patentó un programa que introducía leves variantes en las muñecas. Cada una, así era distinta, como si estuviera personalizada. Se fabricaba industrialmente un producto que quería parecer artesano, esto es,que diera la impresión que estaba hecho a mano, que era, pues, imperfecto (las máquinas, por el contrario, no tienen "alma": lo hacen todo igual, "fríamente"; y, por tanto, los objetos no tienen "valor" y, desde luego, su "precio" es bajo, inferior al que tendrían si el artesano hubiera pasado horas y horas elaborándolo manualmente). Algo impensable antes de la industrialización. Se trabajaba a destajo, cada día, en talleres, buscando realizar objetos idénticos con el menor esfuerzo posible y ahorrando tiempo.

El objeto artesano, "inmemorial", es un invento de hoy en día. Un lujo.

Joshua Frankel (1982): Plan of the City (2011)


PLAN OF THE CITY from Joshua Frankel on Vimeo.


Joshua Frankel es conocido, además de por este multipremiado cortometraje de animación, por haber creado numerosas animaciones para la campaña electoral del presidente Barack Obama

Véase su web.