jueves, 26 de diciembre de 2013
JEAN RUSTIN (1928-2013): ESPACIOS DE ENCIERRO (1971-2013)
Ha muerto Jean Rustin.
¿Quién conoce, o recuerda a este pintor francés? Hasta 1971, críticos y coleccionistas, sin duda. era un reputado pintor abstracto quien, de pronto, viró hacia un árido y violento naturalismo -cuya violencia se halla en los temas, no en la manera de pintar-.
Mientras Fautrier, Tàpies -a quien admiraba, junto con Dubuffet-, Bellmer, Bacon (obviamente), Guston cruzaron la barrera entre la abstracción y el naturalismo en un sentido inesperado, o se mantuvieron dentro del expresionismo, y fueron finalmente aceptados, la obra de Rustin fue rechazada, incluso condenada (por obscena).
Locos, deficientes, o solitarios, desnudos o semi desnudos (o, mejor dicho, desnudados), exhibiendo sus sexos grotescos, flácidos o descomunales -sin que a veces se sepa bien si son hombres o mujeres-, de carnes lívidas o abotargadas, encerrados, quizá atados en hospicios, hospitales, cárceles, centros de internamiento. A menudo encogidos en una esquina -casi todas las obras representan a una esquina interior-, o mal colocados -revelando incomodidad física y mental- en muebles de hospital (camas, sillas, bancos), bajo la luz azulada y lívida.
El mobiliario se reduce a una cama, o una silla y bombilla. El suelo enlosado acrecienta la sensación de opresión, pese al quicio de una ventana, una puerta abierta hacia la noche, o una apertura -un hueco en un bloque-.
Quizá las referencias a Velázquez y a Géricault -sin valorar la calidad pictórica- no estén desencaminadas
miércoles, 25 de diciembre de 2013
La primera iconografía de Cristo (ss. III-IV)
El Buen Pastor, s. III, Walters Art Museum, Baltimore
Sarcófago romano con Cristo como filósofo, s. IV, Arles, Museo del Arles antiguo
El Buen Pastor, s. IV, Arles, Museo del Arles antiguo
Cristo como filósofo, s. IV, Arles, Museo del Arles antiguo
Fotos: Tocho, 2013
El Buen pastor, s. IV, Fundación Medinacelli (incluido en la muestra Mediterráneo. Del mito a la razón)
El Buen Pastor, s. IV, Museo de Almería
Cristo filósofo, o Cristo sedente, s. III, Roma, Museo Nacional Romano
El Buen Pastor, s. III, Ciudad del Vaticano, Museo Pío Clementino
Cristo se distingue del resto de las divinidades redentoras
aparecidas en el Imperio romano oriental tardío porque se inserta en la
tradición judía, según la cual un Mesías –un Rey- vendría para instaurar el
reino de Yahvé, mientras que aquéllas se alimentan de la cultura griega o
helenística. Cierto es, sin embargo, que la figura divina de Cristo, una nueva
divinidad, fue definida por Pablo y por el autor o los autores del Evangelio de
Juan, a finales del siglo primero, ambos formados en- o conocedores del-
neoplatonismo. Si, por un lado, mitos
como los de los trabajos de Heracles pudieron influir en la composición de la
leyenda de Cristo, la familiaridad de
estos mitos por parte de pensadores
estoicos y neoplatónicos acaso facilitara la recepción y aceptación de
una historia judía en el Imperio romano fuertemente helenizado.
La tradición judía proscribía la representación
antropomórfica, sobre todo de divinidades, al igual que el neoplatonismo que
postulada la existencia de una divinidad invisible y posiblemente no humana. La
doble condición mortal e inmortal de Cristo solía causar un problema en Oriente,
por lo que se tendió a prescribir la superioridad –o la única “existencia”- de
la condición divina; la representación “humana” de Cristo se volvía, así,
problemática. Sin embargo, en Occidente, donde la humanidad de Cristo era mejor
aceptada –que fuera una persona era teológicamente asumible-, y, por tanto,
también su forma antropomórfica, la imagen plástica de Cristo, preferentemente
joven, vestido con una toga o una túnica, se construyó a partir de modelos
paganos de la tradición de dioses “tradicionales”, olímpicos o capitolinos:
dioses y héroes cuyas acciones podían asemejarse a las de Cristo, como las de
Prometeo –creador y educador de los seres humanos-, Hermes como Buen Pastor
–cuya faceta de divinidad “psicopompa” o guía de las almas también ayudaba a la
equiparación-, Apolo, que guiaba a los colonos hasta la tierra prometida,
Orfeo, que amansaba las fieras, Mitra, dando su sangre para salvar a sus
fieles, y Hércules, liberador de peligros, principalmente. Las figuras
modélicas de Serapis y de Zeus, dioses adultos y barbados, también fueron
empleadas.
Las primeras
representaciones de Cristo, sobre todo a partir de Constantino, a principios
del s. IV, insistían en su faceta de guía o buen pastor (una iconografía que se
remontaba más allá de Grecia, hasta Mesopotamia, y que quizá figurara al dios Enki o a sus fieles), y de educador, filósofo o
juez.
La imagen estuvo asociada al mundo funerario, no por la
condena, la tortura y la muerte de Cristo, que solo aparecerá en la alta Edad
Media (las primeras serían del s. V), sino por la capacidad de Cristo de
conducir el alma al más allá, o de educarla o iluminarla.
La victoria de Cristo sobre la muerte, liberando al ser
humano de su imperio, se tradujo también
por efigies de Cristo en majestad, inspiradas en las estatuas de los
emperadores divinizados.
martes, 24 de diciembre de 2013
JUAN NAVARRO BALDEWEG (1939) & DAVID BESTUÉ (1980): CONVERSACIÓN (SOBRE LA CASA ORIGINARIA) (2013)
(Revista Arquitectura) David Bestue y Juan Navarro Baldeweg from Revista Arquitectura Coam on Vimeo.
La Sagrada Familia, y uno más (II)
Por fin la ciudad se ha puesto de acuerdo. Operadores turísticos, comerciantes, guías, arquitectos reputados y grandes pensadores opinan al unísono que el templo expiatorio de la Sagrada Familia, originariamente de Antoni Gaudí, debe ser completado tal como fue proyectado, aun a costa de arrasar manzanas y desplazar centenares o miles de ciudadanos que viven en la periferia del templo, a fin de obtener el espacio necesario para que el templo extienda tentáculos y pináculos. La otrora denostada obra, recientemente, hasta recibió el premio de la ciudad a la mejor creación arquitectónica contemporánea.
El arquitecto que soñaba con el ser el nuevo director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona lo ha escrito claramente: expropiando solo casi setecientas viviendas, y pagando de las arcas públicas doscientos cincuenta millones de euros para una obra privada, se puede tener a una Sagrada Familia unida y completa.
Es cierto que habría que realojar todos los vecinos afectados. Mas, toda grandiosa obra ¿no exige sacrificios? ¿humanos? En este caso, por otra parte, quizá no fuera necesario que la sangre corriera; se les podría asignar la cripta o, vestidos de Quasimodo (que suena muy japonés, Qua-Sim-Mo-Dô), ubicar en lo alto de las torres.
Sí, es una obra privada, que se construye sin permiso. Se trata de un templo expiatorio encargado por fieles de agua bendita que han fallecido todos, y las obras prosiguen pese a que los planos originales se han perdido. Minucias éticas. También es cierto que cabría, quizá, preguntarse si las necesidades a las que el santuario responde, su causa final, siguen existiendo: ¿alguien requiere hoy un templo expiatorio, en estos tiempos profanos -sí, trágicamente profanos y descreídos, sin duda? Vaya preguntas más absurdas.
Si somos valientes y seguimos levantando tan delicada obra, ¿por qué ser pusilánimes? El templo expiatorio no es la única obra inacabada de Gaudí. El parque Güell también se interrumpió, y no puede contemplarse en todo su esplendor. Se trataba de toda una ciudad jardín de la que solo se levantó una mínima parte. Creo que se debería arrasar todo el barrio del Carmelo (ya cayó una vez en un hoyo, así que los vecinos están acostumbrados a que los hundan) para que los turistas -aquí no hay fieles devotos a los que acudir- puedan admirarse de las bondades de la obra completada.
Por otra parte, ¿acaso el Modernismo, verdadero motor económico, es decir turístico, de la ciudad, se limita a Gaudí? También existieron otros grandes arquitectos, con obras malogradas o mutiladas. Por ejemplo, Eric Sagnier no pudo completar la ciudad-jardín del Tibidabo, promovida por próceres barceloneses (Andreu, Roviralta, etc.). Derribar toda la parte alta de la ciudad, desde la avenida Diagonal o, al menos, desde la avenida General Mitre, no sería un precio excesivo. Tras la exposición antológica dedicada recientemente a Sagnier, la fama y buen nombre de este arquitecto ne cesa de crecer. Además, lo que no logra el Bus turístico de Barcelona....
¿Modernismo? ¿solo vale el Modernismo? Barcelona ¿no es una de las ciudades sobre la que el dios de la arquitectura moderna, Le Corbusier, posó su vista -aunque llevara gafas de culo de botella? ¿qué ha quedado del proyecto Maciá, con el que se urbanizaba de nuevo la ciudad y se planificaba el crecimiento de la misma? Nada, tan solo un plano a escala casi natural, y bocetos.
Se tendría que recuperar tan magno proyecto. Será necesario, previamente, arrasar toda la ciudad, dejando la catedral y algún otro monumento -¿La Sagrada Familia?-, y levantar descomunales torres en planta de cruz, mas ¿alguien puede calcular las decenas o los centenares de millones de turistas que vendrían a prosternarse ante el único proyecto urbanístico íntegramente construido de Le Corbusier? París, que rechazó un proyecto semejante, perdería la primacía turística. No sé aún cómo un grupo de intelectuales, arquitectos, hoteleros y tenderos no se unen para promover la encarnación inmediata de este sueño.
Una de las frases promocionales de la ciudad vecina de Sant Cugat, casi un barrio de Barcelona, es Pedre i Sang. No sabemos qué acertada es esa expresión.
El arquitecto que soñaba con el ser el nuevo director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona lo ha escrito claramente: expropiando solo casi setecientas viviendas, y pagando de las arcas públicas doscientos cincuenta millones de euros para una obra privada, se puede tener a una Sagrada Familia unida y completa.
Es cierto que habría que realojar todos los vecinos afectados. Mas, toda grandiosa obra ¿no exige sacrificios? ¿humanos? En este caso, por otra parte, quizá no fuera necesario que la sangre corriera; se les podría asignar la cripta o, vestidos de Quasimodo (que suena muy japonés, Qua-Sim-Mo-Dô), ubicar en lo alto de las torres.
Sí, es una obra privada, que se construye sin permiso. Se trata de un templo expiatorio encargado por fieles de agua bendita que han fallecido todos, y las obras prosiguen pese a que los planos originales se han perdido. Minucias éticas. También es cierto que cabría, quizá, preguntarse si las necesidades a las que el santuario responde, su causa final, siguen existiendo: ¿alguien requiere hoy un templo expiatorio, en estos tiempos profanos -sí, trágicamente profanos y descreídos, sin duda? Vaya preguntas más absurdas.
Si somos valientes y seguimos levantando tan delicada obra, ¿por qué ser pusilánimes? El templo expiatorio no es la única obra inacabada de Gaudí. El parque Güell también se interrumpió, y no puede contemplarse en todo su esplendor. Se trataba de toda una ciudad jardín de la que solo se levantó una mínima parte. Creo que se debería arrasar todo el barrio del Carmelo (ya cayó una vez en un hoyo, así que los vecinos están acostumbrados a que los hundan) para que los turistas -aquí no hay fieles devotos a los que acudir- puedan admirarse de las bondades de la obra completada.
Por otra parte, ¿acaso el Modernismo, verdadero motor económico, es decir turístico, de la ciudad, se limita a Gaudí? También existieron otros grandes arquitectos, con obras malogradas o mutiladas. Por ejemplo, Eric Sagnier no pudo completar la ciudad-jardín del Tibidabo, promovida por próceres barceloneses (Andreu, Roviralta, etc.). Derribar toda la parte alta de la ciudad, desde la avenida Diagonal o, al menos, desde la avenida General Mitre, no sería un precio excesivo. Tras la exposición antológica dedicada recientemente a Sagnier, la fama y buen nombre de este arquitecto ne cesa de crecer. Además, lo que no logra el Bus turístico de Barcelona....
¿Modernismo? ¿solo vale el Modernismo? Barcelona ¿no es una de las ciudades sobre la que el dios de la arquitectura moderna, Le Corbusier, posó su vista -aunque llevara gafas de culo de botella? ¿qué ha quedado del proyecto Maciá, con el que se urbanizaba de nuevo la ciudad y se planificaba el crecimiento de la misma? Nada, tan solo un plano a escala casi natural, y bocetos.
Se tendría que recuperar tan magno proyecto. Será necesario, previamente, arrasar toda la ciudad, dejando la catedral y algún otro monumento -¿La Sagrada Familia?-, y levantar descomunales torres en planta de cruz, mas ¿alguien puede calcular las decenas o los centenares de millones de turistas que vendrían a prosternarse ante el único proyecto urbanístico íntegramente construido de Le Corbusier? París, que rechazó un proyecto semejante, perdería la primacía turística. No sé aún cómo un grupo de intelectuales, arquitectos, hoteleros y tenderos no se unen para promover la encarnación inmediata de este sueño.
Una de las frases promocionales de la ciudad vecina de Sant Cugat, casi un barrio de Barcelona, es Pedre i Sang. No sabemos qué acertada es esa expresión.
lunes, 23 de diciembre de 2013
La Sagrada Familia, y uno más
El arquitecto murió antes de completar la grandiosa obra. El promotor tampoco vivió lo suficiente para poder disfrutar del edificio y del entorno en su totalidad.
No era extraño. El proyecto original era desmesurado, a la altura de las ambiciones del promotor, el arquitecto y la propia ciudad. Se extendía por uno de los extremos de la urbe. Algunas partes habrían requerido el arrasamiento de barrios enteros, la construcción de puentes y el soterramiento de vías. Desde lo lejos, mucho antes de llegar a la ciudad, se habrían divisado los pináculos dorados. Se habría erigido en el corazón de la ciudad, sometiéndola. Toda ella se habría volcado hacia el gigantesco edificio, un mecanismo que habría regido la vida urbana. Habría sido el verdadero santuario de la urbe. Las críticas no habrían sido toleradas. Era un regalo que el promotor ofrendada a la ciudad. Es cierto que se habría tratado de un obra privada, construida a costa del espacio público y hubiera constreñido el crecimiento armónico de la ciudad. Mas estos inconvenientes habrían empalidecido ante la magnificencia de la Magna Obra. Desde los confines del mundo, seres humanos extraños, de ojos rasgados, habrían acudido para contemplar semejante construcción, con la que nada, a todas luces, habría podido compararse. Hasta el cielo habría enmudecido ante la fuerza de las torres y la amplitud de las bóvedas, rivales de la bóveda celestial. Ninguna otra creación humana, antes y desde entonces, habría podido comparase con este sueño materializado.
El patrocinador privado falleció antes de tiempo, sin embargo. Nerón no pudo tomar posesión nunca del palacio y santuario que los arquitectos Celer y Severo, que también fallecieron antes de que la construcción finalizara, le habían proyectado.
La Domus Áurea (o Casa Dorada) neroniana, edificada a los pies del Palatino, extendiéndose por todo el valle en el que se inscribía el foro republicano, habría sido la octava maravilla del mundo. Un palacio y un santuario, de gusto oriental, sin parangón. La austeridad y contención del palacio de Augusto en lo alto del Palatino, habría enmudecido. Roma, ni el mundo civilizado o conocido, habrían visto nada semejante.
Tras el suicidio de Nerón, las obras se interrumpieron. Años más tarde, y tras un incendio, el palacio fue abandonado. La memoria de Nerón dejaba un sabor demasiado amargo.
Hoy, los restos del palacio aun asombran. Solo hay que pensar que sobre uno de los estanques de los jardines se levantó el Coliseo.
Sería una pena que no se pudiera disfrutar de la obra completa, ahora que se conoce la extensión, el alcance y la forma del proyecto original.. Es cierto que habría que arrasar el centro de Roma y desplazar miles de habitantes.
Mas Roma, ¿no es una ciudad eterna? ¿A quien le podría parecer un proyecto frívolo, gratuito o absurdo? o, incluso peor, ¿innecesario?
Algún lector, acaso, ¿pensaba que la primera parte del texto se refería a la prosecución y finalización de las obras de la Sagrada Familia "de" Gaudí, en Barcelona?
Hombres de poca fe.
No era extraño. El proyecto original era desmesurado, a la altura de las ambiciones del promotor, el arquitecto y la propia ciudad. Se extendía por uno de los extremos de la urbe. Algunas partes habrían requerido el arrasamiento de barrios enteros, la construcción de puentes y el soterramiento de vías. Desde lo lejos, mucho antes de llegar a la ciudad, se habrían divisado los pináculos dorados. Se habría erigido en el corazón de la ciudad, sometiéndola. Toda ella se habría volcado hacia el gigantesco edificio, un mecanismo que habría regido la vida urbana. Habría sido el verdadero santuario de la urbe. Las críticas no habrían sido toleradas. Era un regalo que el promotor ofrendada a la ciudad. Es cierto que se habría tratado de un obra privada, construida a costa del espacio público y hubiera constreñido el crecimiento armónico de la ciudad. Mas estos inconvenientes habrían empalidecido ante la magnificencia de la Magna Obra. Desde los confines del mundo, seres humanos extraños, de ojos rasgados, habrían acudido para contemplar semejante construcción, con la que nada, a todas luces, habría podido compararse. Hasta el cielo habría enmudecido ante la fuerza de las torres y la amplitud de las bóvedas, rivales de la bóveda celestial. Ninguna otra creación humana, antes y desde entonces, habría podido comparase con este sueño materializado.
El patrocinador privado falleció antes de tiempo, sin embargo. Nerón no pudo tomar posesión nunca del palacio y santuario que los arquitectos Celer y Severo, que también fallecieron antes de que la construcción finalizara, le habían proyectado.
La Domus Áurea (o Casa Dorada) neroniana, edificada a los pies del Palatino, extendiéndose por todo el valle en el que se inscribía el foro republicano, habría sido la octava maravilla del mundo. Un palacio y un santuario, de gusto oriental, sin parangón. La austeridad y contención del palacio de Augusto en lo alto del Palatino, habría enmudecido. Roma, ni el mundo civilizado o conocido, habrían visto nada semejante.
Tras el suicidio de Nerón, las obras se interrumpieron. Años más tarde, y tras un incendio, el palacio fue abandonado. La memoria de Nerón dejaba un sabor demasiado amargo.
Hoy, los restos del palacio aun asombran. Solo hay que pensar que sobre uno de los estanques de los jardines se levantó el Coliseo.
Sería una pena que no se pudiera disfrutar de la obra completa, ahora que se conoce la extensión, el alcance y la forma del proyecto original.. Es cierto que habría que arrasar el centro de Roma y desplazar miles de habitantes.
Mas Roma, ¿no es una ciudad eterna? ¿A quien le podría parecer un proyecto frívolo, gratuito o absurdo? o, incluso peor, ¿innecesario?
Algún lector, acaso, ¿pensaba que la primera parte del texto se refería a la prosecución y finalización de las obras de la Sagrada Familia "de" Gaudí, en Barcelona?
Hombres de poca fe.
domingo, 22 de diciembre de 2013
IMAGINE DRAGONS: AMSTERDAM (2013)
¿Se puede titular una canción Amsterdam después de el tema de Jacques Brel, nunca grabado para un disco (grabado solo en directo), hace exactamente cincuenta años?
Una interpretación incluso mejor en este enlace.
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