viernes, 19 de septiembre de 2014

BERNICE (BÉRÉNICE) ABBOTT (1898-1991): NEW YORK (1929-1939)












































































Quizá sea la fotógrafa norteamericana Bernice (o Berenice) Abbott la primera que, tras varios en París, en contacto con Man Ray, retrató la ciudad de Nueva York según un plan establecido: Nueva York vista como la República platónica. un trabajo seriado, en parte encargado por la municipalidad, que se anticipó al tipo de enfoque artístico de los años sesenta.
Por un lado, los rascacielos y las obras de ingeniería, vistas desde la calle, o desde el cielo, pujantes maquinarias perfectas, deshabitadas, libres de las turbulencias de la vida, casi ideales, ascendiendo o extendiéndose  sin que las nubes ni los ríos las detengan; luego, en un nivel inferior, la calle: paseantes, habitantes, comerciantes, vendedores, transportistas ufanándose a la sombra de los rascacielos o tras las umbrías pérgolas metálicas de las vías elevadas de trenes y metropolitanos aéreos; una ciudad atestada de signos y mercancías a través de la cual los habitantes, que han creado esta multiplicidad de imágenes y objetos -los cuales reflejan a las ciudadanos-, se abran paso con dificultad, una ciudad reflejada casi siempre horizontalmente, en la que los rascacielos aparecen, como murallas aserradas, a lo lejos, entre nubes y humo; y, por fin, un tercer y último nivel, casi a nivel de la acera o la calzada, que retrata, en imágenes de las que los afilados rascacielos desaparecen, como formas inalcanzables, inconcebibles, a los desheredados, echados a y en la calle; el nivel más bajo en el que paradójicamente, se descubre al fin el rostro humano, el verdadero rostro de la ciudad.

Hoy Berenice Abbott, quizá apagada durante unos años, recuperada  por el Jeu de Paume de París, en 2012, y próximamente en el Centro  Barbican de Londres, vuelve a aparecer como quien mejor supo traducir la vida y la piedra de una metrópoli.

jueves, 18 de septiembre de 2014

(ARQUITECTURAS FANTÁSTICAS, II) PIERRE HUYGHE (1962): GRANDS ENSEMBLES (POLÍGONOS PERIFÉRICOS, 2001)


les grands ensembles por pierre_pell

La próxima exposición antológica del artista francés Pierre Huyghe en el Museo de Arte County de Los Ángeles (que se inaugura a finales del mes de noviembre), tras las colas que la gran muestra, recientemente clausurada, que el Centro Pompidou dedicó a este artista, formaba diariamente ante el museo de París, ha acrecentado el interés crítico y público por este cineasta, quizá menos conocido en España.
Una parte de su obra gira en torno a la arquitectura.
Las dos torres atrapadas en la niebla de esta filmación forman parte de una maqueta. Parecen reales, y solo son un decorado. Están habitadas: las luces que se encienden y palpitan en las ventanas de las fachadas que se miran sugieren, quizá, vidas que vibran al unísono aunque seguramente se ignoran.  Los polígonos levantados en los años setenta, que aun asolan la periferia de las ciudades francesas y europeas en general, a menudo configuran escenarios irreales, porque no parece imposible que se hubieran proyectado y construido de verdad -como si ningún arquitecto, ningún promotor y ningún representante público hubiera podido ser capaz de tanta ceguera- , ni que se pudiera vivir en ellos. En este caso, sin embargo, se trata una ficción la que se muestra inquietantemente real. Pero las vidas son solo destellos mecánicos. No hay nada tras las fachadas.

Arquitecturas fantásticas I: Batalla de gatos y ratas (s. XVII, Museo Vicenç Ros, Martorell)














Fotos: Tocho, Martorell, septiembre de 2014

El Museo Municipal Vicenç Ros, de Martorell, ubicado en una iglesia barroca desacralizada, maltratada durante la Guerra Civil, acoge las colecciones particulares de cerámicas que Vicenç Ros, alcalde de la pequeña ciudad tras la Guerra, entregó al municipio, junto con la del pintor Joaquim Mir..

De entre la excelente colección, sobre todo de azulejos, desde el medioevo hasta el siglo XIX, de temática religiosa, sobre todo, destaca una obra única: seguramente una de las composiciones cerámicas hispánica más célebre. Se compone de azulejos vidriados en los que se despliega una escena fantástica, que acontece entre una ciudad y un campamento de batalla. Los ratones, que luchan contra los gatos, han vencido. La ciudad de los gatos han sido tomada. Los felinos, torturados, mutilados, han sido ejecutados. El paisaje documenta las actos metódicamente sanguinarios  -cuyo impacto acrecienta quizá la composición de regusto medieval y fantástico- que los jueces ordenaban ejecutar en la Europa barroca.
Se interpreta la escena como una alegoría de la Guerra de los Segadores que asoló Cataluña y el sur de Francia a mediados del siglo XVII (una revuelta campesina contra los atropellos de las tropas reales, dentro de la Guerra de los Treinta Años entre reinos e imperios que destruyó Europa).
La composición, procedente de una casa de campo del sur de Francia, pintada hacia 1640, fue restaurada y completada en los años sesenta.
La escena evoca el lúcido mundo del Bosco.