miércoles, 22 de octubre de 2014
RENÉ BURRI (1933-2014): LA SOMBRA DE LA ARQUITECTURA (MOUVEMENTS, 2014)
.... y una ruina verdadera (yacimiento en Irán)
René Burri apenas ha disfrutado del eco de la muestra antológica que la Maison Européenne de la Photographie, de París acaba de dedicarle, titulada Mouvements (Movimientos), y que incluye imágenes en las que, ante el hieratismo autosuficiente de hitos arquitectónicos del siglo XX, transitan sombras a toda prisa y juegan niños ajenos a lo que tienen a sus espaldas.
Burri falleció ayer.
Amén de retratos de figuras históricas, Burri retrató a arquitectos (Le Corbusier, Barragan, Kahn, etc.) y sus obras. Su mirada se acercaba a la de Tati: una vista irónica sobre los hitos de arquitectos a veces crecidos o engreídos, sin que los ridiculizara. Edificios emblemáticos -que deberían lucir impolutos y blancos-, de Le Corbusier sobre todo, y ciudades de nueva planta, mostrados como ruinas, vacías o envejecidas, manchadas por el musgo y la humedad, o como decorados, ante los cuales, como en fiestas irreales, desfilan o posan visitantes bien vestidos, obviamente ajenos o distantes de lo que a veces contemplan, o a lo que dan la espalda, desnudando a los hitos arquitectónicos del siglo XX, reducidos a figurantes en los que casi nadie se fija -salvo el tiempo que se ensaña. luces de atardecer, y sombras alargadas, ayudan al tono crepuscular que invaden edificios que hubieran tenido que lucir siempre jóvenes.
Burri fue, seguramente, uno de los mejores fotógrafos de arquitectura, revelando, no lo que el arquitecto hubiera querido mostrar, sino lo que el tiempo va dejando, dotando, paradójicamente, a los edificios, de una súbita e inesperada humanidad: su fragilidad pese a la coraza de hormigón.
EVAN PARKER (1944): HOUSE FULL OF FLOORS (2009, interpretado en directo en 2013)
Véase la página web de este músico (compositor y saxofonista) de free jazz
martes, 21 de octubre de 2014
Mitos paganos y la historia sagrada (mitos cristianos), II
El nacimiento milagroso, virginal de Atenea, la estrecha relación de Zeus y Apolo, padre e hijo, la resurrección y ascensión a los cielos de Heracles, la encarnación de dioses olímpicos, el descenso a los infiernos de Hermes, otro hijo predilecto de Zeus, son temas mitológicos griegos que recuerdan inevitablemente a historias del antiguo y del Nuevo testamento.
Pero sabemos que el parecido es fortuito, y que los mitos, griegos y cristianos, tienen un distinto significado.
Sin embargo, la relación entre ambas religiones no se ha establecido en época moderna, ni es el fruto de autores descreídos o ignorantes. La relación fue puesta en evidencia por algunos Padres de la Iglesia.
Ya comentamos que los primeros teólogos cristianos tenían una relación ambivalente con la cultura griega. Conocían los mitos griegos perfectamente. La mayoría de los primeros teólogos tenían una formación clásica y escribían en griego. Algunos denunciaron a los dioses paganos juzgándolos como demonios -por tanto como dioses de los que había que apartarse, o divinidades menores pero aun poderosas-, y denunciaron los mitos como historias engañosas, lo que significa que no las juzgaban necesariamente falsas, sino peligrosas, historias verdaderas que llevaban a la perdición.
Otros Padres de la Iglesia, como Justino, creían que los mitos griegos encerraban parcelas de verdad. No eran ni mentiras ni fabulaciones, sino relatos que se aproximaban a la luz, de un modo aun velado pero reconocible. Hubo pensadores y profetas, antes que Cristo, que llegaron casi a la verdad y que desde luego la anunciaron, la precedieron. Unos eran los profetas bíblicos; otros, los filósofos griegos. Por tanto lo que los mitos contaban acerca de los dioses olímpicos era en gran parte cierto. Se trataba de historias, y de figuras sobrenaturales, que se anticiparon a la venida de Cristo. Nacimientos y resurrecciones milagrosos, dioses que eran uno y trino no eran invenciones, sino eventos verdaderos que pronosticaban lo que iba a venir. Zeus era como Yahvé, y Apolo o Hermes como Cristo; Heracles sin duda también.
Cristo no fue una figura redundante, sin embargo, sino que manifestó con nitidez lo que estaba aun abocetado en las figuras e historias míticas griegas. Justino, así, manifestaba que los griegos no desconocían al dios, o a los dioses verdaderos; lo único que ocurrió, como acontecía con las historias del Antiguo Testamento, es que no llegaron a percibir con plena nitidez la verdad que el dios verdadero encarnaba. Pero llegaron hasta el umbral, y por esta razón, el conocimiento y la divulgación de los mitos paganos no era condenable. Para Justino, el cristianismo era una religión ancestral -al menos tan antigua como la religión olímpica- que se remontaba hasta Homero. Por eso, se tenía que leer y defender a este poeta o profeta.
Pero sabemos que el parecido es fortuito, y que los mitos, griegos y cristianos, tienen un distinto significado.
Sin embargo, la relación entre ambas religiones no se ha establecido en época moderna, ni es el fruto de autores descreídos o ignorantes. La relación fue puesta en evidencia por algunos Padres de la Iglesia.
Ya comentamos que los primeros teólogos cristianos tenían una relación ambivalente con la cultura griega. Conocían los mitos griegos perfectamente. La mayoría de los primeros teólogos tenían una formación clásica y escribían en griego. Algunos denunciaron a los dioses paganos juzgándolos como demonios -por tanto como dioses de los que había que apartarse, o divinidades menores pero aun poderosas-, y denunciaron los mitos como historias engañosas, lo que significa que no las juzgaban necesariamente falsas, sino peligrosas, historias verdaderas que llevaban a la perdición.
Otros Padres de la Iglesia, como Justino, creían que los mitos griegos encerraban parcelas de verdad. No eran ni mentiras ni fabulaciones, sino relatos que se aproximaban a la luz, de un modo aun velado pero reconocible. Hubo pensadores y profetas, antes que Cristo, que llegaron casi a la verdad y que desde luego la anunciaron, la precedieron. Unos eran los profetas bíblicos; otros, los filósofos griegos. Por tanto lo que los mitos contaban acerca de los dioses olímpicos era en gran parte cierto. Se trataba de historias, y de figuras sobrenaturales, que se anticiparon a la venida de Cristo. Nacimientos y resurrecciones milagrosos, dioses que eran uno y trino no eran invenciones, sino eventos verdaderos que pronosticaban lo que iba a venir. Zeus era como Yahvé, y Apolo o Hermes como Cristo; Heracles sin duda también.
Cristo no fue una figura redundante, sin embargo, sino que manifestó con nitidez lo que estaba aun abocetado en las figuras e historias míticas griegas. Justino, así, manifestaba que los griegos no desconocían al dios, o a los dioses verdaderos; lo único que ocurrió, como acontecía con las historias del Antiguo Testamento, es que no llegaron a percibir con plena nitidez la verdad que el dios verdadero encarnaba. Pero llegaron hasta el umbral, y por esta razón, el conocimiento y la divulgación de los mitos paganos no era condenable. Para Justino, el cristianismo era una religión ancestral -al menos tan antigua como la religión olímpica- que se remontaba hasta Homero. Por eso, se tenía que leer y defender a este poeta o profeta.
lunes, 20 de octubre de 2014
Itaca (Ulises y Cristo, o mitos paganos y mitos cristianos)
La exposición Mediterráneo. Del mito a la razón, en Caixaforum (julio-diciembre de 2014) concluye con un relieve tardo-romano, del siglo IV dC: Un frontal de un sarcófago cristiano grabado con motivos paganos, en concreto una escena de Ulises atado al mástil de la nave que se escora peligrosamente hacia unas sirenas -unos seres híbridos, mitad mujer, mitad ave de presa con poderosas garras- que la atraen hacia el acantilado dónde están posadas.
Este relieve fue hallado casualmente en la colección permanente del Museo Nacional Romano, en una de las sedes del museo, cabe la Estación Término en Roma. Apenas visto, la exposición, hasta entonces inconclusa, adquirió un final lógico. Este relieve no aparece ven la extraordinaria monografía de Carlos García Gual dedicada a las sirenas.
La inclusión de este relieve ha sido criticada por algún estudioso porque se desmarca del resto de las obras expuestas.
Y, sin embargo, abre la transición hacia una nueva percepción del mundo -que la exposición no aborda-, a partir de un motivo conocido.
Las relaciones entre el paganismo y el cristianismo presentan dos vías distintas. Ambas fueron recorridas por Pablo -que algunos estudiosos, no sin razón, aunque de manera polémica y quizá esquemática, consideran como el inventor del cristianismo-. Por un lado, hubo padres de la iglesia que trataron de armonizar mitos paganos con historias del Antiguo y del Nuevo Evangelios; otros, por el contrario, los opusieron frontalmente.
Los primeros consideraban que los mitos paganos anunciaban la buena nueva. De un modo imperfecto, contenían ya enseñanzas plenamente desarrolladas por los evangelios. Las historias no se oponían, sino que las primeras eran un boceto, aun impreciso y con errores, a veces, de las historias evangélicas. La lectura de los mitos, entonces, no era una distracción, sino un viático, hacia la palabra de Cristo. Dado que la cultura imperante era la pagana, y que el conocimiento de los mitos era general, éstos constituían un punto de partida para la comprensión y la aceptación de una visión del mundo que aclaraba la aún borrosa visión pagana.
Uno de los mitos que los padres de la iglesia consideraban más cercanos a la palabra del hijo de dios era, precisamente, el de Ulises y las sirenas. La lectura es casi obvia. Ulises anuncia a Cristo (y a cada cristiano); las sirenas son las tentaciones del mundo material, y el mástil es la cruz que ata y estructura, como un pilar cósmico, el mundo, impidiéndole disolverse en un remolino. Hasta los tapones de cera tenían una lectura alegórica cristiana (eran los Evangelios, escritos sobre tablillas de madera recubiertas de cera, como era costumbre en el mundo romano, cuyo conocimiento permitía hacer oídos sordos a los encantos de la poesía pagana).
Ulises regresaba de Troya. Se dirigía a Ítaca, su isla y su ciudad natal. La resistencia a la seducción de las sirenas le permitía superar uno de los últimos escollos. Ítaca le aguardaba. Esta ciudad, entonces, era la prefiguración del Paraíso.
La tradicional oposición entre la ciudad y la naturaleza originaria que estructura el Antiguo Testamento, o la oposición entre Jerusalén y Babilonia, o entre la Jerusalén terrenal y la celestial, ya no era de recibo. El Paraíso era una isla, y una ciudad; en verdad, era el lugar donde se retornaba tras el viaje de la vida, algo así como el espacio del Uno en la escatología platónica, el ser y el espacio del ser al que el alma retorna tras su tránsito por la vida terrenal.
Quizá algún día, una exposición cuente lo que ocurrió a partir de entonces con las primeras leyendas cristianas.
domingo, 19 de octubre de 2014
JOHN RICE & PETER MICHELS: RICK AND MORTY: ANATOMY PARK (2013-2014)
La reciente serie de dibujos animados "para adultos" más "zombi". Imprescindible (un buen retrato de un hogar), especialmente este capítulo:
http://www.adultswim.com/videos/rick-and-morty/anatomy-park/
MILTON NASCIMENTO (1942): TRASTEVERE (1976)
El evidente parecido entre la última -por otra parte excelente- canción de David Bowie (Sue -Or in a Season of Crime-, 2014, sobre hogares como núcleos de uniones que concluyen en sobre hogares deshechos quizá violentamente) y dos temas de Nascimiento -que éste último ha elegantemente aceptado como un homenaje- ha permitido recordar Trastevere, una canción extraordinaria sobre la ciudad de Roma:
("Clicar" en el enlace para escuchar la canción de Nascimento)
http://www.goear.com/listen/4c97dcc/07-trastevere-milton-nascimento
Trastevere
A cidade é moderna
Dizia o cego a seu filho
Os olhos cheios de terra
O bonde fora dos trilhos
A aventura começa no coração dos navios
Pensava o filho calado
Pensava o filho ouvindo
Que a cidade é moderna
Pensava o filho sorrindo
E era surdo e era mudo
Mas que falava e ouvia
Sue (Or in a Season of Crime)
Sue, I got the job
We'll buy the house
You'll need to rest
But now we'll make it
Sue, the clinic called
The x-ray's fine
I brought you home,
I just said home
Sue, you said you wanted writ(ten)
“Sue the virgin†on your stone
For your grave
Why too dark to speak the words?
'Fore I know that you have a son
Oh, folly, Sue.
Ride the train, I'm far from home
In a season of crime none need atone,
I kissed your face!
Sue, I pushed you down beneath the weeds,
Endless faith in hopeless deeds,
I kissed your face!
I touched your face!
Sue, goodbye!
Sue, I found your note
That you wrote last night
It can't be right
You went with him
Sue, I never dreamed
I'm such a fool
Right from the start
You went with that clown.
("Clicar" en el enlace para escuchar la canción de Nascimento)
http://www.goear.com/listen/4c97dcc/07-trastevere-milton-nascimento
Trastevere
A cidade é moderna
Dizia o cego a seu filho
Os olhos cheios de terra
O bonde fora dos trilhos
A aventura começa no coração dos navios
Pensava o filho calado
Pensava o filho ouvindo
Que a cidade é moderna
Pensava o filho sorrindo
E era surdo e era mudo
Mas que falava e ouvia
Sue (Or in a Season of Crime)
Sue, I got the job
We'll buy the house
You'll need to rest
But now we'll make it
Sue, the clinic called
The x-ray's fine
I brought you home,
I just said home
Sue, you said you wanted writ(ten)
“Sue the virgin†on your stone
For your grave
Why too dark to speak the words?
'Fore I know that you have a son
Oh, folly, Sue.
Ride the train, I'm far from home
In a season of crime none need atone,
I kissed your face!
Sue, I pushed you down beneath the weeds,
Endless faith in hopeless deeds,
I kissed your face!
I touched your face!
Sue, goodbye!
Sue, I found your note
That you wrote last night
It can't be right
You went with him
Sue, I never dreamed
I'm such a fool
Right from the start
You went with that clown.
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Ciudades,
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