viernes, 22 de noviembre de 2019

GEORGE COPELAND AULT (1891-1948): LA CIUDAD INFERNAL

























Aunque los cuadros de paisajes descomunales, "sublimes", del siglo XIX, y la pintura del Expresionismo Abstracto, sean considerados emblemas del arte pictórico -o del arte, en general- norteamericano, quizá sean los pintores del primer tercio del siglo XX, marcados por la Gran Depresión de 1929, dedicados a vistas urbanas, a la geometría de las construcciones, al vacío de las calles gélidas y a la desmesura de los rascacielos, pintados con la dedicación de un pintor flamenco -con un estilo calificado de Preciosista-, los que realmente han determinado las características del arte norteamericano.

Georges Copeland Ault fue no solo uno de los pintores urbanos más notables, sino que sus vistas nocturnas, con calles o edificios fugaz y violentamente iluminados por misteriosas fuentes de luz, quizá los faros de un coche que aún no se distingue, constituyen su aportación más característica.
Al contrario que otros pintores de ciudades y rascacielos, Ault detestaba la ciudad norteamericana, aplastada por el humo de las industrias y cielos cargados de pesadas nubes, a la que calificaba de infernal. Los rascacielos no eran emblemas de modernidad sino signos de decadencia, emblemas del mal que rondaba la noche.
Ault murió en la pobreza. Apenas vendía.

El Museo de Arte de San Diego conserva uno de sus mejores obras.

Poco conocido fuera de los Estados Unidos, su pintura, sin embargo, ha definido un imaginario urbano, de ciudades vacías y amenazantes, sumidas en las tinieblas.

CHARLES IVES (1874-1954): CENTRAL PARK IN THE DARK (1906)



Sobre este compositor norteamericano de música "clásica" y de jazz, olvidado en vida y hoy considerado como el mejor compositor norteamericano del siglo XX, véase el siguiente enlace.


ROBERT REDFORD (1936): CATHEDRALS OF CULTURE: THE SALK INSTITUTE, LA JOLLA (FRAGMENTO, 2014)



Fragmento de un largo documental de Win Wenders y Robert Redford, entre otros, sobre seis edificios escogidos por los distintos cineastas.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Arquitectura y magia: decoración arquitectónica sumeria




El congreso anual de la American School of Oriental Research (ASOR) ha empezado en San Diego (California, EEUU).

Tina L. Greenfield (Universidad de Saskatchevan -Canadá) ha presentado unos datos para mí desconocidos. El Museo Británico ha reemprendido desde hace dos años excavaciones en el yacimiento sumerio de Girsu (hoy Tello), en el sur de Iraq.

Inicialmente excavado por una misión francesa a principios del siglo XX, el yacimiento había quedado casi totalmente devastado, no por guerras o la incuria, sino por la incapacidad de los primeros arqueólogos, desconocedores aun de la arquitectura de adobe, en reconocer estructuras arquitectónicas -que no les presentaban un particular interés, oda vez que andaban en busca de obras  de arte dignas de un museo- enterradas en una materia (el barro) idéntica a la que constituía la arquitectura (adobe).

Las nuevas excavaciones, sin embargo, han logrado hallar quince conos de terracota in situ, aún insertados en los muros de un santuario dedicado al dios Ningirsu (dios tutelar de la ciudad de Girsu).

Este tipo de objetos, muy comunes, sin valor material, ya eran conocidos. Son conos hincados en los muros que contienen información sobre a quien pertenece la obra, quien la encarga y porqué. Son documentos administrativos, títulos de propiedad. Al estar cocidos, dichos documentos son casi imperecederos.

La distribución, en apariencia casual, de los conos por todo el muro, sin embargo, revela que cumplían una segunda función. Amén de ser documentos administrativos eran sin duda amuletos. Funcionales, decorativos y mágicos, su distribución sigue el dibujo de una constelación, quizá la que imperaba cuando el templo se fundó, una constelación relacionada con la divinidad a la que el templo estaba dedicado.

LOUIS KAHN (1901-1974) & LUIS BARRAGÁN (1902-1988): SALK INSTITUTE (LA JOLLA, 1960)
































































Fotos: Tocho, Noviembre 2019

El 20 de noviembre de 2014, publicamos un reportaje sobre este proyecto.

Faltaba precisar que el proyecto inicial de este centro dedicado a experimentos médicos y biológicos, se componía de cuatro bloques aislados, lo que hubiera dificultado la interacción entre los científicos.

La madera de teca, que cubre la fachada exterior de las estancias donde los estudiosos pueden aislarse, que Louis Kahn no quiso tratar (porque quería que envejeciera naturalmente, oscureciéndose aunque no pudriéndose), se hallaba muy deteriorada; se restauró en 2017 con una ayuda de la fundación Getty.

Este nuevo reportaje, cinco años más tarde, permite percibir las diferencias.