viernes, 16 de abril de 2021

PIER PAOLO PASOLINI (1922-1975): SOPRALLUOGHI IN PALESTINA PER IL VANGELO SECONDO MATTEO (LOCALIZACIONES EN PALESTINA PARA LA PELÍCULA EL EVANGELIO SEGÚN MATEO, 1963-1965)


https://ok.ru/video/1410600340074 


Para ver el documental, "clique" en la dirección electrónica anterior.
Maravilloso documental de Pasolini en busca de localizaciones para su próxima película basada en el Evangelio según Mateo.

ERICK OH (1984): WAY HOME (DE REGRESO A CASA, 2008)

Way Home from ERICK OH on Vimeo.


Sobre este cineasta de animación japonés afincado en los Estados Unidos que trabaja para la compañía Pixar, véase, por ejemplo, su página web


jueves, 15 de abril de 2021

SAM DURANT (1961): ICONOCLASM (ICONOCLASTIA, 2018-2019)

 















El derribo de estatuas se da desde la noche de los tiempos. Acompaña, acelera o sustituye la caída de las figuras, mortales o inmortales, representados.

La estatua no es una mera imitación de un modelo, sino que posee sus características, sus valores, su "aura" -que puede incluso acrecentar. La estatua es más poderosa que un mortal. Las estatuas que no son echadas al suelo sobreviven a la desaparición de los seres a los que figuran. Por el contrario, sin el apoyo de las estatuas, que proclaman su omnipresencia, el rey queda desnudo.

La iconoclastia -o destrucción de los iconos o, más propiamente, de los ídolos- siempre señala el fin de una era. Lo que la identificaba acaba por el suelos, golpeado, fracturado, arrastrado. A su modelo no le queda sino esperar su inevitable, inapelable disolución. Yo no puede esperar merced alguna. La defensa que la estatua le brinda ha cesado.

La serie de dibujos, a partir de fotografías, del norteamericano Sam Durant, expuesta por vez primera hace año y medio,  son un testimonio de la capacidad de las estatuas de suplantar a sus modelos, y de la fascinación y la provocación que aquéllas suscitan.  

Sobre este artista, véase su página web.

ARTE Y CAOS, SEGÚN SAMUEL BECKETT (1961)

"Hasta hace poco -Beckett emitió esta opinión en una entrevista hace sesenta años - el arte ha resistido a la presión del caos, la ha mantenido a distancia. Mas hoy ya no podemos dejarlo fuera (...), penetra en nuestra experiencia en todo momento. Está ahí, es necesario dejarlo entrar"


"To find a form tha accomodates the mess, that is the task of the artists now".


(S. Beckett, entrevista reproducida en Columbia University Forum, 4(1961)

martes, 13 de abril de 2021

¿Qué es una ruina?

Las ruinas están enraizadas. Yacen a menudo sepultadas. Antes de una excavación, apenas se distinguen. No sobresalen siempre. Hacen cuerpo con el paisaje. Se tienen que sacar a la superficie. Por otra parte, su condición derruida, la deformación que han sufrido las formas, las asemeja a rocas. Como bien sabían los poetas tardo-romanos imperiales, una ruina es una piedra que regresa a su condición primera, sacándose de encima, como si de una piel muerta se tratara, la forma en la que la han encerrado. Una ruina es un cuerpo en tránsito que regresa a su origen, su forma -informe- primera.

Podemos pensar, por tanto, que una ruina está íntimamente ligada a un lugar, como si formara parte del mismo desde un tiempo inmemorial.

Ruina viene del latín ruina que significa desplome, hundimiento. Literalmente, ruina es "lo que cae", por ejemplo, una precipitación, un diluvio (así en Virgilio). El verbo ruere significa precisamente precipitarse -que en lenguas latinas como el castellano, el catalán y el francés- significa actuar sin pensar, a ciegas, de manera imprudente, irreflexivamente-. El verbo francés reflexivo se ruer·, significa agitarse, correr sin saber dónde se va. Ruer, a su vez, es dar golpes. Cicerón emplea el verbo ruere para designar una acción fatal, que conduce a la muerte. Ruere se puede traducir por dar palos de ciego; palos: ruere es actuar también con violencia, atentando como lo que se encuentra delante. Ruere es derribar, acabar con la vida de un ente o un ser. 

El latín ruina procede de un radical indoeuropeo que se traduce por arrancar.

Una ruina no está unida a un lugar; no forma parte de éste. Antes bien, la ruina es la que ha perdido cualquier contacto con un lugar. Una ruina es una construcción desubicada. La vida que el lugar le brinda se ha agotado. Una ruina es una obra exangüe, desvitalizada. Una obra muerta, arrancada de cuajo de la tierra. Una ruina es estéril. En tanto que cuerpo muerto, ya no podrá acoger vida ni defenderla. Es una obra de la que hay que huir. La relación entre la ruina y el cementerio es estrecha. Mas, mientras la tumba mantiene vivo el recuerdo del difunto al que cobija, al que mantiene en vida, la ruina no ofrece ningún techo, ni siquiera a los muertos. 

La ruina tampoco es semejante a una construcción moderna pensada para ningún sitio. La ruina estuvo ligada a un lugar. Estaba allí, era para este lugar preciso. Hoy, perdida cualquier relación, se asemeja más aun alma en pena, desubicada, que no sabe dónde caerse muerta, donde refugiarse. La ruina es la "viva" imagen de la desolación, de la pérdida de referentes, de relaciones. La ruina no forma parte de lugar alguno. Ya no tiene lugar.  


Para Aureli, Roger y Gemma

GUILLERMO A. CHAIA (1985): BONET X ALBERTI (2021) -ARQUITECTURA Y POESÍA.

BONET X ALBERTI from Guillermo A. Chaia on Vimeo.


Arquitectura y poesía.

En homenaje a Fernando Álvarez


Sobre este director, véase su página web.


Agradecimientos a Guillermo A. Chaia por esta comunicación

lunes, 12 de abril de 2021

Transfiguración

 Un conocido político ha efectuado unas declaraciones sorprendentes. Destacando las ventajas de un determinado carnet electrónico, ha comentado que éste es la transfiguración de un documento de papel, lo cual constituye una mejora sustancial: 

"Esta tarjeta física es como si la papeleta (...) se hubiera transfigurado. Como el papel se degrada muy rápido, es biodegradable y se estropea, la manera de mantener esta papeleta (...) viva es este carné, es la transfiguración de la papeleta en carné".

Dejando de lado el vocabulario teológico utilizado, lo que implica que esta sustitución y las ventajas que conlleva no son de este mundo, sino de un mundo celestial, ideal o imaginario, cabe preguntarse por el uso de este término.

La transfiguración es una acción que pertenece exclusivamente al mundo sagrado cristiano -y, por extensión, y a modo de metáfora, al mundo del arte contemporáneo, donde objetos banales se convierten en obras de arte.

Transfigurar, en efecto, implica un cambio sustancial. Transfigurar no es transubstanciar. Esta última acción determina que un ente o una persona cambia de naturaleza o sustancia sin cambiar de apariencia -como ocurre durante el rito de la comunión, en el que el pan y el vino, sin perder sus cualidades sensibles de pan y vino, devienen la carne de una divinidad. Por el contrario, la transfiguración sí conlleva que el cambio de naturaleza afecta la apariencia. En el caso de la figura del dios cristiano, la transfiguración llevó a que su cuerpo irradiara -manifestando visiblemente un cambio de naturaleza, de la materia opaca a la luminosa y celestial. El resplandor que invade y desprende el cuerpo impide que pueda ser contemplado. Ningún humano aguanta la visión de una figura transfigurada. Ésta nubla, ciega. La luz deslumbra y sume a quien trata de mirarla directamente en la oscuridad absoluta.

El carnet propuesto es pues una figura sobrenatural invisible, desconectado del mundo material, terrenal, humano, tanto porque es necesario desviar la mirada, mirar para otro lado, so pena de perder la vista -y por tanto de ir a tientas, sin rumbo-, como porque es un ente hiriente que daña la vista. Un ente que impide ver con claridad.