sábado, 3 de julio de 2021

EL MAESTRO Y EL DISCÍPULO: PIERRE DAURA Y CY TWOMBLY



Cy Twombly 











 





Pierre Daura 


Matar al padre: una frase hecha; el hijo o el discípulo tiene que liberarse de la sombra, tutela o influencia del padre o del maestro -aunque sin éste no habría sido capaz de emprender el camino.

¿Quién no conoce al que algunos críticos consideren el mejor pintor y escultor moderno norteamericano: Cy Twombly (1928-2011)?

Mas, ¿alguien recuerda a su maestro, el español (menorquín) Pedro Daura (1896-1976)?

El asesinato en este caso ha sido completo.

Y, sin embargo, Pedro Daura fue un buen pintor expresionista , cuya obra recuerda la de Soutine -Daura se formó en Paris-que, en compañía de Torres García, viró hacia el arte abstracto geométrico -fundó el conocido grupo francés Cercle et Carré cuyo logotipo diseñó-, Antea de emigrar a los Estados Unidos tras la Guerra Civil donde enseñó arte en una universidad: allí estudiaría Cy Twombly.

La mayor parte de su obra se halla en los estados norteamericanos de Virginia y Georgia, aunque hubo una donación de su obra al Museo Nacional de Arte Catalán a finales de los años noventa, que organizó entonces una pequeña exposición. Desde entonces, al parecer nada. 


viernes, 2 de julio de 2021

JUAN BATLLE PLANAS (1911-1966): ENTRE HUESOS Y TALADROS. MÁS ALLÁ DE LA RAZÓN, PARA-NOIA (MALBA, BUENOS AIRES, 2021)



Charla para el Museo MALBA de Buenos Aires, sobre la exposición antológica itinerante dedicada a Juan Batlle Planas, que la fundación March, de Madrid organizó en 2018-2019 en España (Cuenca, Gerona y Palma).
 
La charla se inscribió en un reciente congreso dedicado al arte surrealista y el psicoanálisis, acompañando a una exposición, aún vigente, sobre el mismo tema, titulada Terapia

Agradecimientos a los organizadores y a Silvia y Giselda Batlle.

ARTE MODERNO Y ARTE MESOPOTÁMICO: CY TWOMBLY (1928-2011), CTESIPHON (1987)

 






El "más europeo" de los artistas norteamericanos, Cy Twombly -que pasó sus últimos años en Roma-, pintó y esculpió reiteradas veces inspirado por mitos y formas de la antigüedad "occidental": Mesopotamia, Egipto -especialmente-, Grecia y Roma: referencias siempre cultas, que dieron pie a palabras y citas pintadas, y a formas conjuntadas o modeladas en yeso.

Una de las fuentes fue Mesopotamia. Los zigurats y las torres de Babel no son raros en su obra. Cuando la exposición Sumer y el paradigma moderno, en la Fundación Joan Miró de Barcelona, en 2017, dedicada a la interpretación del arte mesopotámico, sumerio en particular, por parte de artistas y arquitectos modernos, de Giacometti a Miró, de Loos a Le Corbusier, se intentó exponer una escultura inspirada en un zigurat -una tipología de origen sumerio- de Cy Twombly. Los precios de los seguros de sus obras, casi inalcanzables, obligaron a prescindir de aquélla.

En este caso, la inspiración es sasánida (el palacio de Ctesiphonte), una cultura zoroástrica, muy marcada por culturas mesopotámicas anteriores, persa sobre todo, justo anterior a la invasión árabe y la instauración del islam.

 

Agradecimientos al arquitecto Mar Marín (UPenn University, Filadelfia) por este comunicación, basada en el libro de Zainab Bahrani: Mesopotamia: Ancient Art and Architecture, Thames and Hudson, 2017.

 

jueves, 1 de julio de 2021

El gusto (y el disgusto)

 -Me gusta esta obra; es agradable

-¿Cómo dice? ¡No utilice el verbo gustar! El gusto nada tiene que ver con la apreciación de una cosa; ésta no es cuestión de gusto

Si a principios del siglo XVIII, en Francia, sobre todo, el gusto era una facultad que permitía disfrutar, "saborear" las cualidades de las cosas, una facultad que no todos poseían y que, de todos modos, se tenía que educar, a finales de siglo, en Alemania principalmente, el gusto fue rechazado es favor del juicio estético o de la estética.

Ésta, al igual que el gusto, permite disfrutar de las cualidades de las cosas cercanas. Mas, la estética exige mantener las distancias con lo que se observa. La estética es la capacidad de discernir y de valorar dichas cualidades -forma, proporción, color, armonía, claridad, buen hacer, etc.- con los sentidos "superiores": la vista y el oído. El gusto, por el contrario, requiere un contacto íntimo, una comunión con lo que se juzga. Gustare, en latín, significa lo mismo que en las lenguas modernas latinas: probar, saborear. Es cierto que en francés, goûter significa "degustar", injerir una cantidad mínima de alimento, como si se quisiera percibir su perfume o "esencia" sin hincar el diente en la materia, una prueba que no denota hambre, una necesidad física imperiosa que debe colmarse, sino tan solo respirar los olores de la comida, como hacían los dioses de la antigüedad, que abandonaban las viandas cocidas en los altares sacrificiales a los sacerdotes voraces o glotones, o necesitados de saciarse. Pero no se puede degustar sin acercarse a lo que se quiere probar, prueba que solo revela cualidades que excitan el vientre y no la mente.   

El repudio alemán del gusto se basa en la relación alimenticia entre quien gusta y lo que le gusta. El gusto se logra mediante un sentido "inferior": el sentido del gusto. Si lo que se prueba no nos satisface, nos disgusta; un verbo que no dice exactamente lo mismo que el francés "dégoûter". El disgusto es moral: sentimos que hemos entrado en contacto con algo que no está "bien", que no nos hace "bien", un contacto que no está "bien" haber tenido. Se ha cometido una falta "de gusto". algo nos falta, nos sentimos faltos de algo necesario, nos sentimos cojos, mutilados, incompletos. El disgusto es la consecuencia de un rechazo. Nos retiramos de lo que queríamos probar. Sentimos que nos adentramos en un terreno resbaladizo, peligroso, en el que podemos perder pie y hundirnos. El disgusto es también consecuencia del error que hemos cometido: estamos disgustados con nosotros mismos. Hemos manifestado una apreciación errónea, ciegos o insensibles a lo que nos haría daño, y cuyo peligro hubiéramos tenido que discernir.

El gusto, así, está relacionado con la cultura, en Francia. Tener gusto (es decir, "buen" gusto) es una manifestación de clarividencia, de saber estar en el mundo, de amplitud de miras, de capacidad de discernir lo conveniente de lo inconveniente, lo bello de lo feo, lo necesario de lo prescindible. 

El dégoût, por el contrario -que se traduce más bien por asco- está provocado por un contacto íntimo con lo que hemos probado: y con lo que hemos entrado en contacto es con la muerte. El dégôut suscita repulsión. Revela una cara oculta, malsana, maligna. Encoge el ánimo. Suscita el vómito, sensaciones plenamente físicas que ahuyentan cualquier atisbo de elevación, medida, mesura, contención, cultura. El dégoût no se puede controlar. Es más fuerte que nosotros. Toma posesión de nosotros y suscita reacciones convulsas, reacciones que no cuadran con las normas del "buen" gusto: seguramente por esta razón poetas como Baudelaire apreciaban las reacciones violentan ante el dégoût, una prueba de la capacidad de sentir plenamente, de entender íntima, visceralmente el mundo, de ahondar en las cosas, hasta tocar fondo, sin dejar recovecos por explorar -por gustar-, lejos del frío distanciamiento del gusto convencional. 

En o desde el siglo XVIII, el proscrito dégoût francés equivale al proscrito gusto alemán. Ambos son manifestaciones corporales que impiden "elevarse". Por el contrario, el gusto francés, que rehúye lo material en favor de las "esencias" o "ideas", equivale al juicio estético alemán: una reacción ante la Creación y las creaciones humanas que prescinde de las componentes materiales en favor de lo que desprenden, las esencias que emanan, y que nos ponen en contacto con otros "mundos", que turban, nos alejan de lo mundano, sin nublarnos la razón. El gusto francés, en verdad, se manifiesta a través de la vista más que del olfato y la boca: una vista que invita a imaginar cualidades como el perfume -esencial en los rituales religiosos- que inevitablemente alzan el alma, una manera de relacionarse con las cosas, preciosista, que la Ilustración alemana rechazó en favor del imperio de la vista, libre de cualquier alusión a la turbación que el olor -y el sabor que se adivina- suscitan, siquiera imaginariamente.


PS: anotaciones tras una cena en un restaurante de "nueva cocina", con un menú de "degustación", y tras la revuelta de las tripas, el dégoût -y el disgusto, y no solo por el precio- posteriores.



miércoles, 30 de junio de 2021

FREDERIC RZEWSKI (1938-2021): BRING THEM HOME! (¡TRAEDLOS A CASA!, 1982)

https://www.momure.com/review/frederic-rzewski-bring-them-home/ 

Escucha legal.

También en: https://imslp.org/wiki/Bring_Them_Home_(Rzewski%2C_Frederic)


Hermosa composición sobre la necesaria devolución a sus hogares de soldados norteamericanos enviados a diversos países del mundo en intervenciones militares o en apoyo de golpes de estado.

Sobre este compositor norteamericano fallecido ayer, véase, por ejemplo, esta página web

WOLFGANG TILLMANS (1968): PYRAMIDS (2005)


 Nunca las pirámides habían exhibido su radical extrañeza, su carácter impenetrable, como en esta fotografía, en apariencia fácil y juguetona, del alemán Tillmans.

Esta obra se incluye en una exposición en la ciudad costera inglesa de Hove: 

https://www.maureenpaley.com/exhibitions/wolfgang-tillmans-9/press-release


Sobre este fotógrafo (o artista que recurre a la fotografía) véase por ejemplo: https://tillmans.co.uk/

martes, 29 de junio de 2021

Veintinueve de junio (San Pedro y la piedra)

 Simón o Simeón (en verdad, Gimeno, en castellano: un nombre hebreo, común en la Biblia, que significaría: Dios me ha escuchado), cuyo carácter rocoso dio pie a que Jesús realizara uno de los juegos de palabras con mayor repercusión de la historia occidental, fue una figura histórica o imaginaria -poco se sabe a fe cierta-, a quien se atribuyeron varios textos canónicos (reconocidos por la iglesia católica) y apócrifos (aceptados y luego rechazados en el Canon), redactados anónimamente entre los siglos II y IV dC, por autores o comunidades paleo-cristianas de las que nada se sabe, pero que se habrían considerado inspirados por el apóstol. Al igual que ocurre con los demás apóstoles, todo lo que se sabe es difícilmente histórico o son leyendas redactadas unos cien años después de su supuesto martirio. 

Un Evangelio, unas Actas y un Apocalipsis -éste, celebre-, así como dos cartas reconocidas por la iglesia (pero que no pueden ser obra suya), serían escritos suyos.

El inicio de segunda parte de la Primera Epístola de Pedro manifiesta el conocido juego de palabras entre la piedra y Pedro, presentado como el aglutinador de una sinagoga (es decir, de una comunidad, sin distinción de clases) o de una iglesia (palabra que, en griego, al contrario que sinagoga, se refiere solo a un conjunto de ciudadanos con plenos derechos, excluyendo a una parte importante de la población):

"Dejando pues toda malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud. Si habéis gustado que el Señor es benigno, piedra viva, reprobada por los hombres, pero elegida por Dios, preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como una casa espiritual para constituir una comunidad santa, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios. Pues la Escritura anuncia: "He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en ella, no será confundido". Ella es pues honor para vosotros que creéis. Por el contrario, para los desobedientes, la piedra que los edificadores reprobaron fue convertida en cabeza del ángulo y piedra de tropiezo, roca de escándalo para aquellos que que rechazan la palabra, desobedientes; para lo cual estuvieron destinados."