domingo, 18 de julio de 2021

SOPHIE BLACKALL (1970): HELLO, LIGHTHOUSE (¡HOLA, FARO!, 2019, 2021)



 








En una isla rocosa diminuta, un faro para la eternidad.
Es una casa, que el viento, las olas y los barcos saludan de cerca o a lo lejos. Pasan las ballenas a lo lejos y se deslizan, menguantes, los icebergs.
Una casa donde mora el farero, y su mujer.. Su recién nacida hija también, así como los ocasionales náufragos apenas rescatados de la tormenta.
Mas, llega tormenta perfecta: la automatización. Y el farero, su mujer y su hija toman un barco sin retorno.
Una isla rocosa empequeñecida, un faro que se creía para siempre. Sigue guiando los barcos, oteado, desde la costa por el farero sin nada ya que hacer.

Un hermoso cuento escrito e ilustrado por la artista australiana Sophie Blackall.

sábado, 17 de julio de 2021

La lección de Atenas


"Comunicamos sin pesadumbre unos a otros nuestros bienes particulares, y en lo que toca al gobierno y al bien común no infringimos cosa alguna, no tanto por temor al juez cuanto por obedecer a las leyes, sobre todo hechas en favor de los que son injuriados, y aunque no lo sean, causan afrenta al que las infringe (...)

Nosotros permitimos que nuestra ciudad sea común a todas las gentes y naciones, sin vedar ni prohibir a persona natural o extranjera ver ni aprender lo que bien les pareciere, no escondiendo nuestras cosas aunque pueda aprovechar a los enemigos verlas y aprenderlas (...)

Más queremos el reposo y sosiego cuando no somos obligados por necesidad que los trabajos continuos, y deseamos ejercitarnos antes en buenas costumbres y loable organización que vivir siempre con el temor de las leyes, de manera que no nos exponemos a peligro pudiendo vivir quietos y seguros, prefiriendo el vigor y fuerza de las leyes al esfuerzo y ardor del ánimo. Ni nos preocupan las miserias y trabajos antes que vengan. cuando llegan las sufrimos con tan buen ánimo y corazón, como los que siempre están acostumbrados a ellas (...)

Procuramos ganar amigos haciéndoles beneficios y buenas obras antes que recibiéndolas de ellos, pues el que hace bien a otro está en mejor condición que el que lo recibe para conservar su amistad y benevolencia, mientras que el favorecido sabe muy bien que con hacer otro tanto paga lo que debe. También nosotros solos usamos de magnificencia y liberalidad con nuestros amigos, con razón y discreción, es decir, por aprovechar sus servicios y no por vana ostentación y vanagloria de cobrar fama de liberales."

(Tucídides: "Discurso fúnebre de Pericles", Historia de la Guerra del Peloponeso, II) 


Y si volviéramos a los clásicos....


viernes, 16 de julio de 2021

Catalina (y la universidad)



Fotos: Tocho, Capilla de Santa Ágata: Jaime Huguet, retenle de Pedro I, Santa Catalina, Julio de 2021

El rey de la Corona de Aragón, Martín I, falleció sin descendencia. Varios eran los pretendientes a la corona, todos de la familia real. Un acuerdo entre las distintas facciones, firmado en Caspe, estableció que un sobrino, por parte materna, del rey, Fernando I, accedería al trono.

Entre sus objetivos se hallaba la limitación de las prerrogativas de la nobleza de Barcelona. Pronto, ésta, ante la pérdida de sus favores, decidió nombrar un nuevo rey, Pedro IV, de origen portugués -lo que acabó en una guerra civil.

Pero este rey, que no fue aceptado por la Corona de Aragón, se reveló muy distinto de lo que la nobleza barcelonesa esperaba. Su programa político se expuso en el retablo del altar mayor, obra del pintor Jaume Huguet, en la capilla palatina (la Capilla de Santa Ágata o Águeda): su efigie, a los pies del niño Jesús, estaba flanqueada por las imágenes de Catalina de Alejandría y de San Sebastián.

La presencia del santo era lógica: Barcelona hacia salido del la peste negra gracias a la intervención del santo.

Mas, ¿Catalina de Alejandría?

Esta santa no era extraña en Barcelona: un gran Monasterio le estaba dedicado -así como una iglesia. El barrio que lo rodeaba acogía distintas sedes de enseñanza (estudios mayores, catedralicios y municipales, precedentes de la Universidad).

En efecto, la Santa (que nunca existió), se había enfrentado al emperador Romano. Afirmaba que la sabiduría estaba del lado de los Cristianos. Formada en la biblioteca Alejandrina, retó en esta ciudad a los sabios que formaban parte de la corte imperial. Y los venció. Furioso, el emperador mandó que fuera torturada.

Desde entonces, Catalina de Alejandría fue retratada con ls instrumentos de tortura, y un libro, fuente del saber. Por esto, se convirtió en la patrona de los estudiantes, universitarios en particular. Katharos, en griego, significaba pureza. En Catalina la pureza, la luz, se asociaba con la sabiduría, la capacidad de echar luz y disipar la oscuridad: la luz era símbolo de elevación, de rectitud; de ella emanaban los valores que daban sentido. Es así que Catalina presidía el barrio de Santa Catalina en Barcelona que acogía las sedes de los estudios superiores.

El rey Pedro I quiso apoyar la sabiduría y la sanidad.

Lejos quedan los actuales gobernantes de estos programas.

¿Quién  se acuerda de la santa patrona de la universidad, fuera y dentro de ésta?


Agradecimientos al deslumbrante guardia de la Capilla de Santa Águeda por sus esclarecedoras y precisas explicaciones.

jueves, 15 de julio de 2021

Cuando la peste ….

 




















Tocho: calle del Call, Barcelona, 15 de Julio de 2021

Cuando la quinta ola….


La angosta y serpenteante calle -o callejón- del Call (que significa, precisamente callejón), en pendiente, que sube zigzagueante, entre la doble muralla de las altas fachadas, atravesando la muralla romana, hacia la plaza de San Jaime, recorre el Call o judería medieval , en el que se produjo el primer pogromo europeo (hubo otros en la Península), a finales del siglo XIV, incendiando el barrio y asesinando a sus habitantes, a los que se les acusaba de la epidemia de peste negra que asolaba la ciudad.

Hoy, cuando el quinto envite de la pandemia, el Call se halla de nuevo devastado. 


Sebastián






San Sebastián: Museo Nacional de Arte de Cataluña & Museo Marés, Barcelona 



Convento de san Sebastián, Barcelona


Estamos en 1506. Barcelona acaba de pasar por una espantosa epidemia de peste -que no parece sino la continuación de la peste negra que se desató a mitad del siglo XIV, y apenas ofrecía breves periodos de recesión.

La ciudad parecía haber sobrevivido, sin embargo. Era necesario dar gracias a lo que la había aliviado, incluso curado, un gesto de agradecimiento que deberá repetirse innumerables veces a lo largo de los siglos, hasta finales del siglo XVIII.

El remedio era milagroso. Se trataba de invocar a San Sebastián. Este santo fue un soldado romano, real o imaginario, quien, en el siglo III dC, se enfrentó al emperador Diocleciano proclamando la divinidad de Cristo en detrimento de la del emperador. Fue condenado a una lenta, agónica muerte. Atado a un árbol, desnudado, los soldados que debían ajusticiarlo recibieron la orden de lanzarse flechas que evitaran órganos vitales, para que se fuera desangrando.

La actitud estoica del santo, con su cuerpo expuesto a las flechas, marcado por las profundas y negras llagas, y sin embargo, de pie con entereza, se convirtió en un ejemplo. El cuerpo de los apestados presentaba heridas parecidas. Pero lejos de quejarse o rebelarse, Sebastián se mantuvo incólume.

Barcelona posee numerosas efigies del santo. En 1506, se se dedicó una capilla en lo que hoy es el solar de Correos, en agradecimiento por haber puesto (temporalmente) fin a la peste. En el siglo XVIII, dicha iglesia se convirtió en un monasterio. Éste acogería la Escuela de Ingenieros Industriales en la segunda mitad del siglo XIX: de la fe a la ciencia, con o sin razón.

Lecturas modernas de la iconografía del santo, como la de María Madalena, ambos desnudos y mostrando su cuerpo joven sometido a toda clase de torturas, reflejaba el gusto de los comanditarios. Estas lecturas posiblemente digan más de los intereses de los intérpretes, porque la difusión de las efigies de Sebastián y de sus lugares de culto, revela más bien el terror ante la peste negra que asoló Europa entre los siglos XIV y XIX, y su impotencia ante ella. Barcelona no se libró del mal ni de la fe en la intervención milagrosa del santo.


Hoy, la quinta ola avanza.... 

miércoles, 14 de julio de 2021

Comisión municipal

 Consejo sobre cómo proceder cuando un tema arde:

En 1451, el Consejo de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona accedió finalmente a fundar unos Estudios Generales (una Universidad), fundación que hasta entonces había sido imposible por la negativa de dicho Consejo a aceptar una orden real -las universidades europeas, que convalidaban títulos y permitían la movilidad de estudiantes y docentes entre ellas, eran prerrogativas reales o papales, y siempre necesitaban una bula papal.

El rey Alfonso V el Magnánimo, cansado, sugirió -no ordenó- la fundación de una universidad, en 1453, confiada al Consejo de Ciento.

Éste aceptó. Mas, ¿quien iba a financiar la universidad? El rey no lo haría: no era una fundación suya. El ayuntamiento (el Consejo de Ciento) trató que fuera la Tabla de Cambio, es decir, la Banca Municipal, la que asumiera el coste. Sin éxito.

El Consejo nombró entonces una Comisión deliberativa pero no ejecutiva, confiándole el problema. Sabía que cuando existe un problema, el poder público forma una comisión, y el problema se eterniza y no se resuelve nunca.

Como así fue.

Habrá que esperar al rey Fernando II (el Católico) para que la Corona de Aragon volviera a imponerse, logrando la creación de la Universidad de Barcelona, aunque habría que esperar hasta Carlos V para que aquélla se consolidara y dispusiera al fin de una sede en la Rambla de los Estudios.

El control del Consejo de Ciento era tal que un siglo más tarde el Estudio General se puso bajo la advocation de la Inmaculada Concepción que reemplazaría al Consejo de Ciento.

La Virgen y la Universidad





No creo que se haya abolido por decreto, en estos últimos años -por lo que el patronazgo debe de seguir vigente, aunque desvanecido-, una curiosa relación entre la Universidad y lo sagrado. Tampoco parece que la Constitución de Bayona -la primera en España, instaurada por Napoleón Bonaparte en 1808- cancelara la orden.

Fue en el siglo XVII cuando el Estudio General (la Universidad) de Barcelona se puso bajo la protección de la Virgen María -aún patrona de la Universidad, por tanto. Una manera de escapar al férreo control del Consejo de Ciento.

Unos pocos años más tarde, el rey Carlos III decretó que la Virgen María era la patrona de España.

Se enunció también -aún no era un dogma de fe- que la Virgen María había nacido sin mácula. Se proclamó la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.

Dicha proclama tuvo consecuencias. Todos los docentes tuvieron que comprometerse a defender la inmaculada concepción de María, y nadie podía obtener la licenciatura ni el título de doctor sin proclamar la permanente defensa de lo que pronto iba a convertirse en un dogma de fe decimonónico.

Desde entonces, un gran tapiz dedicado a la Inmaculada Concepción preside, desplegado como una grandes alas -una aparición, flotando en lo más alto, entre las ondas del tejido-, el rellano que da acceso al Rectorado en el edificio histórico de la Universidad de Barcelona -también decorado con otras imágenes de la Virgen María.