miércoles, 1 de septiembre de 2021

MASSIMO CAMPIGLI (MAX IHLENFELD, 1895-1971): LA CIUDAD DE LOS MUERTOS




































 



Fotos: obras etruscas y algún retrato, Tocho, septiembre de 2021

Wilhem de Kooning y Joan Miró y el arte Sumerio, Alberto Giacometti y el arte egipcio, Henri Moore y el arte maya, Picasso y el arte ibérico…. Después de la muy criticada exposición sobre cubismo y arte africano, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 1980 -polémica muestra que reducía el arte mágico (entre otras funciones en relación al mundo invisible) de algunas culturas centroafricanas a elementos decorativos o a juegos compositivos o formales, desde hace unos años exposiciones europeas y norteamericanas sobre la mirada de ciertos artistas modernos, que habrían hecho en apariencia tabula rasa con la tradición, sobre la creación humana de algunas culturas antiguas, se han ido sucediendo, marcando bien parecidos formales (no siempre significativos) y diferencias ideológicas, funcionales, esenciales. El arte antiguo no era un autoconsciente ejercicio reflexivo sobre lo que constituye el propio arte.

Massimo Campigli no es un artista desconocido en Italia, mas queda la duda de si se trata de un artista popular fuera de este país.
En todo caso, merece serlo. Aunque alemán, se educó en Italia y en Paris. Se relacionó con los futuristas (de Chirico, Carrá, Savinio) y estuvo influido por Picasso.
Pero su camino de Damasco pasó por el el arte egipcio del Museo del Louvre, y sobre todo el arte etrusco del Museo De la Villa Giulia de Roma en los años veinte, como lo recuerda hoy una excelente exposición en el palacio Franchetti de Venecia que conjuga obras etruscas y de Campigli:  un descubrimiento.

 Campigli era consciente que el arte etrusco no reflejaba el siglo XX. Precisamente por esta razón, el arte etrusco, y de otras culturas antiguas mediterráneas, le fascinaba: le permitía evadirse hacia el mundo de los sueños. Sus ciudades de los muertos le permitían obviar al ser humano común, prosaico, y poblarlas de figuras poéticas, libres del peso deformante de la realidad. Su mundo de figuras totémicas, en palabras del artista, daban peso a las sombras del presente al mismo tiempo que ofrecían una mirada irónica sobre su irrelevancia (o su excesiva humanidad). El pasado era un espejo, ligeramente deformante, que ponía el acento sobre nuestras pasiones y nuestras limitaciones. 


martes, 31 de agosto de 2021

NICOLAS DE STAEL (1914-1955): PARIS












Una exposición actual francesa recuerda al pintor ruso Nicolas de Stael, formado en Paris, que hace sesenta y seis años, cuando tenía cuarenta, se suicidó tirándose desde unos tejados en la ciudad de Antibes, en la Costa Azul, célebre por su luminosidad, sin embargo. 

Junto con Marquet, con cuyas vistas urbanas Nicolas de Stael coincide -ciudades que parecen abandonadas, desoladas-, de Stael fue un gran retratista de casas apretujadas, sin ventanas, urbanas, que tejen densas cuadrículas desasosegadas, cuarteadas bajo un cielo plomizo,  por las que la vida no circula, como en una vista de los tejados de Paris….

Las ruinas, en cambio, de Agrigento, por ejemplo (que presentamos en una entrada anterior), se le aparecían a lo lejos como edenes luminosos.

 


https://www.auvergne-destination.com/fiches/exposition-nicolas-de-stael-tradition-et-ruptures/

lunes, 30 de agosto de 2021

Asiriomanía

 Pese a que la asiriomanía es menos popular que la Egiptomanía, azuzada por el descubrimiento de la tumba de Tutankhamen en los años veinte del siglo pasado y las leyendas que  la envuelven, lo cierto es que los grandes relieves y las descomunales estatuas procedentes de palacios neo-asirios de la mítica ciudad de Nínive, maldita en el Antiguo Testamento, llegados a los grandes museos europeos, por vías legales o no, a mitad del siglo XIX, fascinaron y tuvieron una cierta influencia en el interiorismo y el gusto por un oriente imaginario, considerado como la antítesis de la mesura y la contención friegas.

Una sorprendente y aguda reflexión de la doctora Mariagrazia Masetti-Rouault, profesora de la École Practique des Hautes Études de París, ofrece una novedosa explicación de este interés decimonónico europeo por el Imperio neo-asirio.

Éste, en sintonía con el punto de vista bíblico, presentaba a los emperadores neo-asirios como unos ávidos conquistadores de nuevos territorios, integrados al Imperio, a los que se les dotaba de todos los elementos clave de la cultura Asiria: ciudades, infraestructuras, un panteón común, de tal modo que reinos y ciudades provincianos de pronto se elevaban hasta los elevados niveles culturales imperiales asirios. Esta política se llevaba a cabo sin contemplaciones. El emperador era un militar implacable que contaba con un ejército eficaz. A cambio de la cultura asiría, los territorios colonizados entregaban sus bienes al imperio.

Esta visión de la política asiria  -una visión interesada, sesgada y errónea, ya que el Imperio se apoyaba en gobernadores que eran quienes gestionaban los territorios incorporados al Imperio de tal modo que éste era, en verdad, un conjunto más o menos articulado, de tierras y reinos casi autónomos, que contaban con cierta independencia y mantenían sus costumbres, con relaciones lejanas con las capitales imperiales asirias- estaba en consonancia con la política colonial europea. Medios y fines aparecían idénticos. Lo que los emperadores neo-asirios perseguían era juzgado con una política que legitimaba y daba crédito a las conquistas coloniales. Lo que los europeos emprendían ya lo habían llevado a cabo los asirios con gran éxito. Su Imperio, el más potente y eficaz del Próximo Oriente antiguo, con logros artísticos notables, era un modelo en el que los imperios europeos del siglo XIX se miraban, si bien éstos se consideraban superiores puesto que eran cristianos, lejos del salvajismo asirio descrito por la Biblia. La política militar, cultural y económica Asiria parecía fundamentar la política colonial europea. La expresión “colonias asirias “, que aún hoy se utiliza, es un testimonio de esta peculiar manera de mirarse en el espejo asirio. El pasado siempre es juzgado como un reflejo, mejorado o deformado, de nuestros deseos más o menos confesables.

domingo, 29 de agosto de 2021

THOMAS DWOZAK (1972): TALIBANS (2014)














Los talibanes se maquillan, se ponen rímel y kol y portan túnicas ajustadas, elegantes pañuelos plegados  y fulares de colores estudiados .

Quizá por eso son contrarios a que las mujeres hagan lo mismo, pues esa manera de presentarse en un signo de masculinidad y no de feminidad.

Un célebre libro del fotógrafo  Thomas Dworzak, de la agencia Magnum, publicado en 2014, recoge esta personal manera talibán de mostrase.


Agradecimientos a las doctoras Mariagrazia Masetti-Rouault, profesora en Ciencias Religiosas de la École Practique des Hautes Études, de París, María Rubert de Ventós, arquitecta y urbanista, de la UPC-ETSAB, y Helena Tatay (UB y UdG) por sus observaciones y recomendaciones que se recogen


Éstos retratos se conjugan con los también cuidados retratos en los harenes imperiales persas en el siglo XIX en los que signos que en occidente se leen como masculinos denotaban en cambio fecundidad femenina