sábado, 18 de septiembre de 2021

La Isla del Santo (Mahón, Menorca)







 La Isla del Rey, en la bahía de Mahón, en Menorca, es, desde este verano, célebre por albergar una magnífica galería de arte Suiza ubicada en una dependencias de un hospital barroco de cuando el dominio inglés sobre la isla de Menorca. Los visitantes acudimos en masa en un barco perteneciente a la galería.

Pero la isla del Rey alberga un tesoro aún más valioso ubicado justo al lado de la galería.

Aunque San Agustín, autor de la Ciudad de Dios, es uno de los autores romanos de la tardo-antigüedad más conocidos, fundamental por estar en el origen de un nuevo género literario, las confesiones personales, menos conocido es otro escritor, también romano y cristiano, quien, alentado por San Agustín, redactó un libro decisivo sobre las relaciones entre paganos y cristianos: Historias contra los paganos. Pablo Orosio, que así se llama el escritor, del que poco se conoce a fe cierta, ofrece un muy matizado retrato de los paganos, a los que no se opone, defendiendo las buenas relaciones entre ambos bandos, aunque proclamando la superioridad cristiana. No obstante, el error de los paganos no residía en su fe -una consideración que muy pocos autores paleo-cristianos asumieron-, sino en el abandono del gobierno estoico republicano en favor del Imperio. El error de los romanos fue político. El cristianismo vino a corregir este error y hacer del Imperio un estado ético. Para Orosio, el Imperio Romano cristianizado podía y debía perdurar, aceptando la presencia de bárbaros en sus comunidades.

Pablo Orosio viajó a Jerusalén a principios del siglo V. A Roma le quedaba casi un siglo más de vida, pese a la presencia de huestes bárbaras, celtas, en sus dominios, particularmente en Hispania. Su estancia en Palestina coincidió con el descubrimiento de los restos de San Esteban, lapidado en los primeros años del cristianismo. Orosio de odio llevarse las reliquias del mártir  quizá para proteger y santificar su ciudad natal que no se sabe si se hallaba en el norte de África o en Portugal. Por razones desconocidas, quizá un error de navegación, o el azar de los vientos, Orosio llegó a la ciudad de Mahón, donde depositó las reliquias. Hoy San Esteban es uno de los patrones de la isla. Un obispo, Severo, menorquín, un siglo más tarde, dio cuenta de la donación -aunque no menciona explícitamente el nombre de Orosio. Lo cierto es que las reliquias fueron un arma para la conversión forzada o voluntaria de las comunidades judías en la isla.

La cristianización de Menorca, a raíz de la breve estancia de Orosio en Menorca, dejó unos de los testimonios arquitectónicos paleo-cristianos más importantes en el mediterráneo: varias basílicas, de tipología oriental (Siria, un testimonio de las influencias culturales entre ambos extremos mediterráneos, entre oriente y occidente, pese a las barreras políticas), cuyos restos aún se conservan. Una de éstas, suntuosamente decorada con un pavimento de mosaico tardo-romano, descubierta a finales del siglo XIX, se encuentra precisamente en la Isla del Rey, y dibuja un amplio círculo creativo que se inicia con este mosaico y concluye por ahora con los cuadros contemporáneos que la galería de arte recién inaugurada expone. 


Escribe Severo sobre la llegada de las reliquias a Mahón :

4. «Namque, diebus paene eisdem quibus ego tanti sacerdotii nomen, licet indignus, adep- tus sum, presbyter quidam, sanctitate praeci- puus ab Hierosolima veniens, Magonae non longo tempore immoratus est, qui, postquam transuehi ad Hispanias, sicut desiderabat nequiuit, remeare denuo ad Africam statuit. Hic beati martyris Stephani reliquias, quae nuper revelatae sunt, cum ad Hispanias por- tare constituisset, ipso sine dubio martyre inspirante, in memorati oppidi ecclesia co- llocavit».

31. «Haec beatitudo uestra die quarto nona- rum februariarum, uirtute Domini nostri Iesu- christi arrepta, octo diebus ab eodem con- summata esse cognoscat, post consulatum do- mini Honorii undecimum et Constantii iterum, viri clarissimi».

4. «En efecto, casi en estos días en que yo, aunque indigno, he recibido la fama de tan gran sacerdote, un presbítero que, preeminente por su santidad y procedente de Jerusalén, se detuvo en Mahón durante un tiempo no muy largo. Éste, después de no poder pasar a Hispania, como era su deseo, decidió regresar de nuevo a África. Por eso, las reliquias del bienaventurado mártir Esteban, recientemente descubiertas, como ha- bía concebido llevarlas a Hispania, las depositó en la iglesia de la mencionada ciudad, lo que hizo sin duda por inspiración del mártir».

31. «Vuestra beatitud sepa que esto172 fue iniciado prodigiosamente por el poder de Nuestro Señor Jesucristo el cuarto día de las nonas de febrero, y cumplido por él mismo en ocho días, después del decimoprimer consulado del señor Honorio y segundo de Constancio, varón ilustrísimo».

viernes, 17 de septiembre de 2021

LUIS LAPLACE (¿1970?) & PIET OUDOLF (1944): ISLA DEL REU, MENORCA (2021)


 















Una nave de antiguo hospital dieciochesco inglés , en una pequeña isla en la estrecha u honda bahía, casi un fiordo, de Mahón, la capital de la isla baleárica de Menorca, rehabilitado y ajardinado por uno de los más celebrados paisajistas hoy en día, y convertida en una inmensa galería de arte suiza.
Una rehabilitación del argentino Laplace, con mano de seda que solo desentona con una desplazada cantina mexicana: salas blancas, con pavimentos continuos, un uso discreto de las instalaciones, y amplias ventanas que encuadran los jardines. 
Una sucesión de salas desmesuradas aptas solo para obras de excesivo tamaño y estancias recoletas en más que solo cava una obra, y que pautan un paseo que sortea el peligro de la reiteración de los cuadros, intercambiables, del pintor norteamericano, Mark Bradford que, por ejemplo, expone en estos días.
La madera, las paredes blancas, el discreto pavimento continuo, la sencillez y claridad de la restauración  y la ausencia de alardes tecnológicos, en medio de un hermoso, inteligente entorno ajardinado -cactus y plantas aromáticas, cuidadosamente silvestres-, sin que lo parezca, evita que la galería de arte más poderosa del mundo, recientemente abierta este verano, se imponga sin contemplaciones. De algún modo, puede pasar casi desapercibida en una isla desde la que se descubre la nórdica bahía menorquina.

martes, 14 de septiembre de 2021

Teoría ( Diálogo)

 







Una máscara mortuoria maya, del siglo VII dC, una máscara sumeria del cuarto milenio, una cabeza clásica del dios griego Apolo,  un busto de Fernando, por Picasso, e principios del siglo XX, la testa de un Luohan u hombre sabio budista chino, del siglo XVI, una cabeza real de Benín, del siglo XII: son retratos naturalistas, de épocas y culturas diversas, que contemplamos. La imagen fotográfica está ante nuestros ojos, atraídos o distraídos, que contemplan, observan, escrutan estas obras -o sus imágenes fotográficas.

Mas, ¿no podríamos también considerar que dichas obras también nos observan? A veces casi inquisitoriamente, como la máscara maya, en otros casos, rehúyen nuestra mirada, todo y teniéndola presente, no por temor, sino por indiferencia, superioridad o ensimismamiento.

Quizá pudiéramos considerar que aunque seamos los sujetos quienes observemos a los objetos, quietos, como si fuéramos investigadores para los que las cosas no pueden tener secretos y deben revelarse, nuestro acercamiento y escrutinio puede ser debido al interés o a la fascinación que estas imágenes ejercen, voluntaria o involuntariamente sobre nosotros, como si hubiéramos caído presos de un hechizo. Aunque no queramos reconocerlo -pues dicho reconocimiento puede denotar debilidad-, las obras son capaces de emocionarnos, es decir de movernos hacia ellas, como si nos mandaran. 

En ambos casos, estamos ante un encuentro, fecundo, frustrante o frustrado: un diálogo.

Éste recibe el nombre de teoría. En efecto, teoría, en griego, significa maravilla, espectáculo. Nombra algo digno de verse; algo sorprendente, inesperado y seductor, que puede con nuestra indiferencia y nos atrapa. Una procesión también se llamaba una teoría, pues designa a una comunidad movida por la presencia de un objeto singular: un altar, un templo, una estatua, que nos pone en contacto con lo que rebasa nuestros límites.

Teorizar, por tanto, significa observar. Nombra un encuentro visual o sensible. El teórico -el espectador, el observador- se aproxima a este objeto que le extraña y le atrae, o la inquieta, para contemplarlo, a fin tratar de averiguar qué es y qué significa. Teorizar designa la acción que tiene como fin desentrañar los misterios o mensajes que los objetos, naturales o artificiales, es decir artísticos, elaborados por el ser humano, encierran y tienen a bien -o no- comunicarnos. Dicha comunicación, que exige respeto, y voluntad de diálogo, se establece sin violencia. No podemos sacudir el objeto para extraer, para que suelte sus enigmas, sino que son los sentidos, y la sensibilidad, los que realizan una aproximación para tratar de saber lo que las apariencias, las imágenes esconden, para saber qué se encuentra detrás de las fachas, las máscaras, las superficies. La mirada, el oído, el tacto incluso -se requiere "tacto", en francés "doigté" sensibilidad en la yema de los dedos que rozan, acarician-, junto con la inteligencia, son los órganos o las facultades gracias a los que podemos intentar entrar en comunicación o comunión con lo que nos rodea, con lo que los hombres del pasado y del presente, y los seres del futuro, tienen a bien contarnos.


NOTA:

Tal es el tema del curso de Teoría II, con clases teóricas y prácticas, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona 

Tiziano Schürch, Joan Ramón Cornellana, Tocho     

FERNÁN PÉREZ DE OLIVA (1494-1531)): DIÁLOGO SOBRE LA DIGNIDAD DEL HOMBRE (1530)

Fernán Pérez de Oliva fue un humanista cristiano, un escritor de obras de teatro, fascinado por las obras clásicas, y un visionario científico español, rector de la Universidad de Salamanca, fallecido prematuramente, autor de un diálogo en español que, a diferencia de la obra con un título parecido, Sobre la dignidad del hombre, escrito en latín por el humanista florentino Giovanni Pico de la Mirándola a finales del siglo XV, no alaba solo a la condición humana, sino que contrapone dos visiones -el ser humano es la hez del mundo, frente a la consideración que si el mundo es la hez el hombre con su arte lo ennoblece y se eleva-, mostrando que la concepción que eleva al hombre es más digna y más certera que la que lo rebaja vergonzosa, deshonrosamente. El texto, fundamental, tuvo gran impacto en Europa y fue traducido a varias lenguas modernas. 


AURELIO.-  "Así andan los hombres, atónitos, errados buscando su contentamiento donde no pueden hallarlo. Y entre tanto se les pasa el tiempo de la vida, y los lleva a la muerte con pasos acelerados, sin sentirlo (...)

Todo va en olvido, el tiempo lo borra todo. Y los grandes edificios que otros toman por socorro para perpetuar la fama, también los abate y los iguala con el suelo. No ay piedra que tanto dure, ni metal, que no dure más el tiempo, consumidor de las cosas humanas. ¿Qué se ha hecho de la torre fundada para subir al cielo? Los fuertes muros de Troya; el templo noble de Diana; el sepulchro de Mauseolo; tantos grandes edificios de romanos de que apenas se conoscen las señales donde estavan, ¿qué son hechos? Todo esto se va en humo, hasta que toman los hombres a estar en tanto olvido como antes que nasciesen, y la misma vanidad se sigue después que primero avía."

(...)

lunes, 13 de septiembre de 2021

Universitas


 La palabra Universidad viene del latín medieval. Se trata de una palabra compuesta, a partir del sustantivo latino unus, que significa unidad, y del verbo vertere que se traduce por girar o dirigirse hacia.

Literalmente , universidad significa vuelta a la unidad. En el medioevo también designaba a una comunidad sin divisiones, una comunidad ideal, sin enfrentamientos internos.

Por este motivo, sorprende que la universidad esté regida por vicerrectores que desconocen el significado y los valores de la institución que dirigen o encabezan, y puedan, por tanto, escribir encendidas proclamas ilustradas como el que ilustra este comentario . 


Nota del rectorado:

“ “La vicerectora XXX ha presentat avui la seva dimissió per tal d’evitar que les   interpretacions d’una piulada publicada al seu compte personal de Twitter puguin afectar la institució.

He acceptat la seva dimissió tot agraint la feina feta durant aquests mesos i el seu acte de generositat cap a la Universitat. 

La [Universitat]  és plural, diversa i treballa per a la construcció d’una societat més lliure, democràtica, justa i cohesionada.”


domingo, 12 de septiembre de 2021

OLIVIER GREIF (1950-2000): ADIEU NEW YORK (ADIÓS NUEVA YORK, 1998)


 Sobre este prodigioso compositor moderno francés, véase, por ejemplo, ésta su página web: 

El arquitecto y “su” obra : la buena educación



Banco de España, y Cuartel Conde Duque, Madrid 


 La decisión que el gobierno veneciano tomó, a finales del siglo XVI, de rechazar el proyecto del palacio nacional ducal, de Palladio, que echaba abajo las ruinas ennegrecidas del edificio incendiado,  no porque no pudieran recuperarse sino porque eran anticuadas, y favoreció la reconstrucción del palacio gótico tal como se encontraba antes del incendio, aunque el estilo gótico ya no fuera con los nuevos tiempos asaetados de columnas clásicas, recuerda dos casos semejantes acontecidos modernamente en España.

La bienal de arquitectura de Venecia, aún abierta, ha concedido el León de Oro a la obra de Rafael Moneo, y ha organizado una pequeña exposición de fotografías de maquetas de la obra del arquitecto en la antigua librería de la a bienal, hoy una sala de exposición, del arquitecto británico Sterling.

Todas las obras de Moneo están inventariadas. ¿Todas? No, falta al menos una.

El Banco de España organizó, en 1978, un concurso para decidir cómo completar su sede central en Madrid. El edificio existente neoclásico, de severa piedra gris, ocupa casi toda una manzana, salvo una esquina. Ésta, finalmente, pasó a ser propiedad del Banco. Era necesario un proyecto que ocupara esta parcela entre paredes medianeras del edificio del Banco. Éste había sido construido en 1898 por el arquitecto Eduardo Adaro (1848-1906).

La exposición de los proyectos de asemejaba una una feria de curiosidades o de vanidades. Se recuerda la aportación del estudio MBM, que proponía insertar una torre constructivista, inspirada en Tatlin, dos veces más alta que el edificio . Rascacielos, extraños bloques, todas las soluciones trataban de huir del academismo del edificio existente, o de denunciarlo, de ponerlo en evidencia.

Tan solo se desmarcaba una propuesta, invisible: un edificio que replicaba, con ligeras variaciones casi imperceptibles, las tres otras esquinas, y que cerraba la manzana y completaba el edificio como si se quisiera reparar, suturar una herida. Este proyecto ganó. Era de Moneo. La lluvia de improperios fue estentórea. Se le acusó de todo, desde vendido al capitalismo hasta haberse rendido al postmodernsmo y haberse olvidado de la función redentora de la arquitectura moderna. Moneo, ascendido a los altares, merecidamente, por la sede cercana de Bankinter, era derribado. Desde la conclusión de la obra, en 2006, el silencio y el olvido, quizá intencionado, reinan. Se ha acallado la obra.

Moneo respondió sencilla y brevemente: el edificio original del Banco de España es demasiado bueno para merecer extraños injertos. Solo presentaba un tajo que cabía cuidar y remendar. El edificio era quien mandaba, y el arquitecto, en este caso, se preocupaba de responder a las necesidades de aquél. Se tenía que apreciar el edificio, no la mano, diestra o siniestra, del arquitecto.

Este proyecto ha sido silenciado entre Venecia.

La actitud de Moneo no era única. Por aquellos años, el ayuntamiento de Madrid decidió restaurar un desmesurado cuartel barroco abandonado para convertirlo en un centro cultural: el cuartel Conde Duque. La rehabilitación recayó en el arquitecto Julio Cano Lasso (1920-1996)

La presentación del proyecto se acompañó de conferencias. Impartió una en el Colegio de Arquitectos en Barcelona. Los asistentes enmudecieron. Cano Lasso conocido y reconocido por severos proyectos modernos, alejados de cualquier imitación o inclinación clásica. El proyecto era invisible. Y el arquitecto contaba que ante la majestuosidad del edificio, en su estudio, de noche, solo, sentado ante la mesa de dibujo, con las manos sobre el papel sulfurizado, invocaba la ayuda del autor del hospital, el arquitecto barroco Pedro de Ribera, responsable del majestuoso e inquietante portal de entrada (que Cano Lasso describió como un “cañonazo en el silencio”, recuerda Estanislao Roca), temeroso de no estar a su altura; y aquél atendió sus ruegos. La mano que dibujaba era la de Cano Lasso, pero quién la dirigía era el espíritu de Pedro de Ribera. El hospital había quedado inconcluso. Merecía llegar a término. Cano Lasso se ofrecía para que Pedro de Ribera pudiera proseguir su obra tras siglos de silencio. Cano Lasso no tenía nada que añadir, solo comportarse como un actor que pone su voz y su cuerpo al servicio de un personaje para que éste viva. 

El público no fue capaz siquiera de reaccionar. La explicación parecía obra de un loco o de un anciano que hubiera perdido la cabeza y la comba.

En ambos casos, por una vez, unos arquitectos aceptaron que las obras que debían atender eran más importantes que sus gestos, y que debían actuar como médicos, felices de remendar las heridas del tiempo y los errores humanos, vanagloria sobre todo.


Agradecimientos a Estanislao Roca y a David Capellas, por las experiencias personales contadas.