miércoles, 9 de febrero de 2022

Plató (o los nuevos métodos educativos)

 Impartir una clase o una conferencia frente a un ordenador, a través de una webcam y un micrófono, conectados a programas como Meet, Team, Zoom, Jitsi -casi todos con nombres monosilábicos, sonoros y sin sentido-, es ya “tan dos mil veinte”.

Que la clase se divulgue por medio de una cámara que filma y graba desde cierta distancia el area por el que se mueve el profesor -que ya no debe permanecer quieto y sentado, gesticulando lo mínimo para no parecer un cómico de la legua-, que la  controla por medio de interruptores que permiten que la retransmisión en directo o grabada incluya, si el profesor se acuerda de cambiar de plano,  algunos primeros planos y planos de detalle que enfocan a materiales -textos o imágenes- cuyas imágenes sec quiere compartir con quienes siguen la lección a través de un ordenador, en sus casas u otras salas, aparece hoy como un recurso casi arcaico, bien intencionado pero limitado.

Hoy, a principios de dos mil veintidós, las aulas (de algunas universidades privadas) cuentan con varias cámaras y un rico atrezzo con una mesa, una mesita, unas butacas, un sillón, unas lámparas de pie, lo mínimo para evocar una sala de estar, que filman simultáneamente, y cuyas imágenes se componen según unas secuencias que el profesional más importante de la retransmisión, el director de escena, junto con el montador, compone y ordena, alternando planos generales, primeros planos y de detalle insertados, de frente y de lado, que se suceden a la velocidad de un videoclip. El profesor no tiene porqué ser quien aparece en pantalla, sino que un locutor de televisión o un actor puede recitar el texto, que el docente ha dictado, que recibe por un discreto pinganillo inalámbrico o que lee o consulta a través de un telepronter. La tarima se convierte en un plató, y la clase en un programa televisivo o de youtuber que se difunde por la red.

Hasta las próximas y excitantes novedades.

¿Un aula, una pizarra, una mesa, un despacho, unos rotuladores o tiza (no es un latinajo)? ¿Qué son?

martes, 8 de febrero de 2022

Tarot: El Mundo (o la ciudad celestial)



 




Las cartas del tarot son el lugar donde la arquitectura adquiere pleno sentido.
Ya comentamos la temida carta de la Torre, que no es sino la Torre de Babel derribada -o que hace saltar por los aires su techo para que la luz entre o emane de ella.

La carta del Mundo tiene la misma importancia y ofrece perspectivas más tranquilizadores. Dos cupidos sostienen un círculo, la imagen del universo, perfecto, circular, estructurado en el mar, la tierra y el cielo.
La ciudad no se apoya en la tierra sino que está suspendida en el cielo. Una ciudad también perfecta, de planta hexagonal , circundada por una muralla,  dentro de la cual se alza un palacio de planta cuadrada. La ciudad es un hekhal, el nombre del Santa Santorum del templo de Jerusalén donde se hallaban los símbolos que designaban a Yahvé, el dios invisible, y de hekhalot estaba el cielo lleno, que las almas que retornaban a la luz, tras la muerte del cuerpo, debían atravesar sin perderse, puestas a prueba, hasta alcanzar el Trono, símbolo de la presencia invisible de la divinidad.
La carta del Mundo muestra la Jerusalén celestial. En diversas representaciones renacentistas, de la Ciudad de Dios, de San Agustín, ésta se muestra exactamente como la ciudad de la carta del tarot. No se trata de una ciudad alejada del mundo, empero. Ciudad ideal y sin embargo cercana, constituye un objetivo alcanzable. Por eso, esa carta alumbra la esperanza de escalar a la presencia de la carta de la muerte.

Es entonces cuando se espera sacar la carta del as de copas. Una carta menor, sin duda, que muestra una construcción o una ciudad en equilibro sobre una copa, símbolo de las emociones humanas, del compartir bienes, del diálogo y el intercambio, acciones y sentimientos humanos que se encuentran y se sellan en los banquetes, las cenas, incluso la última. La comunión de ideas se sella con una copa. Y estos sentimientos plenamente humanos que hacen que la vida sea más plena, se desenvuelven y se guarecen en la casa o la ciudad que los acoge sobre ls copa.
Pocas representaciones arquitectónicas han podido reflejar mejor los valores humanos del hábitat personal .


Para HT y MD, tarotistas








lunes, 7 de febrero de 2022

(Estado de) excepción



 

La excepción significa una acción o una posición de un ser o un ente que no responde a la norma común. Lo excepcional se coloca fuera de la ley. La expresión “la excepción confirma la regla” implica que la regla o norma es lo que permite que un conjunto o una comunidad puede estar o vivir juntos sin conflictos, y que permite desactivar y resolver diferencias, y determina que la excepción es contraria lo que los seres y entes tienen en común, los acuerdos que han alcanzado, y confirma la importancia de lo que regula la vida comunitaria. Lo excepcional se opone a lo común, a la norma que permite la vida sin sobresaltos.

 Excepción es una palabra compuesta de origen latino. Exceptio , en latin, se compone del prefijo espacial ex, que significa fuera, y el verbo captere, que se traduce por captar, retener o secuestrar. La excepción se opone a cualquier acuerdo. Es el secuestro de una voluntad.

Hechos que acontecer diariamente a la misma hora, en el mismo sitio, protagonizados por las mismas personas, durante años -como una oración o una ceremonia religiosa- no casan con la definición  de lo que es excepcional. Antes bien, pautan las vida sin que se les preste una atención especial, sobresaltada. Un hecho así no interrumpe la vida diaria, que la facilita. 

Es por eso que el adjetivo excepcional que el transporte metropolitano utiliza para designar o calificar lo que ocurre en uno de los accesos de ls ciudad de Barcelona puede sorprender. Varias líneas de transporte público ven como cada noche el recorrido se altera o se detiene por razones ajenas al propio funcionamiento del transporte.

Una treintena de personas y un perro cortan la circulación en el cruce de mayor superficie de la ciudad. Se sientan en taburetes plegables, hablan, consultan el móvil, vigilan, entre dos banderas y tres carteles, mientras una persona lee proclamas por megafonía, voz -y música entre proclama y proclama- que retumba en el silencio sepulcral y la indiferencia de los escasos viandantes que caminan, o circulan en bicicleta sin mirar ni atender a la acción. Ésta solo es posible, dada la extensión del cruce, con la ayuda de la policía que, ubicada en varios puntos, a cierta distancia y a una distancia cierta de los escasos manifestantes, miran desde lejos e impiden el paso del transporte público y de vehículos privados de quienes se dirigen a sus casas en el barrio popular en el que tiene lugar la manifestación y en la periferia de la ciudad, a ciudades dormitorio ( el coste alojamiento en el centro de la ciudad es prohibitivo y no está al alcance de muchos trabajadores)  a las que llegan con horas de retraso.

Y así, noche tras noche, una minoría bloquea el acceso y el acceso de la ciudad más transitados, por el que transita o queda bloqueada una mayoría que no puede descansar desde hace tres años. 








domingo, 6 de febrero de 2022

ALBERT LAMORISSE (1922-1970): LE BALLON ROUGE (EL GLOBO ROJO, 1956)


 

El arquitecto Joan Roig nos recuerda la grandeza del mejor cortometraje de la historia, premiado con un Oscar, y que retrata maravillosamente el barrio de Montmartre en un Paris aún marcado por los rescoldos de la ocupacion alemana durante la Segunda Guerra Mundial. 

Tochoocho incluyó este cortometraje en 2009, pero ya no se encuentra.

Autoría

 Los juicios o prejuicios estéticos sobre canciones y cantantes en un reciente festival musical español revelan cómo valoramos la creación, qué criterios o presupuestos determinan la valoración de la obra y del intérprete.

Independientemente de la calidad de las composiciones, se han destacado a unos cantantes  por ser los autores de las canciones que interpretaban, en detrimento de otros que cantaban obras ajenas. Es así como la interpretación se confunde con la creación o, mejor dicho, que la interpretación es considerada una creación solo si aquélla  se basa en una composición del mismo intérprete, lo que significa que la interpretación no es considerada un acto creativo, sino meramente reproductivo. La creación reposa en la composición y no en la interpretación o comunicación de la obra. La interpretación nada aportaría a la creación. La obra no llegaría a ser, no existiría con la interpretación, sino que todo lo que “es” reside en el papel. La partitura hace las veces de la creación, es la creación. De algún modo, la obra no necesita de la interpretación para “ser” o existir. Todo lo que la define y constituye se halla en el pentagrama -o en las  notas y pistas grabadas por el compositor. Éste es el artista o creador, mientras que el intérprete es un mero transmisor, que nada aporta a la “existencia” de la obra.

Este criterio, propio del Romanticismo, que pone el acento en la escritura en detrimento de la lectura, de la escritura como un acto creativo ante el que la palabra oral empalidece, y considera que sólo la creación o gestación  personal puede ser considerada una verdadera obra de arte, deja de lado la aportación del intérprete que pone voz a una composición ajena. Es así como los actores y los músicos que interpretan obras que no han compuesto no pueden ser considerados artistas. María Callas o Rubinstein no habrían sido verdaderos artistas.

Si, por el contrario, se acepta que la interpretación es una verdadera creación, y que la obra solo existe cuando  cobra cuerpo, voz, vida en un escenario, queda la duda de si la obra en el papel -un texto teatral, una partitura- en una obra en ciernes que no ha llegado a “ser” plenamente, lo que implica que el compositor o el escritor, no es un creador a parte entera (un punto de vista opuesto al anterior),  significa que la obra de arte tiene varias vidas, una en el papel y otra en el escenario, sin que ninguna domine sobre la otra, o implica que no existe diferencia alguna entre composición e interpretación -por parte del actor o del músico, del lector o del oyente, del crítico o del receptor en general-, y que la obra existe, multiforme, viva, siempre distinta y siempre la misma, en todos los casos, cuando se compone y cuando se toca o se interpreta. El actor o el cantante dan vida a una obra que está dispuesta a vivir, una vida que se hace efectiva, que se materializa, con las luces y las sombras de la puesta en escena, dejando de lado cuál es la existencia más plena, si en el papel o en la escena: en ambos espacios la obra vive, una vida que se expresa de modo distinto, ni más ni menos plena, como somos distintos y sin embargo los mismos, predecibles y sorprendentes, a cada hora, día y etapa de nuestra vida, somos todas nuestras vidas, como la obra es, en verdad, la suma de todas las interpretaciones que descubren aspectos desconocidos de la personalidad de la obra que ni siquiera el compositor había imaginado, aunque sí había creado una obra que pudiera vivir, en un acto generoso, desprendido y verdaderamente creativo, sin él, una vida libre, cambiante, compleja y contradictoria, reconocible o no, como son las vidas. 























M

sábado, 5 de febrero de 2022

Incomprensión

 Los recientes comentarios negativos de oyentes y lectores ante las letras de algunas canciones de una conocida cantante española pueden dar qué pensar -independientemente del interés o de su falta de aquéllas. Los comentarios recurrentes manifiestan incomprensión ante las letras. Toda vez que la mayoría de las letras, en lenguas extranjeras, del común de las canciones tampoco se entienden, pero no suscitan dichos comentarios, cabría preguntarse qué revelan.

La poesía dadaísta o surrealista, las letras de ciertos cantautores de los años sesenta y setenta del siglo pasado, son enigmáticas. Pero son apreciadas como las voces de seres superiores, casi proféticas, cuya incomprensión denota nuestra incapacidad para remontarnos a las alturas. Exigen esfuerzos exegéticos que dan lugar a consideraciones sin fin sobre los posibles significados o revelaciones de los que son portadores.

Otras canciones, en cambio irritan. Las letras nos parecen balbuceos, infantiles, o propias de quienes no saben hablar, de quienes son deficientes, incultos o iletrados. En estos casos, las letras nos parecen inferiores, no están a nuestra altura, y no merecen que les prestemos atención. Las juzgamos en el mejor de los casos con condescendencia. Estas canciones nos hacen sentirnos superiores, al mismo tiempo que las despreciamos. Buenas o males, reveladoras u obtusas, oscuras o indignas, estas letras, tan impenetrables como los oráculos, nos molestan porque intuimos que son un espejo que ofrece una imagen deformada aunque exacta de cómo nos comunicamos, y quizá ironicen o se burlen de nuestra manera de hablar, poniendo en evidencia nuestras limitaciones. Los niños, bien sabemos, son quienes proclaman que el rey está desnudo, y el rey, a menudo, somos nosotros, lo que no podemos soportar.


Saoko, papi, saoko….

miércoles, 2 de febrero de 2022

Bataclan


















 Fotos: Tocho, febrero de 2022


Bataclan es una palabra francesa, sinónima de barda: desorden, cosas personales en desorden. Se desconoce su origen, quizá una onomatopeya que sugiere el estrépito de cosas amontonadas sin orden ni concierto, formando una pila inestable que se viene ruidosamente abajo. 

Fue esta palabra el título de una opereta decimonónica que acabó por nombrar al café concierto de París en la que se representaba, que sobrevivió a guerras y crisis para acabar como sala de conciertos de grupos de rock.

Fue el Bataclan, de nombre trágicamente profético, el epicentro de los sangrientos atentados que asolaron la capital francesa hace cinco años con centenares de muertos y de heridos.

Hoy, entre fortísimas medidas de seguridad que bloquean el eje que, desde la ciudad universitaria y transita por el bulevar Saint Michel, atraviesa el Sena y la isla de la Cité, y asciende a través el bulevar Sebastopol hacia la lejana estación del Norte, cruza la ciudad perpendicularmente al eje paralelo al río que une el barrio de la Defensa, los Campos Elíseos y gracias a la plaza de ls Concordia se prolonga a través de ls calle de Rivolí hasta la plaza de la Nación, tiene lugar el doloroso juicio contra terroristas fanáticos en el palacio de justicia, ubicado en la isla de la Cité, que fue el palacio real en la Edad Media, alrededor de la capilla palatina de la Sainte Chapelle. 

Decenas de coches de policía, camionetas, vehículos blindados, aparcados, día y noche, a los lados y en medio de la calle, en los inicios de los dos puentes que cruzan los brazos del río que rodean la isla, entre barandillas metálicas y agentes armados que sólo permiten un estrecho pasillo por ls acera de enfrente, y dando un amplio rodeo ante ls entrada del palacio, controlan, entre el constante ulular de las sirenas de coches policiales que entran y salen del palacio,  a los escasos viandantes, en estos días de miedo y de teletrabajo.