jueves, 10 de marzo de 2022

MOON KYUNGWON (1969) & JEON JOONHO (1969): EL FIN DEL MUNDO (2012)


Visión legal del trailer, que dura la mitad de tiempo del cortometraje

https://vimeo.com/channels/271891/69773881 


Texto de presentación de la obra ( Tate Modern, Londres):

El Fin del Mundo , de 2012, es una película en alta definición con sonido en dos canales, de poco más de trece minutos y medio de duración. La película muestra protagonistas masculinos y femeninos en pantallas separadas pero sincronizadas. El hombre se encuentra en una habitación con poca luz similar al estudio de un artista, aparentemente sin cosas esenciales para sobrevivir, como comida y agua, y mucho menos materiales de arte. Regresa de afuera en un momento con un carrito lleno de basura, entre los cuales yace un perro blanco muerto. Mientras completa lo que parece un ensamblaje escultórico, el hombre se sienta en el sofá, mira por la ventana y finalmente desaparece repentinamente de la habitación. Mientras tanto, el perro blanco comienza a deambular por la habitación. En la otra pantalla, la mujer está en una habitación prístina llena de luz brillante y equipo electrónico, vestida con una prenda protectora blanca y futurista. Clasificando y archivando ramas muertas y plantas secas recolectadas del exterior, la mujer cubre gradualmente una gran pared con estos especímenes en una forma ordenada, similar a una cuadrícula. Perturbada por una presencia inexplicable, se aleja y encuentra una habitación de al lado que se parece a la habitación en la que estaba el hombre. La distancia espacial entre el hombre y la mujer se derrumba en este punto, y la distancia temporal se vuelve más ambigua de lo que parecía al principio, debido a la reacción inexplicable pero aparentemente emocional de la mujer a las señales de la presencia del hombre. 

Los artistas originalmente eligieron titular la película en español, aunque no han explicado por qué”.


miércoles, 9 de marzo de 2022

Utopías, II: Tomás Moro, Utopía, 1515

 “Mientras persista el Derecho de la Propiedad, y en tanto el dinero sea la palanca con la cual se mueven todas las cosas, no creo que las naciones sean  gobernada con justicia, antes lo serán por la fuerza y de una manera injusta, porque siempre las cosas mejores serán poseídas por los ciudadanos más ruines, lo cual será causa de que se formen en todos los Estados innumerables grupos de gente agraviada.

Por tales motivos me encanta la juiciosa constitución de Utopía, en donde todo está ordenado por medio de leyes sencillas: allí la virtud recibe su paga merecida, y reina una igualdad que permite vivir sin afanes.” 

Recordemos que utopía, una palabra forjada por Moro a partir de una palabra y un prefijo griegos, significa “Lo que no tiene lugar” casi “lo que no existe”, un sueño, en suma.





Utopías, I: Laputa, o la ciudad aérea ( Jonathan Swift: Los viajes de Gulliver, III)

 



Laputa -nombre significativo, cuya traducción al español Swift seguramente conocía-, la isla y la ciudad del mismo nombre, que Jonathan Swift describiera en Los viajes de Gulliver, tenía un perfil tan ambiguo. Lemuel Gulliver es un cirujano, a quien se podría decir que se la ha inoculado el virus del viaje. Lo que más desea es explorar los confines del mundo. Como El Quijote emprende varias travesías, regresando a cada vez a casa. El modelo de sus viajes oscila entre el rumbo errático de Ulises y la decidida exploración para liberar al mundo que comulga con ruedas de molina y emular a los viajes de los caballeros medievales que nunca existieron salvo en las gestas narradas o cantadas. Su tercer viaje por mar, hacia el norte del nororiente, el oriente del oriente, pronto se tuerce de manera casi previsible: con un encontronazo con piratas que toman el mando de la nave de Gulliver, y lo abandonan en una barca en alta mar, que lo conduce hasta una perdida y rocosa isla. En ésta, el sol se oscurece de tanto en tanto por el paso de una nube, insólitamente formada en un cielo uniformemente despejado y azul. La nube se interpone insistentemente, y oculta el sol, sumiendo la isla casi en la penumbra. La nube se desplaza y se detiene sin que se entienda bien a qué responden sus imprevisibles, casi erráticos movimientos. Mas, pronto Gulliver cae en que la nube no es una nube, sino una isla flotante, de perímetro circular –“exactamente circular”, precisa-, con una gruesa base lisa y plana -cuyo “piso o superficie inferior que se presenta a quienes la ven desde abajo es una plancha regular, lisa, de diamante, que tiene hasta unas 200 yardas de altura”-, sobre la que descansa una poblada ciudad, cuyos habitantes echan por la borda una larga cadena metálica unida a una silla de mimbre para que Gulliver ascienda y llegue hasta ellos:

martes, 8 de marzo de 2022

LAPUTA, O LA DESTRUCCIÓN UNIVERSAL DE UNA CIUDAD (JONATHAN SWIFT -1667-1745-: LOS VIAJES DE GULLIVER, III -1726-)

El cirujano Gulliver, aficionado a los viajes hacia remotas tierras, embarca por tercera vez rumbo a la India. Los piratas acechan. La nave es tomada y Gulliver abandonado en una barca que deriva hacia una isla rocosa súbitamente ensombrecida por lo que parece una nube, pero que se trata de una isla flotante, como un platillo volante, una ciudad aérea, gobernada por un rey, que se desplaza mediante un gran imán atraído o repelido por el campo magnético de la tierra, y donde moran astrónomos, enfrascados en las cosas del cielo que escrutan día y noche, desdeñando asuntos mundanos. 

Esta ciudad flotante, llamada significadamente Laputa, es la causante del primer bombardeo desde el aire de las ciudades terrestres que no se someten, causando, si la ciudad bombardeada se resiste, “universal destrucción”, aún a costa de dañar la economía y la estructura de la ciudad atacante, en “caso de extremada necesidad”. 

El texto de Swift ha sido juzgado hasta hoy una sátira - y no una profecía: 

  "Si acontece que alguna ciudad se alza en rebelión o en motín, se entrega a violentos desórdenes o se niega a pagar el acostumbrado tributo, el rey tiene dos medios de reducirla a la obediencia. El primero, y más suave, consiste en suspender la isla sobre la ciudad y las tierras circundantes, con lo que quedan privadas de los beneficios del sol y de la lluvia, y afligidos, en consecuencia, los habitantes, con carestías y epidemias. Y si el crimen lo merece, al mismo tiempo se les arrojan grandes piedras, contra las que no tienen más defensa que zambullirse en cuevas y bodegas, mientras los tejados de sus casas se hunden, destrozados. Pero si aún se obstinaran y llegasen a levantarse en insurrecciones, procede el rey al último recurso; y es dejar caer la isla derechamente sobre sus cabezas, lo que ocasiona universal destrucción, lo mismo de casas que de hombres. No obstante, es éste un extremo a que el príncipe se ve arrastrado rara vez, y que no gusta de poner por obra, así como sus ministros tampoco se atreven a aconsejarle una medida que los haría odiosos al pueblo y sería gran daño para sus propias haciendas, que están abajo, ya que la isla es posesión del rey. Pero aun existe, ciertamente, otra razón de más peso para que los reyes de aquel país hayan sido siempre contrarios a ejecutar acción tan terrible, a no ser en casos de extremada necesidad. Si la ciudad que se pretende destruir tiene en su recinto elevadas rocas, como por regla general acontece en las mayores poblaciones, que probablemente han escogido de antemano esta situación con miras a evitar semejante catástrofe, o si abunda en altos obeliscos o columnas de piedra, una caída rápida pondría en peligro el fondo o superficie inferior de la Isla, que, aun cuando consiste, como ya he dicho, en un diamante entero de doscientas yardas de espesor, podría suceder que se partiese con un choque demasiado grande o saltase al aproximarse demasiado a los hogares de las casas de abajo, como a menudo ocurre a los cortafuegos de nuestras chimeneas, sean de piedra o de hierro. El pueblo sabe todo esto muy bien, y conoce hasta dónde puede llegar en su obstinación cuando ve afectada su libertad o su fortuna. Y el rey, cuando la provocación alcanza el más alto grado y más firmemente se determina a deshacer en escombros una ciudad, ordena que la isla descienda con gran blandura, bajo pretexto de terneza para su pueblo, pero, en realidad, por miedo de que se rompa el fondo de diamante, en cuyo caso es opinión de todos los filósofos que el imán no podría seguir sosteniendo la isla y la masa entera se vendría al suelo.”

 

lunes, 7 de marzo de 2022

BANI KHOSHNOUDI (1977): SCAFFOLD (ANDAMIO, 2022)


Contemplación legal en:

http://derives.tv/scaffold/ 


El documental, en dos pantallas, refleja la vida en la ciudad de Teherán, desde los rituales de fundación, abriendo zanjas para la entrega de ofrendas, un gesto, hoy profano y prosaico, que se sigue llevando a cabo para la mejora y el crecimiento de la ciudad que parece emerger de las entrañas, hasta el final de la vida con el crecimiento del cementerio, que corre de parejo con el de la ciudad.

Boni Khoshnoudi  es una artista y arquitecta iraní, formada en los Estados Unidos e instalada en Méjico. Considerada una de las mejores cineastas hoy.

https://ficunam.unam.mx/invitado/bani-khoshnoudi/



FANGORIA: SATANISMO, ARTE ABSTRACTO Y BENIDORM (2022)



 

domingo, 6 de marzo de 2022

PAU RIBA (1948-2022): AQUEST CARRER M’ ES PROHIBIT (1967)

 


In memoriam

Cinco discos (un EP y cuatro LPs) maravillosos -y otros prescindibles-, actuaciones fascinantes y otras bochornosas, pero qué cinco discos….