Mítica canción con la que toda clase de arquitectura debería empezar. Cantada por Dionne Warwick para quien fue compuesta.
In memoriam (Burt Bacharach)…
El blog empieza a parecerse q una sección necrológica
In memoriam (Burt Bacharach)…
El blog empieza a parecerse q una sección necrológica
“ El Código Ético de Barcelona en Comú contempla que sus cargos electos solo pueden optar durante dos mandatos a un cargo público.”
La expresión “quiero un mandato” es fascinante….
Mio mío mío
Antes de perderse en poemas herméticos o esotéricos, y, ciertamente por razones crematísticas, el poeta simbolista francés Stéphane Mallarmé (1842-1888) publicó, en francés, en la editorial Rothschild, en 1880, un extenso libro de mitología comparada, perfectamente legible, dedicado a dioses hindús, persas, griegos y romanos. El texto es una adaptación de un manual del historiador británico George W. Cox, en el que Mallarmé vierte consideraciones que desmarcan su manual, titulado Los dioses de la antigüedad, de dos textos de Cox.
Con este libro Mallarmé no habría pasado a ser considerado el fundador del arte moderno, pero quizá sería más o mejor leído.
En todos los casos, una obra curiosa dentro de la bibliografía de Mallarmé:
“Hoy como ayer los poetas no hacer otra cosa más que atribuir la vida a lo que ven y lo que escuchan alrededor suyo. ¿Qué importa la imagen? Al menos reviste en el estudio de los mitos del pasado, un encanto histórico que es a la vez curioso y emotivo. ¿Qué es el Sol? Un prometido que sale de su cámara o un héroe que se alegra de recorrer su senda. Tal es la idea que subyace en las leyendas de Heracles, Perseo , Teseo, Aquiles o Belerofonte , y de muchos otros…”
“
Puede sorprender, por tanto que Babilonia, la ciudad más importante de la antigüedad, en Occidente y el Próximo Oriente, se encontrara en el centro de Mesopotamia, donde aún se hallan sus ruinas, y en El Cairo, en Egipto.
Las leyendas cuentan que la mítica reina Semiramis, de Babilonia, construyó un fuerte o incluso una ciudad, llamada Babilonia, en Egipto. Otras historias narran que prisioneros de Babilonia traídos por el faraón Sesostris fueron obligados a construir una fortaleza llamada Babilonia, o bien que ésta fue levantada por prisioneros de Babilonia que se rebelaron y se atrincheraron.
La historia no niega la existencia de un fuerte anterior a los romanos, en la periferia del actual El Cairo, llamado Babilonia, pero parece que fue Augusto quien mandó construir una fortaleza, la más grande de África, que se llamó Babilonia, y que fue restaurada -o construida por vez primera- en el Bajo Imperio, en el siglo III dC. y que aún se mantiene, mutilada, en el barrio copto de la actual capital egipcia.
Lo cierto es que el nombre Romano de Babilonia, que remitía a la gran ciudad mesopotámica, fue asignado a una fortaleza quizá persa, y seguramente Romana. Babilonia no fue, así, ajena al imperio egipcio, y ambas culturas, egipcia y mesopotámica, establecieron posiblemente más puentes de los inicialmente puestos en evidencia. ,
"Nunca pudo Noé ver mejor el mundo que desde el Arca, pese a que estuviera cerrada y que fuera de noche en la tierra"
(Marcel Proust: Los placeres y los días)
Junto al muro perimetral de la penúltima de las ampliaciones de la mezquita de Córdoba, unas vitrinas de pared de gran tamaño quizá pasen desapercibidas. El hipnótico espacio del templo fagocita todo lo que se expone en su interior.
Sin embargo, las vitrinas, bien iluminadas, exponen, casi a modo de instalación de arte contemporáneo -y, sin duda, con un interés mayor-, centenares de modernas impresiones en pequeñas placas de yeso moldeadas, tomadas en 1932 de marcas de canteros que se encuentran desperdigadas por las columnas de la mezquita. Son signos que documentan el trabajo efectuado (necesarios para poder cobrarlo). Muchas de las columnas fueron reutilizadas; procedían de construcciones romanas y visigóticas. Su transporte y ubicación corrió a cargo de contratistas y albañiles musulmanes quienes dejaron constancia del trabajo efectuado. Entre las marcas, casi todas con inscripciones en árabe y con grafía árabe, se observan algunas con signos posiblemente cristianos (cruces y anclas), que certifican que las columnas debían proceder de algún templo paleocristiano -y no que trabajadores cristianos participasen en la construcción de la mezquita, una obra inspirada en la arquitectura Romana, con técnicas constructivas romanas como las que se empleaban en la construcción de acueductos, y que se reflejan en los juegos de arcos y columnas que organizan el espacio de la mezquita.