“L’abric de les ruïnes”
El Born Centre de Cultura i Memòria proposa reflexionar sobre la relació que, com a societat, tenim amb les restes històriques, i ho fem amb l’exposició de petit format ‘L’abric de les ruïnes’, que presenta una selecció de projectes arquitectònics internacionals pensats per preservar ruïnes patrimonialitzades.
Preservar implica, aixoplugar, abrigar: construir sostres protectors per poder mantenir el record del que va ser, tal com emergeix avui. Els projectes triats són majoritàriament europeus, construïts en els darrers 25 anys, tot i que també es presenten exemples dels Estats Units, la Xina i Bahrain. N’hi ha quatre de catalans: un d’ells és el propi El Born Centre de Cultura i Memòria que es presenta com a contra model, ja que l’abric en aquest cas és purament casual. HI són, també, el parc arqueològic de la ciutat romana d’Iesso, a Guissona, la Necròpolis Paleocristiana de Tarragona, i les ruïnes del castell de Jorba, a l’Anoia.
Molts dels projectes s’han enfrontat a la dificultat de construir sobre unes restes arqueològiques que cal protegir sense alterar. D’altres són exemples de com l’arquitectura ha permès retornar la dignitat a les restes i potenciar-ne el valor o facilitar-ne la comprensió i la visita. Mitjançant simples armadures metàl·liques, per exemple, l’arquitectura aconsegueix evocar l’alçat i el contorn del que algun dia van ser les restes que es protegeixen, allò que el temps i la mà de l’ésser humà han enderrocat. Sense ser una recreació mimètica de les construccions desaparegudes, els cobriments produeixen la il·lusió que les ruïnes han tornat a la vida.
‘L’abric de les ruïnes’ és una exposició de temàtica arquitectònica amb un fort caràcter poètic i estètic. Els textos i la selecció de projectes porten a qui la visita a apreciar la bellesa de les construccions que acompanyen i cobreixen aquests espais arqueològics; a valorar-ne la contribució que aporten a la preservació de les restes i a la seva interpretació; i a considerar-los també com a creadors de significat en tant que recreen un món perdut però alhora ens fan prendre consciència del temps transcorregut.
Davant d’això, els arquitectes Pedro Azara i Tiziano Schürch, comissaris de la mostra, plantegen les següents preguntes: Per què ens esforcem tant a preservar les ruïnes ? Que potser es tracta d’actes de contrició, d’un pervers gust pel que està mutilat, d’una lliçó sobre la barbàrie per a les generacions futures? O tan sols és la constatació assumida del trànsit i la fugacitat de les obres humanes?’.
L’exposició es pot visitar lliurement des d’avui fins al 3 de setembre a l’Espai Dalmau d’El Born Centre de Cultura i Memòria (Plaça Comercial, 12, Barcelona).
Més informació al web elbornculturaimemoria.cat
EL ABRIGO DE LAS RUINAS
TEXTOS GENERALES
INTRODUCCIÓN
“El olvido es un poderoso instrumento de adaptación a la realidad porque destruye poco a poco en nosotros el pasado superviviente que está en constante contradicción con aquella” (Marcel Proust)
Volar o cubrir unas ruinas son dos acciones antitéticas extremas que revelan una singular relación con el pasado que se rechaza o se exalta. El pasado es una historia que legitima acciones o decisiones del presente.
Una ruina no es un edificio ruinoso, sino un tipo peculiar de construcción: una obra afectada por las inclemencias, que se protege, por razones estéticas, éticas o políticas. En Occidente, las ruinas fascinan y suscitan la nostalgia de la supuesta grandeza de los tiempos pretéritos, y un sentimiento de belleza.
“El abrigo de las ruinas” es una exposición que presenta algunos ejemplos, modernos o contemporáneos, de cubrición de yacimientos arqueológicos internacionales. Cumplen una doble función, utilitaria y estética, sugiriendo, de manera no mimética, lo que fueron los edificios.
CUBRICIÓN: OCULTACIÓN Y EXPOSICIÓN
“La contemplación de las ruinas ha producido siempre una peculiar fascinación, sólo explicable si es que en ella se contiene algún secreto de la vida, de la tragedia que es vivir humanamente y de aquello que alienta en su fondo; de algún ensueño de libertad aprisionado en la conciencia y que, sólo ante la contemplación de algo que objetivamente lo representa, se atreve a aflorar, de un ensueño, necesitado como todos los que se refieren a nuestro secreto —a nuestro humano secreto— de la catharsis de la contemplación. Y las ruinas producen una fascinación derivada de ser algo raro: una tragedia, mas sin autor. Una tragedia cuyo autor es simplemente el tiempo; nadie la ha hecho, se ha hecho.
Las ruinas nos ofrecen la imagen de nuestra secreta esperanza en un punto de identidad entre nuestra vida personal y la histórica... Un edificio venido a menos no es, sin más, una ruina.
Algo alcanza la categoría de ruina cuando su derrumbe material sirve de soporte a un sentido que se extiende triunfador; supervivencia, no ya de lo que fue, sino de lo que no alcanzó a ser. Por las ruinas se aparece ante nosotros la perspectiva del tiempo, de un tiempo concreto, vivido, que se prolonga hasta nosotros y aún prosigue. La vida de las ruinas es indefinida y más que ningún otro espectáculo despierta en el ánimo de quien las contempla la impresión de una infinitud que se desarrolla en el tiempo; tiempo que es el transcurrir de una tragedia que se hace por sí misma. Tiempo de un pasado que lo sigue siendo, que se actualiza como pasado y que muestra, al par, un futuro que nunca fue; caído en el ayer y que lo trasciende, que sólo puede hacerse sensible haciéndonos padecer. Y padecemos aun el futuro que nunca fue presente”
(María Zambrano: “Ruinas”, El hombre y lo divino, 1955)
Proteger, cubrir las ruinas, las esconde. Pone un parche que vela lo que la ruina es y revela a plena luz la crueldad, la crudeza y la vulnerabilidad humanas, su mortal condición. Ruina suena a ruindad.
Cubriéndolas, al tiempo que las protegemos, nos protegemos del daño a la vista que su visión nos causa, pues la ruina nos recuerda el daño infligido, la capacidad destructora del ser humano y nuestra incapacidad de resistir a las ansias destructivas.
Mas la cubrición de unas ruinas también las expone. Las ruinas a ras de suelo quedan en evidencia. Se convierten en un hito en el paisaje. Es así como podemos contemplarlas, como un trágico error en las relaciones humanas, un quiebro violento entre vecindades que contemplamos desde los márgenes como un testimonio de un enfrentamiento que no se habría tenido que producir y que pone en entredicho nuestra humanidad.
La cubrición nos sirve de advertencia: las ruinas están siempre latentes entre nosotros.
Para que una ruina “sea” tiene que haber tenido entereza y desafiante presencia, haber creído que nunca llegaría a ser una ruina. La ruina habla de las ilusiones perdidas de que un día no lo era ni pensó que llegaría a serlo. La ruina no es una degradación sino una trágica, inevitable mutación, la otra cara del ser.
LÍNEAS (CONTORNOS)
El cuidado de las ruinas ayuda a que estas evoquen lo que fueron, lo que el tiempo y la mano del hombre han derribado. Algunas intervenciones sugieren, mediante finas líneas que unas simples armaduras metálicas proporcionan, los desmaterializados contornos de los volúmenes desaparecidos, sin que estos se hayan reconstruido. El vacío, que siempre embarga a una ruina, sigue rondando, y esta es la huella de lo que fueron los edificios antes de desaparecer.
TENDIDOS (PLANOS HORIZONTALES)
La cubrición de restos arqueológicos ha solido resolverse con lonas tensadas y soportes metálicos, ajenos a las ruinas, pero aquellas no siempre han casado con estas. Se ha solventado un problema técnico, sin abordarlo desde la arquitectura. Por el contrario, la cubrición del cementerio paleocristiano de Tarragona, de Emilio Pérez Piñero, construido en los años setenta del siglo pasado, ha sabido aunar una protección perdurable, con la liviandad que el juego de bóvedas sostenidas por finos pilares evoca, semejante a delgadas nubes que embargan un camposanto poblado de almas flotantes.
VOLÚMENES
A los yacimientos arqueológicos a menudo les falta un dato esencial: la tercera dimensión. Los restos arqueológicos aparecen en planta. Son trazas inscritas en la tierra. Su interpretación puede ser incierta. En algunos casos, las cubriciones remedan esta laguna. Los contenedores producen la ilusión de que los restos se han desperezado. Se marca de nuevo una nítida frontera entre el exterior y el interior. Mas estas cubriciones no son una recreación mimética de las construcciones desaparecidas. Los interiores no suelen presentar particiones, solo ligeras pasarelas que sobrevuelan los restos. Aun así, la tercera dimensión que introduce la cubrición produce la ilusión de que las ruinas han vuelto a la vida.
PLANOS VERTICALES (MUROS Y CERRAMIENTOS)
A los humanos nos fascinan las cuevas. Las dotamos de un aura sagrada. La protección de restos arqueológicos depositados en el interior de las montañas es distinta de los ejemplos anteriores. En estos casos, domina la verticalidad. La cubrición deviene un muro que protege física y visualmente los restos arqueológicos, teniendo cuidado de no fundirse con estos, ni de herir visualmente el entorno como si de un parche se tratara.
TEXTOS DE PRESENTACIÓN DE LOS PROYECTOS
“Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad”
(Carta internacional sobre la conservación y la restauración de monumentos y sitios —Carta de Venecia, 1964—)
OCULTAMIENTO QUE ES UN SEÑALAMIENTO
TALLER DE PETER ZUMTHOR: CUBRICIÓN DE LAS RUINAS DE TERMAS ROMANAS (COIRA, CHUR, SUIZA, 1985-1986)
Suiza no es un país conocido por sus yacimientos romanos, y las ruinas de las modestas termas de Chur (s. I d. C.) no serían una excepción a esta regla, si no fuera por su cubrición. Ubicada en una periferia industrial, entre naves sin interés arquitectónico, aquella juega con el presente y el pasado. El caparazón evoca tanto una fábrica como un edificio termal, sin confundirse con ninguno: ambos son construcciones sin oberturas. Mas, de noche, la luz se filtra a través de lamas de madera y de lucernarios. La cubrición, las escaleras de acceso, las pasarelas y las escaleras metálicas interiores que, colgadas del techo, sobrevuelan las estancias, apenas descansan en las ruinas.
CARLES ENRICH STUDIO: PROTECCIÓN DE LAS RUINAS DEL CASTILLO DE JORBA
(Proyecto: 2018 – Obra: 2019-2020)
Los yacimientos arqueológicos se enfrentan a dos problemas: los movimientos de tierra componen un nuevo paisaje, y elementos constructivos u ornamentales se dispersan en nuevas construcciones. La protección de los muros de una capilla clásica en el Castillo medieval de Jorba (s. X) juega con estas dos realidades. La tierra excavada ha servido para componer un camino de acceso y una terraza, y las piedras caídas se han reutilizado para pavimentar, alimentando el edificio con sus propios restos. Una cubrición traslúcida reversible, sostenida por vigas de madera a modo de arbotantes, que evocan un espacio sagrado, guarece unos frescos de la intemperie.
LOS FANTASMAS DEL PASADO
DIMITRI PIKIONIS: CAMINOS POR EL ACRÓPOLIS Y LA COLINA DE LAS MUSAS (ATENAS, GRECIA)
(Encargo: 1951 – Realización: 1954-1958)
Las piedras no tienen una única vida. Tras el desvanecimiento de edificios, por la incuria del tiempo o de los humanos, pueden ser los sillares de nuevas construcciones. Vuelven a tener sentido. La rehabilitación de la Acrópolis (s. V a. C.) y de la colina de las Musas de Atenas exigió el arrasamiento de barrios modestos. Las casas habían sido construidas con lastras y placas reutilizadas, de la Grecia antigua, y romanas, incluso. El arquitecto Dimitri Pikionis (1887-1968) compuso senderos con mosaicos de piedras antiguas, perfectamente engarzadas, una alfombra de mármol pulido por el tiempo, devolviendo la dignidad a una acrópolis arruinada y unas construcciones ninguneadas.
MARTINO PEDROZZI Y ESTUDIANTES DE LA ACADEMIA DE ARQUITECTURA DE MENDRISIO: MONTE LUZZONE (VALLE DE MALVAGLIA, TICINO, SUIZA, 2019) FALTA LA CRONOLOGÍA DEL YACIMIENTO
Los valles alpinos ya no son lugares habitualmente habitados. Las construcciones decaen, las piedras se desperdigan, y las trazas se desdibujan. Un valle suizo, a partir de los años setenta del siglo pasado, se cubrió de lastras que habían perdido lo que les daba sentido y justificaba su presencia. La capacidad de las piedras para evocar un mundo perdido para siempre dio pie a un taller de arquitectura: con piedras de construcciones desvanecidas, recogidas por las laderas, se construyeron plataformas de escasa altura, cuya disposición recordaba a las plantas de las obras perdidas. El vacío que dejaron las construcciones desaparecidas se exponía en una solitaria peana.
PROTECCIÓN MÁGICA
SAVIOZ FABRIZZI ARQUITECTOS: CUBRICIÓN DE LAS RUINAS DE LA ABADÍA DE SAN MAURICIO (SUIZA)
(Concurso: 2004 – Construcción: 2010)
La protección no es solo física sino también mágica. Así como la magia opera homeopáticamente, causándolo antes de tiempo para poder neutralizarlo, la cubrición —que tiene por finalidad defender los restos de la abadía, fundada a finales del Imperio romano (s. VI d. C.)— de la caída de piedras del acantilado a los pies del que se ubica, consiste en una malla salpicada de riscos, entre los que se filtra la luz. La caída de piedras, que arruinó la abadía, la protege, reafirmando la capacidad del recinto sagrado de sobreponerse a la maldición. Las lluvias de piedra han solido manifestar la cólera divina, en el Antiguo Testamento. Mas un filtro casi invisible se interpone eficazmente en la ejecución de la feroz condena.
OTON JUGOVEC: CUBRICIÓN DE LOS RESTOS DE LA IGLESIA MEDIEVAL DE GUTENWERTH (OTOK PRI DOBRAVI, ESLOVENIA, 1970-1971)
Las ruinas son invisibles. Apenas unas trazas rehundidas que siluetan la planta de la iglesia medieval en una llanura mortecina sin hitos naturales que llamen la atención. La protección, que el arquitecto esloveno Jugovec (1921-1987) construyó, fija los restos en el entorno de campos cultivados y en la pupila de los habitantes. Un techo a dos aguas, con una estructura de madera soportada por dos pilares cilíndricos centrales, también de madera, roba la vista de los restos y, al mismo tiempo, los realza. El techo se confunde con las moradas y los graneros cercanos, relacionando las ruinas del templo con aquellos.
EMILIO PÉREZ PIÑERO: CUBRICIÓN DE LA NECRÓPOLIS PALEOCRISTIANA (TARRAGONA) (SS. III-V d. C.) (Primera fase: 1970-1971 – Segunda fase: 1972-1973, concluida por JOSÉ MARÍA PÉREZ PIÑERO)
Las bóvedas vaídas (o baídas) resultan de la sección de una semiesfera por cuatro planos verticales apoyados en los lados del cuadrado en el que se inscribe la base circular de la bóveda. La denominación inglesa “bóveda en forma de vela” (sail dome) es más evocadora: una membrana, casi una tela tensada —las bóvedas vaídas también se conocen como “bóvedas de pañuelo”— por el viento, un soplo; la vela de la nave del último viaje de los espíritus de la necrópolis. Dichas bóvedas se apoyan en cuatro pilares de acero soportados por pilastras de hormigón, que evitan compartimentar el yacimiento y apenas afectan a las tumbas. Una cubierta de fibrocemento —sustituida desde entonces— filtraba la luz. Abandonado durante decenios, el yacimiento y su cubrición se están rehabilitando.
A3gm: PROTECCIÓN DEL YACIMIENTO ROMANO DE CLUNIA (BURGOS, 2007)
Un único y ligero elemento plano, que se pliega, se extiende y asciende, define y defiende el yacimiento romano de Clunia (s. I d. C.): unas lamas de madera, separadas entre sí, a modo de cerramiento vertical, componen un volumen, que recuerda una mansión romana, que acoge un mosaico, dejando pasar la luz y sugiriendo la apertura de la estancia a un espacio exterior (un jardín). Las lamas, entonces, se extienden por el suelo, abren pasos, delimitando las áreas residenciales, comerciales y sagradas, y conducen a los escalones del podio —reconstruido con sillares del yacimiento reaprovechados— del templo principal de la ciudad, convertido en un mirador.
FREDERICK LAW OLMSTED Jr.: CUBRICIÓN DE LAS RUINAS DE CASA GRANDE (PARQUE NACIONAL, ARIZONA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, 1932)
El sur de los Estados Unidos de América, amén del pasado colonial español y francés, posee restos de culturas nativas anteriores a la colonización. Casa Grande es una de las ruinas más conocidas y emblemáticas: un observatorio astronómico del siglo XIII, de cuatro pisos, de diversas tribus del desierto de Sonora (Arizona), orientado según los puntos cardinales, apuntando a la constelación de Orión, por cuyas aperturas en lo alto de los muros el sol del solsticio y del equinoccio se filtra. Un lugar muy degradado, debido al material (adobe), por lo que el ingeniero Olmsted Jr. (1870-1957) esbozó la techumbre que aún se mantiene, sustituyendo un primer tejado con cuatro pendientes, de madera. La protección desagradó en su momento, debido a su impacto. Hoy, las ruinas no se conciben sin este insólito palio que corona las ruinas, evocando una pirámide amerindia.
ERIK THORKILDSEN (CON: MICHAEL DENNIS & ASOCIADOS): CUBRICIÓN DE LAS TERMAS GRIEGAS DE MORGANTINA (SICILIA, ITALIA, 2009)
Una cubrición no es solo una protección contra las inclemencias físicas, sino también contra el olvido y la incapacidad de interpretar las ruinas. La cubrición de las termas griegas de Morgantina (s. V a. C.), en la Magna Grecia (Sicilia), responde a este doble desafío. La planificación y la orientación de la trama de ciudad de Morgantina seguía la línea de las cordilleras montañosas cercanas. Las termas, cubiertas por una bóveda, se coronaban con una cúpula, todas de ladrillo. Su protección, un tejado a cuatro aguas de leve pendiente sobre la que destaca una segunda cubrición central más elevada, se inspira en el perfil de las montañas y la orientación de la trama urbana.
AIX ARKITEKTER AB: CUBRICIÓN DE LAS RUINAS DE LA IGLESIA PRIVADA VIKINGA DE LA GRANJA DE VARHEM-KATA (SUECIA, 2017)
De lejos, una capilla destaca en lo alto de una colina, en medio de un bosque, a cuyos pies se extienden las amplias ruinas de una abadía medieval (s. XIII). Al acercarse, se descubre que la capilla es una simple cubrición, casi suspendida, apoyada en pilares de madera de poca altura, que protege la cripta de la alta Edad Media, así como unas tumbas ubicadas en su interior. El techo a dos aguas, de pronunciada pendiente, y, en el interior, el complejo juego de vigas de madera que sostienen la cubierta, convocan la imagen de una iglesia vikinga. Un recorrido elevado alrededor de las ruinas, puntuado por datos gráficos y escritos, permite entender las trazas preservadas.
LAB/PAP: CUBRICIÓN DE LAS RUINAS DE LA VILLA ROMANA DE EL VERGEL (SAN PEDRO DEL ARROYO, ÁVILA, 2019)
Las visitas a los yacimientos arqueológicos suelen llevar a equívocos. La ausencia de techos, la escasa altura de los muros, la confusión entre espacios interiores y exteriores, junto con la superposición de niveles de ocupación, impiden que el visitante tenga una imagen coherente de lo que las ruinas fueron. La protección de las ruinas de la gran villa tardorromana de El Vergel (ss. III-IV d. C.) solventa esta dificultad. A un lado de una pasarela que recorre el yacimiento, entorno al campanario de una ermita, dos paralelepípedos traslúcidos, que encapsulan los mosaicos, recrean, de manera abstracta, los desperdigados volúmenes que formaban la hacienda romana, facilitando la percepción del juego entre espacios interiores y exteriores.
CARRILHO DE GRAÇA ARQUITECTOS: PROTECCIÓN DEL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE PRAÇA NOVA (CASTILLO DE SAN JORGE, LISBOA, 2010-2012)
Un yacimiento arqueológico es un mosaico que integra, a distintas profundidades, testimonios de asentamientos que se superponen a lo largo del tiempo. En lo alto de la colina del Castillo de San Jorge se han excavado las trazas de los primeros asentamientos de Lisboa, desde la Edad del Hierro hasta la presencia árabe (ss. VIII a. C. - VIII d. C.). La preservación del yacimiento y la cubrición de algunos restos pone en evidencia la superposición de los distintos niveles de ocupación. Un perímetro elevado de acero Corten permite la contemplación del yacimiento. Las trazas de algunas casas islámicas se protegen con un volumen que evoca la forma, el color y la organización interna de aquellas, sin apenas apoyarse sobre los restos originales. Pasarelas y escaleras, también de acero, ofrecen un recorrido por el tiempo y el espacio.
VALERIO OLGIATI ARQUITECTOS: ACCESO AL CAMINO DE PEARLING (MUHARRAQ, BARÉIN, 2019) FALTA CRONOLOGIA YACIMIENTO
La fortuna inicial de Baréin, y lo que dio sentido a la ocupación del espacio, fue la peligrosa recogida de perlas. Dicha industria dio lugar a diversos emplazamientos de recogida, tratamiento y comercio, unidos por el llamado Sendero de la Perla (ss. II-XX d. C.), hoy en desuso. Una cubrición de hormigón, a gran altura, sobre un “bosque de columnas”, entre un templo egipcio y una mezquita, insertado en el tejido urbano, compone el acceso monumental a dicho camino, convertido hoy en una atracción. El techo plano, por el que se cuela la luz a través de aperturas en la losa de hormigón, brinda sombra y compone una plaza pública central en la ciudad, umbría y ventilada.
TONI GIRONÈS: PARQUE ARQUEOLÓGICO DE LA CIUDAD ROMANA DE IESSO (s. I a. C.) (GUISSONA, ESPAÑA, 2008-2011)
Los yacimientos arqueológicos aspiran a ser algo más que un sembrado de ruinas. Quieren ser de nuevo una ciudad, evocada a través de las cubriciones que introducen la tercera dimensión y dotan de volumen a lo que son trazas en el suelo. La intervención de Toni Gironès, por el contrario, quiere que el yacimiento se perciba como lo que es: un gran vacío, la sombra de la cercana ciudad moderna. Los elementos introducidos son mínimos y destacan la ausencia de lo que fue, no la presencia de lo que aún es. Unas estacas imperfectas señalan el trazado perdido de una muralla, los perfiles metálicos siluetan un gran cubo, que encapsula un vacío y evoca la desvanecida presencia de una torre, y unas telas tendidas sobre una estructura metálica sugieren un campamento temporal.
JUAN PABLO RODRÍGUEZ FRADE: CASA DE HIPÓLITO (S. I a. C.) (ALCALÁ DE HENARES, MADRID, 1999)
FALTA CRONOLOGÍA YACIMIENTO
Una cubrición no es solo un volumen funcional. Puede actuar también de vehículo en el tiempo, y de creador o recreador de un mundo perdido del que solo quedan unas trazas, facilitando la relación con las construcciones actuales. En este caso, sin embargo, la cubierta no está pensada solo para proteger las ruinas, sino también a los visitantes de la fealdad circundante. Una vez traspasado el umbral, se entra en un mundo ordenado. La cubierta compone una cápsula del tiempo. El visitante sobrevuela las ruinas por una pasarela colgada del techo. Las ruinas no se perciben como un amasijo de piedras, sino que de la estructura de las cerchas cuelgan unas varillas verticales que pautan y ordenan visualmente el yacimiento, y permiten que el visitante le tome las medidas y se lo haga suyo.
FRANCO MINISSI: CUBRICIÓN DE LA VILLA CASALE (PIAZZA ARMERINA, SICILIA, 1960)
Restaurar o evocar el pasado: el arquitecto italiano Franco Minissi (1919-1996) optaba por la evocación. Una intervención en un yacimiento arqueológico debe suscitar imágenes evocadoras del pasado, pero también permitir que el visitante sea consciente del tiempo transcurrido. Los mosaicos de la villa imperial de Piazza Armerina (s. IV d. C.), en Sicilia, fueron protegidos por un envoltorio plástico transparente, sustentado en estructuras metálicas ligeras, que componían una delgada envolvente, casi evanescente, cuyas formas evocaban las formas macizas de la villa romana original y la pérdida de materialidad. Los mosaicos se descubrían desde pasarelas, desde las cuales se tenía también clara conciencia del paisaje circundante. Los materiales de la posguerra y el deficiente mantenimiento arruinaron la protección, hoy muy transformada.
PEDROSA & PAREDES: CUBRICIÓN DE LA VILLA ROMANA DE LA OLMEDA (PALENCIA, 2000-2009)
Unos muy completos mosaicos de una villa agrícola tardoimperial (s. IV d. C.), en buen estado, en medio de un paisaje libre de otras construcciones; unos mosaicos desprovistos del envoltorio en el que se extendían. La cubrición, amén de facilitar su contemplación sin dañarlos, gracias a unas pasarelas de madera suspendidas y a un cuidado tratamiento de la luz natural, filtrada por un envoltorio compuesto por una celosía con una trama variable de aperturas, recrea una villa imperial, no solo por el volumen exterior macizo, sino también por la evocación de la compleja organización espacial de la villa gracias a unos paneles de malla metálica suspendidos de las bóvedas rebajadas, apoyadas en pilares metálicos, que pautan el espacio y permiten apreciar los mosaicos de cada estancia a la vez que entenderlos como partes de un todo.
UTE “HA” MURCIA (AYLLÓN. PARADELA. DE ANDRÉS ARQUITECTOS – BURGOS & GARRIDO ARQUITECTOS): YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DEL ARRABAL ANDALUSÍ DE ARRIXACA (JARDINES DE SAN ESTEBAN, MURCIA, 2019)
Yacimiento: el verbo yacer sugiere un ente recostado. Los yacimientos arqueológicos no siempre están a la vista. El tiempo y la tierra pueden haberlos sepultado. La excavación abre una zanja. Las ruinas se observan desde el perímetro del yacimiento. La excavación causa una herida en la tierra: un desnivel, una apertura al pasado. Los Jardines de San Esteban, en Murcia, cubrían la trama de la ciudad musulmana (ss. XII-XIII). Esta, tras la excavación, ha vuelto a ser cubierta, esta vez por una losa de hormigón, soportada por pilares, sobre la que se despliega un jardín arbolado y dotado de fuentes. Un foso, llamado un ha-ha (un término francés del siglo XVII que designa una separación abierta en la tierra que no se interpone con la visión del lugar), rodea la losa, y permite descender por una rampa perimetral que conduce al yacimiento islámico. El nivel de la ciudad del pasado se mantiene, pero no interfiere con la ciudad del presente.
Nota: Este proyecto, desgraciadamente, no se ha podido incluir al no haber empezado sin las obras tras reiterados retrasos y fondos no aún aprobados.
La exposición sólo muestra proyectos construidos.
THAD (INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y DISEÑO ARQUITECTÓNICO DE LA UNIVERSIDAD DE TSINGHUA): PROTECCIÓN DE LAS INSCRIPCIONES DEL ACANTILADO DE QIANFOYA (GUANGYUAN, PROVINCIA DE SICHUAN, CHINA, 2014) FALTA CRONOLOGIA YACIMIENTO
Los yacimientos arqueológicos suelen adentrarse en la tierra. Las montañas escarpadas también encubren testimonios del pasado, como los nichos con esculturas e inscripciones de hace unos mil setecientos años, de la dinastía Wei (bajo cuyo mando se unificó el norte de China y se divulgó el budismo) (ss. II-III d. C.), en una pared rocosa, en el centro de China. El deterioro de las tallas y las inscripciones, a causa del viento, la humedad y la incidencia solar, ha requerido su protección con un caparazón de tejas negras —el color de las rocas y de los abrigos de la región— que el tiempo cubrirá de musgo, fundiéndolo con las rocas maculadas por la humedad. La cubrición, tallada geométricamente como los riscos, permite crear un espacio protegido, dotado con una pasarela, que facilita la contemplación.
JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ GARCÍA: HABILITACIÓN Y PROTECCIÓN DEL SANTUARIO ROMANO DE DIANA (MÉRIDA, 2011)
La protección de un yacimiento no se limita a evitar los envites del tiempo, sino que también recupera su sentido para que no se convierta en un cuerpo incomprensible. Las ruinas ya no hablan nuestro lenguaje. Están tan alejadas de nosotros que su presencia puede causar desafecto. La protección del santuario de la diosa cazadora Diana (s. I d. C.), que velaba sobre la ciudad de Emérita, remeda la desconexión entre las ruinas y la ciudad moderna. La intervención guarece las ruinas, evoca el santuario y el foro que lo acogía y facilita la visita gracias a un paso elevado y un cuerpo continuo de equipamientos, construidos con una piedra artificial que incorpora materiales del lugar, que abrazan las ruinas y las reintegran en la trama actual.
MALCOTTI & ROUSSEY: CUBRICIÓN DE LA ECCLESIA, YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO ROMANO Y MEDIEVAL DE SAINT MARTIN (LUXEUIL-LES-BAINS, FRANCIA, 2020)
Luxeuil-les-Bains, hoy un pequeño pueblo en el noreste de Francia, fue, en la segunda mitad del primer milenio, el centro religioso y cultural más importante de Europa. El descubrimiento en el centro del pueblo de centenares de sarcófagos de piedra de finales de la Antigüedad y de la Alta Edad Media (ss. IV-IX d. C.), en buen estado, junto con las trazas de santuarios paleocristiana, causó un problema urbanístico. La cubrición permite apreciar las ruinas, a partir de pasarelas y miradores, pero sobre todo evita una herida a cielo abierto, sin ligazón con la trama urbana. La caja cerrada, un paralelepípedo metálico con una fachada ciega tramada por listones de madera, permite ordenar el espacio público —plazas y paseos— alrededor de aquella.
ENRIC SORIA & RAFAEL CÁCERES: MUSEALIZACIÓN DE LAS RUINAS DE EL BORN (CENTRO CULTURAL EL BORN, BARCELONA, 2014)
El pasado es una invención humana, su creación más personal. La realidad y la ficción, la imaginación y la observación, el deseo y la represión, la verdad y la mentira se tejen para componer una fábula, sencilla o simplista, aceptada o impuesta, que da cuenta de la realidad presente. La protección de los yacimientos arqueológicos bebe de la capacidad fabuladora humana, que se dota de un pasado más espléndido que las tercas condiciones del presente. El casual descubrimiento de una parte del barrio de la Ribera, bombardeado a principios del siglo XVIII, bajo el suelo del antiguo y abandonado Mercado del Born —una de las primeras, hermosas y complejas estructuras de hierro del siglo XIX del maestro de obras Josep Fontseré, autor del cercano parque de la Ciutadella— llevó a la preservación de las ruinas. La relación entre la cubrición y las ruinas es inversa. Primero fue el techo protector, que invita a reflexionar sobre nuestro gusto por las historias del pasado que nos damos.
AMANN, CÁNOVAS & MARURI: CUBRICIÓN DEL YACIMIENTO ROMANO (CARTAGINÉS) DEL MOLINETE (CARTAGENA, 2011)
El cerro de El Molinete, en Cartagena, fue donde, a lo largo del tiempo, Siria, Cartago y Roma se encontraron, dejando múltiples estratos que testimonian los sucesivos niveles de ocupación. Hasta hace poco, las ruinas constituían un vacío en la ciudad. La colina y la ciudad, las ruinas del pasado y las viviendas del presente, la trama urbana bien conformada y una planificación del pasado perdida chocaban o se ignoraban. La cubrición del yacimiento (s. III a. C.) se proyectó como una lengua que avanza desde la ciudad hasta los restos más dispersos, dotada de una forma traslúcida que recuerda una compleja topografía como la de una colina. Liga pasado y presente, naturaleza y urbe, ciudad de los vivos y ciudad enmudecida, integrando las ruinas en la ciudad.
CRÈDITS
Coordinació i producció
El Born Centre de Cultura i Memoria
Comisariat
Pedro Azara & Tiziano Schürch
Projecte museogràfic
Tiziano Schürch, Pedro Azara & Roger Badía
Disseny gràfic
Lorena García Ortiz
Dibuixos
Ricardo Javier López Sánchez
Producció i muntatge
Grop exposicions i museografía S.L.
Cessió d’imatges
A3gm, American Southwest Virtual Museum, Fernando Alda, Antonius van Arkel, Luis Asín, Pedro Azara, Jordi Bernadó, Pino Brioschi, Lluis Casals, ©Néstor Chprintzer, David Frutos, ©Toni Gironés, ©Adrià Goula, George A. Grant, ©FG+SG-Fernando Guerra. Sergio Guerra, ©Roland Halbe, Thomas Jantscher, Alexander Poulikakos, Juan Rodríguez, Tiziano Schürch, ©Álvaro Viera, ©Nicolas Waltefaugle.
Prestadors
A3gm (Carlos Miranda Barroso, Jesús Alba) - AIX Arkitekter AB (Klas Eriksson, Magnus Silfverhielm) - Amann, Canovas & Maruri (Nicolás Maruri) – ArchivioCentrale dello Stato (Roma) – Ayllon, Paradela, De Andrés (Javier Alejo Hernández Ayllón) – Jennifer Buehling - Carrilho da Graça Arquitectos, Ida. (Luis Fernandes) – Carles Enrich - Frade Arquitectos (Juan Pablo Rodríguez Frade) - Frederick Law Olmsted NationalHistoric Site (Michele T. Clark) - Fundación Pérez Piñero (Emilio A. Pérez Belda) – José María Sánchez Arquitectos (Sandra Palau) - Toni Gironés (Josefina de Beauroyre)- LAB/PAD (Darío Álvarez, Miguel Ángel de la Iglesia) – Michel Malcotti & Catherine Roussey Architectes(Fatima) – Paredes Pedrosa Arquitectos (Ángeles García de Paredes) - Martino Pedrozzi – Pikionis Archives. Modern Greek Architecture Archives. Benaki Museum (Atenas) - Savioz Fabrizzi Architectes - Eric Soria – THAD 国际部 International Department (Song) - Erik E. Thorkildsen (Michael Dennis & Associates) - MarušaZorec.
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Agraïments
Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), Pilar Bravo, Elena Calama, Mercedes Díez, Dirección General de Arquitectura Vivienda y Suelo, Ester Esquinas, InstitutCatalà d´Arqueologia Clàssica (ICAC), Joan Menchón, Eleanora Minchio, Luis E. de Miquel Santed, Museu d´Arqueología de Catalunya, Trinidad Nogales, José Miguel Noguera, Josep María Palet, Isabel Rodà, Aurelio Santos, Pau de Solà Morales, Álvaro Soto, BarbaraStiefeld, Universidad de Murcia, Antonio Vallejo i moltespecialment a tots els estudis d’arquitectura que han col·laborat en la mostra.