jueves, 4 de enero de 2024

JORGE JULIÁN ARISTIZÁBAL (1962): HOME (HOGAR, 2012)











 




Platos antiguos de loza o porcelana “tuneados” por el artista colombiano Jorge Julián Aristizábal, con motivos que se refieren al imaginario doméstico, asumido o impuesto, cuyos dibujos de gran tamaño, a la “manera” del dibujo colonial, sobre matanzas poco conocidas, con centenares de muertos civiles, campesinos a menudo, a finales del siglo XX y principios de este siglo, a menos del ejército, las guerrillas y los narcotraficantes, convertido el territorio hasta entonces habitable y habitado, en un camposanto, sobrecogen.



LEONEL CASTAÑEDA GALEANO (1971): EMBARCADERO: DEL SACRIFICIO AL TORMENTO (2018)




https://www.leonelcastanedagaleano.com/copia-de-solar 

Vista legal del “trailer” del vídeo que se proyecta en cuatro pantallas en una sala de exposición.

Recordemos que el vídeo fue dirigido en los años de plomo en Medellín.

Una copia pertenece al Museo de Antioquia de Medellín. 


https://www.leonelcastanedagaleano.com/projects

Arquitectura contemporánea en Medellín, lo ¿puede la arquitectura y el urbanismo regenerar una ciudad devastada?













Juan Manuel Peláez: Plaza Cisneros o Plaza de la Luz, 2002-2005 - Felipe Uribe: Biblioteca EPM, 2005










Alejandro Toro Posada arquitectos: Centro Cívico Cultural Plaza de la Libertad, 2010 - acceso al Centro Administrativo la Alpujarra, de varias firmas de arquitectos, años 70, según un plan urbanístico del arquitecto José Luis Sert, de 1950










Felipe Uribe: Parque de los Deseos, Casa de Música, y Auditorio, 2004
















 Alejandro Echeverri: Edificio Ruta dedicado a la innovación tecnológica, 2014-2021


Fotos: Tocho, Medellín, enero de 2024


Impresión, sin duda, superficial, de turista, o excesivamente tajante, faltando la gama de grises.

Medellín, agridulce. 

Por un lado, un red de transporte público admirable que sirve todos los barrios (teleférico para los barrios más degradados, aferrados a las laderas empinadas que vierten sobre el centro, autobuses con paradas cerradas sin rival en ninguna otra gran ciudad, y líneas de metro rápidas e impolutas con estaciones inmejorables); espacios públicos (parques, jardines, plazas) extensos y cuidados, pese a las acampadas de indigentes a lo largo de las vías rápidas; zonas verdes y arbolado (el clima tropical ayuda al crecimiento y la frondosidad de las plantas) como en ninguna otra ciudad; disminución de la tristemente famosa extrema violencia del ejército, los narcotraficantes, las bandas de los combos y la FARC; el cartel de Medellín desmantelado o, al menos, con una actividad poco visible (pese a la corrupción política); ayudas a la educación pública; excelente facultad de medicina; confianza, quizá excesiva, en la capacidad redentora de la arquitectura y del urbanismo del espacio público, y por tanto de la ciudad de ciudadanos y comunidades, que aboga por la ausencia de barreras, verjas y cerrazones, sin duda, con gran éxito en ciertos casos.


El centro administrativo, sin embargo, y las cercanas áreas culturales, de imponente arquitectura, se muestran desérticas fuera de las horas laborables, y tienen el mismo distante hieratismo, que rehuye la vida, del centro político de Chandigarh, exponiendo las limitaciones de la arquitectura para devolver la vida a la ciudad. 


Y, por otro, diferencias sociales abísmales (los barrios se puntúan de 1 a 7: la mayoría de los extensos barrios más desfavorecidos, que ascienden por las montañas, con auto-construcciones con materiales de derribo, están puntuados con un 1, frente al 7 que merecen los tranquilos barrios más pudientes financieros y residenciales, a veces vallados o enrejados), una parte de la población, destrozada por la droga, vive (por decir algo) en condiciones infrahumanas, en la calle, sin alimentos, y una parte de la población activa con trabajos con ingresos bajos, asaetados por los impuestos y el precio de los combustibles, añora las acciones “sociales” del narcotraficante Pablo Escobar que pagaba asistencia social y políticos para sus “negocios” que daban “trabajo” a una parte de la población. 



miércoles, 3 de enero de 2024

Rostros precolombinos, 3000-900 aC (Museo de Antioquia, Medellín, Colombia)







 

Entre las obras precolombinas, admirablemente expuestas en el Museo de Antioquia en Medellín (Colombia), destacan unas estatuillas antropomórficas de terracota, de pequeño tamaño, la más antigua de Colombia en particular, del 3000 aC, de la que no se conserva la parte superior del rostro, tan expresivas como las obras maestras de Palenque, en Mexico, y que muestran las relaciones culturales entre distintas culturas de América del Sur y del Norte, pese a la distancia física entre ellas. No existe una colección igual en el mundo.