jueves, 4 de enero de 2024
JORGE JULIÁN ARISTIZÁBAL (1962): HOME (HOGAR, 2012)
LEONEL CASTAÑEDA GALEANO (1971): EMBARCADERO: DEL SACRIFICIO AL TORMENTO (2018)
https://www.leonelcastanedagaleano.com/copia-de-solar
Vista legal del “trailer” del vídeo que se proyecta en cuatro pantallas en una sala de exposición.
Recordemos que el vídeo fue dirigido en los años de plomo en Medellín.
Una copia pertenece al Museo de Antioquia de Medellín.
Arquitectura contemporánea en Medellín, lo ¿puede la arquitectura y el urbanismo regenerar una ciudad devastada?
Alejandro Echeverri: Edificio Ruta dedicado a la innovación tecnológica, 2014-2021
Fotos: Tocho, Medellín, enero de 2024
Impresión, sin duda, superficial, de turista, o excesivamente tajante, faltando la gama de grises.
Medellín, agridulce.
Por un lado, un red de transporte público admirable que sirve todos los barrios (teleférico para los barrios más degradados, aferrados a las laderas empinadas que vierten sobre el centro, autobuses con paradas cerradas sin rival en ninguna otra gran ciudad, y líneas de metro rápidas e impolutas con estaciones inmejorables); espacios públicos (parques, jardines, plazas) extensos y cuidados, pese a las acampadas de indigentes a lo largo de las vías rápidas; zonas verdes y arbolado (el clima tropical ayuda al crecimiento y la frondosidad de las plantas) como en ninguna otra ciudad; disminución de la tristemente famosa extrema violencia del ejército, los narcotraficantes, las bandas de los combos y la FARC; el cartel de Medellín desmantelado o, al menos, con una actividad poco visible (pese a la corrupción política); ayudas a la educación pública; excelente facultad de medicina; confianza, quizá excesiva, en la capacidad redentora de la arquitectura y del urbanismo del espacio público, y por tanto de la ciudad de ciudadanos y comunidades, que aboga por la ausencia de barreras, verjas y cerrazones, sin duda, con gran éxito en ciertos casos.
El centro administrativo, sin embargo, y las cercanas áreas culturales, de imponente arquitectura, se muestran desérticas fuera de las horas laborables, y tienen el mismo distante hieratismo, que rehuye la vida, del centro político de Chandigarh, exponiendo las limitaciones de la arquitectura para devolver la vida a la ciudad.
Y, por otro, diferencias sociales abísmales (los barrios se puntúan de 1 a 7: la mayoría de los extensos barrios más desfavorecidos, que ascienden por las montañas, con auto-construcciones con materiales de derribo, están puntuados con un 1, frente al 7 que merecen los tranquilos barrios más pudientes financieros y residenciales, a veces vallados o enrejados), una parte de la población, destrozada por la droga, vive (por decir algo) en condiciones infrahumanas, en la calle, sin alimentos, y una parte de la población activa con trabajos con ingresos bajos, asaetados por los impuestos y el precio de los combustibles, añora las acciones “sociales” del narcotraficante Pablo Escobar que pagaba asistencia social y políticos para sus “negocios” que daban “trabajo” a una parte de la población.