martes, 7 de mayo de 2024

DEREK JARMAN (1942-1994): GARDEN OF LUXOR (BURNING THE PYRAMIDS) (JARDÍN DE LUXOR (INCENDIANDO LAS PIRÁMIDES, 1972)

 

 Cortometraje experimental del cineasta británico Derek Jarman, en Súper 8 pasado a 16 mm, compuesto por imágenes de postales y descartes de películas comerciales

Sobre este cortometraje, véanse, por ejemplo, estos enlaces: https://www.centrepompidou.fr/es/ressources/oeuvre/cL9aE69 - https://mubi.com/es/es/films/garden-of-luxor

lunes, 6 de mayo de 2024

Neufert









 El criterio que este blog utiliza para los nombres propios consiste en que los nombres y apellidos se escriben con mayúsculas en el título del texto, y en minúsculas cuando se trata del título de una obra.Entonces: ¿NEUFERT o Neufert?

Pocos arquitectos han visto que su apellido (sin necesidad de mencionar siquiera el nombre) haya dado lugar al nombre de una obra, independientemente del título de ésta. Arte de proyectar en la arquitectura: ¿qué evoca este título, más allá del nombre de un posible tratado arquitectónico indefinido o genérico? Mas, para arquitectos y profesores de cierta edad, la simple palabra de Neufert posiblemente evoque, no a un autor, sino el título del manual de diseño arquitectónico más célebre y utilizado aún hoy -en España, se comercializa hoy la dieciseisava edición; en ciertos países, la cuarentava. Tras el tratado helenístico de Vitrubio, “el” Neufert debe de ser la publicación arquitectónica más divulgada y reeditada, tras casi cien años desde la primera edición.

Libro normativo, de consulta sobre medidas estándar, fue escrito por el jefe del taller de Walter Gropius, el arquitecto, educado en la Bauhaus, tras su paso por Barcelona y su encuentro con el arquitecto Antoni Gaudí, Ernst Neufert (1900-1986). 

Con la llegada al poder del partido nazi en Alemania y la orden de clausura de la Bauhaus, Neufert viajó a los Estados Unidos. Regresó, sin embargo, a Berlín para enrolarse en el estudio del llamado arquitecto del tercer Reich y amigo de Adolf Hitler, Albert Speer, prologuista de la primera edición alemana.. 

Neufert no sufrió penalidad alguna tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Recientemente se ha sospechado que pudo participar en el proyecto del campo de exterminio de Auschwitz -cuyos planos están firmados por un despacho de arquitectura de las SS.

Lo que sí se acaba de descubrir y de comprobar es que Neufert pidió a Martin Bormann, (siniestro) secretario personal de Hitler, en 1944, que mediara y entregara un ejemplar de su obra al Führer.

Ni la imagen canónica de la portada, un varón desnudo con el brazo erecto, ni la de soldados de las SS como ejemplos de medidas canónicas, non parece habernos hecho arquear de cejas o rasgar los ojos en los últimos cincuenta y cinco años. 

Nuestra fe (es una cuestión religiosa) en la arquitectura moderna nos salva de cualquier sospecha. 

Varias exposiciones en Alemania, este año, levantan el velo sobre las “medidas de Neufert”, en el sentido amplio de la expresión.


Agradecimientos por los datos de primera mano del arquitecto y doctorando, con una beca para la formación del personal investigador (Fellowship), en Barcelona y en Karlruhe, David Mesa.

Dos imágenes han sido remitidas por David Mesa.

Los errores solo son imputables al redactor de este breve texto


Agradecimiento también al arquitecto y docente Arcadio de Bobes quien ha comunicado que el hierático hombre modélico utilizado por Neufert se basa en una figura, más “humana”, dibujada por el matemático y filósofo hegeliano decimonónico Adolf Zeising, quien buscaba y habría hallado la “divina” o áurea proporción en la naturaleza. La figura antropomórfica inspiró también  el Modulor de Le Corbusier.


domingo, 5 de mayo de 2024

Facha

 





Fotos: Tocho, mayo de 2024: la colonia obrera Castells, en Barcelona, reducida a su fachada, que simula delimitar un pasaje, en medio de un nuevo jardín, con el que poco tiene que ver.

La fachada es la faz (fácies, en latín, faciès, en francés) de un edificio. Aunque existen rostros sin cuerpo en la literatura -y máscaras, que son rostros, en la realidad, pero que solo cobran vida cuando una persona se arriesga a cubrirse el rostro con aquélla-, y cuerpos desfigurados -en la realidad-, una fachada o una cara implican la existencia de un cuerpo detrás, que se muestra gracias a su facha.

La fachada es lo que se descubre. Es un edificio visto. La fachada es la imagen que un edificio transmite. Es la cara amable, visible de un cuerpo. Dicha cara guarda y debe guardar relación con el cuerpo.

La fachada cumple una doble función: completa y  cierra un volumen, y encierra un interior. Una fachada, por tanto, se interpone ante nuestro avance. Nos corta el paso, nos obliga a dar un rodeo. La fachada protege el cuerpo.

 Pero también lo abre. Salvo en casos de guerra, cuando la toma de un edificio, el acceso se realiza a través de la fachada principal. Ésta se distingue del resto de los lados, que envuelven un cuerpo, pero no lo muestran. La fachada no es un muro ciego. No es una muralla. Más que bloquear el paso, como hemos escrito, lo encauza, lo orienta. Nos señala por donde podemos y tenemos que acceder. La fachada presenta aperturas, umbrales, puertas, zaguanes, ventanas. Suponemos que detrás de estos ocultos se encuentran espacios que comunican con el exterior. Las ventanas ciegas o cegadas no existen: devienen muros. 

Todas estas obvias consideraciones se desmoronan cuando lo único que se conserva de un edificio es la fachada. Deja de tener sentido. Se convierte en un decorado. Precisamente, en el mundo del espectáculo, de la ficción, los edificios son sugeridos mediante fachadas, detrás de las cuales no hay nada. Si se cruzan, el visitante se encuentra en el mismo lugar,  tras un telón, descubriendo tan solo la trastienda de un decorado: un desplazamiento inútil que nada aporta o desvela.

¿Qué razón existe pues para conservar una fachada que simule un edificio? Un edificio convertido en un decorado, degradado a un simple panel con la esperanza que mantenga la ilusión que un edificio sigue en pie. Una calle, un barrio, una ciudad reducidos a una escenografía. Un espejismo. Una nada. Un triste destino.

Aunque se diga que al mal tiempo….


Examen

 El mes de mayo, el mes de los exámenes académicos.

Encontramos exámenes que tienen contenido, con peso, y otros ligeros, livianos, insustanciales. Argumentos de peso contrapuestos a los que apenas dejan huella, como si no pesaran suficientemente y son barridos ante cualquier objeción. Pero un texto pesado tampoco es relevante; no se le puede acarear; no aporta nada, no enriquece. Se tiene que abandonar. 

Pesar, medir son consustanciales con las pruebas o los exámenes. Literalmente, un examen, en latín, es la aguja de una balanza. Un examen mide o pesa conocimientos y capacidades de utilizarlos. Las ideas o los argumentos fundamentados tienen poso. Pensar y pesar son verbos sinónimos. Un pensamiento que marca, merecedor de atención, sopesa argumentos como si los depositara en una balanza y acaba con un balance gracias al cual decide cuáles tienen mayor entidad, obviando los que son evanescentes.


¿Examinar o examinarse? Todo examen nos pone a prueba. La resolución del problema exige un careo. Tenemos que hacer preguntas, hacernos preguntas. Un examen nos permite y nos obliga a estudiarnos. Tenemos que poner el acento y mirar a lo que estudiemos, pero también debemos que volver la mirada hacia nosotros y ser plenamente conscientes, lúcidos, de lo que vamos a emprender. Pues un examen es una aventura que mide nuestras fuerzas. Se trata de un reto que debemos superar, sin abandonarnos, superados por el envite. Un examen exige conocimientos y fuerza moral. De algún pone, un examen mide nuestra capacidad, nuestro ánimo, nuestra entereza para afrontar la vida. El resultado de la resolución del examen es una sensación de alegría y paz. No nos hemos derrumbado. Acabamos fortalecidos.


La palabra examen está emparentada con el término actuación. Examinar es un hacer (agere, en latín, que ha dado el verbo francés agir). Este acto se comunicaba al exterior (ex-amen), para que sea sopesado. Agere es uno de los verbos latinos con más matices, con un campo semántico más amplio. Designa todo tipo de actuaciones, elaboraciones, construcciones; entre aquéllas, las que recurren a la palabra: las interpretaciones del actor. Sus palabras y sus gestos son vitales porque permiten que un personaje cobre vida. 

Un examen modélico no es letra muerta: aporta un punto de vista personal, echa luz sobre un problema, lo resuelve. El enigma se desvela. Su contenido inalcanzable se pone a nuestra disposición. El examen es una ventana al mundo. Valora la capacidad de apreciarlo, de abrirlo. Gracias al examen se manifiesta nuestra comprensión del mundo y nuestra habilidad para comunicarla a través de unos recursos al alcance de todos. 

Un examen no es un castigo. Es un juego de precisión que exige que sepamos calibrar bien lo que tenemos que analizar, distribuyendo el peso de cada argumento a fin de lograr un resultado, un punto de vista equilibrado, en el que propuestas contrapuestas se conjuguen y den cuenta de la complejidad del mundo. Pesar o pensar requiere atender a visiones distintas, poniendo en evidencia las múltiples caras de la realidad.

Un examen es un juego de construcción que requiere hallar el lugar correcto de cada punto de vista, a fin que la demostración no se derrumbe. Agilidad, destreza, vista, previsión son dones o capacidades (que se cultivan, se adiestran)  que entran en juego para edificar un texto sólido, bien trabado, en el que las partes se relacionan y se suceden sin desequilibrar el conjunto. 

De algún modo, un examen es una precisa obra de arquitectura, una construcción que se eleva paso a paso apuntando a la resolución de un problema. Un hermoso ejercicio que se vive siempre con el miedo al derrumbe. Como en toda construcción que trata de aclarar el mundo. Construir conlleva la asunción del fracaso, cuya superación pone de manifiesto la capacidad creativa de quien está sometido a examen.

Dicho eso, todos tememos suspender: quedar colgados, como si tuviéramos unas soga al cuello, sin poder avanzar….


sábado, 4 de mayo de 2024

GEORGES FRANJU (1912-1987) & HENRI LANGROIS (1914-1977): LE MÉTRO (1934)


 

Franju y Langlois fueron los fundadores de la Cinemateca Francesa, el archivo de cine más importante del mundo