martes, 27 de julio de 2021

El albañil y la hostia consagrada: la Santa Inquisición y la Universidad

 





Documentos en el archivo de la Corona de Aragón en Barcelona


El tribunal del Santo Oficio (la Santa Inquisición) se instituyó en el siglo XII en el sur de Francia. Su tarea consistía en luchar contra las herejías cristianas -interpretaciones no reconocidas por el poder papel sobre cuestiones teológicas: la doble naturaleza del Hijo de Dios, el estatuto de su madre, la relación entre imagen y modelo referida a la imagen del Hijo de Dios, el papel y el estatuto del vicario del Hijo de Dios (el Papa), la relación entre paganismo y cristianismo: el estatuto de los dioses paganos y su relación con los poderes infernales, etc.-. La difusión del catarismo -una religión que sostenía la doble divinidad de Dios y del Diablo, su igualdad, su lucha por el dominio del mundo, y la vía para escapar al imperio de la noche, una vía que no pasaba por la mediación de la iglesia-, en el sur de de Francia, vasallo de la Corona de Aragón, determinó la instauración de la Inquisición, que pronto se expandió por todos los territorios de la Corona de Aragón.
Fueron los Reyes Católicos que extendieron la Santa Inquisición por toda la Península dos siglos más tarde: los territorios no solo de la Corona de Aragón, sino de las coronas de Navarra y de Castilla. Se trataba de controlar a los judíos y a los musulmanes conversos -sospechosos de seguir practicando los rituales de sus religiones, y de adorar a dioses que no eran el Hijo de Dios, dado que ésta solo era reconocido como profeta (humano), mas no como divinidad.
Pronto la Santa Inquisición constituyó un problema. En tanto que institución real estaba sometida a la Corona, mas en tanto que organismo que trataba cuestiones de fe (aunque no solo), dependía del poder eclesiástico, es decir papal. Los reyes tenían la potestad de nombrar y de destituir al Inquisidor Principal, pero la acción de éste se ejercitaba a través de tribunales locales, cuyas funciones de control del orden público (civil) y no solo religioso, entraron en conflicto con los poderes locales, por ejemplo el Consejo de Ciento municipal, en el caso de Barcelona.
Uno de los organismos sometidos a escrutinio fueron los Estudios Generales (la Universidad). Los debates teológicos, entre humanistas, abiertos a la cultura clásica y a la interpretación de los textos bíblicos, y escolásticos seguidores de Tomás de Aquino que no se alejaban del dogma, la penetración del Eramismo, y posteriormente de la Reforma cristiana, llevaron a juicio, al encarcelamiento de docentes, y al control de profesores y estudiantes. Éstos fueron sometidos a juicios para controlar la "pureza de la sangre": la inexistencia de ascendentes heréticos, judíos o musulmanes. El control se ejerció sobre todo entre clases menesterosas: artesanos, comerciantes, viajantes. La delación era de recibo. No todos los juicios terminaron en condenas, y menos a la pena capital. Mas, la amenaza de la denuncia por herejía era un arma más política que religiosa. Gracias a ella, se anulaban rivales en la corte y los poderes locales. Las guerras de Religión que asolaron el centro de Europa y afectaron a las posesiones españolas europeas incrementaron el poder del tribunal de la Santa Inquisición. El Sacro Imperio Germánico -desgarrado por dichas guerras-, que dio lugar al linaje de los Hausburgo en el trono de España, fomentó la presencia, la "necesidad" del Santo Oficio.
 Los gastos que causaban los tribunales eran abonados por el poder papal y, sobre todo, por la corona. Sin embargo, las exenciones fiscales de las que disfrutaban los miembros y familiares del Santo Oficio, menguaban los ingresos reales. El Santo Oficio, en el siglo XVII, era un costoso contrapoder los poderes real, foral y municipal en España.  

La ciudad de Barcelona fue bombardeada del  1 al 9 de octubre de 1705. Las bombas caían desde la ciudadela de Montjuic. Fue la conocida como batalla de Montjuic. Una alianza de catalanes de la llanura de Vic (llamados "vigatans") e ingleses disparaban sobre la ciudad. Ésta se rindió. El candidato austríaco a la corona de España -tras la muerte de Carlos II de Hausburgo sin descendiente, llamado el Hechizado-, el Archiduque Carlos de Austria, entró victorioso en la ciudad.
Una de las primeras decisiones del nuevo rey confirmó la política que los Hausburgo, reinantes desde el siglo XVI, acerca de la preocupación por la herejía -o la condena de la misma para mantener el control de los reinos-: se mantuvo, y se reforzó el tribunal del Santo Oficio, al que, por el contrario, se oponía y se opondría la dinastía rival, francesa, de los Borbones -que aspiraba a la existencia de un único poder-que, tras su victoria en la Guerra de Sucesión europea, y la toma del poder real, tras la partida del rey Carlos de Hausburgo, limitaría el poder de la Santa Inquisición a asuntos exclusivamente religiones y acabarían desmantelando los privilegios de este inmenso poder que escapaba al poder real centralizador. El tribunal de la Santa Inquisición no aguantó la embestida napoleónica, y desapareció a principios del siglo XIX.
Queda  por valorar si su capacidad por conformar mentalidades se ha esfumado. 

El Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona, guarda documentos sobre las denuncias y juicios del tribunal de la Santa Inquisición, sobre todo en los siglos XVII y XVIII: algunos son reveladores del control religioso y moral: un albañil fue acusado de guardar en su casa una hostia consagrada, un pecado de lesa majestad.

2 comentarios:

  1. Al hilo del artículo solo comentar que en 1376 el dominico gerundense Nicolau Eimeric escribió "Directorium inquisitorum", un tratado o manual de los inquisidores, que no tiene pérdida. Leer ese texto en nuestros días produce aún terror.

    Jurisdicción del inquisidor -sobre la herejías y los herejes-, práctica inquisitorial -encuestas de los procesos, procesos, signos por los que se descubre a los herejes, interrogatorios, veredictos y sentencias- y otras cuestiones de organización y mecánica -el inquisidor y su poder, la prisión inquisitorial, la tortura, los testigos, los expertos, penitentes e impenitentes, confiscaciones, excomuniones, etc.- son los grandes bloques ordenados meticulosamente para uso del bien hacer de aquellos vigilantes de la fe. Tan curioso en nuestros días como sobrecogedor por la carga detallada de acciones y recursos que empleó aquella organización de larga mano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias!
      Estas entradas sobre la Inquisición y la universidad son fruto de la documentación que se prepara para una posible exposición sobre el origen de la universidad en Barcelona, que quizá tenga lugar en 2023.
      Ya he añadido un ejemplar del libro que recomienda a la lista de posibles obras qué exponer, en una edición publicada en Venecia a finales del siglo XVI. Es la más antigua que he encontrado en las bibliotecas catalanas.
      Gracias de nuevo por la recomendación, que desconocía

      Eliminar