domingo, 25 de julio de 2010

Claude Debussy: La catedral submergida





Agradezco a Jorge Rovira (brillante arquitecto y músico) los datos (y el enlace) sobre esta obra y sobre la leyenda bretona de la ciudad de Ker Ys, fundada cabe la playa y sepultada por una ola alta como una catedral.

viernes, 23 de julio de 2010

Lo sinistro, hoy (entrevista a Eugenio Trías en una televisión... española)







Excelente entrevista al filósofo español Eugenio Trías (antiguo catedrático de estética en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, cuando la estética era valorada como parte de la formación del arquitecto)sobre su obra y, en particular, sobre su concepción de lo siniestro y el papel que juega en su concepción del arte, la sociedad y el mundo.

jueves, 22 de julio de 2010

Buscando lo sagrado desesperadamente



La compañía belga Rosas "presentando" En atendant, en el festival de Aviñón, 2010. Posteriormente, ha sido interpretado en el Teatre Grec de Barcelona


El día cae. El escenario, desnudo, sin luces, salvo la claridad que declina. Una simple tarima cubierta con una estera negra, y nada más.

El silencio del público es tal que se oye incluso la contenida respiración de los bailarines. No hay música salvo, en ocasiones, temas medievales, tocados por frágiles instrumentos, que se repiten como una incantación, interrumpidas a veces por la súbita irrupción de un motivo contemporáneo. Los bailarines danzan en silencio, bailan el silencio, y sin embargo bailan rítmicamente.

Corren, de un lado a otro; cambian constantemente de dirección. Corren inclinados, atraidos por la tierra. Entran en escena y desaparecen detrás de un telón negro, o absorbidos por la oscuridad circundante. Pasan a veces como una exhalación. O se detienen. Caen, salvo cuando un segundo bailarín los retiene, antes de abandonarlos. En grupo, componen extrañas agrupaciones convulsas. Cuerpos tensados, brazos implorantes hacia lo alto, en los que se marcan las famélicas líneas de las costillas, como cuerdas tensadas de un instrumento abombado, que posan por un momento como en un retablo gótico. Los bailarines se estiran en el suelo, vestidos o desnudos. Como si se abandonaran. Antes de ponerse de pie en un eléctrico zigzagueo del cuerpo.

Los movimientos son inexplicables. Y, sin embargo, parecen obedecer a una razón de ser enigmática. Se intuye que no son gratuitos, sino que la gravedad que los embarga los dota de un significado que no se alcanza.

Jéssica Jaques (UAB) explica que la danza contemporánea es la última arte dotada de sentido, el verdadero arte contemporáneo, verdaderamente contemporáneo.

Desde luego, parece el último arte que persigue lo sagrado. Su carácter ritual lo dota de un extraño magnetismo. Nadie entre en el público se atrevería a protestar por la incomprensible y mágica caligrafía que los cuerpos trazan, pues se intuye que escriben en el espacio un texto revelado, semejante al que la mano de dios suspendida en el aire trazó en medio de la sala de banquetes de Nabucodonosor.

Los ritos, antiguos y modernos, basan su fuerza, su aire hipnótico, la transcendencia que persiguen o los habita -y se muestra a través de éstos-, en gestos misteriosos, de difícil o imposible comprensión, pero que no son (parecen) gratuitos. Un orden secreto los rige. Y, sin embargo, éste no parece forzado ni impuesto desde fuera, sino que se manifiesta en el acto mismo de acometerlos. Los ceremoniantes, como los bailarines, parecen saber lo qué hacen y qué persiguen, verdades que no deben de ser de este mundo. Una insólita armonía estructura los gestos. Despiertan sensaciones contradictorias, de paz y de temor. El caos o el desorden quedan fuera del ritual.
Sin embargo, la lógica profana, a menudo forzada, no impera en la danza. El orden fluye, como si los gestos, los movimientos de los cuerpos, los arcos que los brazos trazan y que las manos concluyen, los saltos, los cambios y los giros que los cuerpos manifiestan, las carreras impulsadas por una enigmática fuerza en pos de no se sabe qué, fueran al mismo tiempo libres y catapultados por una tensión, un nervio invisible que los guía.

La danza contemporánea, como un rito verdadero, no cuenta una historia, aunque se base en un relato (de otro tiempo, o personal). Los bailarines no quieren contar nada. La danza no es cine, teatro o novela, artes que tienden un espejo al espectador. Solo vivir o revivir una experiencia, convertida, traducida en movimientos corporales, en una nueva respiración, una aspiración renovada, invitando al público a compartir el trance, como también ocurre en la música.

El festival Grec de Barcelona, este verano de 2010, está dedicado a la danza contemporánea. Varias de las compañías son de Extremo Oriente, o incluyen motivos, temas o técnicas orientales. Los movimientos son parecidos, así como las desnudas escenografías, la manera de situarse en el espacio, el uso del silencio (y las bruscas interrupciones ruidistas), la repetición hipnótica de gestos, la iluminación dura, contrastada, el porte y la apariencia alejados de los arquetipos de danzantes, la prosecución de temas sobre la condición humana, su fragilidad, la muerte.

La danza es la única arte existente, pues es la única que aún entronca, y actualiza, antiguas (o que parecen antiguas porque se siente que son verdaderas) acciones rituales, sin que éstas causen verguenza ajena o indiferencia. Durante unas horas, todos, ceremoniantes y espectadores, tienen la sensación de enfrentarse a lo trascendente, y creen que alcanzan alguna verdad. La ilusión, o la ficción, no dura más allá del final del espectáculo. pero, en el resto de las artes, ni siquiera empieza.

Gracias a la danza contemporánea, que es también arquitectura, aún podemos creen en la virtud del arte. ¿Hasta cuándo?

miércoles, 21 de julio de 2010

Teddy Newton: Day & Night (2010)



No va de arquitectura ni de ciudades, no salen arquitectos, dioses arquitectos ni Carla Bruni (que es arquitecta), pero ¿cómo no mostrarlo?

Arquitectura y astrología: la fundación de Bagdad

Astrónomo, en: Jost Amman y Hans Sachs, Eygentliche Beschreibung aller Stände auff Erden, Frankfurt, 1568




Las ruinas de Gur (Irán)
Durero: astrólogo o astrónomo, en Messahalah, de scientia motus orbis, Nuremberg, 1504.


Pese a que hubo un asentamiento mesopotámico de principios del II milenio aC, quizá dedicado al dios de las tormentas (Adad), la ciudad de (B)a(g)dad -así nombrada quizá en recuerdo de la divinidad babilónica que regulaba los designios del cielo- fue fundada por el califa Al-Mansoor en el siglo IX.

El plan de la ciudad -cuyas trazas iniciales no se han conservado- era circular. Se ha especulado acerca de esta forma perfecta. La interpretación más aceptada durante un tiempo sostenía que la ciudad fue creada como un puesto comercial y que su forma se inspiraba en la distribución circular de las caravanas en el desierto, por motivos defensivos. Sin embargo, Bagdad fue creada como capital del califato, no como un puesto de mercaderes.

Recientemente, se ha supuesto que, muy posiblemente, la planta circular y la disposición de los principales monumentos (mezquita, palacio) de la ciudad originaria, reflejara la planimetría celestial del día de la fundación. La planta de Bagdad era una carta astral. Recordaba y fijaba para siempre la favorable posición de los astros el día de la fundación, escogido, muy posiblemente, en función de una benéfica conjunción astral.

Esta interpretación no es descabellada. Después de todo, la planta de Bagdad fue trazada por dos astrólogos: el persa zoroástrico Naubakht (Nobakht Ahvazi, cuya familia construyó la ciudad) y el judío Mashallah (Masha'allah ibn Atharī). La ciudad sasánida de Gur (que significa tumba, posteriormente bautizada Firuzabad en el siglo X) fue tomada como modelo (Gur fue destruida por Alejandro, pero posteriormente reconstruida. Hoy yace en ruinas).

La obra de Mashallah, dedicada a la astrología y a los astrolabios, fue divulgada y traducida (al hebreo, y al latín) en la Europa medieval y sobre todo renacentista.

Su tratado De scientia motus orbis fue ilustrado con un grabado de Durero: un sabio persa (el largo manto y el gorro así lo señalan), iluminado por los rayos del sol, sostiene un compás de dos puntas -utilizado para tomar y transportar medidas- en una mano, y una esfera (un globo esférico, en el que los paralelos y los meridianos están trazados, seguramente por el sabio) en la otra. Está sentado en un trono cuyo dosel se orna con los signos del zodíaco y cuyo palio es un instrumento utilizado por los astrónomos renacentistas, un modelo de una bóveda celestial.

La asociación entre una figura humana, un globo terráqueo y un compás no es nueva: es la imagen conocida del Creador trazando los límites del orbe (según descripciones de Dante, basadas en los Salmos). Por otra parte, el compás era el emblema de la Geometría; también de la Arquitectura.

Sin embargo, Durero no retrata a Cristo (o a Yavhé) sino a un sabio, equiparado con un dios: sabio que descubre las leyes matemáticas con las que la divinidad ordenó el cosmos.
El mundo es recreado por el astrónomo y arquitecto Mashallah -cuyo nombre contiene el nombre de Dios, Alá.

Así, Bagdad se configura como una imagen del universo creado por Dios; su fundación recrea la creación del mundo. La ciudad es el cosmos, el mundo entero. Todos los saberes convergen en y emanan de Bagdad. La ciudad es un centro y la totalidad centrada alrededor suyo. La arquitectura que Mashallah y Naubakht practicaron tenía como finalidad re-presentar el espacio perfecto: es decir el Paraiso, situado, precisamente cabe los ríos poaradisíacos Tigris y Eúfrates.

¿Qué ha quedado de este sueño?

martes, 20 de julio de 2010

La vida moderna según el New Yorker






y una colección completa:



Las animaciones, antiguamente simples viñetas, de la revista New Yorker son el mejor comentario sobre la vida urbana moderna.

Alá arquitecto

Ayer, lunes por la mañana, empezó el WOCMES (World Congress for Studies for Middle Eastern Studies), gestionado este año por el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), que acontece en la Universidad Autónoma de Barcelona durante toda la semana.
Se esperaban unos cinco mil asistentes. Más de tres mil se han inscrito.

El programa es abrumador. Impreso, cubre 190 páginas de letra menuda. Centenares de ponencias, muchas de las cuales acontecen, inevitablemente, a la misma hora. Presentaciones de publicaciones, un ciclo de cine, pequeñas exposiciones, una feria del libro, etc., completan las actividades.

Las ponmencias revelan las dificultades a la hora de enfrentarse al Próximo o al Medio Oriente. ¿Qué es el Medio Oriente? ¿Una denominación geográfica? ¿cultural? ¿religiosa?

Ponencias sobre Malasia, Algeria, Sudán o Mauritania pueden sorprender: paises en el Extremo Oriente (o el Sud-este asiático) y en África, no en el Medio Oriente. Pero son musulmanes o tienen poblaciones de religión musulmana.

Frente a esta situación, casi ningún taller ni ponencias sobre Israel (aunque sí sobre Palestina), país que sí está ubicado en el Próximo Oriente.

¿Es la lengua -¿el árabe?-, la "etnia" -¿"árabe", "semita"?-, la religión -¿musulmana?- el denominador común.

El dominio de temas religiosos es tal que lo sagrado parece ser el centro de las preocupaciones, mas casi todas las ponencias se centran en el islam, mientras que el resto de las religiones (judía, cristiana, zoroástrica, etc.), presentes en el Próximo Oriente, están casi desaparecidas (y solo consideradas por los problemas que sufren los fieles).

EL WOCMES parece centrarse en la o las culturas de los antiguos imperios otomano -que sucede al árabe, e incluye al mongol- y persa -es decir el Próximo Oriente, y norte de África, aunque parece dejar de lado los territorios ocupados por los ejércitos árabes y otomanos en Europa-, y de los territorios donde impera o está presente el islam -Medio Oriente, norte y centro de África, Sud-Este Asiático, aunque no Europa-.

Desde luego, las denominaciones Occidente y Oriente son fluctuantes. Esquemáticas, aunque posiblemente útiles -si no se aceptan como construcciones y no como realidades.

Ayer por la tarde tuvo lugar el taller sobre Teoría Urbana e Historia. Inicialmente, interveníamos cinco ponentes, luego reducidos a cuatro.
Dos ponencias por profesoras universitarias turcas -sin ningún signo distintivo que permitiera identificarlas "étnica" "cultural" o "religiosamente"-. Ponencias sobre los conflictos familiares a principios del siglo XX en Istambul con la creación del barrio "europeo", y sobre la devastadora destrucción de la costa de Bodrum, entre los años 2006 y 2008, que recuerda la situación en la costa mediterránea española (Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, e Islas Baleares). Pueblos "turísticos" que asolan el territorio pero que se anuncian como respetuosos con la tradición arquitectónica local porque incorporan dejes estilísticos folclóricos. Ponencias sobre lo que acontece hoy en Turquía.

Una tercera ponencia por una profesora de Malasia, en las que sí es visible la adscripción religiosa (¿cultural?). Versa sobre un desconocido (incluso en Malasia) arquitecto malasio contemporáneo, cuyas obras son una mezquita -su única obra arquitectónica- y escritos sobre la necesaria distinción entre lo islámico y lo musulmán, y sobre la defensa de la islamización de la arquitectura (las mezquitas en el Extremo Oriente suelen tener forma de pagoda). La correcta arquitectura islámica (religiosa y profana), sostiene, debe seguir los preceptos de Alá, que ordenó, entre otras cosas, construir en las alturas. El corán es, por tanto, el tratado de arquitectura que debe ser seguido (un asistente de una universidad turca pegó un brinco). Los modelos de la Alhambra, levantada, en efecto, en un alto, y de la mezquita de Córdoba, son los que tienen que ser seguidos (en Malasia y en todos los paises islánmicos) porque son los que mejor cumplen con las prescripciones divinas.
Ni una palabra sobre los problemas urbanísticos en la megápoli de Kuala Lumpur, azorada por el frenesí constructivo que impera también en China y en los Emiratos Árabes, entre otros.
Tenemos un problema.