domingo, 1 de mayo de 2011
Amos Gitai (1950): (Fragmentos de) News from House/News from Home (Noticias de casa/Noticias del hogar) (2006)
Amos Gitai (Haifa, 1950) es un cineasta y arquitecto (formado en Berkeley, en los Estados Unidos) israelí, hijo de Munio Weinraub, uno de los arquitectos de origen alemán que construyó la ciudad racionalista de Tel Aviv, y que ha realizado numerosos documentales sobre la relación de los habitantes, desplazados, exiliados, expulsados, palestinos e israelís, de sus casas. Destacan House (1980) , A House in Jerusalem (1998) y News From House/News from Home (2006), centradas en las reacciones de palestinos expulsados de sus hogares en Jerusalén ante la ocupación de los mismos por parte de israelitas (expulsados de sus países de origen del Este de Europa) (Amos Gitai tuvo que exiliarse a París en los noventa por su punto de vista sobre la "ocupación del espacio" en Israel).
Se trata de uno de los pocos arquitectos que da voz a las "casas" (a los habitantes), y no retrata solo las estructuras arquitectónicas antes de ser ocupadas, animadas, "deformadas" por la vida y el uso.
Véase la siguiente página web
sábado, 30 de abril de 2011
Florero, o la nueva imagen del Museo Arqueológico de Cataluña, Barcelona
Algunas paradas de autobús de Barcelona lucen este cartel. Anuncia la "nueva colección" del Museo Arqueológico de Cataluña, en Barcelona.
Dejando aparte la errónea información -el Museo no presenta una nueva colección, no incluye nuevas piezas (¿cómo podría, con su ajustado, casi inexistente presupuesto?), sino que presenta una nueva museografía, expone las piezas de siempre de manera distinta, alejada de la vetustez de la exposición permanente que ha regido durante decenas de años en gran parte de la colección-, la imagen del cartel puede sorprender.
La testa marmórea de la escultura clásica griega más conocida del museo (hoy, trasladada al museo del yacimiento de Ampurias, donde fue hallada, y reemplazada por una copia en Barcelona), una efigie del dios de la medicina Asklespios (Esculapio, en Roma), o de Serapis, una benéfica divinidad greco-egipcia que aunaba rasgos griegos dionisíacos con rasgos egipcios del dios de la arquitectura Ptah, o de su manifestación, el dios toro Apis, aparece convertida en un tiesto floreado, o cubierta con un pelo afro, o un gorro de baño digno de Doris Day en el mejor de los casos. ¿Cabe una imagen más absurda -o grotesca?
Supongo que no está vacía de simbolismo. ¿Evoca el renacer del museo, tras una completa reestructuración de las colecciones, o el deseo que el arte clásico se convierta una renovada fuente de vida e inspiración, y no un polvoriento recuerdo solo apto para estudiosos miopes?; ¿"significa" que en primavera es la mejor época para acudir al museo? o ¿denota miedo que el público no se interese en el arte antiguo si no sufre una "renovación" de su imagen, una "puesta al día"?; ésta tiene que consistir necesariamente en asociar a Serapis o Esculapio en un pálido remedo de Michael Jackson, de Liz Taylor declinante, o de Marina Rosell? Quizá sí, si no tuviera flores en el pelo no tendríamos pelos en la lengua.
El Museo de Arqueología de Cataluña ha padecido toda clase de visicitudes, toda clase de ultrajes; dejado casi de la mano de dios, que ya es dejar, sin apenas visitantes locales -salvo aguerridos colegiales-, sus excelentes colecciones púnicas e ibéricas -quizá unas de las mejores del mundo, tras las del Museo Numantino de Soria, del Museo de la Prehistoria de Valencia, y del Museo Arqueológico Nacional de Madrid, que incluye una espléndida colección de ex-votos o figuras votivas de bronce, pasan desapercibidas.
Durante años, fue la niña fea de los museos públicos barceloneses; visitarlo era como recorrer una tienda de viejo; las vitrinas eran dignas de un museo de antigüedades, casi más vetustas que lo que presentaban. Ha tenido no sé sabe cuántos directores en poco tiempo; apenas nombrados, huían con razón, al descubrir el estado del museo, la falta de presupuestos y de personal, y el nulo porvenir; directores tan pintorescos como el que mandó destruir las colecciones bibliográficas prehistóricas, o las publicaciones repetidas -echadas a la basura, y empapadas a fin de evitar que ningún conservador horrorizado -como ocurrió- ni nadie, si acaso alguien pasara delante del museo y se detuviera, pudiera recuperarlas-, o el que quiso desmontar las colecciones griegas y romanas porque no eran étnicamente catalanas; cuatro mil piezas desaparecieron de las reservas sin que nadie se diera cuenta; no posee aún una guía, un catálogo a la venta. En los años ochenta se encargó al arquitecto José Llinás una profunda renovación y ampliación; solo una parte se llevó a cabo; no se pudo ni siquiera dotar el museo de aire acondicionado; el calor era tal, en verano, que las bibliotecarias autorizaban la lectura fuera de la biblioteca convertida en sauna -situada en el primer piso, bajo la cubierta, con una temperatura asfixiante-, en algún lugar menos abrasador. Se habló -y no se sabe si la propuesta va a seguir- de cerrar el museo, y juntar las colecciones con las de los museos de Artes y Tradiciones Populares (cerrado desde hace decenas de años), y de Etnología, como si existiera alguna misteriosa conexión entre un apeo labriego de madera de los años sesenta y una hoz de bronce prehistórica. Total, estos tres desgraciados museos solo contenían vetustosidades, que nadie visitaba.
Desde entonces, sin embargo, quizá debido a la que la propuesta de cerrar el museo va para largo dados las precarios presupuestos culturales (aunque la amenaza de cierre no está conjurada, ya que los pequeños y espléndidos museos de Geología y Zoología han desaparecido, convertidos, fundidos, en el sentido literal del término, en el Museo Blau, donde Cristo perdió el gorro -en la tierra de nadie, donde, la presentación de una parte de la colección ha sido nadie va, del Forum, solo para salvar la cara de quienes plantearon semejante tierra yerma), la presentación de la colección ha sido brillantemente replanteada y ejecutada, logrando que las lagunas de las colecciones no parezcan tales, si bien los textos, apasionantes, y con enfoques renovados, solo están en catalán, lo que dificulta la visita de los que no son lugareños, que son quienes visitan mayoritariamente el museo.
No sé si la imagen de un Esculapio marujero invita a subir a Montjuich. Mujeres al borde de un ataque de nervios ya está vista de sobras.
jueves, 28 de abril de 2011
José Luis Sert: antigua embajada norteamericana en Bagdad (1957), hoy
Remito parte de un mensaje electrónico recibido desde Bagdad; describe brevemente el estado de los locales de la antigua embajada norteamericana (visitada hace unos pocos días), cabe el río Tigris e incluida en la llamada Zona Verde (una parte de la ciudad cerrada a los ciudadanos, creada por el ex-presidente Saddam Hussein, y mantenida por las antiguas fuerzas de ocupación y el actual gobierno iraquí), construida por el arquitecto español José-Luis Sert, en 1957, por el aquel entonces decano de la Universidad de Harvard. Se trata, sin duda, de la mejor obra de Sert. El conjunto fue bombardeado.
Hace unos tres años, el Ayuntamiento de Barcelona (o una parte, al menos) manifestó el interés por el recinto y propuso restaurarlo; luego, ofreció lograr los fondos para la restauración si se aclaraba la titularidad de los edificios.
Éstos, en efecto, fueron usados durante poco tiempo por el gobierno norteamericano, dadas las dificultades para controlar un recinto excesivamente grande y disperso; cedidos a las autoridades iraquíes, fueron usados como sede del Ministerio de Asuntos Exteriores entre 1973 y 1983; finalmente, en 2009, el gobierno norteamericano -que conservaba la propiedad- los entregó definitivamente al gobierno iraquí, el cual mantuvo la titularidad del suelo y cedió los edificios al Ayuntamiento de Bagdad: una parte, la mejor conservada, es sin embargo utilizada como unas dependencias secundarias del Ministerio de Asuntos Exteriores, nuevamente, mientras el jardín sirve de aparcamiento, sin que se realice un mínimo manteniento.
Dada la ruinosa condición del conjunto, muchas voces autorizadas iraquíes no lamentarían que los edificios fueran echados abajo; el desconocimiento del conjunto, tanto por parte de iraquíes como de altos cargos militares norteamericanos, y el hecho que el conjunto se halle en la recluida Zona Verde, ignota para los habitantes de Bagdad, no contribuyen a que se vea el interés en preservar la obra de Sert.
Los Ayuntamientos de Barcelona y de Bagdad iniciaron el proceso de hermanamiento o de cooperación cultural en 2009; la embajada de España mediadia y alentaba en todo lo que podía; se habló de utilizar el recinto para un instituto Cervantes junto con un aún inexistente instituto de estudios bagdadí; algún miembro del Colegio de Arquitectos de Cataluña propuso, en 2009, que se organizara un concurso internacional de arquitectura para escoger al arquitecto que llevaría a cabo la rehabilitación (y el Colegio se ofrecía para llevar a cabo el concurso), pero el alcalde Bagdad prefería que dicho arquitecto responsable fuera nombrado directamente desde Barcelona; más tarde, se pensó en desplazar la embajada española en estos locales si la restauración corría a cargo de las autoridades españolas.
Desde entonces, la crisis económica, la aún difícil o confusa situación en Irak, particularmente en Bagdad, y la ambigua posición de las autoridades estatales o municipales iraquíes, que aceptaban ayuda financiera extranjera (española) para la restauración del conjunto, pero querían mantener el derecho de decidir sobre el uso y destino del recinto, han dejado el proyecto en el aire, no se sabe si para siempre.
A la deseperada, y a ciegas, antes del derribo, se intenta, desde la Universidad de Bagdad, ante la indiferencia general, obtener fondos y ayudas para salvar el recinto, un peligro que afecta a una parte de la arquitectura moderna de Bagdad, si bien un representante de la Fundación Le Corbusier llega mañana mismo a Bagdad para tratar de preservar el estadio Saddam Hussein levantado en los años ochenta a partir de un proyecto de Le Corbusier de finales de los cincuenta.
"Today I visited the Sert building , it is in an awful condition !!! parts of the embassy building are destroyed , others damaged ,the building of the employees appartments is in a better shape , , the residency is not so good also , but nothing couldnt be fixed !! the only very clear thing that it needs a lot of money to do that !" (Bagdad, 26 de abril de 2011).
Fotos y documentación: Ghada Siliq (Bagdad,, 20 de abril de 2011)
martes, 26 de abril de 2011
Henry James: The Birthplace (la casa natal) (1903)
Los Gedge, una pareja de maestros que se va haciendo mayor, desencantada y asustada por la creciente falta de trabajo, reciben lo que parece la oferta de una vida, una propuesta que es un sueño: convertirse en los guardianes y los guías de la casa de el Poeta. Él -así lo presenta Henry James, como si de (un) dios se tratara- es una gloria nacional. Sus obras -u Obras- son un espejo en el que una Nación (Nación) se mira. Todo lo que produjo, expuso y tocó debe ser preservado y ofrecido a la contemplación extasiada y fetichista del público (ciudadanos convertidos en espectadores de la grandeza inalcanzable del Poeta, a la que se les da la impresión de llegar por un momento cuando se les entroniza en la intimidad del espacio que ocupó, en el que habitó.
La gestión y la explotación del espacio la lleva un ente abstracto, el Órgano. Éste pretende rentabilizar la posesión de la Casa Natal del Poeta. O lo que se afirma es Su Casa Natal. Los turistas acuden en masa. Un sinnúmero de grupos son organizados diariamente para recorrer los interiores donde, supuestamente, el Poeta creó. Ingleses y extranjeros, mayoritariamente norteamericanos, siguen las explicaciones del guía. Quieren ver, y si pudieran, tocar, lo que el Poeta vio y tocó, con sus mismas manos y ojos, quieren estar dónde Aquél estuvo. La visita culmina con la entrada en la Cámara Natal: la habitación donde el Poeta nació, con el corro alrededor de la piedra central -que es el centro de la casa, el centro del mundo creado por el artista- donde el niño fue expuesto por vez primera.
Los guías que precedieron a los Gedge, contaban un sinfín de anécdotas. Puntualizaban, hacían observar, matizaban, destacaban aquellos rincones en los que el Poeta se recluyó, los objetos que acariciaba y que, acaso, le inspiraron; lograban casi evocar la figura del Poeta desaparecido, como si aún morara en su Casa Natal.
Sin embargo, para Morris Gedge, el trabajo presenta un inconveniente. No es seguro que la Casa Natal lo fuera verdaderamente. Es muy posible que la hubiera habitado durante un tiempo, pero nada prueba que naciera allí, ni que la Cámara Natal hubiera sido un, Su dormitorio. Los muebles y los enseres que amueblan la casa -la Casa- parecen antiguos, tanto como las vigas viejas o envejecidas, y los oscuros -u oscurecidos voluntaria, intencionadamente- porticones. Para los visitantes todo el interior huele a tiempo pasado, el tiempo del Poeta; para Morris, huele a una superchería. La casa es un decorado; si siquiera una reconstrucción de lo que fue, sino una invención. Ni el nombre del poeta es conocido.
La Casa Natal es una máquina de hacer dinero. Todo un Órgano vive de los ingresos crecientes. La duda no puede instalarse. Es necesario actuar como si se creyera en la verdad de la Casa; una casa que no es cualquier casa, sino la Casa Natal, allí donde el Genio nació, se crió, se educó, y trabajo: la causa casi de su obra; el receptáculo o matriz de los Inmortales Versos.
El dinero que la Casa produce depende de la capacidad de los guías por hacer creer a un público entregado de antemano y crédulo que están asistiendo a un acontecimiento único: el encuentro con el fantasma del Poeta, el contacto con todo lo que le envolvió.
Lo único que salva a Morris es su capacidad por "hacer teatro": gesticula, exagera, alza la voz, adopta poses, como el Espíritu lo poseyera y le transmitiera lo que tiene que anunciar. Sus palabras son la Buena Nueva; el Poeta revive durante el tiempo de la visita, previo pago. Morris lo representa. El Poeta es él, el creador de la figura y el espacio del Poeta, que nunca existió.
Un cuento de Henry James, el mejor escritor del siglo XX, tras Marcel Proust, que retrata la avaricia de una sociedad y la degradación de la cultura, convertida, cincuenta años antes de que lo enunciara Guy Debord, es un espectáculo. O Espectáculo.
Algo que en Barcelona, los promotores, constructores y defensores de, por ejemplo, la Sagrada Familia -qué mayúsculas- saben bien (hay quien ha visto el espectro del Arquitecto rondando por la cripta); o de las casas modernistas transformadas en cuencos vacío listos para llenarse de incautos.
Texto original en inglés en:
http://www.henryjames.org.uk/birthp/home.htm
La gestión y la explotación del espacio la lleva un ente abstracto, el Órgano. Éste pretende rentabilizar la posesión de la Casa Natal del Poeta. O lo que se afirma es Su Casa Natal. Los turistas acuden en masa. Un sinnúmero de grupos son organizados diariamente para recorrer los interiores donde, supuestamente, el Poeta creó. Ingleses y extranjeros, mayoritariamente norteamericanos, siguen las explicaciones del guía. Quieren ver, y si pudieran, tocar, lo que el Poeta vio y tocó, con sus mismas manos y ojos, quieren estar dónde Aquél estuvo. La visita culmina con la entrada en la Cámara Natal: la habitación donde el Poeta nació, con el corro alrededor de la piedra central -que es el centro de la casa, el centro del mundo creado por el artista- donde el niño fue expuesto por vez primera.
Los guías que precedieron a los Gedge, contaban un sinfín de anécdotas. Puntualizaban, hacían observar, matizaban, destacaban aquellos rincones en los que el Poeta se recluyó, los objetos que acariciaba y que, acaso, le inspiraron; lograban casi evocar la figura del Poeta desaparecido, como si aún morara en su Casa Natal.
Sin embargo, para Morris Gedge, el trabajo presenta un inconveniente. No es seguro que la Casa Natal lo fuera verdaderamente. Es muy posible que la hubiera habitado durante un tiempo, pero nada prueba que naciera allí, ni que la Cámara Natal hubiera sido un, Su dormitorio. Los muebles y los enseres que amueblan la casa -la Casa- parecen antiguos, tanto como las vigas viejas o envejecidas, y los oscuros -u oscurecidos voluntaria, intencionadamente- porticones. Para los visitantes todo el interior huele a tiempo pasado, el tiempo del Poeta; para Morris, huele a una superchería. La casa es un decorado; si siquiera una reconstrucción de lo que fue, sino una invención. Ni el nombre del poeta es conocido.
La Casa Natal es una máquina de hacer dinero. Todo un Órgano vive de los ingresos crecientes. La duda no puede instalarse. Es necesario actuar como si se creyera en la verdad de la Casa; una casa que no es cualquier casa, sino la Casa Natal, allí donde el Genio nació, se crió, se educó, y trabajo: la causa casi de su obra; el receptáculo o matriz de los Inmortales Versos.
El dinero que la Casa produce depende de la capacidad de los guías por hacer creer a un público entregado de antemano y crédulo que están asistiendo a un acontecimiento único: el encuentro con el fantasma del Poeta, el contacto con todo lo que le envolvió.
Lo único que salva a Morris es su capacidad por "hacer teatro": gesticula, exagera, alza la voz, adopta poses, como el Espíritu lo poseyera y le transmitiera lo que tiene que anunciar. Sus palabras son la Buena Nueva; el Poeta revive durante el tiempo de la visita, previo pago. Morris lo representa. El Poeta es él, el creador de la figura y el espacio del Poeta, que nunca existió.
Un cuento de Henry James, el mejor escritor del siglo XX, tras Marcel Proust, que retrata la avaricia de una sociedad y la degradación de la cultura, convertida, cincuenta años antes de que lo enunciara Guy Debord, es un espectáculo. O Espectáculo.
Algo que en Barcelona, los promotores, constructores y defensores de, por ejemplo, la Sagrada Familia -qué mayúsculas- saben bien (hay quien ha visto el espectro del Arquitecto rondando por la cripta); o de las casas modernistas transformadas en cuencos vacío listos para llenarse de incautos.
Texto original en inglés en:
http://www.henryjames.org.uk/birthp/home.htm
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Estética y teoría de las artes,
Modern Art
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