domingo, 12 de agosto de 2012
John Llewellyn Moxey (1925): The City of the Dead (o: Horror Hotel) (1960)
Tocho siempre con los clásicos
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sábado, 11 de agosto de 2012
El Anatsui (1944): Map of the World (2011) y otros mapas
Map of the World, 2011, 350x500 cm
Plot a Plan III, 2007
Plot a Plan II, 2007
Plot a Plan IV, 2007
Zebra Crossing, 2007
Zebra Crossing II, 2007
Contested Territory, 2012
Eco Map, 2010
Skyline, 2008
Garden Wall
Crumbling Wall, 2000
Three Continents, 2009
Nacido en Ghana en 1944, El Anatsui se dio a conocer a partir de principios del año 2000 con unas obras de gran tamaño relacionadas con la arquitectura: muros y mapas, tan grandes que pueden llegar a cubrir -a esconder- fachadas de edificios, museos en los que las obras se exponen (en las salas y al exterior, "exponiendo" lo que documentan), como ocurrió en el Altes NationalMuseum de Berlín, o la Fundación Fortuny en Venecia). Representan arquitecturas (proyectadas, construidas) y son, también, arquitecturas. El espesor de los mapas de Anatsui los dota de la condición de muros, o de murallas.
Las obras están realizadas con materiales de deshecho; alambras, envoltorios de papel y, sobre todo, toda clase de tapones de botella, principalmente de bebidas alcohólicas. Éstas fueron introducidas en África central durante el periodo colonial europeo. En ocasiones, los tapones de colores eran intercambiados por materias preciosas (piedras, metales). Los mapas "documentan· la extensión del daño traído y, al mismo tiempo, lo reparan en parte. Muestran lo que debería quedar escondido, de manera "ordenada". El horror subyace, y se transfigura. Los muros construyen y dividen. Se derrumban mientras brillan. Los mapas muestra los territorios dominados, cubiertos de deshechos. Pero los mapas introducen un orden que los tapones niegan, pese a su uniformidad.
El Muro del Jardín, seleccionado por el estudio de arquitectura japonés Sanaa para una reciente exposición sobre arte y arquitectura (Architectural Environments for Tomorrow: New Spatial Practices in Architecture and Art, MOT. Museum of Contemporary Art, Tokyo, 2011), muestra un paramento cubierto de vegetación. Ésta se compone, nuevamente, de objetos reciclados: entes artificiales.
Las obras evocan un mundo, originariamente "natural" (la selva, admirada -y temida-, al menos en el imaginario occidental), que solo se puede recrear artera, artística, artificialmente. Los residuos ya son (la) naturaleza. Pero, sin que pierdan su condición de deshecho, recomponen una ilusión de paraíso.
Las obras, fruto de una exhaustiva labor artesana, muestran cómo la mano restituye lo que la mano ha destruido, aunque la restitución es una ficción, más brillante que la naturaleza originaria; desde luego, es lo único que queda o puede ser.
Comentario relacionado con la extraordinaria muestra Cartografías modernas, de Helena Tatay, en Caixaforum de Barcelona
Para "documentar" las doscientas mil entradas, hoy, gracias a todos los lectores y comentaristas.
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viernes, 10 de agosto de 2012
Barry J. C. Purves: Plume (2011)
Plume (de Barry Purves) por ArkeliosGM
Del maestro británico de la animación con marionetas Barry Purves
Arqueología en Siria en peligro (Terqa)
Fotos: Tocho, octubre-noviembre 2009
El yacimiento arqueológico de Terqa (Siria) corresponde al de una ciudad fluvial mesopotámica, capital de un pequeño reino vecino del de Mari, influenciado por la cultura sumeria en el tercer milenio, que controlaba el tráfico de mercancías por el río Éufrates. La ciudad existía en el tercer milenio aC y duró hasta el primer milenio (hoy hasta hoy en día, pues un pueblo, llamado precisamente Tell Ashara, corona el tell). En 2009, se halló una tumba con tres cámaras abovedadas, sin duda de un notable -un gigante, de origen asiático, enterrado con su esposa-, junto a un ajuar funerario que incluía una lanza -un testimonio de su rango-, datada quizá del cuatro milenio aC, lo que indicaría la importancia de Terqa en los inicios mismos de la cultura sumeria que estaba situada mucho más al sur (en el delta del Tigris y el Éufrates, en Iraq). Al perder su independencia, en el segundo milenio, Terqa se convirtió en una ciudad babilónica. En el primer milenio jugaba aún un papel importante en el imperio neo-asirio (se ha hallado un relieve importante). El dios principal era Dagan, un dios cananeo-babilónico de la fertilidad, dios de las cereales, quizá en forma de pez, lo que acentuaría su importancia como divinidad que traía la abundancia (propia de las aguas). Esta divinidad protegía ciudades relevantes.
Destacan las murallas, alguna casa (en la que se han hallado tablillas escritas) y varios templos aun bien conservados.
Terqa se halla sobre un tell que vierte sobre el río. Los distintos niveles de ocupación, desde la Edad de Bronce hasta la Edad de Hierro, se disponen formando un montículo de unos veinte metros de altura. En la parte alta su ubica el moderno pueblo de Ashara, por lo que la excavación principal ocupa una gran área del centro del pueblo, formando un pozo de unos veinte metros de alto por unos cincuenta de diámetro. Las casas actuales dan a este pozo, con gran disgusto de una parte de la población 8que no recibe nada a cambio ni puede crecer), que vierte toda clase de basura mientras se excava y hace sonar la radio de coches a todo volumen para dificultar o impedir la comunicación de los arqueólogos. El yacimiento, empero, ocupa un espacio público que pertenece al gobierno sirio, que lo cede -o lo cedía- primeramente a una misión norteamericana, expulsada por la "indecencia" de sus miembros -Ashara es un pueblo dominado por el integrismo suní, del que, desde 2007, partían un buen número de suicidas-bomba hacia la vecina Iraq,. cuya frontera se halla a unos setenta quilómetros- y, posteriormente, a una misión francesa dirigida por Olivier Rouault.
La misión se interrumpió en 2010. Ya desde hacía dos años, el gobierno sirio empezó a controlar los trabajadores sirios eventuales, temiendo una población cada vez más reacia a los extranjeros y al propio gobierno.
El yacimiento ha sido saqueado por el ejército sirio a finales del año pasado. Otros yacimientos cercanos, incluso alguno en el que los restos habían sido reconstruidos, han sufrido igual suerte.
Sin embargo, los acontecimientos no eran totalmente imprevisibles. El gobierno sirio, asentado en Damasco, controlaba mal esta región fronteriza. Las ingentes ayudas se perdían. El pueblo estaba en manos de clanes. El director del Museo de la cercana Deir-Es Zor, en el que se depositaban los hallazgos, se halla -o se hallaba- en la cárcel por corrupción. Piezas del museo desaparecían.
La vida en Ashara era, en ocasiones, difícil para los extranjeros. Una de las responsables de la misión sufrió un intento de violación. Se recomendaba no salir de noche por el pueblo, no acudir nunca al yacimiento por la tarde, solo. La tensión hacia los extranjeros era patente a veces. Una vez al menos, puñales fueron mostrados de manera amenazadora simulando una degollación. Los habituales disparos al aire en bodas ponían a los arqueólogos en alerta. Los bombardeos norteamericanos en el vecino pueblo fronterizo de Abu Kemal, en 2007, que ocasionó numerosos muertos, contribuyó al creciente aire enrarecido.
Si Damasco, Alepo y, en general, ciudades sureñas como Bosra (al parecer, devastada o destruida hoy) florecían, los pueblos del valle del Éufrates -salvo la próspera Deir es-Zor, convertida en una ciudad cada vez mejor urbanizada- vivían en otra época, parcialmente fuera del control del gobierno, cuyas ayudas desaparecían.
La pérdida de Terqa significa la desaparición de una de las primeras ciudades de la historia, la historia de todos.
lunes, 6 de agosto de 2012
Magia y arquitectura: los cuencos para encantamientos ("Incantation Bowls) en el Próximo Oriente antiguo
Un tipo de objeto menor, raramente expuesto -pero fascinante-, del que existe un buen número de ejemplares en las reservas de los museos, es el llamado cuenco para encantamientos. Son piezas cerámicas muy sencillas, de pequeñas dimensiones (como el de un tazón individual),fabricadas con un torno, o con un molde. Fueron realizados en el Próximo Oriente tardío, antes de la invasión árabe, sobre todo en Babilonia. Fueron propios de la religión pagana sasánida (deudora de la religión babilónica), pero también judía (en los medios judíos en Babilonia) y cristiana, entre los siglos segundo y octavo dC. Eran útiles propios del ámbito doméstico. El interior de los cuencos estaba cubierto con maldiciones, en arameo, pero también en hebreo. Éstas se escribían habitualmente formando una espiral continua. Las cuencos eran depositados, girados hacia el suelo, en las esquinas de las estancias, especialmente de aquéllas que eran utilizadas como alcobas. Los malos espíritus, los demonios, que acechan hogares y familias y se cuelan por las rendijas en las esquinas, quedaban detenidos por las maldiciones y enredados por la vertiginosa trama laberíntica trazada por los encantamientos escritos. En ocasiones, se disponían varios cuencos, siempre vueltos hacia el suelo. Cáscaras de huevo rotas y huesos de deslizaban entre los cuencos para "alimentar" a los espectros, que "morían" al ingerir lo contrario de lo que originaba la vida: el huevo cósmico. Los cuencos, usados habitualmente en la alimentación diaria, "alimentaban", en este caso, a los demonios, con lo que les mantenía alejados de la vida: su propia sustancia mortal. El recurso a esquemas laberínticos para proteger el espacio doméstico no era extraño. La entrada de numerosas villas romanas se ornaba con un mosaico con un motivo de un laberinto. Éste evitaba la entrada de los espíritus nocivos o procedentes del infra-mundo. En el caso de los cuencos con encantamientos, aquéllos quedaban retenidos por las trampas del texto y encerrados en los cuencos. Aun hoy en día la mirada divaga por entre las fórmulas a veces enigmáticas que penetran en lo hondo de los vasijas.
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