domingo, 7 de septiembre de 2014

BENEDETTA TAGLIABUE & CÍA: BCN RE SET (2014)










Los barceloneses que se hayan quedado tan frescos en la ciudad este verano habrán pensado que el Ayuntamiento, por fin, ha desplazado los Punts Verds -estos lugares donde se abandonan trastos viejos, de las chimbambas al centro de la ciudad; habrán quizá observado también que los turistas, aficionados a poner a secar toallas de baño en los balcones, han colgado las camisetas que no llevan en la calle en sitios cada vez más exóticos -y las han olvidado, lo que explica tantos descamisados que berrean a pecho descubierto.
Incultos.
Se trata de instalaciones, ejecutadas -nunca mejor dicho- por estudiantes y profesores de escuelas de arquitectura y diseño privadas de Barcelona, que han servido de carne de cañón  a grandes arquitectos nacionales e internacionales, que bajo el mando de la arquitectura Tagliabue, han concebido instalaciones efímeras en espacios públicos emblemáticos de la "capital de la nación catalana", para fomentar la conciencia histórica. Los enseñantes y estudiantes de las escuelas públicas son más vagos o tienen menos conciencia, pues se han negado a actuar de peones.
Las instalaciones, descomunales, son necesarias.

Sin las trescientas camisetas tendidas al sol con caras impresas -a fin de dar rostro a las personas anónimas, de ayer y de hoy, que deambulan-, nadie se habría dado cuenta que una plaza es, sorprendentemente, una zona de paso por la circula un gran número de personas, o en la que grupos actúan o tratan de descansar. La instalación evoca la diversidad a través de camisetas negras todas iguales. Profunda: todos tenemos una misma alma bajo la máscara, seamos del pasado y del presente, blancos y negros.

Las maderas amontonadas en la plaza de la catedral tienen una lectura meridiana. Simbolizan la identidad, un "concepte absolutament dinámic" hoy. En la ciudad, pasado y presente, autóctonos y forasteros conviven. La identidad es mudable, entonces. ¿quién es quién?; que la pira se tambalee y se deforme cada vez más, y recuerde un mueble de Ikea mal montado, sin duda alude al carácter mudable y dinámico de la identidad. Todo lo que sube baja.

El simpático hinchable -tan parecido al proyecto inicial- sobre la plaza de la Mercé, como un Cobi vestido de pitufo, o un colchón de playa -estamos en verano, y de fiesta-, da mucho que pensar. Trata de la democracia. El azul debe de evocar el cielo, las buenas intenciones, y no hace falta comentar la forma como de una mano rechoncha tendida, que nos acoge o nos bendice.
La bendición es doblemente apropiada. Se trata de una plaza de iglesia - dedicada a la Virgen de la Mercè, patrona de la ciudad, que tiende la mano a sus fieles y les ofrece mercedes-, y se trata de festejar la libertad de los matrimonios civiles (¿oximoron?). Fijémonos que el dedo anular no lleva anillo: es libre.
Se trata de "una instalación sobre la libertad del individuo en una sociedad democrática. durante los meses de estío nos dedicaremos a celebrar los derechos humanos en la plaza a través de los matrimonios civiles. El propósito es fomentar el progreso en la vida de la ciudad y el bienestar de las perdonas. La libertad de elección individual, escenificada en el lanzamiento de flores con aroma de miel (sic), unida a los recuerdos de los mejores momentos de la vida, para convertir la celebración de un matrimonio en una ceremonia y un ritual con el esplendor que corresponde a uno de los grandes momentos de la vida.
Ni Perales, Llach , o la abeja Maya habrían podido distilar tanta poesía.

Pues sí se puede:
"Nos interesan las conversaciones, las historias que guardan recuerdos, los cuentos. La arquitectura es un lenguaje silencioso que habla (otro poético oximorón) Encarna  la memoria, explicando su propia historia única. Nos interesa la Casa (con C mayúscula) como recipiente principal de la memoria personal.
Esta Caja de la Memoria, es la Casa de la Memoria, actúa como una especia de lugar en ruina, un lugar de reunión dónde se puede conversar i debatir, que nos convida a recordar"
Usted baja por El Paseo San Juan. Llega al Arco de Triunfo. Le apetece recordar y dialogar. Lo mejor que puede hacer es situarse debajo de una estructura a pleno sol en la que seguro se estará fresco y a la sombra y, allí, iluminado, conversará. Un banco a la sombra en el mismo paseo, bajo los árboles desde luego, no sirve para decansar y dialogar.


Tan prodigio de ingenio y honda reflexión, necesaria, imperiosa, solo ha costado casi cien millones de las antiguas pesetas. Quizá se hubiera podido dotar de alguna escuela pública instalada en algún barracón, pero ¿cómo habríamos podido pensar entonces en nuestro destino? Además los cachivaches se reciclarán, así que seguro que se podrán vestir a niños pobres con camisetas, o regalarles una patera hinchable.
No hay nada como los pensamientos elevados.

viernes, 5 de septiembre de 2014

TOM PETTY (1950) : BURNT OUT CITY (2014)

JOEL SIMON: MACROPOLIS (2012)

http://www.maker.tv/video/8JFiX6pOY6Ko/maker/thewrap/series/drinking-with-the-stars



Buen corto de animación, que no cesa de obtener premios, del joven animador belga, que trabaja en Hollywood en... Irlanda, Joel Simon.

"Clicando" en el primer enlace, se puede ver legalmente el cortometraje.

El mito de Baucis y Filemon (o de la hospitalidad. Andrea Palladio & Giovani Battista Zenotti: frescos en la Villa Foscara, o Malcontenta, s. XVI)













Fotos 1 & 2: Tocho, Villa Foscari (llamada Malcontenta), agosto 2014

Érase una pareja de ancianos muy pobres que vivían en un mísera choza apartados de la gran ciudad. Apenas tenían pan y algo de vino para alimentarse. La urbe, radiante, se asentaba en medio de unas marismas que ríos alimentaban, mientras que la choza, a duras penas se mantenía con las cañas que sustentaban los muros.
Júpiter y su hijo Mercurio, desde lo alto del Olimpo, quisieron conocer cómo vivían los humanos y qué opinión los dioses olímpicos les merecieron. Adoptaron una forma humana, modestamente vestidos, y fueron suplicando ser alojados en la ciudad. llamaron a mil ciudades. Mil puertas entreabiertas se cerraron de un golpe seco. Cayó la noche, y los dioses, divisando lumbre a lo lejos, se presentaron, como unos viajantes, desorientados y a la intemperie ante Baucis y Filemon, quienes se ufanaron en acogerlos y ofrecerles todo lo que tenían que no era casi nada. Baucis les preparó un lecho de algas que cubrió con la mejor tela que solo extendían los días de fiesta, y aun así se avergonzaba del raído tejido. Calzaron la mesa renqueante sobre la que dispusieron algo de queso, nueces, manzanas y un cuenco con miel dorada que iluminaba la estancia, junto con la resplandeciente bondad de la mirada de Baucis y Filemón.
Luego Baucis trató de avivar la lumbre, que un día alumbraron,sepultada por las cenizas. Pronto, Filemón descubrió que las copas en la que Júpiter y Mercurio bebían no se vaciaban nunca, por lo que pensaron que los visitantes eran personas de renombre, quizá unos magos, a los que tenían que atender aun más dignamente. Se retiraron, rezaron, y cogieron una única oca que tenían, que les guardaba el hogar, pero, en el momento de sacrificarla para poder ofrecer un plato a los inesperados huéspedes, el animal voló con facilidad -Filemón apenas podía desplazarse- se refugió en el regazo de Júpiter quien les dijo entonces que no prepararan nada más.
Los dioses descubrieron quiénes eran, y pidieron a Baucis y Filemon que abandonaran su casa y ascendieran a un monte en cuya cumbre estarían a salvo, pues un diluvio se abatiría sobre la inhóspita ciudad. Al día siguiente, los ancianos descubrieron que eran los únicos supervivientes de la tierra anegada, y que su choza, convertida en un templo deslumbrante, cuyo reflejo en las aguas lo aureolaba, era la única construcción a salvo. Los dioses les pidieron que deseaban y los ancianos, tras un breve conciliabulo, se atrevieron a solicitar ser los guardianes del templo al servicio de los dioses hasta el final de sus vidas. Cuando la hora llegó, se convirtieron en árboles, plantados para siempre en el patio del templo, donde aun hoy se encuentran.

Este mito, que el poeta romano Ovidio cuenta en las Metamorfosis (VIII), fue pintado por Giovanni Battista Zenotti en la bóveda de la parte central de la planta noble de la villa palladiana Foscari (segunda mitad del s. XVI) -concebida como un universo-, y completaba un segundo fresco: un humano ahogándose, ante la mirada de un hombre de pie a punto de entrar en una barca gigantesca que una henchida ola ya levanta: el bíblico diluvio.

El fresco de Zenotti -al que la exposición sobre El Veronés, pintor que también trabajó con Palladio, en Verona, hoy, invita a recordar- es una alegoría de la hospitalidad sin duda, pero también recuerda que las villas que los nobles venecianos mandaron edificar a lo largo del canal del río Brenta, entre Venecia y Padua, y que ocupaban en verano, eran hogares a salvo de la declinante Venecia siempre asediada por las aguas: hogares libres del mal, aptos para acoger a quienes querían escapar -inútilmente, empero- de las seducciones e ilusiones de la laguna.

 

jueves, 4 de septiembre de 2014

THE GHOST OF A SABER TOOTH TIGER (SEAN LENNON): XANADU (2014)

KAMP!: CAIRO (2011)

WILLEM DE KOONING (1904-1997) Y EL ARTE SUMERIO









A finales de los años cuarenta, un joven pintor holandés, Willem de Kooning, emigrado a los Estados Unidos, visitó las salas expositivas del Departamento del Próximo oriente Antiguo del Museo Metropolitano de las Artes de Nueva York. Se fijó en una estatua sumeria de unos treinta centímetros de alto, en buen estado, si no fuera por la pérdida de los pie (que impíde que la estatua se mantenga por si misma). Representaba a una figura masculina, de pie -aunque, irónicamente, sin miembros inferiores-, con una larga falda de piel de cordero -la vestimenta tradicional de los sacerdotes sumerios durante los rituales-, las manos juntas en signo de admiración, respeto o sumisión, y los ojos desmesuradamente abiertos. La estatua quizá estuviera pintada enteramente, si bien, hoy solo guarda trazas de color en la barba, y conserva aun las incrustaciones coloreadas de los ojos, como un mosaico de pupilas.
Se ha interpretada esta figura, como la mayoría de las estatuas sumerias, como un sustituto de un orante  que, a través de la estatua, depositada ante o cerca de la efigie de la divinidad, en el corazón del templo, gozaría de la protección divina para la eternidad.

Esta figura fue el detonante de una serie inicial de seis cuadros al óleo -acompañada de dibujos, grabados y otros cuadros de similar temática, que que no forman parte de la emblemática serie-, que representan a gruesas mujeres, de pie, en la que destacan, no solo o no tanto, la exuberancia de las formas, sino los ojos desmesurados, óculos negros remarcados por gruesas figuras de rombos.
De Kooning pintó la serie, titulada Mujer (Woman, I-VI), en telas de diversos tamaños -algunos muy grandes-, entre 1950 y 1953. Los colores y las pinceladas tenían la violencia de los últimos cuadros de Rubens, con los que se han comparados a veces. Sumer, y no tanto Rubens, fue el acicate, empero.

Se ha considerado que abrió la vía para un nuevo -ismo: el Expresionismo abstracto, que rompía con el surrealismo aún imperante. Esta apertura vino marcada por el descubrimiento del arte sumerio, aún poco apreciado en los Estados Unidos, y aun menos exhibido.

Una próxima muestra, Arqueología y Estética. El Pasado como Presente, en el Instituto de Estudios del Arte Antiguo (ISAW), en Nueva York, a partir de febrero del año que viene, expondrá conjuntamente por vez primera, una de las "Mujeres" de De Kooning junto a la estatua sumeria, desencadenante de una nueva manera de concebir y practicar el arte (de la pintura) y de relacionarlo con el mundo.

El arte sumerio aún no ha librado todos sus secretos