martes, 7 de octubre de 2014

ROBERT GOBER (1954): LO DOMÉSTICO (EXPOSICIÓN ANTOLÓGICA EN EL MoMA, NUEVA YORK, 2014)














El recurso a causas familiares, o traumas, que se remontan a la infancia, suele ser a menudo una explicación fácil y convencional para explicar o justificar la obra de un artista.

Sin embargo, Gober parece sincero cuando cuenta que una parte de su obra que refleja su visión del espacio doméstico está marcada por el trabajo de su padre que trató no tanto de obtener una casa sino de lograr un hogar. La profesión de carpintero del padre ayudó en esta tentativa.

Desde luego, recién llagado a Nueva York, en los años setenta, Gober sobrevivió vendiendo casas de muñecas de madera que manufacturaba.

Su obra posterior incluye elementos domésticos construidos en madera y todo tipo de telas por el mismo artista. Objetos de uso convertidos en objetos de contemplación, indistinguibles de aquéllos; camas sencillas, que parecen al mismo tiempo recoletos lugares donde descansar (algunas de sus sencillas camas se ubican, o se recogen en una esquina) y camas mortuorias o conventuales (espacios solitarios); sillones anodinos pero que que parecen acogedores, recubiertos con fundas con colorísticos motivos estampados a mano, que cubren o esconden , pero también personalizan, ofreciendo un rostro; puertas misteriosas, sin ningún rasgo especial, que abran a nada; gabinetes empotrados, también recogidos y extrañamente personales, pese a la ausencia de características propias, como en cualquier hogar: espacios realizados para atender a una función -almacenar ropa y enseres- espacios que los bienes personales destacan, y que se muestras singularmente desolados o mudos -pero evocadores, como receptáculos de imágenes-, por estar vacíos, y abiertos, como nichos, en una pared de la sala expositiva, como si quisieran pasar desapercibidos, todo y estando presente, pasando verdaderamente desapercibidos: lo más propio y recoleto del hogar expuesto y escondido, vacío y mostrado, como si se quisiera preservar al mismo tiempo que obviar espaciosos vergonzantes aunque recodados.

Seguramente algunas de las obras actuales más turbadoras por su evocadora discreción, que se puede ver desde hace unos pocos días en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York (El corazón no es una metáfora - The Heart Is Not a Metaphor- que alude bien a un centro íntimo, recoleto y personal)

lunes, 6 de octubre de 2014

ADRIÁN VILLAR ROJAS: THE EVOLUTION OF GOD (LA EVOLUCIÓN DE DIOS, HIGH LANE PARK, NUEVA YORK, 2014)





Fotos: Tocho, Nueva York, octubre de 2014












Último tramo, inaugurado el mes pasado del parque High Lane, al suroeste de Manhattan, a poca distancia del río Hudson al que sigue. El parque, compuesto de plantas y arbustos cuidadosamente descuidado afín de evocar el crecimiento espontáneo de malas hierbas entre las vías de ferrocarril, y un mobiliario y un pavimento muy sobrio, se ubica sobre una vía férrea elevada, en el antiguo barrio dedicado al comercio de la carne de vacuno, sacrificado, troceado, vendido y cargado hacia otras tierras hasta los años ochenta. Ofrece vistas insólitas sobre la parte baja de la isla de Manhattan y sobre el estado de New Jersey, en la otra ribera del río, y ha revitalizado -sin duda, demasiado- un barrio abandonado, hoy atestado de turistas como yo.
El final del largo recorrido por el parque lineal ya no incluye árboles sino una vegetación baja y espartana, entre las vías,, bordeando un pavimento de alquitrán. El parque termina de manera muy dura, al mismo tiempo que las vistas se abren sobre el río, sin la presencia de edificios altos. La dureza de la intervención se aligera por las perspectivas lejanas sobre el entorno.
Un cartel, a un lado: La evolución de dios. Se trata del título de una obra de arte reciente del artista argentino Adrían Villar, expuesto en la Bienal de Arte de Venecia en 2011, y en la última Documenta 13 en Kassel y Kabul.
La obra no se distingue. Quizá no haya sido aun instalada. De pronto, entre los matorrales, aun medio secor, pero que crecen sin control, un cubo de hormigón. La obra, sin duda. Una escultura minimalista. Una más. sin interés.
Pero está el título intrigante. Volviendo a mirar el cubo, en efecto, como indica la cartela, no está hecho solo de hormigón, sino que se le han añadido arcilla, y objeto diversos, atrapados en la masa, entre los que se distingue una cuerda. Se diría que son restos fraguados.
Un cubo, una forma geométrica perfecta en medio de la explosión vegetal. Mundos opuestos. El cubo parece abandonado, como si hubiera quedado olvidado tras la última limpieza, un recuerdo del reciente pasado industrial de la zona.
Pero la vegetación brota del cubo. Es la raíz  o las semillas que lo que crece a su lado. No se opone al entorno, si se halla desubicado, sino que lo genera. Al mismo tiempo, las plantas, y el adobe, suavizan las aristas cortantes. Se abren boquetes, la masa se resquebraja, un lado cede. el cubo se "naturaliza", sin dejar de ser una forma perfecta. Crea y alimenta la naturaleza circundante con la que comparte el origen y mantiene al mismo tiempo las distancias. pierde entidad mientras se entrega al crecimiento de la naturaleza.
Y, así, una obra invisible, poco atractiva y casi indiferente, adquiere pleno sentido, dando sentido también al entorno. Éste depende de la obra. Y el aparente bajón en el diseño del parque, en este último tramo, no es tal. Solo expresa su crecimiento, su formación, su estado aun latente, que la presencia del cubo, de un dios vegetativo, anuncia y explica. El parque tiene que acabar de manera desordenada porque pronto el orden se fragua, desde el interior del mismo parque. La obra, como un meteorito caído del cielo, del que emergiera el mundo terrenal, media entre el cielo y la tierra, como bien ocurre en esta zona en la que, por una vez, se distingue la línea del horizonte.
Una gran -y pequeña y discreta al mismo tiempo- obra.

domingo, 5 de octubre de 2014

Hogar (según D.W. Winnicott, 1896-1971)

"Home is where we start from" (El hogar es dónde empezamos, D. W. Winnicott)

Esta cita clausura la antológica del artista norteamericano Robert Gober (1954) inaugurada ayer en el MoMA de Nueva York), que se cierra con sus primeras y sus últimas obras dispuestas en un recinto que recuerda la estancia central de un espacio doméstico,en cuyo centro se dispone una colorista maqueta arquitectónica, una casa de muñecas, que fue una de las primeras esculturas que Gober realizó en sus inicios en Nueva York para sobrevivir (y comentadas en una entrada muy anterior).

Más datos mañana 

sábado, 4 de octubre de 2014

Alaska está en Mediterráneo



http://www.societeperrier.com/spain/madrid/entre-la-fe-y-la-razon/

https://www.facebook.com/editorialtenov

o, como escribe Gregorio Luri en el blog El café de Ocata (de obligada lectura casi diaria): "de la razón al mito".

Una diosa se encarna. Y nos entrega su evangelio.

Tras Lady Gaga de Cariátide, Alaska, Fan Fatal....
¿Qué más se puede esperar?

Solo creo lo que veo

viernes, 3 de octubre de 2014

From Assyria to Iberia at the Dawn of Classical Age (The Metropolitan Museum of Art, Nueva York, septiembre-diciembre de 2014)













 



















Fotos: Tocho, Nueva York, octubre de 2014

A las cinco y media de la tarde, cuando la luz gris declinaba,  al mismo tiempo que el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se vaciaba y filas de guardias impedían el acceso a turistas despistados, dos personas subíamos discretamente al primer piso por la escalinata principal, y recorríamos las desiertas salas dedicadas al arte europeo decimonónico -en la que las estatuas muy humanas que querían ser unas diosas se desnudaban ahora  para nadie- hasta empezar una visita privada de la gran exposición de arte antiguo, este año, en Nueva York.

De Asiria a Iberia en los umbrales de la época clásica es la tercera y última exposición que, a través de unas trescientas piezas venidas de todas partes, incluso de museos armenios, ilustra sobre las relaciones culturales en el Mediterráneo, del tercer al primer milenios aC. 
La primera muestra, El arte de las primeras ciudades, que tuvo lugar en 2004, se centró en las conexiones entre los grandes imperios o reinos del tercer milenio, Mesopotamia, Egipto y Creta. Cuatro años más tarde, Más allá de Babilonia (Beyond Babylon) quiso mostrar cómo Babilonia tejió una red de contactos, influyó en el este del mediterráneo y fue influida por culturas locales o internacionales como la egipcia.
La historia se extiende ahora a todo el Mediterráneo. de nuevo, es Oriente el centro de irradiación. Pero son los Asirios, y ante todo los Fenicios quienes divulgan maneras de ver el mundo que recogen de las riberas mediterráneas y las llevan hasta más allá las Columnas de Hércules. La historia se cierra con la caída de Babilonia.
Las tres exposiciones destacan cómo los artesanos interpretaban el arte de las grandes cortes y lo adaptaban a los gustos de reyes y nobles locales. Motivos egipcios, elaborados por talleres levantinos, se podían encontrar en los palacios asirios. La importancia de ciertos santuarios -como en las costas jonias o en la Grecia continental- que atraían peregrinos de todo el Mediterráneo, también ayudaron a difundir maneras de hacer de parajes lejanos.
La fascinación por Oriente es tan perceptible en Etruria y en pequeños reinos del sur de España (Tartessos, por ejemplo) que  aun se duda a veces sobre el origen, oriental o autóctono, de los etruscos o los pre-íberos.
La exposición acumula obras maestras. El oro que se expone compite con el que atesoran culturas precolombinas.
Mas la exposición se organiza prudentemente por culturas, a las que se les dedica didácticamente una sala por cultura, por lo que las relaciones, influencias y rechazos no siempre son evidentes. Por otra parte, se narran los transvases formales y materiales, pero poco o nada se dice del transvase de las ideas. Así, temas centrales como el trabajo de los pensadores jonios y de Sicilia -los llamados Siete Sabios, y los pensadores presocráticos- no reciben la menor mención.

Como anécdota, una excepcional cerámica arcaica griega, con una esfinge pintada, de Rodas, recientemente expuesta en Mediterráneo. Del mito a la razón, en Caixaforum de Barcelona, no pudo llevarse a Madrid, junto con el resto de las obras expuestas hasta enero de 2015, dado que, pese al contrato firmado con el gobierno griego que aseguraba un préstamo de un buen número de obras tan destacables como este plato, aquél decidió retirarlo para entregarlo a otra muestra de la que fue imposible tener noticias. Se llegó a pensar en denunciar al gobierno griego la ruptura del contrato de préstamo. Desde hoy, se sabe a qué exposición el gobierno griego destinaba el plato. La sombra del Museo Metropolitano de Arte de Nurva York es muy larga.

La exposición ha contado con la inestimable ayuda de Concha Gómez, de Fundación la Caixa, así como de Pedro García del Barrio, de la Fundación de Arquitectura Contemporánea, de Córdoba, sin los cuáles una parte del deslumbrante tesoro de oro de Carambolo, que nunca ha salido de España, y que causa la admiración de visitantes y especialistas, no habría podido incluirse en la muestra.