lunes, 5 de enero de 2015

Domesticar

"El Principito le preguntó al zorro: 

- ¿Qué quiere decir domesticar?, 

y el zorro le respondió: 

- Es algo demasiado olvidado... significa crear lazos."

(Antoine de Saint-Éxupéry: El Principito)


Agradecimientos a Rosa Amorós por recordar esa cita.

domingo, 4 de enero de 2015

La creación del mundo en china: los gemelos primigenios Fun-Xi y Nu-wa




Fotos: Tocho, Museo Guimet, París, diciembre 2014
Estos "grabados" sobre papel fueron producidos frotando relieves en tumbas, ya en el siglo V aC, a fin de que las múltiples copias ejecutadas difundieran estas imágenes funerarias e informaran sobre los orígenes del mundo. Los relieves en las tumbas evocaban la creación del mundo a fin de asegurar al emperador su renacer, que tenía que coincidir con la creación o recreación universal.


El universo ha sido puesto en orden por unas divinidades, hijas del dios supremo creador -retirado tras su gesta-, que suelen ser gemelos, en diversas culturas.
Los gemelos divinos -varones, o un varón y una hembra- son una constante mítica.
La "gemelidad" los señala como seres singulares, capaces de completar la creación divina.
Dicha acción tiene como finalidad poner la tierra al servicio de los humanos, o habilitar la tierra de tal modo que los humanos puedan sentirla como suya; humanos que, a menudo, los gemelos crean -a partir de una materia primera, ya sea barro, o una masa de harina de maíz- o humanizan, educándolos y adiestrándolos en el manejo o la práctica de las artes con las que los humanos rematan la tarea de los gemelos, sus padres y sus maestros casi siempre. Desde las técnicas agrícolas hasta las edilicias, pasando por la escritura, la música y las artes adivinatorias, los gemelos ayudan a los humanos a entender el mundo y a relacionarse con él.
Los gemelos, por otra parte, median entre los dioses y los hombres. Suelen realizar el primer sacrificio, a través del cual, la tierra entra en contacto con el cielo.
Una vez la tierra convertida en un lugar apto para la vida, los gemelos se retiran.
Así es como el mundo fue creado, según algunos mitos chinos. Los gemelos -hermanos y esposos- Fuxi (varón) y Nuwa (hembra) completaron el cielo y la tierra. En tanto que seres primigenios estaban unidos tan íntimamente a la tierra que tenían cuerpo de serpiente o de dragón, más la parte superior del cuerpo destacaba poderosamente contra el cielo. Solían tener los cuerpos entrelazados, formando un único tronco. Fuxi portaba un compás con el que delimitó el cielo con exactitud. Nuwa, por el contrario, blandía una escuadra, con la que estructuró la tierra. Círculos y cuadrados: símbolos aéreos y terrenales.
Es así como Fuxi y Nuwa fueron presentados sobre todo como arquitectos o constructores. suya no era la materia, sí su conformación. Levantaron el cielo y extendieron la tierra. Los instrumentos de medida les permitieron asignar a cada nivel la forma conveniente nítidamente trazada. La geometría fue lo que acotó la materia primera.

sábado, 3 de enero de 2015

RICARDO PORRO (1925-2014) / BENJAMIN MURRAY & ALYSA NAHMIAS: UNFINISHED SPACES (2011)

















Tras exiliarse de Cuba bajo el régimen del dictador Batista, en los años cincuenta, el arquitecto Ricardo Porro se instaló en Venezuela donde impartió clases y trabajó para Raúl Villanueva (el mejor arquitecto del siglo XX) en Caracas. Regresó a Cubra después de la revolución castrista, y proyectó el conjunto de la escuela de las artes, en la que construyó personalmente las sedes de las escuelas de danza moderna, y de bellas artes, un proyecto que Michel Ragon, en su monumental Histoire mondiale de l´architecture et l´urbanisme modernes, de 1972, describió como poseído por "un ambiente onírico extraño que debe tanto a Gaudí como a un poblado africano", una de las obras maestras de la arquitectura del siglo XX,
Ricardo Porro volvió a emigrar de Cuba en 1966 cuando las formas de sus proyectos se consideraron ajenas al espíritu y las técnicas de los bloques de hormigón cuadriculados soviéticos, y se instaló en Francia.
El artista cubano Felipe Dulzaides (1965) homenajeó este conjunto en una compleja instalación -video, dibujos, fotografías y danza- en la Graham Foundation de Chicago en 2010.
Ricardo Porro falleció el día de navidad, aunque la noticia se ha sabido hace dos días.

En recuerdo del arquitecto Jean-René Ricard Porro, formado en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, y el taller de su tío en París, quien fue el primero en hablar de este arquitecto que quien nada o casi nada se contaba en España en los años setenta y ochenta.

Ricardo Porro es pariente del diseñador industrial francés André Ricard, uno de los pilares del diseño moderno y económico en España.

jueves, 1 de enero de 2015

El origen del mundo en china: creación y arquitectura / John Cage (1912-1992): Music of Changes (I Ching, 1951)






Fu-xi fue, junto a su hermana gemela, y esposa, Nü-wa -hijos del dios supremo Pangu- el ordenador del mundo. Su hermana era una diosa madre que engendró a todos los seres, a quienes Fu-xi adiestró: les transmitió técnicas como la caza para liberar el espacio de peligros, y la escritura, con la que encontrar el hilo con el que hallar sentido a la creación.
El mundo fue creado a partir del encuentro del cielo descendiente, el yang, y de la tierra ascendente, el yin.
De la unión de una línea continua -que manaba del cielo como un rayo- y de una línea discontinua -como el horizonte entrecortado por las montañas-, surgieron sesenta y cuatro figuras, que eran signos (cifras y términos) con los que se podía pautar y nombrar el universo, cuyo conocimiento puso Fu-xi a disposición de los humanos.
Estos signos -hexagramas- se compusieron de líneas continuas y discontinuas. las continuas manifestaban el ser, las discontinuas su ausencia, un vacío.
Palabras o expresiones, que eran cifras, compusieron el mundo. Éste respondía a un orden matemática, a una sucesión o composición de seres y de no-seres.
El no-ser era una discontinuidad; una interrupción en el desarrollo lineal del ser.
Este concepción se asemejaba a la concepción del mundo de un pensador presocrático como Parménides.
En Mesopotamia, y más tarde en Grecia, la interrupción del desarrollo se simbolizaba por un cero (que no intervenía aun en la composición de cifras, como en la india y, más tarde, en el mundo árabe, de donde pasó a occidente).  Este símbolo no denotaba un vacío, sino un equilibrio. El cero (que sí significa vacío) resultaba de la suma de un elemento positivo y de uno negativo, como del encuentro de dos fuerzas opuestas de idéntica, aunque contraria, intensidad o movimiento. El cero no evocaba la nada sino la quietud, es decir, el origen de un desarrollo temporalmente detenido, un desarrollo latente. el cero era el origen de la vida, entendido como un núcleo o germen, antes de que la vida surja hacia el cielo o las profundidades.
El cero era la nada en China: nada podía surgir. En la India, el Próximo Oriente y en Occidente, el cero era lo que anuncia y precede la creación.
El cero, en China, no era creador. Era una interrupción, un corte.
En verdad, en China, el cero era un espacio vacío, un área de descanso en medio de líneas de fuerza y de movimiento. Se concebía como un alto en un camino. El movimiento se detenía. Se abría un área, bien acotada, dono morar. El cero era un espacio de reflexión, de quietud. era necesario porque a partir de él, el movimiento re-emprendía. No originaba el crecimiento, como en Occidente, sino que le daba sentido. la reflexión resultante de la parada permitía orientar o reorientar el movimiento.
La ordenación del espacio redundaba en beneficio de la vida, curiosamente porque la interrumpía. Permitía un ejercicio de introspección, una pequeña muerte, un corte con respecto a la vida cotidiana, para poder volver a seguir el camino con una nueva visión.
El espacio acotado era un lugar de descanso. Daba sentido a la vida porque le permitía reconsiderarla. Es decir, la vida no miraba hacia adelante sino hacia atrás. No se apunta al progreso, sino al regreso. Era necesario detenerse y no avanzar. La quietud absoluta, en China, -que en Occidente evoca la muerte-, por el contrario invita a la vida.      

Este comentario parte de la documentación para la muestra sobre el Nacimiento del Mundo que el Museo de las culturas del mundo de Barcelona prepara para finales de 2016.

La correspondencia entre el jesuita francés barroco, alojado en la corte imperial china, Joachim Bouvet -estudiado del texto I Ching sobre el origen mítico del mundo-, y el filósofo alemán Liebniz, comentada más tarde por Hegel, aporta esclarecedoras intuiciones a la concepción mítica del origen del mundo en China.
    
La comprensión del I Ching y de sus consecuencias es aún muy incierta para mí.

¡Feliz Nuevo Año 2015!




Composición la distribución de cuyas notas está basada en los dibujos de los sesenta y cuatro diagramas del Libro de los cambios (I Ching)

domingo, 28 de diciembre de 2014

JACQUES-ANDRÉ BOIFFARD (1902-1961): PARÍS (ANDRÉ BRETON: NADJA, 1928)














El Museo de Arte Moderno. Centro Georges Pompidou, de París, inaugura un nuevo Departamento, dedicado a la fotografía.

La primera exposición muestra la obra de un fotógrafo surrealista francés, caído casi en el olvido. Sin embargo, entre 1925 y 1935, antes de abandonar la fotografía, Boiffard realizó algunas de las imágenes emblemáticas de aquel estilo, fue el ayudante de Man Ray, participó en la realización de dos de las películas de este artista., ilustró la revista Documents fundada por George Bataille y, ante todo, ilustró la novela Nadja de André Breton con fotografías que tomó de París -y de algunas obras coleccionadas por el novelista-, el escenario donde tuvo lugar el encuentro entre la misteriosa Nadja, una pobre mujer rusa a punto de enloquecer -de la que poco se sabe, salvo que existió-, y el novelista.

Un documento excepcional e inesperado, lejos de los fotógrafos más célebres y celebrados, y sin embargo un fotógrafo único y callado.

sábado, 27 de diciembre de 2014

REYNOLD REYNOLDS (1966) & PATRICK JOLLEY (1964): BURN (2002)




Un hogar arde sin que sus habitantes se inmuten. Incluso atizan el fuego. Cae ceniza -o acaso nieve- hasta que la casa desaparece en un fundido en blanco.
Una inquietante y célebre metáfora del espacio doméstico, del cineasta norteamericano Reynolds y el artista irlandés, ya fallecido, Jolley, incluida en la exposición Inside, en el Palacio de Tokyo, hoy, en París.

La ciudad asediada (paletas egipcias pre-dinásticas, hacia 3000 aC)









Foto 1: Tocho, Museo del Louvre, Lens, diciembre de 2014

La nueva disposición de la colección permanente del nuevo Museo del Louvre en Lens (Francia) incluye una paleta cosmética funeraria de esquisto correspondiente al periodo predinástico egipcio.
Al igual que otras paletas conocidas, varios registros de escenas grabadas la cubren enteramente. Aunque se halla fragmentada, se distingue bien, sobre una rueda dentada, a un toro que empitona a un hombre.
El toro era un animal emblemático en el Mediterráneo antiguo. siendo el animal bravo más grande y posiblemente más fuerte, al menos como el león y el oso, el toro ejemplificaba las virtudes del poderoso y de los todopoderosos: dioses supremos y monarcas.
En el presente caso, el toro simboliza la fuerza y determinación del faraón que abate a un enemigo.
La rueda dentada inferior representa la planta de una ciudad fortificada.
La célebre paleta de Narmer (en la ilustración inferior) muestra a un toro -el faraón- que ataca con sus astas, no a un enemigo, sino a una ciudad -también representada por la planta de la muralla que la circunda: toma la ciudad.
Podemos pensar, posiblemente, que la paleta del Louvre muestra las distintas conquistas del faraón, o, mejor dicho, muestra al faraón en tanto que conquistador. Entre sus conquistas más preciadas se hallan ciudades enemigas. La rendición de una ciudad denota la omnipotencia del monarca. Hasta que éste no entrara victorioso en una ciudad que le hubiera opuesto férrea resistencia, el monarca no podía mostrase como el garante del orden del mundo.   Una ciudad que caía era una barrera que se derrumbaba: todo un nuevo espacio, que hasta entonces se le había resistido, se podía a sus pies. El que una ciudad cediera significaba que ya nada podía interponerse ante la fuerza del faraón.

Este motivo también se encuentra en la iconografía de los relieves neo-asirios. Del mismo modo, la conquista de ciudades era una prerrogativa y una obligación del emperador romana. Una ciudad que no le abría sus puertas constituía un enclave, un mundo cerrado que denotada las limitaciones de su poder, algo así como un universos que seguía reglas ajenas a las leyes que el monarca dictaba. Constituía un peligro pues significaba que existían otras leyes, leyes tan válidas como las del monarca, leyes que ponían en evidencia las leyes de éste: así, el orden del mundo se tambaleaba porque las leyes no alcanzaban a explicar y ordenar el universo.
La ciudad, que era, un espacio, ordenado, tenía que estar a la orden del monarca. Cualquier anunciaba el fin del mismo, y del mundo.