Palmira fue una ciudad fundada en un gran oasis ubicado en el centro el desierto siro-arábico en el segundo milenio aC, dominada por los asirios, ampliada en época helenística, y transfigurada en el siglo III dC, convertida en la capital de un estado integrado en el Imperio romano. Controlaba el paso de las caravanas que traían bienes de Mesopotamia hacia los puertos del mediterráneo oriental donde eran emmbarcados hacia Roma.
Según la Biblia, Palmira, conocida como Tadmor, fue fundada por Salomón.
La reina Zenobia, que se rebeló contra Roma, en el siglo III dC, y logró poner en jaque en Imperio, antes de caer prisionera, dotó a la ciudad de una aureola que no ha disminuido, pese a que la ciudad fue destruida por Roma y, mil años más tarde, rematada por los turcos, convertida en un campo de ruinas.
Este hecho despertó la curiosidad de algunos viajeros en los siglos XVII y XVIII, como el inglés Robert Wood, quien dibujó por vez primera todos los monumentos en ruinas, publicando los grabados tanto en Francia cuanto en Inglaterra. El éxito europeo de la publicación estuvo en el inicio del gusto por el neo-clasicismo sobre todo en el Reino Unido. Las ruinas de Palmira revivieron en la arquitectura europea.
Cuando, hoy, Palmira es uno de los yacimientos arqueológicos más expuestos a la guerra civil o religiosa siria, quizá sea útil recordar estas imágenes.