miércoles, 27 de enero de 2016

WAFAA BILAL (وفاء بلال, 1966): ASHES (CENIZAS, 2002-2013)













Ashes (Cenizas) es el título de una serie fotográfica que el artista iraquí Bilal, nacido en Najaf, y des finales de los años noventa, profesor de arte en Nueva York tras huir del régimen de Saddam Hussein y haber perdido parte de la familia durante la Segunda Guerra del Golfo en 2003, tardó diez años en realizar pues las minuciosas vistas de interiores devastados -que incluyen imágenes de palacios de Saddam Hussein abandonados- son fotografías de maquetas que reproducen interiores reales. Bilal construyó ruinas: siempre de entornos domésticos, o de espacios apreciados (el peatonal callejón de los libreros en Bagdad, destruido por un suicida-bomba y reconstruido en 2009, en el que libreros de viejo exponen libros y revistas al aire libre, es casi un interior).
Las cenizas corresponden a muros y enseres quemados, y a seres humanos Son ruinas y cementerios. Y sin embargo, el artista no detalla morbosamente la pérdida sino que trata de evocar la vida que allí existía, a través de imágenes que suscitan más nostalgia que horror, como si la vida se hubiera detenido -no queda claro si los espacios han sido abandonados o destruidos-, y pudiera retornar.


Solo por información, fotografías de 2009 del palacio saqueado de Saddam Hussein y del palacete para visitantes notables en Babilonia (entero), y de la reconstruida Mutanabi, la calle de los libreros, cerca del bazar central en Bagdad. El café tradicional Shabandar, al igual que toda la calle, también fue destruido en 2007
































(Fotos: Tocho, Bagdad, 2009-2010)

martes, 26 de enero de 2016

La cultura del ladrillo: arte y ladrillo

Claire Fontaine 




Daniel G. Andrújar

 Jordi Mitjà
(Refugio)
Jorge Méndez Blake









La preparación de la exposición  De obra. Cerámica y arquitectura en el Mediterráneo, de la antigüedad hasta nuestros días, en el Museo del Diseño de Barcelona (edificio Dhub), que se inaugurará el 13 de septiembre de este año hasta el 29 de enero de 2017, ha llevado a hallar un cierto número de obras contemporáneas, algunas incluidas en la exposición, que utilizan el ladrillo para referirse críticamente a la construcción desaforada, a la manera de construir y de habitar.
El ladrillo se convierte en una buena imagen de la obra sin sentido, pero también, debido a su sencillez, del hogar, de un refugio, como si fuera tanto lo que queda de casas rotas como el pilar de un espacio habitable sin ostentación. El ladrillo construye obras, imágenes de obras fracasadas, que no hubieran tenido que construirse nunca, o de obras esenciales, las únicas que deberían levantarse.
Varias de estas obras contraponen textos y restos, libros y tochos, y muestran cómo las obras aplastan los textos de pensamiento pero también como un simple texto puede descolocar a una obra implacable.