domingo, 17 de marzo de 2019
LA VERONAL: PASIONARIA (2018-2019)
LA VERONAL // P A S I O N A R I A from Crystal Lake on Vimeo.
LA VERONAL // PASIONARIA from Crystal Lake on Vimeo.
Hoy concluyen en Barcelona las representaciones de lo que es sin duda el mejor espectáculo de danza contemporánea desde la llegada del Nederlands Dan Theater y la irrupción de la bailarina francesa Sylvie Guillem, todo hace más de veinte o treinta años: Pasionaria, de La Veronal, con la danza (de pasos y gestos casi imposibles), la puesta en escena (como un cuadro de Oskar Schlemmer en movimiento), la escenografía y la música excepcionales y la actuación deslumbrante de Sau Ching Won, seguramente una de las mejores bailarinas del mundo en este momento.
No se lo pierdan.
NAT "KING" COLE (1919-1965): MONA LISA (1950) & ON THE STREET YOU LIVE (EN LA CALLE DÓNDE VIVES, 1956)
En el centenario de su nacimiento....
BERENICE ABBOTT (1898-1991): COCTEAU (O EL AMOR POR LOS MANIQUÍS)
La gran exposición dedicada a la fotógrafa norteamericana Béatrice Abbot, en la Fundación Mapfre de Barcelona, permite descubrir uno de los tres retratos que tomó del poeta, pintor y cineasta Jean Cocteau, en los años 30, en unas imágenes turbadoras que revelan la fascinación que las estatuas naturalistas y, en concreto, los maniquís -que atrajeron tanto a los artistas metafísicos como de Chirico-, suscita(ba)n, y la ambigüedad que se establece entre la imagen -quieta y muda- de un ser vivo -cuando duerme, además-, y la imagen de una imagen -con los ojos bien abiertos.
viernes, 15 de marzo de 2019
HARQUITECTES: CENTRO CÍVICO LEALTAD SANTSECA 1214 (2012-2018)
Fotos: Tocho, 2019
Rehabilitación de una sede obrera de finales de los año 20 -un palacete vagamente neo-barroco-, en el barrio de Sants de Barcelona, y transformación en un centro cívico.
Trabajo quizá manierista -que pone al descubierto, de manera elegante pero insistente, las capas que lo componen, mostradas ostentosamente como heridas- pero hermoso y seguramente funcional, en el que los elementos estructurales añadidos, de hierro y madera, parecen andamios que sujetan lo que una vez fue, como si quisieran preservar o apuntalar un sueño desvanecido.
Esta obra obtuvo merecidamente el Premio Ciudad de Barcelona de Arquitectura de 2018
jueves, 14 de marzo de 2019
JOAN BORRELL (1990): HIMNO A NIKKAL (2019)
Nueva interpretación del Himno a Nikkal, hallado en Ugarit (Siria), la canción más antigua conocida (s. XIV aC), a cargo del arquitecto, músico y barítono Joan Borrell, en la librería Documenta de Barcelona, el 7 de marzo de 2019, con motivo de la presentación pública de la nueva colección de revistas académicas Barcino Monographica Orientalia, del Institut del Pròxim Orient Antic (IPOA) de la Universidad de Barcelona (UB).
Joan Borrell ya ha interpretado este tema, con o sin acompañamiento musical, en Caixaforum (Barcelona y Madrid), Fundación Joan Miró (Barcelona), Museo Guggenheim de Nueva York y el Institute for the Study of Ancient World, de Nueva York.
Otra interpretación suya, considerada entonces la mejor de las que se han grabado, formó parte de la exposición sobre música antigua Musiques! Échos de l´Antiquité, en el Museo del Louvre de Lens y en Caixaforum de Barcelona y Madrid en 2018.
miércoles, 13 de marzo de 2019
La libertad del arte
La concepción de creación humana como un medio educativo o mágico, para conformar mentes y transmitir ideas y creencias, para condicionar la vida o para incidir directamente en personas y comunidades, favoreciéndolas o dañándolas a través de efigies y encantamientos, llegó -temporalmente a su fin- gracias al filósofo Emanuel Kant, a mediados del siglo XVIII. Una concepción que se remontaba al neolítico, quizá, dejó de ser de recibo.
A partir de entonces, la obra de arte ya no fue un instrumento servil, dotado de una función claramente enunciada: un instrumento de poder a través de imágenes y de rituales.
Ya no se pudo saber porqué las obras existían, ni a qué respondían. Tenían sentido, sin duda; no eran el fruto de una decisión y una acción caprichosas; no eran entes decorativos o gratuitos. Respondían a una necesidad o una motivación, mas ésta ya no se sabía. Atendían a un fin que no estaba indicado, que no se sabía ni se podía saber. La obra de arte tenía entidad y entereza. Contenía un mensaje, traducido plásticamente, pero no se alzaba para comunicarlo. Su razón de ser iba más allá de la mera educación o el condicionamiento. La obra era, en parte, enigmática. Se intuía que podía ilustrarnos, aunque no se sabía sobre qué ni cómo. Por otra parte, nadie estaba obligado a atender a los mensajes y las formas de la obra de arte. Su escucha o lectura ya no era de obligado cumplimiento. La obra no nos ordena nada.
La relación entre la obra y el espectador es educada. Ambos se mantienen a distancia, sin ser distantes; dialogan, pero no imponen. El silencio se respeta. La obra no está obligada a revelarnos un mandato, que ya no debemos atender. El espectador cuida las formas, tiene buenas maneras. La obra no educa, sino que parte del presupuesto que obra y espectador son educados y se respetan. La obra invita a la contemplación. La vida activa se detiene, aunque solo sea por un momento.
En verdad, la obra abre un espacio de libertad. Obra y espectador entran en contacto, pero nadie se impone, ni impone su punto de vista. Se puede pasar de largo o prestar atención, siendo atento, atendiendo a lo que la obra tiene a bien expresar. No se espera nada de ella, ninguna revelación. Se admira su presencia, su porte, su entereza, sin que se deba cantarla o repudiarla. La libertad es siempre cuestión de dos. Ser libre implica respetar la libertad de los demás seres y entes. Dicho ejercicio se práctica sobre todo cuando se puede escuchar, si se quiere- sin tener que decir nada. La contemplación estética permite atender a nuestras impresiones, a reflexionar sobre lo que tenemos delante y sobre nosotros. La reflexión conlleva una pausa. El tiempo se detiene. Los condicionantes cesan. Solo entonces, abriéndonos a la obra, nos descubrimos, y nos conocemos. Antes de olvidarnos de este momento de introspección en que atendemos a la obra. Tan solo su presencia, la vida se vuelve, por un momento, más grata o más compleja. La obra es una vida que nos llena sin que tenga la misión de hacerlo. Se trata de un acto de generosidad, como generosos somos si no pasamos de largo -aunque nada nos obligue a detenernos.
A partir de entonces, la obra de arte ya no fue un instrumento servil, dotado de una función claramente enunciada: un instrumento de poder a través de imágenes y de rituales.
Ya no se pudo saber porqué las obras existían, ni a qué respondían. Tenían sentido, sin duda; no eran el fruto de una decisión y una acción caprichosas; no eran entes decorativos o gratuitos. Respondían a una necesidad o una motivación, mas ésta ya no se sabía. Atendían a un fin que no estaba indicado, que no se sabía ni se podía saber. La obra de arte tenía entidad y entereza. Contenía un mensaje, traducido plásticamente, pero no se alzaba para comunicarlo. Su razón de ser iba más allá de la mera educación o el condicionamiento. La obra era, en parte, enigmática. Se intuía que podía ilustrarnos, aunque no se sabía sobre qué ni cómo. Por otra parte, nadie estaba obligado a atender a los mensajes y las formas de la obra de arte. Su escucha o lectura ya no era de obligado cumplimiento. La obra no nos ordena nada.
La relación entre la obra y el espectador es educada. Ambos se mantienen a distancia, sin ser distantes; dialogan, pero no imponen. El silencio se respeta. La obra no está obligada a revelarnos un mandato, que ya no debemos atender. El espectador cuida las formas, tiene buenas maneras. La obra no educa, sino que parte del presupuesto que obra y espectador son educados y se respetan. La obra invita a la contemplación. La vida activa se detiene, aunque solo sea por un momento.
En verdad, la obra abre un espacio de libertad. Obra y espectador entran en contacto, pero nadie se impone, ni impone su punto de vista. Se puede pasar de largo o prestar atención, siendo atento, atendiendo a lo que la obra tiene a bien expresar. No se espera nada de ella, ninguna revelación. Se admira su presencia, su porte, su entereza, sin que se deba cantarla o repudiarla. La libertad es siempre cuestión de dos. Ser libre implica respetar la libertad de los demás seres y entes. Dicho ejercicio se práctica sobre todo cuando se puede escuchar, si se quiere- sin tener que decir nada. La contemplación estética permite atender a nuestras impresiones, a reflexionar sobre lo que tenemos delante y sobre nosotros. La reflexión conlleva una pausa. El tiempo se detiene. Los condicionantes cesan. Solo entonces, abriéndonos a la obra, nos descubrimos, y nos conocemos. Antes de olvidarnos de este momento de introspección en que atendemos a la obra. Tan solo su presencia, la vida se vuelve, por un momento, más grata o más compleja. La obra es una vida que nos llena sin que tenga la misión de hacerlo. Se trata de un acto de generosidad, como generosos somos si no pasamos de largo -aunque nada nos obligue a detenernos.
martes, 12 de marzo de 2019
CATHY CLARET (1963) CON RAIMUNDO AMADOR (1959): RAYO (2019)
Este videoclip fue rodado en el barrio de la Mina de Barcelona en diciembre de 2018. Más concretamente, la estatua de Nacho Falgueras, dedicada a Camarón de la Isla, centra la filmación del tema de la cantante de flamenco del sur de Francia, Cathy Claret, con la colaboración del músico y cantante gitano Raimundo Amador..
El presidente del Centro Cultural Gitana de la Mina, D. Rafael Perona, realiza un acto muy habitual en el video: una ofrenda floral a la estatua, que no es sino una versión más contenida de lo que suele acontecer alrededor de esta obra, objeto de una intensa devoción, cuando "fieles" venidos de todas partes del mundo, rezan, de rodillas, a la estatua o, como puede comprobar, dan vueltas alrededor suyo, en Harley Davidson, por ejemplo, mientras la música de Camarón suena a todo volumen, una estatua que se ha convertido en un referente de la comunidad -a menudo abandonada por los poderes públicos.
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