Fotos: Tocho, mayo de 2019
Dirección: Pedro Azara
Diseño del montaje: Tiziano Schürch
Construcción del montaje y transporte: Favio Monza y Artpercent
Coordinación. Eva Soria y Olga Díaz
Documentación: Pedro Azara y Dolors Magallón
Diseño gráfico: Quim Pintó y Montse Fabregat
Fotografías: Felipe de Ferrari y Luis Tudela
Videoarte: Albert García Alzórriz y Gabriel Ventura
Filmaciones y grabaciones: Pedro Azara, Joan Borrell y Kerman Arranz
Catálogo: Editorial Tenov
Autores: Pedro Azara, David Bestué, Daniela Ortiz, Perejaume, Francesc Torres, Lúa Coderch, Lola Lasurt
Pasacalle y máquina expendedora: Marcel Borrás, con Marta Aguilar y Anabel Labrador
Agradecimientos a los prestadores, a todas las personas que han proporcionado información y en especial a Aureli Santos (director del Patrimonio del Ayuntamiento de Barcelona)
PERDER LA CABEZA….
“Para destruir un ídolo, se debe moler y echar el polvo al
mar. No se debe lanzarlo al viento porque podría fertilizar la tierra. Nada
prohibido debe quedar en las manos (Lo Yidbak b'Yadcha Me'umah Min
ha'Cherem). Hasta los fragmentos deben desaparecer.” (Avodaz Zarah –Adoración extralña-, 44)
“ Había una pequeña Virgen que
le gustaba mucho, y de pronto, delante de la Virgen, se enterneció y empezó a hacer una especie de oración, y
después, sin ninguna clase de intermedio, escupió a la Virgen y
empezó a insultarla.” (Salvador Dalí sobre Luis Buñuel, 1969)
Lejos de la reflexiva actitud ante las imágenes que se debería
de tener, según la teoría del arte occidental, heredera del Siglo de las Luces
-guardando las formas, manteniendo las distancias-, ayer como hoy, las estatuas
naturalistas, expuestas al público, suscitan reacciones apasionadas, que van
del acercamiento al rechazo, de las caricias a la mutilación. Las estatuas se “exponen”
a provocar enconados movimientos, se arriesgan a mostrarse, a revelar su cara,
al careo, al enfrentamiento; buscan el encuentro, retan, rozan a los
espectadores. Las estatuas organizan y disuelven comunidades, muestran lo que
se quiere ver –y no puede verse si nos es por la mediación de la imagen-, y lo
que se rechaza. Las imágenes son seres vivos que no dejan a nadie indiferente.
Los retos, los riesgos que la manifestación de las estatuas
acarrea se dan en todas las épocas y culturas. Son testimonios adorados o
molestos. Ponen en juego su vida y la vida de quienes viven pendientes de
aquéllas. La buena o mala fortuna de un individuo o de una colectividad depende
del buen o del mal de ojo de la imagen.
Una comunidad como Cataluña, con sus montes sagrados y sus
mitos identidarios, no escapa a esas reacciones humanas ante la presencia de
imágenes. Se hace cola para adorarlas, o se las ciega, se las decapita. Pero la
cabeza que pierden también simboliza la cabeza que perdemos, una pérdida que es
una ganancia, pues es la prueba que la imagen ha logrado su objetivo: sacarnos
de nuestras casillas, despertarnos y enfrentarnos a nuestros temores y a
nuestras esperanzas. Devolvernos a una vida plena y contradictoria. Una estatua
adorada o destruida es una estatua colmada, que ha alcanzado el fin.
El Pabellón de Cataluña en Venecia presenta la biografía de
una docena de estatuas públicas que, en los últimos años, durante y años después
de la dictadura, han suscitado reacciones apasionadas, viscerales o extáticas,
y expone algunas cuya vida más las ha marcado, junto con interpretaciones contemporáneas,
desde diversos géneros artísticos, del fervor, del dolor o el temor con el que
las afrontamos. Los propios visitantes podrán confrontarse con ellas, dentro y
fuera del pabellón, o podrán “ver” como algunas se les acercan…Cuidado con las
estatuas.
“… invadieron la
Grecia sin perdonar del saqueo las estatuas de los dioses, ni del incendio los
templos. ¡Los altares, suprimidos; las estelas de los dioses, arrancadas de
raíz de sus bases, por el suelo en confusión, arrojadas! Por el daño que han
causado digno castigo sufrieron, y aún habrán de sufrir más, que el cimiento de
sus penas acaba de ser echado, y se encuentra aún en la infancia. Que tal será
el amasijo de sangre y degüello que sufrirán…” (Esquilo: Los Persas)
TEMOR Y TEMBLOR ANTE LOS ÍDOLOS
1.-ADORACIÓN
La adoración de las estatuas se ha dado desde siempre. Se
trata de un sentimiento complejo y ambiguo. Platón distinguía entre iconos
(imágenes que hacen ver entes y seres sobrenaturales, sin confundirse con
éstos) e ídolos (imágenes consideradas como entes sobrenaturales), que daban
lugar a dos actitudes distintas: la veneración en un caso, la adoración
“idolátrica” en otro.
En el paganismo, las estatuas eran, al igual que los templos
y otros objetos naturales y artificiales, cuerpos materiales habitados por los
dioses, siempre inmateriales. En principio, la adoración se dirigía hacia el
espíritu divino en la estatua. Para el cristianismo, por el contrario, la
estatua es una imagen que permite pensar en la divinidad invisible, y un
vehículo que canaliza las oraciones y los reproches hacia ella. Pero, al igual
que ocurría con el paganismo, la frontera entre veneración y adoración es tenue
e indefinida, y es difícil saber si se reza ante la estatua o directamente a la
efigie divinizada.
1.1 Salvador Martorell (1895-1968)
Paso de Semana Santa
del Santo Entierro, 1942-1944
Madera policromada y telas bordadas
Gremi de Marejants, Tarragona
1321: El Gremio de Mareantes ya existía –uno de los más
antiguos aún activos de Europa.
Circa 1713: Isidre Espinal (¿1696?-1741) talla el paso
original
Circa 1820: Vicente Roig restaura o rehace la talla
21 de julio de 1936: quema intencionada del paso ante la
iglesia de San Pedro del Serallo
1942: Una réplica inconclusa del paso, por el escultor
Salvador Martorell, en la procesión del Santo Sepulcro del Viernes Santo
1944: Talla concluida
1999: La Generalitat de Catalunya declara la procesión del
Santo Entierro del Viernes Santo, de Tarragona, “fiesta tradicional de interés
nacional”
2. DESTRUCCIÓN
La destrucción, siempre violenta, de las estatuas, es
también una práctica común desde la antigüedad. Las estatuas que no respondían
a las peticiones humanas eran azotadas, derribadas o destruidas. El
ensañamiento en la mutilación y, en particular, la decapitación, ayer y hoy,
responde bien a la consideración de la estatua como un ser vivo. Sin testa ya
no “es”. Dichas acciones revelan la creencia en la identificación entre la
imagen y el modelo denostado, o la capacidad de la imagen de cobrar vida,
dejando de ser una imagen para convertirse en un ser a parte entera que merece
el mismo trato, respetuoso o de rechazo, que una persona querida u odiada. Hoy
como ayer, se destruyen estatuas para anular su poder sobre nosotros, un acto
que revela la importancia que les concedemos y la influencia que éstas ejercen
sobre nosotros, capaces de influir, hasta hacernos perder la cabeza –cabeza que
la estatua mantiene fría, sin embargo-, en nuestros actos y en nuestros
sentimientos.
2.1 Adolf Florensa (1889-1968) & Joaquim Vilaseca
(1885-1963) (columnata), y Josep Clará (1878-1958)
Monumento a los Caídos,
1951
Mármol
Depósito Municipal de Nou Barris, Ajuntament de Barcelona
• 19 octubre de 1951: Inauguración
• 19 de mayo de 1972: Estalla una bomba de la F.A.C. (Front
d´Alliberament Català). Nueve miembros detenidos el 28 de mayo.
• 11 de enero de 1974, 6.15h de la mañana: Dos cartuchos de
dinamita, del grupo Olla (Organització de la Lluita Armada), como protesta por
la condena a muerte del anarquista Salvador Puig Antic, derrumbaron una
pilastra y la cruz, dañaron cuatro pilastras, e hirieron un viandante por la
caída de cristales de la Facultad de Químicas.
• 20 de septiembre de 1980: la policía halla un paquete
bomba con un tubo de 50 cm de largo y 16 cm de diámetro, y 24 quilos de
explosivos (Goma-2), depositado por cuatro miembros del PCE (I), detenidos.
Entre éstos, Dolores López Resina, posteriormente miembro del Comando Barcelona
de ETA.
• 1 de julio (junio) de 2001: derribado por un atentado de
la Plataforma Antifascista de Barcelona. Retirado y restaurado. El Museo
Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) rechaza la obra por la restauración
efectuada.
• 28 de julio de 2005: Retirada de la columnata, sustituida
por un parterre, lo único que queda del proyecto de urbanización del arquitecto
Helio Piñón, encargado dos años antes y presentado públicamente en el Colegio
Oficial de Arquitectos de Cataluña (COAC) el 17 de marzo de 2003.
2.2 Josep Viladomat (1899-1989)
Fragmentos del Monumento ecuestre a Francisco Franco,
1963. Original en bronce, destruido y pintado, depositado en el Museu
d´História de la Ciutat de Barcelona (MUHBA). Colección Ajuntament de Barcelona
Nota: El ayuntamiento de Barcelona interpuso una denuncia
contra personas no identificadas por destrucción de un bien público. Pendiente
el juicio, la prueba del daño no puede salir de Barcelona. Además, la compañía
de seguros debería abonar la limpieza de materias orgánicas y la consolidación
de los fragmentos, pero la denuncia obliga al pago a los desconocidos causantes
del daño.
• 17 de junio de 1963: inaugurado en el Patio de Armas del
Castillo de Montjuich por el jefe del estado, Francisco Franco
• 3 de junio de 1985: pintado de rosa el día de las Fuerzas
Armadas. Retirado al Museo Militar de Montjuich. Se tuvo que aserrar una pierna
de la estatua para poder introducir la obra en el museo, y se pintó enteramente
de Oxirón gris.
• 8 de junio de 2013: Decapitación anónima en los almacenes
municipales de Nou Barris. Nunca se ha sabido quién y porqué se llevó a cabo
esta acción. Desde entonces, la seguridad del depósito se ha reforzado.
• 18-20 de octubre de 2017: expuesto, pintado y mutilado en
la explanada del Centro Cultural Born de Barcelona.
3. ANULACIÓN
La influencia que las estatuas ejercen sobre nosotros se
mantiene mientras éstas estén presentes, nos miren y las podamos contemplar. La
retirada definitiva de la estatua del espacio público, su ocultación (sin la
destrucción de ésta), por razones no estéticas, sino políticas, persigue evitar
que siga apareciendo como una figura modélica y poderosa que condiciona
–estructura y mantiene- la vida de una “polis” o comunidad, lo que también
revela la inevitable consideración mágica de la estatua, juzgada como un ser
vivo dominante que debe ser secuestrado o encarcelado.
3.1 Frederic Marés (1893-1991)
Réplica de un original en bronce de Josep Oriol Mestres,
arquitecto (1815-1895) & Venancio Vallmitjana, escultor (1826-1919)
Monumento a Antonio
López, 1944
Piedra de Montjuich
Depositado en el Museu d´Història de la Ciutat de Barcelona
(MUHBA), Barcelona
• 24 de diciembre de 1883: fundición en bronce
• 13 de septiembre de 1884. Inauguración
. 21
de Junio de 1902: la revista satírica La
Campana de Gràcia (núm 1727) propone sustituir la estatua de Antonio López
por la del poeta y sacerdote Jacinto Verdaguer
• 24 de agosto de 1936. Derribo con cuerdas en los inicios
de la Guerra Civil. Destrucción de las inscripciones alegóricas, reemplazadas
por la inscripción “Plaça del capitá Biardeau, mártir de la libertad”.
Colocación de un retrato en relieve, con una bandera roja y coronas de flores,
del capitán Biardeau, muerto el 6 de octubre de 1934 en la lucha ante el
edificio de la antigua Capitanía General.
• 20 de enero de 1944: réplica en piedra del monumento por
Frederic Marés
• 4 de marzo de 2018: retirada de la estatua por el
discutido pasado esclavista de López. Depositada en el MUHBA
3.2 Genaro Iglesias
Monumento a los caídos,
1963
Bronce
Depósito municipal, Ajuntament, Balaguer (Tarragona)
• 30 de junio de 1963: Inauguración por el General Franco.
Obra de un escultor republicano represaliado, condenado a vivir a 150 km de
Barcelona. La primera versión, con una figura masculina desnuda no fue
aceptada. El encargo era de un soldado con un arma, un casco y una bandera,
convertido en un campesino de pecho desnudo, una azada, un casco y una
pirámide, vaga representación de una bandera.
• 1982: Retirada por su relación con el dictador Franco
. 2019: Posible restitución del monumento por el pasado
republicano del artista
3.3 Joan Brossa (1919-1998)
Record d´un malson (1991)
Mármol, cobre y madera
Museu de l´Història de l´Immigració a Catalunya, Sant Adrià
de Besos (Barcelona)
1989: Encargo municipal de un monumento para el barrio de La
Mina de Sant Adrià de Besós (Barcelona). Brossa ya anuncia el tema de la obra
1991: Entrega del monumento: una cabeza decapitada sobre una
bandeja, posada sobre una silla funcionarial, del ex alcalde de Barcelona, José
María de Porcioles, bajo cuyo mandato se cometieron desmanes urbanísticos como el
barrio de La Mina. Expuesta durante un
día en la plaza de Josep Tarradellas en Sant Adrià de Besòs. Retirada por el
alcalde y almacenada.
10 de junio de 1995:
Recuperación y exposición en un parterre en el cruce de las calles San Ramón de
Peñafort y Cristóbal de Moura, en un extremo del Parc del Besòs, ante los
bloques de la Mina.
13 de junio de 1995: Retirada del monumento y nuevo almacenamiento.
Expuesta en la Biblioteca Popular, y retirada ante las protestas de la
Asociación de Vecinos por la agresividad de la imagen para la educación de los
niños.
2004: Exposición permanente en el Museu de l´Història de
l´Immigració a Catalunya, en Sant Adrià de Besòs (Barcelona).
19 de enero de 2013 (aniversario del artista): Acción a lo
largo del parque de la ribera de Besòs, con una réplica, en material ligero,
pintada de verde, de la testa de la estatua, que concluyó con la destrucción de
ésta lanzada contra la fachada del museo.
4. MANCILLAMIENTO
La desfiguración es un procedimiento habitual para negar la
vida de una imagen. Echar pintura, casi siempre rojo sangre (el rojo de las
llamas infernales, también), parece un gesto común. El rostro es la parte
habitualmente afectada y, en particular los ojos. Del mismo modo que se han
sacado o rayado con saña los ojos de las figuras pintadas o esculpidas desde la
antigüedad, tanto para evitar que una estatua se despierte (en el Próximo
Oriente antiguo), como para neutralizarla (en Bizancio, en el siglo IX, cuando
se cegaban las estatuas para evitar el influjo de su mirada), la pintura afea
el rostro, vela los ojos y evita que las estatuas nos miren. En algún caso
reciente, se ha llegado a echarles aceite hirviendo, rememorando métodos
medievales de defensa ante el temido enemigo. De nuevo, dichos gestos reconocen
la turbación que las imágenes nos causan, y el trato humano o inhumano -absurdo
o impropio ante un objeto material si éste fuera inerte-, que damos a las
estatuas que nos observan.
4.1 Francisco López (1932-2017)
Monumento a Lluis
Companys, 1998
Bronce
Ajuntament de Barcelona
• 21 de abril de 1998. Inauguración
• 9 de agosto de 2013: Pintado por un colectivo de artistas
por considerar la escultura inexpresiva
. 20 de julio de 2017: Pintado
. 3 de abril de 2018:
Pintado