martes, 31 de marzo de 2020

Mirando atrás

Me han recordado que nos dio clases de historia del arte.
Luego, dimos clases en la misma cátedra durante diez años. Él tenía treinta y cinco años más que yo. Se jubiló hace veinticinco años.
Era afable; siempre sonreía, con los ojos achinados. Hablaba con voz fuerte, acentuando algunas palabras, casi como Dalí, pero con modestia, sin ostentación.
Le hice poco caso. Lo veía como un personaje de otra época, con la misma edad que tendré de aquí a menos de diez años. Hablaba con respeto de la vanguardia cuando la transvanguardia asolaba.
El resto de los profesores, más jóvenes que él, también lo trataban no sé si con indulgencia o con condescendencia.
Nunca se rebajó ni se vendió.
Pero le admirábamos porque Tàpies le ninguneaba: sin duda porque Tàpies sabía que sin él no habría sido nadie.
Hoy ha muerto. Ha dejado su colección de arte, su archivo y su biblioteca a la Escuela de Arquitectura de Barcelona -cuando nadie estaba interesado en ella.
Los años de las vanguardias de los años cincuenta y sesenta estaban en él; los vivió, y los fundó.
Hoy querría hablar con él.
Ha muerto.
Extraña suerte la de la juventud que desdeña lo que, cuando ya es demasiado tarde, querría conocer. Corremos sin darnos cuenta que lo que dejamos atrás hubiera tenido que ser nuestro punto de llegada.
Supo que era mejor dejar que Dios jugara a los dados de siete caras.

A Arnau Puig (1926-2020), maestro

(Agradecimientos a Félix Solaguren)

In memoriam...



EDOUARD LUNTZ (1931-2009): ... ENFANTS DES COURANTS D´AIR (.... LOS NIÑOS DE LAS CORRIENTES DE AIRE, 1959)



Documental (o semi-documental) sobre la vida de niños en las misérrimas periferias de Saint-Denis y de Aubervilliers al norte de París, a finales de los años cincuenta, pobladas por inmigrantes venidos respectivamente de España y de la colonia de Argelia, en plena Guerra de Independencia.
Barracas de tablones, al pie de nuevos bloques de polígonos, como en tantas ciudades, en medio de descampados polvorientos, convertidos en campos de inmundicias, que ciñen la capital.
Juegan con la vida....

lunes, 30 de marzo de 2020

"Arte de tercer orden" (en: Juan Antonio Bardem, La muerte de un ciclista, 1955)





El reciente fallecimiento de la actriz Lucía Bosé (1931-2020), protagonista de la gran película de Juan Antonio Bardem (1922-2002), La muerte de un ciclista, en 1955, ha llevado a que se volviera a proyectar en un canal de televisión.

Una escena decisiva acontece en una galería o un museo de arte. Un crítico de arte, Rafael Sandoval, sospecha de la moralidad de la figura central, María José, una hermosa joven acaudalada, gracias a un matrimonio de conveniencia, y la cita, para amenazarla, en el marco de una exposición de cuadros y esculturas expresionistas y abstractas.
Las obras, que el crítico descalifica -"de tercer orden"-, se convierten en una imagen de la bajeza del amenazador y de la frialdad de la protagonista -que ha atropellado, involuntariamente, a un ciclista, y ha huido del lugar, junto con su amante, esperando que nadie los hubiera visto. Pero...
Las obras configuran un escenario dantesco, ante el que desfilan lentamente el acosador y su víctima. Algunas esculturas de hierro, formadas por barras o por púas, evocan un instrumento de tortura; otras, son monstruos tentaculares que bien podrían aludir a las redes que el crítico tiende a la joven.

Los estudiosos han discutido si esta exposición tuvo realmente lugar en Madrid y si las obras ya existían independientemente de la película.
El escenógrafo, Enrique Alarcón Sánchez era arquitecto y pintor. Pero no parece que las obras fueran suyas.
No se ha llegado a ninguna conclusión, aunque se ha emitido la hipótesis que la exposición hubiera tenido lugar en las galerías Buchholz, o en Fernando Fe, en Madrid, galerías que promovían arte "moderno, de la Segunda Escuela de Vallecas, dirigida por el surrealista Benjamin Palencia, algunas de cuyas obras parecen poblar el cabezal de la habitación conyugal de la protagonista.
Se diría que algunos cuadros podrían ser de Luis Seoane, y algunas esculturas de Benjamín Lobo.

En cualquier caso, aunque la mirada de Bardem era crítica con respecto a estas obras "modernas" -en esta escena el personaje del crítico parece ser el portavoz del cineasta-, cabe preguntarse si, dado el éxito de la película, ésta contribuyó a la creciente difusión del arte de vanguardia español en los años 50, promovida incluso por el propio régimen franquista.

Este fragmento no suele proyectarse en las exposiciones permanentes dedicadas al arte de vanguardia  español tras la Guerra Civil, en museos como el Centro Reina Sofía.

A la espera de poder estudiar el archivo del cineasta, cualquier dato que esclarezca estas obras -autor, título- y el espacio expositivo, será bienvenido -citando siempre el autor de la información.













El imaginario mesopotámico, ayer y hoy




Agradecimientos a Ignaco Urbistondo por la edición y montaje del vídeo.


Esta filmación corresponde a la segunda y última parte de una reciente clase "virtual" para estudiantes del Máster del Departamento de Historia y Teoría de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona (UPC-ETSAB).

Se comentan algunos ejemplos de obras y acontecimientos que revelan tanto la construcción de un imaginario mesopotámico occidental como la influencia de dicho imaginario en las artes modernas, artes que, a su vez, ayudan a construir juicios y prejuicios nuestros acerca de este pasado, que siempre se ha querido distinguir, incluso oponer al pasado greco-latino -sin desdeñarlo por su conexión con el Antiguo Testamento-, que durante mucho tiempo se ha solido pensar que era exclusivamente occidental.

domingo, 29 de marzo de 2020

RAGNAR KJARTANSSON (1976): THE VISITORS (LOS VISITANTES, 2012)



Los visitantes (título del último disco del grupo Abba) es el nombre de una instalación del artista islandés Kjartansson, que algunos críticos consideran como una de las obras de arte más importantes del siglo XXI.

Consiste en la proyección en múltiples pantallas dispuestas en un mismo espacio, que éstas organizan y parten, de músicos, uno por pantalla, unos invitados que tocan cada uno en una habitación distinta de una casa victoriana y del jardín, en la costa este norteamericana, cuya interpretación la instalación junta y armoniza.

En tiempos de confinamiento, quizá sea un símbolo de la soledad compartida, y de como se pueden  aunar idealmente, de cómo una obra de arte puede romper barreras, la cuarta pared que nos separa de los demás. 

La obra, creada tras una ruptura, simboliza una reunión, no física -cada uno vive en su mundo-, sino a través de las múltiples voces que se elevan.


KRZYSZTOF PENDERECKI (1933): SINFONÍA NÚMERO 7: LAS SIETE PUERTAS DE JERUSALÉN (1996)



El número siete no es casual ni insignificante.
In memoriam....

KRZYSZTOF PENDERECKI (1933): PITTSBURG (1967)



In memorian....