viernes, 4 de septiembre de 2020

Bibliotecas universitarias de Barcelona -cuando la pandemia

 



Sala de lectura -cerrada, convertida en almacén- de la biblioteca del Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña (COAC), en Barcelona


Sala de lectura accesible de la biblioteca del COAC, reducida a su mínima expresión: abre dos media mañanas a la semana, se tienen que reservar los libros por internet, toman la temperatura, y solo caben dos personas a la vez. Se exige el porte de guantes de plástico (que se entregan). Es la principal biblioteca de arquitectura de Cataluña.






Sala de lectura de revistas de la biblioteca de Humanidades de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB): zona de libros acordonada. Bibliotecario sordo. Un solo lector.



Biblioteca de humanidades de la UAB: los libros se tienen que reservar por internet, solo se pueden recoger, aunque se pueden leer en un pequeño cuarto que es un almacén. Ningún lector


Biblioteca del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC): una de las más importantes de arte en España. Se toma la temperatura para poder acceder. Funciona normalmente. Un solo lector. 





Biblioteca de Cataluña, Barcelona. La biblioteca más importante de Cataluña y una de las principales de España. Cierra al mediodía. Acceso a los catálogos vetado. Grandes áreas acordonadas. La búsqueda y entrega de libros, a cargo de los bibliotecarios. Cuatro lectores, creo recordar.

Mientras, la biblioteca más agradable de Barcelona, excelente para el arte moderno, de la fundación Joan Miró -que desde un tiempo ya se alquila a empresas (Apple pago en especies, con algunas tabletas)-, se desmantela parcialmente y sus fondos se trasladan  a la biblioteca de la Universidad Pompeu Fabre -una universidad pública que pone trabas o impide el acceso a los estudiantes que no están matriculados en dicha universidad.

Fotos: septiembre de 2020, a poco del inicio del curso escolar y universitario.


Pendientes de Messi, empero

jueves, 3 de septiembre de 2020

CARLO AYMONINO (1926-2010) & GABRIELLA BARBINI: ANTIGUOS JARDINES REALES, VENECIA (1806, 2014-2020)

 














Fotos: Tocho, agosto de 2020

Los antiguos jardines reales, creados frente al mar a un lado de la plaza de San Marcos, en 1806, por orden de Eugène de Beauharnais (1781-1824), hijo adoptivo de Napoleón Bonaparte, nombrado virrey de Italia y príncipe de Venecia por su padre adoptivo, estaban abandonados y cerrados desde hace decenas de años.

Han sido restaurados por el historiador de la arquitectura Carlo Aymonino -se trata de un proyecto póstumo, llevado a cabo por la arquitecta Gabriella Barbini- y abiertos este año. 

Uno de los lugares recoletos, en perfecto estado,y más hermosos (delimitado por el mar y un canal posterior, entre la verja y la imponente fachada de las Procuradurías Nuevas, un edificio manierista que acogía a los procuradores o administradores municipales de los distintos barrios de la ciudad -el Palacio Ducal, por el contrario, acogía al gobierno de la República-, convertido en Palacio Real por el emperador francés Napoleón I), sorprendentemente más tranquilos de Venecia. Comprende tan solo vegetación, una pérgola, un invernadero convertido en auditorio y bar, y caminos cubiertos por grava. 

martes, 1 de septiembre de 2020

DAVID CHIPPERFIELD (1953): NUEVO CEMENTERIO SAN MICHELE, VENECIA (1998-2017, 2020-)

 



























































Fotos: Tocho, agosto de 2020


Cuatro patios a cielo abierto, cuatro claustros más bien, tres de basalto y uno de piedra blanca, delimitados por muros ciegos, a los que se accede por estrechas escalinatas -los recintos no están a nivel del suelo: se alzan levemente del entorno pavimentado- dedicados a los arcángeles. Entre las cajas negras, una plaza arboladas con bancos de piedra.

En las esquinas del pórtico continuo de cada recinto, una bañera de piedra negra con un caño sencillo, para el agua de los pequeños jarrones funerarios. En el interior de los claustros, los nichos, señalados por lápidas, distribuidos en pisos, miran hacia un jardín recoleto verde en el que destaca una amplia pila de la que mana agua que cae, recogida por una acequia que rodea la base de la fuente.

Las formas, las proporciones, los materiales, las texturas o los colores, el rumor del agua, suscitan paz.

Sin embargo, los venecianos siguen prefiriendo el ajado cementerio cercano, alrededor de dos patios renacentistas carcomidos por la humedad. 

El cementerio seguirá creciendo en una pequeña isla proxima.

miércoles, 26 de agosto de 2020

WEEKES, REMI & WHITE, LUKE (CONOCIDOS COMO: TELL NO ONE): METAMORPHOSIS: DIANA AND ACTEON (TITIAN 2012)



Espléndida interpretación del mito griego de Ártemis (Diana) y Acteón, éste último convertido en un ciervo, perseguido por sus perros, un dia de caza en que, adentrándose en el bosque, sorprendió a la diosa Diana bañándose en un estaque.

El cortometraje, premiado en el Festival de Cannes de 2013, se inspira en el cuadro de Tiziano sobre el mito, tal como lo narra el poeta romano Ovidio.

Filmado por el dúo, conocido como Tell No One, de jóvenes directores británicos Weekes y White.

La imitación (Douglas Sirk: Imitación a la vida, 1959)


 


Aunque el título en español quizá no sea una correcta traducción del inglés (se imita a alguien, pero el resultado es una imitación de alguien), Imitación a la Vida, el melodrama de Douglas Sirk (1897-1987) de 1959, con Lana Turner (1921-1995) -y parcialmente basado en su vida-, que Televisión Española (tve2) proyectó -sorprendentemente- ayer noche, plantea una duda.

El título, sin duda, alude a la carrera de la protagonista, una actriz de teatro, viuda de un gran director de teatro,que se traslada a vivir en un mísero piso en Coney Island, cabe la popular playa de Nueva York, para proseguir con su carrera, ya sin la ayuda de su marido, y que va de fracaso en fracaso, de negativa en negativa, con tan solo los escasos ingresos por participar en anuncios ridículos -gracias a su físico, no a sus dotes interpretativas.

Agentes tratan de abusar física y emocionalmente de la actriz, hasta que un ensayo que se tuerce, de pronto, la suerte cambia; empieza a encadenar éxito tras éxito, se muda a una mansión en California y obtiene un primer papel protagonista en una película europea: la gloria.

Mientras, su vida personal se derrumba. Apenas trata a su hija, no está casi nunca en casa (de la que huya hacia los focos y, sobre todo, el espacio del escenario), no conoce a su asistenta que hace las veces de madre de la hija de la actriz,  y maltrata -o, mejor dicho, trata como si de un útil se tratara- a un callado admirador que la ayuda.

El teatro, y el cine, proponen historias que imitan a la vida. Ella actúa o parece actuar siempre. Solo es "natural" y creíble en el teatro. Solo "es" ella cuando interpreta. Es decir, está siempre posando; "es" los personajes que interpreta; vive a través de ellos; su rostro es una máscara. No se viste, se disfraza; "imita" -perfectamente- la vida.

¿Es así? ¿Qué imita a qué?

Para Aristóteles -y para el Renacimiento, más aristotélico que platónico-, el arte, tanto plástico cuanto literario y de la escena, es una versión mejorada de la vida. La creación divina pudo ser perfecta en el origen; pero la materia fue limando, gastando sus formas, cada vez más cansadas. El arte devolvía la prestancia a la creación. La mostraba tal como fue. El arte devolvía el esplendor a la creación de los inicios. Contribuía a engrandecer el poder creador de la divinidad. La imitación, en este caso, no era una pálida o deformada copia de la realidad, como pensaba Platón -una copia prescindible o condenable, pues atentaba contra el fulgor de la creación divina y, peor aún, sustituía a ésta, ofreciendo una imagen seductora pero vacua-, sino un remedio que, en efecto, hacía olvidar la realidad, lo que la realidad "es": la grisura, la pobreza de la realidad cotidiana, su nadería o insignificancia, su "cotidianidad" y constante repetición, restaurando su prestancia, luminosidad, singularidad o excepcionalidad.  Si la imitación degrada lo que se imita, según Platón, el arte, según Aristóteles, no imitaba. La relación entre imagen y modelo se trastocaba e invertía: era la vida la que se mostraba como una imitación de un modelo originario que el arte restituía con toda su fuerza, pureza, dureza -la dureza de un diamante. 

Y ésta es la creencia de la actriz -y de cualquier actor. No imita, sino que crea, gestos y gestas, compone figuras dignos de ser imitaciones, a partir de los cuales, los espectadores modelamos, componemos nuestra vida, sin alcanzar nunca la perfección de la vida que el arte propone. 

Lo que la película nos muestra es una versión mejorada de la vida, cómo debería ser la vida para ser plena, una vida en la que no existen obstáculos ni decepciones; una vida sobrehumana, digna de dioses, quizá fuera de nuestro alcance, una vida soñada que nunca tendremos, por suerte o por desgracia.