Desde este primer cuadro, justo encima, titulado Emplazamiento (Location), la pintora norteamericana Martha Diamond ha retratado una y otra vez el barrio de Bowery en Nueva York.
Bowery....
Corría el año 1990. Unos amigos habíamos subalquilado un "loft", al parecer encantador y bohemio, a unos conocidos que, a su vez, lo habían alquilado a la célebre fotografa Nan Goldin, cuya serie La Balada de la Dependencia Sexual, compuesta por fotografías saturadas de color de amigos yonquis y mujeres maltratadas, echados en sucios camastros, se había producido en este piso.
El piso, muy amplio, no ventilaba. Ratas, chinches y piojos campaban a sus anchas, entre muebles sacados de contenedores, bajo matamoscas negruzcas colgadas del techo, bien adheridos al suelo debido a la pegajosa mugre que lo recubría, aunque en el piso superior, el pintor e ilustrador Perico Pastor vivía y trabajaba en un local impóluto.
El local estaba a tono con el barrio. Al lado del edificio, un solar vacío estaba poblado por ratas de tamaño gatuno. Del otro lado, un "deli" -una tienda de ultramarinos- se asemejaba a las puertas que llevaron a Dante a los infiernos. Enfrente, un local del Ejército de Salvación, y apenas unos metros más arriba, el mítico antro de música "indie", el CBGB, célebre por las capas de grafitis en las indescriptibles paredes de los sanitarios, donde solían tocar Blondie, los Ramones y Patti Smith -hoy, el local, desmontado, es una codiciada pieza museística del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET). Cada noche, patrullas de policia -que nos dejaban pasar, imperturbables-, bajo potentes focos deslumbrantes, arrestaban a traficantes de droga, los brazos en alto, de pie contra la pared, mientras mendigos en las últimas dormitaban sobre colchones extendidos en la acera. Hoy, Bowery es un barrio vegano que acoge el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York.
Éste es el barrio que, en los años setenta y sobre todo ochenta, la artista Martha Diamond ha retratado, con gruesas pinceladas aceitosas, que evocan bien a la vez la suciedad y la fascinación -la ya borrosa añoranza- que el barrio desprendía -un verbo muy adecuado para describir lo que emanaba de este distrito, en la parte baja de la Tercera Avenida.
Una exposición en una galería de arte de Nueva York celebra la visión y la vitalidad de esta obra, y un homenaje a la ciudad.
(A Encarna y Nuria)