Fotos: Tocho, noviembre de 2021
El atrio de la otrora llamada torre Sears, en Chicago -proyectada por el estudio de arquitectura SOM, fue, durante años, con sus más de cuatrocientos metros de altura, el rascacielos más alto del mundo (aunque no el más admirado)- se ha ampliado y restaurado este año, convertido en un espacio público, en el que los ciudadanos pueden descansar en el rehabilitado mobiliario original de la torre, un compendio del mejor diseño de muebles de los años setenta -mesas, sillas, sillones, lámparas, construidos con materiales exquisitos, mesas de travertine, chaises-longues de cuero negro, mesas de vidrio o de jade, de madera natural o lacadas, sillones de terciopelo, pero también de tubo o de rejilla, muebles sobrios y lujosos a la vez, y sobre todo confortables al tacto y a la vista-, obra del estudio SOM, y de grandes diseñadores, entre los que se reconoce la lámpara TMC del diseñador español Miquel Milá, bajo las distintas alturas de los cielos rasos de listones de madera, y contra paneles de vidrio esmerilado, con un clara evocación japonesa. Un maravilloso alto en la vida de Chicago, que los ciudadanos aprovechan para leer, estudiar y trabajar.