martes, 24 de mayo de 2022

BENJAMIN GIBEAUX (1981): LES PETITES CHOSES DE LA VIE (LAS MENUDENCIAS DE LA VIDA, 2012)

 

 Como contraste con las ciudades de Liam Young anteriormente mostradas, aunque este Paris puede ser tan depresivo -o no- como las metrópolis antes mencionadas

De Benjamin Gibeaux, ilustrador y cineasta de películas de animación francés, ya presentamos su historia de la arquitectura en este blog en 2013.
Véase su página web

LIAM YOUNG (1979): PLANET CITY (FRAGMENTO, 2022) & WHERE THE CITY CAN´T SEE (2019)




Test scenes from 'Where The City Can’t See' from liam young on Vimeo.


Liam Young es un arquitecto y urbanismo australiano, conocido por sus visiones urbanas futuristas -y depresivas-, reales (aunque parezcan no serlo, como las vistas nocturnas a través de cámaras de vigilancia) o no. Véase su página web

domingo, 22 de mayo de 2022

JOSÉ MANUEL BALLESTER (1961): ALEJANDRO DE LA SOTA (1913-1996), CENTRAL DE LA FÁBRICA LECHERA CLESA (1960), 2015

 














Fotos cedidas por José Manuel Ballester a quien agradecemos el envío 


https://claudiocoello.bulthaup.com/es/2020-exposicion-fotografica-el-edificio-clesa-a-traves-del-objetivo-de-jose-manuel-ballester/

https://alejandrodelasota.org/clesa-llamada-a-la-accion/


Un proyecto de rehabilitación -fruyo de un discutido concurso y un discutible resultado, con una parte del jurado insatisfecho del resultado- que deforma y mutila la gran fábrica central lechera Clesa, en Madrid, del arquitecto Alejandro de la Sota, mal protegida, a punto de ejecutarse ( en todos los sentidos del verbo), ha provocado inquietud, desánimo -el arquitecto responsable de la rehabilitación es un buen arquitecto, como si la barrera contra el desastre hubiera cedido- e indignación.

El pintor y fotógrafo español José Manuel Ballester documentó el estado actual de la fábrica antes de que fuera demasiado tarde, y da cuenta de la pérdida que supondrá la rehabilitación irrespetuosa o desacertada.


Agradecimientos al arquitecto Lucas Dutra por la noticia y al arquitecto Jaime Ferrer por sus observaciones. 


MANTAS KVEDARAVICIUS (1976-2022): MARIUPOLIS (2016)



Visión legal en:

https://www.arte.tv/fr/videos/067103-000-A/mariupolis/ 


El director lituano Kvedaravicius realizó este documental cuando las bombas ya caían cerca de la ciudad ucraniana de Mariupolis hace seis años. 

Fue detenido y asesinado hace un mes por el ejército ruso mientras realizaba un segundo documental (Mariupol 2) sobre la ciudad destruida sistemáticamente. Este documental, completado por la directora ucraniana Hanna Bilobrova, acaba de ser presentado en el festival de cine de Cannes (Francia).


MARGARITA YOURCENAR (1903-1987): CÓMO SE SALVÓ WANG-FÔ (1936)

 …. o El arquitecto ¿es un constructor, 2?


https://proyectandoleyendo.files.wordpress.com/2010/09/como-se-salvo-wang-fo-marguerite-yourcenar1.pdf


El viejo pintor Wang-Fo y su discípulo Ling erraban a lo largo de los caminos del reino de Han.

Avanzaban lentamente porque Wang-Fo se detenía de noche a contemplar los astros, y de día para mirar las libélulas. Iban poco cargados, pues Wang-Fo amaba la imagen de las cosas y no a las cosas en sí mismas, y ningún objeto en, el mundo le parecía digno de ser adquirido, salvo pinceles, frascos de laca y de tintas de China, rollos de seda y de papel de arroz. Eran pobres porque Wang-Fo cambiaba sus pinturas por una ración de papilla de mijo, y desdeñaba las monedas de plata. Ling, su discípulo, doblado bajo el peso de una bolsa llena de bocetos, encorvaba respetuosamente la espalda como si cargara la bóveda celeste, pues esa bolsa, a los ojos de Ling, estaba repleta de montañas bajo la nieve, de ríos en primavera y del rostro de la luna de verano.

Ling no había nacido para recorrer los caminos al lado de un viejo que se apoderaba de la aurora y apresaba el crepúsculo. Su padre cambiaba oro; su madre era la única hija de un mercader de jade que le había heredado sus bienes maldiciéndola por no haber nacido varón. Ling había crecido en una casa en donde la riqueza eliminaba los azares. Aquella existencia, cuidadosamente protegida, lo había vuelto tímido: le temía a los insectos, al trueno y al rostro de los muertos. Cuando cumplió quince años, su padre eligió una esposa para él, y cuidó de que fuera muy bella, pues la idea de la felicidad que procuraba a su hijo lo consolaba de haber alcanzado la edad en la que la noche sirve para dormir. La esposa de Ling era frágil como un junco, infantil como la leche, dulce como la saliva, salada como las lágrimas. Después de las nupcias, los padres de Ling llevaron la discreción hasta morir, y el hijo se quedó solo en su casa pintada de cinabrio, en compañía de su joven esposa que sonreía siempre, y de un ciruelo que cada primavera daba flores rosas. Ling amó a esa mujer de corazón cristalino como se ama a un espejo que no se empaña jamás, a un talismán que siempre protege. Frecuentaba las casas de té para obedecer a la moda y favorecía con moderación a los acróbatas y a las bailarinas.

El constructor

 ¿Solo se es un arquitecto si se construye, como comentaba recientemente un profesor de arquitectura? Un arquitecto ¿debe construir y, por tanto, conocer y dominar los medios necesarios para la edificación? Sin duda.

Lo que caracteriza la labor del arquitectura es la calidad de lo que construye: espacios en los que se vive bien, a los que se aspira, en los que se querría vivir, espacios que hacen soñar, que despiertan la imaginación, las ganas de vivir, que mejoran o engrandecen la vida? 

Estos son los espacios que el arte produce: las artes plásticas, poéticas y “performativas”, desde una pintura hasta la danza, componen, visualizan, abren espacios sensibles en los que nos proyectamos; espacios dotados de cualidades sensibles en los que sentimos y sabemos que la vida será “otra”, placentera y plena; espacios que habitamos con la imaginación -libres de la decepción que la realidad tangible causa. Son espacios que la imaginación, el recuerdo y la ensoñación nos ponen al alcance, y nos invitan a mirar con los sentidos en alerta, sentidos que azuzan y despiertan la reflexión. Un arquitecto debe de ser capaz -tal es su tarea- de abrir espacios tales, dotados de cualidades sensibles que mejoran la vida, producen ilusiones, la ilusión en una vida mejor, que mantienen la esperanza y evitan conformarse y recluirse en y con lo que se tiene (o ni siquiera se tiene); espacios que invitan al viaje para llegar a ellos. La lectura, la escucha y la visión son los medios gracias a los cuales accedemos a dichos espacios, son la clave que nos los ponen a nuestro alcance  y nos permiten asentarnos en ellos y disfrutar de los mismos; espacios luminosos, sonoros, que nos envuelven y nos protegen del mundo prosaico (que el constructor levanta).

 La arquitectura es la poesía de la construcción, la construcción poetizada, desmaterializada o, mejor dicho, levantada con la materia con la que se edifican sueños e imaginaciones, una materia solo perceptible con los sentidos externos e internos, los ojos y los ojos del alma, que nos llevan a ser conscientes del bien y del placer que sentimos. 

Es por eso que las materias o asignaturas técnicas son necesarias al arquitecto, conocimientos que le permiten edificar sus espacios: la escritura, la versificación, la composición, el arte de la interpretación  son medios que permiten proyectar imágenes mentales, materializarlas para que estén a disposición de ser habitadas, al mismo tiempo que permiten apreciar, juzgar y disfrutar de las imágenes tanto las que uno crea como las que otros arquitectos ofrecen. 

Del mismo modo que el paisaje solo se halla en la pintura, la arquitectura solo existe -en tanto que arquitectura, es decir en tanto que espacio que activa la imaginación, despierta los sentidos, nos abre al mundo, y nos colma- en el multiforme y complejo mundo de la imagen plástica, poética, musical y escenográfica, capaz de suspender el tiempo y de proyectarnos a mundos más ricos y satisfactorios porque solo se abren con la imaginación.

Entre los grandes arquitectos del siglo XX, supongo que se encuentran Marcel Proust, en Del lado de Guermsntes, y  en La Prisionera, Federico García Lorca, en Poeta en Nueva York, John dos Passos, en Manhattan Transfer, Carmen Laforêt, en Nada, o Jean-Louis Godard, en À bout de souffle, y en Le mépris


A Lluis, Pilar, Carles, Jaime, Félix, Daniel, arquitectos





sábado, 21 de mayo de 2022

Progreso

 La palabra progreso puede tener un significado muy distinto según se pronuncie o se escuche, según quien la pronuncia.

En efecto, progreso tiene un componente militar: nombra el avance de un ejército. Progreso viene del latín, compuesto de la partícula adverbial pro- que significa adelante, y el sustantivo gredus, que se traduce por paso. Progresar es dar un paso adelante, lo que tiene como consecuencia o finalidad la ganancia de un territorio, de bienes, de seres y enseres que, por el contrario, constituyen pérdidas por quien sufre el avance enemigo.

Mas, si modernamente, al menos en occidente, desde el siglo XVIII, el proceso se asocia a la mejora y la prosecución de un bien o del bien, el latín, originariamente, dibujo un panorama ligeramente distinto.

El verbo gradior significa avanzar, ciertamente, pero a ciegas, en la oscuridad; en concreto, dirigirse al Hades, al mundo de los muertos. Gradior, en verdad, se asocia a la extinción, es causa de la misma. El avance que implica conlleva una pérdida para quien da el paso, un alejamiento de las cualidades, benéficas o maléficas, de la vida.

Esta visión claroscura latina del progreso se corresponde bien con el significado del verbo grassor, sinónimo de gradior. Grassor nombra el andar errático, se traduce exactamente por merodear: un caminar por los márgenes, a escondidas, que intenta pasar desapercibido, porque lo que pretende no puede llevarse a cabo a plena luz del día, y porque implica debilidad. El merodeador es un ladrón que da un golpe y desaparece, que suple la fuerza por la astucia, que no es claro, cuyos objetivos tienen que permanecer en la sombra (la sombra de la muerte). . 

El progreso, en origen, es un avance que hoy sería más bien un retroceso. Era un avance, antiguamente, porque la perfección siempre se hallaba a nuestras espaldas. Los humanos, al actuar, se alejaban del paraíso -y no solo en el judaísmo. No se tenia confianza en el futuro; el futuro no era una promesa de bienestar, sino la pérdida del primer hogar.

Queda preguntarse si no deberíamos volver la mirada a lo que progreso evoca si nos atenemos a lo que la palabra evocaba.


Comentario sugerido por el tema de un próximo congreso en Suiza: https://www.biennale.i2a.ch/it, cuya comunicación, así como la invitación, agradezco al arquitecto y profesor de teoría en la UPC-ETSAB de Barcelona, Tiziano Schürch.