Fotos: Tocho, enero de 2023, Babilonia
Mientras nos acercábamos a la rehabilitación/reconstrucción del inmenso y laberíntico palacio del rey Nabucodonosor II, en Babilonia, organizada alrededor de tres grandes patios cuadrados en fila, rehabilitado y reconstruido a finales de los años 80 por orden de Saddam Hussein, y hoy bajo la supervisión de la UNESCO, el guía, un antiguo ingeniero que perdió su trabajo, contaba cómo los tanques norteamericanos circulaban a pie de la muralla en 2003-2004, removiendo la tierra y haciendo tambalear los muros originales aún en pie, y cómo lo encarcelaron por protestar, enmanillado durante tres meses lo que le causó la rotura de ambas muñecas, que necesitaron nueve meses de hospitalización con oxígeno, mientras arrestaban también a su mujer y su madre y le expropiaba su casa. Ten solo por denunciar el peligro que los tanques causaban al yacimiento, hoy patrimonio de la humanidad.
Babilonia, vacía y casi metafísica, tan solo habitada por murciélagos, entre cuyas altas paredes o murallas de ladrillos, algunos estampillados, de diez metros de espesor, atravesadas por arcos dispuestos de mal modo para impedir una circulación en línea recta y la visión de lo que acontece en las estancias y patios posteriores, uno se siente entre empequeñecido y agradecido.