lunes, 25 de diciembre de 2023

La fiesta de los locos





Me imagino que hoy, veinticinco de diciembre, por la tarde, la noche ya caída, las familias cristianas se reúnen devota, religiosamente  para la última comida, tras la misa, o una breve o larga ceremonia religiosa, cabe un belén, poblado de figuras bíblicas, mientras la televisión no cesa de exudar villancicos y motivos religiosos. 

Solemos oponer tan familiar y religiosa ceremonia diurna con las costumbres báquicas paganas.

Sin embargo, pese a que el reino de Francia llevaba siete siglos cristianizado, en la transición entre la alta y la baja Edad Media, el clero, el veinticinco de diciembre, organizaba fiestas carnavalescas. Se instituían clérigos por un día, un Papa incluso, que en apariencia  se mofaban de las prácticas eclesiásticas. Servían y comían  salchichas y morcillas sobre los altares, en iglesias, catedrales y monasterios, con la participación de sacerdotes, religiosos, monjas y novicias, cantaban canciones obscenas a voz de grito, y se paseaban, vestidos o no, adoptando poses obscenas, en carretas cargadas de estiércol que recorrían las aglomeraciones. Mientras, los padres de familia, y quienes eran pillados durmiendo en cama, eran extraídos de sus casas, desnudados y exhibidos en plena calle, al tiempo que se les echaban barreños de agua helada. 

La ceremonia burlesca se llamaba Fiesta de los locos y se mantuvo hasta el siglo XVI -aunque no desaparecieron definitivamente hasta un siglo más tarde, sustituidas por las fiestas de carnaval. Las fiestas de los locos no eran, al contrario que los carnavales, burlas hacia el culto y la religión, sino expresiones desaforadas de alegría ante el nacimiento del verdadera y único dios.

MINA (1936): CITTÀ VUOTA (LA CIUDAD SOLITARIA, 1963)




La canción, originariamente en inglés, pero célebre gracias a la interpretación de la cantante italiana Mina, se ha recuperado recientemente gracias a una película de dibujos animados Luca, estrenada solo por internet.

Libros recomendados (para arquitectos)


Por si alguna persona no supiera qué regalar, he aquí cuatro libros recibidos por navidad, todos deseados, muy recomendables.

Esto no es un anuncio….

No soy un “influencer”….






Salvo el último libro de Bernard Lahire (otros sí están traducidos), el resto de los títulos se encuentran en castellano:




sábado, 23 de diciembre de 2023

ANNAMARIA GOZZI (1962) & ANDREA ANTINOZI (1992): GILGAMESH (2023)















Hermosa edición infantil ilustrada de la epopeya babilónica dedicada al héroe mesopotámico Gilgamesh, rey de la ciudad-estado de Uruk, ubicada en las marismas del Tigris y el Eufrates, y su evolución, gracias a su amigo y amante Enkidu, que lo “humanizó “, de monarca tiránico, violador de mujeres casaderas, a ciudadano consciente de su condición mortal, asumiéndola, sabiendo que su nombre perduraría a través de sus gestas y sus obras, que dedicó a su amigo, muerto por los dioses, decididos a castigar la soberbia de Gilgamesh, creyéndose por encima de las leyes, atentando contra lo que más estimada para que sufriera lo que padecemos los humanos.

Maravilloso regalo de navidad para hijos y nietos 


 

martes, 19 de diciembre de 2023

ARTHUR RIMBAUD (1854-1891): LE DORMEUR DU VAL (EL QUE DUERME EN EL VALLE, 1870)

 C'est un trou de verdure où chante une rivière

Accrochant follement aux herbes des haillons

D'argent ; où le soleil, de la montagne fière,
Luit : c'est un petit val qui mousse de rayons.

Un soldat jeune, bouche ouverte, tête nue,
Et la nuque baignant dans le frais cresson bleu,
Dort ; il est étendu dans l'herbe, sous la nue,
Pâle dans son lit vert où la lumière pleut.

Les pieds dans les glaïeuls, il dort. Souriant comme
Sourirait un enfant malade, il fait un somme :
Nature, berce-le chaudement : il a froid.

Les parfums ne font pas frissonner sa narine ;
Il dort dans le soleil, la main sur sa poitrine
Tranquille. Il a deux trous rouges au côté droit.


Es un surco de verdura donde canta un río
Prendiendo entre risas jirones de plata
por las yerbas; donde el sol alumbra desde
la altiva montaña: es una vaguada que hierve de fulgor.

Un soldado joven, cabeza desnuda, boca abierta
Y la nuca encharcada entre el fresco berro azul,
Duerme; está tendido sobre la yerba, bajo el cielo,
Pálido en su lecho verde donde llueve la luz.

Duerme con los pies entre gladiolos. Sonriendo
Como haría un niño enfermo, sueña:
¡Mécelo con amor Naturaleza, que tiene frío!

Los aromas ya no estremecen sus sentidos,
Duerme tranquilo al sol, con una mano sobre el pecho.
Dos hoyos rojos se abren en su costado.

lunes, 18 de diciembre de 2023

ARTHUR RIMBAUD (1854-1891): EL MAL (1870)

 « Tandis que les crachats rouges de la mitraille

Sifflent tout le jour par l’infini du ciel bleu ;
Qu’écarlates ou verts, près du Roi qui les raille,
Croulent les bataillons en masse dans le feu ;

Tandis qu’une folie épouvantable broie
Et fait de cent milliers d’hommes un tas fumant ;
– Pauvres morts ! dans l’été, dans l’herbe, dans ta joie,
Nature ! ô toi qui fis ces hommes saintement !…

– Il est un Dieu, qui rit aux nappes damassées
Des autels, à l’encens, aux grands calices d’or ;
Qui dans le bercement des hosannah s’endort,

Et se réveille, quand des mères, ramassées
Dans l’angoisse, et pleurant sous leur vieux bonnet noir,
Lui donnent un gros sou lié dans leur mouchoir ! »


« Mientras los rojos escupitajos de la metralla

silban todo el día por el azul cielo infinito;
mientras escarlatas o verdes, junto al Rey que burlón ríe,
se desploman bajo el fuego batallones en masa;

mientras una espantosa locura machaca
y hace de cien mil hombres un montón humeante;
─ ¡pobres muertos!, ¡en verano la hierba, en tu alegría,
Naturaleza! ¡Tú que hiciste a estos hombres santamente!… ─

─ Hay un Dios que ríe en los adamascados manteles
de los altares, en el incienso y en los grandes cálices de oro;
que en el arrullo de los hosannas se adomerce,

y sólo despierta cuando unas madres, encogidas
en la angustia, y llorosas bajo su vieja cofia negra,
¡le dan una moneda envuelta en su pañuelo! » 

(Poesías)



Patrimonio

 Las palabras, a veces, dejan de tener sentido. Su sentido original ya no tiene sentido cuando se refiere a una realidad actual, o distorsiona, intencionadamente o no, lo que se querría o se debería comunicar.

Patrimonio viene del latín patrimonium. Dicha palabra, como se intuye, se compone a partir del sustantivo pater, padre en latín. Patrimonium designa los bienes de un padre, de su linaje. El sufijo monium se refiere a la cualidad de una posesión, de un acto de posesión que redunda en beneficio de quien adquiere dicho bien.

Patrimonium designa, por tanto, un bien privado, que caracteriza y cualifica a un gentilicio -una familia, un clan, representados por el pater familias. Dicho grupo se enorgullece del bien que lo identifica, manifestando su calidad y su poder.

Patrimonio, sin embargo, hoy, designa un bien público, incluso universal; un bien de todos, de la “humanidad”. Todos nos podemos sentir identificados por o través de dicho bien, somos partícipes de su existencia, bien que nos representa. Pero nadie puede sentirse dueño exclusivo del bien. 

La palabra, por tanto, poseía un sentido que o bien ha cambiado, o es una palabra inadecuada. Es cierto que por Patrimonio podremos aún hoy en día concebir un bien familiar, pero habitualmente está palabra de refiere a un bien histórico que cualquiera, idealmente, puede sentir como -y aquí la conjunción “como” es fundamental- suyo.

Bien es cierto, que por Patrimonio se entiende a menudo un bien exclusivo de una “patria”, gracias al cual ésta se siente distinta, marca distancias con respecto a otras culturas, y saca pecho, como si un bien humano sólo perteneciera a una parte de la humanidad, excluyendo al resto.

La confusión perversa entre lo público y lo privado se manifiesta con particular crudeza en la noción moderna de patrimonio, que designa a algo que se considera propio de un país, cuando debería ser el bien que trascendiera fronteras, presentando como un logro, un superviviente de la historia, de cuya existencia y de cuyo sentido todos debieran sentirse agradecidos.